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Dragones contra ángeles 1. La guerra de los cincuenta años.
Dragones contra ángeles 1. La guerra de los cincuenta años.
Dragones contra ángeles 1. La guerra de los cincuenta años.
Libro electrónico210 páginas3 horas

Dragones contra ángeles 1. La guerra de los cincuenta años.

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Información de este libro electrónico

Han pasado cincuenta años desde que la guerra comenzó. Los dragones invadieron la tierra y la humanidad no tuvo manera de defenderse. Después de tanto tiempo, y ayudados por una legión de ángeles, los humanos han recuperado poco a poco el planeta. Pero solo será por poco tiempo...

William Kornivel es un joven que pasa sus días en su villa cosechando y ayudando a su madre en todo lo que puede, pero él desea ser un cazador de dragones igual que su padre, y poder unirse a la Brigada de Defensa contra Dragones para ayudar a que la paz pueda volver al planeta.

Al cumplir los diecisiete años, y a pesar de las súplicas de su madre, decide enrolarse en la brigada, para así comenzar su entrenamiento como cazador. Pero, lo que él no sabe, es que esa decisión cambiará el rumbo de la guerra, no solo por el significado que el apellido Kornivel tiene para todos aquellos que pertenecen a la brigada, sino por el gran poder que William lleva en la sangre.

Dragones contra ángeles: la guerra de los cincuenta años es el principio de una nueva saga llena de aventuras y emoción que te dejarán sin aliento.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 mar 2021
ISBN9781005338749
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    Dragones contra ángeles 1. La guerra de los cincuenta años. - William Sandle

    La bienvenida al panal.

    — ¿Qué es ese aroma?, ¿Acaso estoy en el infierno? o me encuentro en el purgatorio. Solo veo fuego a mi alrededor, ¡Dragones! esos son dragones los que vuelan a mi alrededor, ¿Acaso falle en mi misión? —Se preguntó— Les fallé a todos, fui engañado por un farsante por un lobo disfrazado de oveja, perdónenme todos empeoré las cosas, mis lágrimas no resuelven nada, pero ya no puedo soportarlo más— dijo el chico que estaba recostado sobre su espalda con la vista clavada en el cielo naranja en las tierras del dragón.

    El joven lloraba desgraciado por su equivocación. Pensaba en cuál fue el momento donde todo comenzó como llego a este mundo tan peligroso y desconocido sin darse cuenta de que fue en su villa donde empezó hace menos de un año. El sol se asomaba por las montañas disparando sus primeros rayos de luz del día, a la lejanía iluminaba un bosque situado al lado de una villa pequeña, de unas casas de madera con techos de teja de apariencia antigua pero no tenía más de 30 años desde su construcción, pero la historia no comienza ahí. En ese pequeño bosque un chico de poco más de 17 años observaba unas pequeñas aves que cantaban en un nido, de cabello negro intenso como el azabache medio largo siempre con un peinado hacia atrás aunque el fleco le saltaba a la frente a cada segundo para él es lo que más le gustaba de sí mismo, de piel blanca digamos de tonalidad amarillenta, sus ojos negros como un abismo un poco grandes y alargados, de estatura media pero aparentaba ser más bajo por su cuerpo robusto, llevaba un pantalón de color gris igual que su camisa y unos zapatos gastados de color café.

    Buscaba aves con deseos de ver como cuidaban sus nidos, trepaba un pino cuando escucho una voz que lo llamaba apenas la pudo distinguir casi como si fuera un susurro, al girar su cuello bruscamente se dio cuenta de que estaba solo, siguió subiendo cuando al apoyarse en una rama esta se quebró con el peso y cayó el joven desde dos metros de altura en la dura tierra levantando una pequeña nube de polvo.

    Al impactar el suelo se sintió desorientado, se frotaba la pierna que había recibido todo el golpe apenas sintió el agudo dolor levanto su cabeza para ver de dónde había caído miro que una sombra se precipitaba contra él, al ver lo de reojo se dio cuenta que era idéntico a él, cerró los ojos más por impulso apretándolos fuertemente listo para el golpe, tras unos segundos espero el golpe pero no ocurrió nada, los abrió de nuevo no observo a nadie, rápidamente se puso de pie.

    «Solo está en mi mente» pensó William.

    Will no se resignó volvió a subir otro pino el más alto que estaba cerca, con más determinación subió tan veloz como una ardilla, al llegar a la cima admiró una vista espectacular de su hogar y de todo el bosque, miraba unos campos extensos de trigo aun verde en las orillas, logró ver el límite de su pueblo marcado con un muro de más de 10 metros que circundaba toda el área. Quedaba hipnotizado por la vista que tenía, se perdía pensando ¿Que habrá más allá?, al distraerse un poco escuchó una alarma que sonaba desde la catedral, bajó rápidamente casi resbalando, ya en el suelo corrió entre los arbustos para llegar lo más rápido posible, al entrar a la calle principal vio a todas las personas de su pueblo, todas vestían de gris igual que él, habían salido de sus pequeñas casas eran apenas 40 personas las que vivían en su villa, se encontraban viendo un cartel que habían colocado dos personas de aspecto militar, todos sabían que eran cazadores de dragones, bestias que invadieron el planeta hace 50 años, el mundo cambió totalmente con las millones de muertes.

    William se acercó para ver el cartel y leyó con una sonrisa el anuncio.

    A todos los jóvenes mayores de 17 años se les invita a entrar a la brigada de defensa contra dragones (BRIDRA), llenen la solicitud que se les ofrecerá en la alcaldía. El día 14 de junio del 2065 pasara a las 9:18 am la serpiente el tren que recorre toda Pangea (nombre que se le dio a la unión de países sobrevivientes) para trasladarlos al panal. ¡Por la humanidad!

    — ¡GENIAL POR FIN! — gritó emocionado llamando la atención de todos los presentes.

    Todos vieron a Will con una cara de tristeza, muchos murmuraban solo quieren carnadas, corrió hasta su casa dando pequeños saltos y sonriendo como loco. El pueblo era muy pequeño había solo 6 calles, siguió por la principal hasta llegar a una pequeña casa de color azul algo que resaltaba ya que las demás eran blancas y sin colores vivos en pocos segundos se encontró frente a la puerta.

    Abrió la puerta deslizándola suavemente para no causar ningún ruido, caminó cauteloso como un ratón, vio a su madre Lucy Garles que escuchaba un anuncio en una pequeña radio antigua que tenía muchos rasguños y golpes era un milagro que aun funcionara después de tantos años, se acercó sigilosamente a la joven señora y le cubrió los ojos con sus manos, era una mujer muy hermosa de piel morena, de ojos cafés con puntos en su iris de color gris que le daban un efecto de brillo permanente, de cabello negro muy largo hasta la cadera, delgada y algo bajita, llevaba un vestido gris que ondeaba cuando movía sus piernas.

    —Ya sé que eres tú Will, escuché cuando saliste en la mañana— dijo su madre con un tono apagado.

    — ¿Te pasa algo? — preguntó.

    —Nada, nada— respondió dejando caer unas lágrimas que borró rápidamente con sus delicados dedos.

    Conocía muy bien a su madre algo en la radio le había alterado, lo único que podía hacer ya que no quería insistir con el tema la abrazó con fuerza y escondió algunas canas que le daban una apariencia mayor, al pasar unos minutos logró tranquilizarla y siguió hablando.

    —Escuché el anuncio en la radio— dijo con la voz aun entrecortada.

    —Ya es tiempo madre por fin seré un cazador— susurró él bajando su tono de voz con intención de que no lo escuchara.

    —Ya tengo tu almuerzo preparado para cuando quieras irte al campo a tus tareas— dijo ella con intención de cambiar el tema y no discutir, ya que ella le desagradaba la idea de que su hijo fuera un cazador de dragones, no quería que se arriesgara así, aunque aún tenía la esperanza de que fallara la prueba para que regresara con ella.

    Subió a su habitación el joven al mirar la hora en el reloj las 7:45 se apresuró a cambiarse de ropa, era un cuarto sin muchas pertenencias solo tenía su closet, su cama y libros tirados por todas partes, le encantaba leer saber cómo era el mundo antes de que ocurriera la guerra, uno de sus pasatiempos favoritos era imaginarse cómo sería su vida si no hubiera existido la guerra, cambió su ropa rápidamente por unas casi idénticas pero más gastadas y remendadas, tomo su almuerzo que estaba en un pedazo de tela envuelto, salió de su casa dirigiéndose a los campos de trigo donde ya algunas personas arrancaban la mala hierba y regaban los cultivos, su trabajo en su villa era cuidar los cultivos, desde algunos 2 años había ayudado en la plantación desde sembrar hasta cosechar.

    —Hola Will, llegaste temprano para variar— dijo un hombre rubio de ojos azules un poco flacucho de no más de 40 años, agitaba su mano con energía, vestía unas prendas similares a las que usaba Will.

    —Buenos días Roland— respondió al saludo con un movimiento de la cabeza.

    —Creo no estarás aquí para la cosecha ¿Verdad? — dijo el hombre agachándose para seguir arrancando la hierba.

    — No, al parecer en unos días me iré al panal— respondió Will, (el panal es el cuartel general de BRIDRA donde entrenan para ser cazadores).

    —Espero te vaya bien, mi hijo ya tiene dos años que se fue espero que esté bien, debe de estar muy ocupado en misiones para no responder a mis cartas— dijo el hombre con tono de tristeza que noto Will.

    — ¿Aún no te ha contactado? —preguntó Will esperando no ofender con la pregunta.

    —No, pero si fuera algo malo ya me habrían avisado ¿No crees? —dijo el hombre fingiendo una falsa sonrisa.

    La conversación termino sin más y siguieron su trabajo. El sol avanzo con velocidad sobre el cielo azul, haciendo volar las horas del día, al parecer no se habían dado cuenta de que ya había terminado su jornada, cuando al ver las primeras estrellas dejaron escapar un suspiro y con cansancio cada persona partió hacia su hogar para tomar un merecido descanso.

    El joven se despidió de todos y caminó hasta su hogar después de recoger toda la herramienta y guardarla en un pequeño cobertizo donde reposaban todo tipo de utensilios para el campo. Will no tenía muchos amigos en su villa, solo le interesaba terminar sus obligaciones, leer sus libros y ver a su madre, se diría que es un chico de pocos amigos y sin intereses. Al llegar saludo a su madre y se dirigió al baño para tomar una merecida ducha caliente, al salir fue a su habitación, ya que se sintió cómodo tomo un libro sobre los acontecimientos de la guerra, con una larga lectura no pudo evitar quedarse dormido por un par de horas ya era costumbre, siempre dormía en el día al llegar de sus labores, pero despertó cuando escucho un grito que venía de abajo.

    — ¡William ya está la cena! — grito su madre desde la cocina.

    Bajó de su habitación corriendo, pero sus pies torpes casi tropezaron, salto varios escalones con un largo impulso casi cayendo, pero se salvó al aferrarse al pasamanos, y con un paso elegante retomo el equilibrio mirando hacia un lado y a otro para cerciorarse de que nadie lo vio, camino como si nada hubiera ocurrido, con un jalón coloco la silla y se sentó tomando un tenedor y un cuchillo en cada mano.

    —Tengo muchísima hambre los panes de ajo no me llenaron— dijo con ansia.

    —Siempre tienes hambre— dijo su madre riendo– Sabes quiero platicar algo contigo antes de que te vayas, sé que te irás en dos días.

    Will trago saliva y asintió con la cabeza mirando el centro de la mesa esperando lo que ya temía, ya que su madre nunca acepto la idea de que fuera cazador, pero esa idea le había cautivado desde que escuchaba las heroicas hazañas de los cazadores salvando docenas de vidas, se pasaba los fines de semana escuchando en la radio toda clase de aventuras de los cazadores de BRIDRA.

    —Bueno, quiero que pases estos últimos días pensando si quieres alistarte para ser cazador, es un gran riesgo sabes que no necesitamos nada, tu ayuda en el campo, yo por mi parte al líder de la villa, puedes quedarte aquí para siempre, puedes casarte con alguna chica de la villa y hacer tu vida— dijo emocionada con un movimiento exagerado de las manos.

    —Sabes que es lo que más quiero estoy harto de esta guerra no poder hacer nada más que cultivar, quiero conocer el mundo, o lo que queda— dijo un poco molesto desviando la mirada al suelo cuando escucho los pasos de su madre al acercarse para verlo de cerca.

    —Si quieres puedo consultarle al líder y puedes ayudar con otra cosa en las reparaciones del túnel o en repartir víveres y cosas— respondió un poco ansiosa.

    —No es por el trabajo, es porque quiero ser un cazador, quiero terminar con esta guerra— dijo un poco exaltado golpeando la mesa con las palmas de las manos haciendo un escándalo con los cubiertos en la mesa.

    —Bien, respetare tu decisión sé que es lo que deseas para ti espero me visites y no te olvides de mí— dijo frustrada mientras sus ojos brillaban con las lágrimas que evitaban salir de sus ojos, coloco un gran tazón con pasta sobre la mesa mientras sacaba de un pequeño horno unos panes que con velocidad los coloco en una canasta sin quemarse las manos.

    Will se sirvió pasta del tazón grande y tomo un trozo de pan, después de terminar agradeció por la comida y sin decir nada más se encerró en su cuarto, estaba enojado al pensar que su madre no lo entendía, se arrojó a su cama para tratar de dormir pero pensaba en su discusión y en que entraría a BRIDRA de cualquier forma si esa idea le pareciera o no a su madre, después de meditar por varias horas por fin se quedó dormido.

    Apenas se asomaba el sol salió sin avisar, se dirigió a la casa del líder de la villa, era casi igual que las demás la única ventaja que tenía es que esta estaba ubicada a un lado del bunker y era más grande con un tercer piso adicional, en todas las villas existen bunkers donde en caso de ataques de dragones sirven de refugios llenos de víveres, herramientas y en algunos armas, sobre estos tienen un detector de dragones que mandan una alerta que llega hasta el panal, ya que se recibe envían cazadores de dragones y acaban con la amenaza.

    Después de tocar el timbre varias veces, salió un hombre de no más de 35 años de pelo negro rizado, de ojos grises, de piel blanca, delgado y alto con una bata de dormir negra, llamado Luduick Velmore el líder de la villa.

    —Pe… Pe… Perdón estaba dormido que ocurre— dijo aun bostezando mientras se esforzaba para mantener los ojos abiertos.

    —Perdone sé que es muy temprano, pero venia por una solicitud de reclutamiento para la brigada de defensa contra dragones— dijo Will tratando de ocultar su desesperación jugando con sus pulgares.

    —Oh, pero si eres el hijo de Lucy, William Kornivel me dicen que eres un gran trabajador en el campo y que ayudaste a salvar las ultimas cosechas cuando el clima parecía que arruinaría todo— dijo más animado mientras frotaba sus manos.

    —Gracias hago lo mejor que puedo, entonces podrá ayudarme— dijo sonriendo

    —Claro que, si es cruel perder un elemento como tú, pero sé que ayudaras más en BRIDRA—dijo el líder con cara de comprensión.

    Entro de nuevo a su casa con un paso menos aletargado, salió después de unos minutos y le dio una hoja se despidió y mando saludos a su madre, Will se sentó en una banca que estaba en la entrada al subterráneo, ese túnel recorría como una raíz todo Pangea conectándolo para llevar todo tipo de cosas para subsistir. Saco un bolígrafo y empezó a llenarla con su información.

    Nombre: William Kornivel

    Dirección: Región 3, villa 23, calle principal, numero 12

    Fecha de nacimiento: 30 de julio del 2048

    Nombre de los padres: Zekron Kornivel, Lucy Garles.

    Después de llenarlo bajo al subterráneo, parecido a las estaciones antiguas de las ciudades, lo ingreso en una maquina parecida a un fax después de que la maquina escaneo el documento se dio un pequeño paseo para observar el lugar, con interés vio el oscuro túnel por donde llegaba el tren que le llamaban serpiente por su longitud, este medio de transporte recogía la cosecha y traía herramientas, ropa, algunas armas, alimentos, agua etc. De pequeño entraba a la estación deseando ver un cazador famoso.

    Subió de nuevo y sin cambiarse de ropa se dirigió al campo. Después de trabajar su jornada se dirigió al bosque a esperar la noche, se recostó sobre el césped de una pequeña colina, concentrado en el cielo se imaginó mil aventuras como cazador de dragones, cuando vio que la luna estaba en su punto más alto se dirigió a su casa, entro sin causar ruido, pero su madre estaba sentada enfrente de las escaleras, con los brazos cruzados y una mirada llena de enojo.

    — ¡DONDE ESTUVISTE TODO EL DÍA! — grito su madre furiosa apenas lo miro.

    —Perdón, estuve trabajando y en el bosque meditando— respondió

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