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Después de las Sombras: Crónicas de Contacto, #3
Después de las Sombras: Crónicas de Contacto, #3
Después de las Sombras: Crónicas de Contacto, #3
Libro electrónico145 páginas1 hora

Después de las Sombras: Crónicas de Contacto, #3

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Información de este libro electrónico

Nadie pensó que regresarían, pero alguien lo ha hecho en la sorprendente conclusión de Las Crónicas de Contacto de Planeta Robot Planet y Contacto en la Cruz de Fuego. Después de las Sombras reúne al Dr. Wayne Parsons y su pequeño equipo JPL de la NASA mientras se esfuerzan por resolver asuntos de desplazamiento del espacio/tiempo y evidencia de actividades extraterrestres en la Tierra y en Marte que han puesto en riesgo sus vidas. Con el inminente lanzamiento de la primera misión tripulada a Marte, los Servicios Clandestinos y los siniestros Hombres de Negro acompañan al equipo del Dr. Parson en su carrera para descubrir la verdad antes de que el Hombre ponga un pie en el Planeta Rojo

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento17 sept 2021
ISBN9781667410968
Después de las Sombras: Crónicas de Contacto, #3

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    Después de las Sombras - Louis Edward Rosas

    Después de las Sombras

    Louis Edward Rosas

    ––––––––

    Traducido por Eduardo Enrique Romero Sánchez 

    Después de las Sombras

    Escrito por Louis Edward Rosas

    Copyright © 2021 Louis Edward Rosas

    Todos los derechos reservados

    Distribuido por Babelcube, Inc.

    www.babelcube.com

    Traducido por Eduardo Enrique Romero Sánchez

    Diseño de portada © 2021 Louis Edward Rosas

    Babelcube Books y Babelcube son marcas registradas de Babelcube Inc.

    DESPUES DE LAS SOMBRAS

    LOUIS EDWARD ROSAS

    Traducido por: Eduardo E. Romero Sánchez

    Copyright © 2019 LOUIS EDWARD ROSAS

    Todos los derechos reservados.

    DEDICATORIA

    Nos gustaría dedicar este libro a los fanáticos de Planeta Robot que exigieron una secuela.

    AGRADECIMIENTOS

    Nos gustaría agradecer al Sr. Joshua Saxon por todo su arduo trabajo en nuestras ediciones de audiolibros.

    También nos gustaría agradecer al Sr. John Klice, Penni Evans y Tina Rosas por su apoyo logístico para hacer posible estos libros.

    CAPÍTULO I

    BAJO una luna rojo sangre

    ––––––––

    Una fría niebla gris se extendía a lo largo del borde de una gran roca de montaña. La bruma del final de la tarde había hecho una larga transición a la noche que se avecinaba mientras una siniestra luna de sangre se elevaba sobre el horizonte. En lo alto de las montañas, una procesión de habitantes de las Tierras Altas caminaba por el bosque con largas capas de lana. Encabezando el camino estaba un hombre grande de cabello oscuro y barba con una falda escocesa de tartán que llevaba una boina de lana gris sobre la cabeza. Atado a su cinturón de cuero, había un puñal con empuñadura de oro encajado en una funda con elaborados diseños zoomorfos grabados. En el crepúsculo decreciente, se podía ver los detalles de su broche de cardo plateado que llevaba sobre su hombro izquierdo que abrochaba los pliegues superiores recogidos de su falda escocesa. Con un pesado tahalí de hebilla de latón colgando de su ancho hombro, llevaba una gran espada mandoble en la espalda mientras ascendía por el saliente rocoso. Allí, con cautela, se detuvo un momento. Escuchó y miró a su alrededor para asegurarse que estuvieran solos. Desde donde estaba, pudo ver un ciervo en el lado opuesto de la cresta que momentáneamente lo miró antes de retirarse a la cobertura de los árboles. Satisfecho de que estaban lejos de amenazas invisibles y ojos curiosos, condujo a la docena de hombres y mujeres por un camino hacia una colección de piedras verticales que formaban un círculo.

    Los sonidos de pasos podían ser escuchados en el crujir de la grava suelta mientras entraban en el círculo de piedra y lejos en la distancia, el graznido de los cuervos resonaba desde lejos. Entrando desde el noreste, la gente de las Tierras Altas se alineó silenciosamente en el espacio sagrado en un movimiento en el sentido de las agujas del reloj en tanto una mujer que parecía ser una sacerdotisa se colocó en el centro del círculo. Allí, se echó hacia atrás la capucha forrada de piel negra de su capa verde esmeralda que llegaba hasta el suelo, revelando su largo cabello rojo radiante en el brumoso brillo de la noche. La luz de la luna reflejaba una media luna dorada fijada a una diadema de alambre trenzado que llevaba en la frente mientras miraba a la luna de pie.

    Mientras respiraba el aire frío de la montaña, emitía una neblina de vapor al mismo tiempo una joven doncella desempacaba artículos rituales de una bolsa bordada en negro y dorado. Los colocaba sobre una piedra de un metro de alto con una superficie plana que servía como altar natural. Allí, fueron colocadas flores junto a un pequeño caldero de hierro fundido en el que se quemaba incienso. Luego se encendió una pequeña llama en una vasija de piedra para iluminar el intrincado adorno en espiral que se alineaba en el borde de un cáliz de plata destinado a ofrecer una libación. Tan pronto todo estuvo listo, tres cuervos negros sobrevolaron alrededor mientras se preparaban para trazar un círculo dentro de los confines de las piedras verticales. Confiada, la sacerdotisa pelirroja invocó a los dioses con encantamientos antiguos en una antigua lengua gaélica.

    Con su mano derecha, sacó un athame ceremonial adornado con empuñadura de oro y lo apuntó hacia el resplandor lunar. Dos hombres vestidos con capas portando espadas largas parados en los puntos este y oeste sacaron sus espadas y las elevaron hacia el cielo. Luego, dos sacerdotisas de túnica larga sacaron sus espadas athame y las elevaron hacia el norte y el sur. Allí, cada uno llamó a las fuerzas invisibles y a los guardianes de los cuatro puntos cardinales para sellar y proteger el círculo antes de que la sacerdotisa llamara a lo que gobernaba arriba, abajo y más allá.

    Tan pronto como se completaron las invocaciones iniciales, la luna se liberó de la niebla y el cielo se abrió en lo alto. Un anciano de barba gris que vestía una larga capa negra con capucha y un broche de cardo plateado, dio un paso adelante. Parecía un druida de antaño cuando se quitó la capa y dejó al descubierto su túnica adornada con bordados ajustada por un largo cinturón de cuero y cordones negros anudados. Sus manos curtidas agarraron su bastón de madera mientras daba tres pasos hacia el centro del círculo y pronunciaba su proclamación en inglés moderno.

    El Círculo ya está proyectado, ahora estamos entre los mundos, proclamó el Anciano.

    Haciendo contacto visual con el Sumo Sacerdote y la Suma Sacerdotisa, el Anciano asintió levemente para convocar a los Dioses de la Antigüedad.

    Invoco al invisible, Señor de la Luz, Maestro de la forja del conocimiento y lo desconocido. Señor Protector, Dios Mayor de los Reinos Terrenales, te suplico que escuches nuestro llamado y estés con nosotros ahora, dijo el Sumo Sacerdote.

    Te invoco, Madre Antigua, Diosa de las Sombras y los Ritos Sagrados. ¡Te invocamos, Reina Cuervo, Dadora de Conocimiento, Gran Diosa de la Oscuridad y la Luz! ¡Acompáñanos esta noche! gritó la Suma Sacerdotisa.

    Se podía sentir una fuerte presencia mientras la llama parpadeaba a la luz de la luna. La Suma Sacerdotisa volvió a enfundar su espada ceremonial. De una pequeña bolsa de seda negra que colgaba de su largo cinturón de cuero, sacó una pizca de hierbas y polvos elementales que fueron directamente al pequeño caldero de hierro fundido encendiendo una llama blanca brillante. El destello de fuego luego se disipó en una pequeña nube de humo en tanto el Sumo Sacerdote ingresó al centro del círculo, sacó su daga y la levantó hacia el cielo para comenzar su invocación. Pero justo cuando estaba a punto de hablar, se escuchó un extraño ruido ahogado. Un raro zumbido que se repetía una y otra vez, provocó risas entre la gente reunida dentro del círculo y rompió la santidad del momento.

    Eh, lo siento, dijo el Sumo Sacerdote.

    ¿En serio? respondió la Suma Sacerdotisa.

    La sensación de estar en otro tiempo y lugar parecido a las Tierras Altas de Escocia se rompió inesperadamente cuando un implemento del mundo moderno detuvo la ceremonia con tanta rudeza. El Sumo Sacerdote pareció algo avergonzado. El Anciano dio un paso adelante y habló.

    Se dice desde la antigüedad que la luna de sangre era vista como un mal presagio y la portadora de cosas extraordinarias por venir. Le sugiero que conteste su teléfono y vea lo que los dioses le tienen reservado, dijo el anciano.

    El Sumo Sacerdote metió la mano en su escarcela de cuero negra y sacó su teléfono celular, que, por supuesto, había puesto en vibrar.

    En serio, sabes que se supone que no debes dejar tu teléfono encendido. ¡Podrías haberlo arruinado o haber revelado nuestra ubicación! regañó la Suma Sacerdotisa.

    El Sumo Sacerdote reconoció su error con un leve asentimiento mientras contestaba el teléfono.

    ¿Sí?

    Entonces el Sumo Sacerdote miró de vuelta a la Suma Sacerdotisa.

    ¿Bien? preguntó ella.

    En realidad es para ti. Por lo visto, me anotaste como contacto de emergencia, respondió.

    Supongo que sí. Bueno, ¿cuál es la emergencia? preguntó ella.

    Sayeed Hassan dice que te avise que hay una emergencia con el Sistema de Retransmisión de Marte, dijo el Sumo Sacerdote.

    Dile; Estaré allí lo antes posible, respondió.

    ¡Así sea! dijo el anciano.

    Dos horas más tarde, la Directora del JPL, Carolina Reed, había llegado apresuradamente a la Sala de Control de la Misión del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA. Antes se había apresurado a ir a su casa suburbana para cambiarse su vestido ceremonial por el atuendo apropiado para el trabajo y de correr de regreso por la autopista para llegar al campus del JPL. Una vez que pasó los controles de seguridad, pudo ver las pantallas de visualización de video del Sistema de Retransmisión de Marte (MRS) en negro y a numerosos científicos y técnicos del JPL de pie. Sin demora, se dirigió a la cabina de cristal.

    Oh, gracias a Dios, estás aquí, dijo Sayeed.

    Llegué aquí lo más rápido que pude. ¿Cuál es la situación?

    Todo el MRS está caído, pero eso no es todo, dijo Sayeed.

    ¿Qué más?

    "Hemos perdido el contacto con la nave espacial que

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