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La Marca de Fuego: El Fulgor de las Tinieblas
La Marca de Fuego: El Fulgor de las Tinieblas
La Marca de Fuego: El Fulgor de las Tinieblas
Libro electrónico89 páginas1 hora

La Marca de Fuego: El Fulgor de las Tinieblas

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Olivia Anderson creyó dejar atrás su pasado tormentoso en el pueblo de Crowswood, situado en Oregon - Estados Unidos, pero luego de hallar la felicidad junto a su nueva pareja, Sebastián Collingwood, en New York, una revelación pondrá a prueba su relación, retornando juntos a Crowswood, donde un nuevo misterio, que profundizará aún más en la espantosa historia local, saldrá a la luz.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 feb 2021
ISBN9781005360078
La Marca de Fuego: El Fulgor de las Tinieblas
Autor

Johnn A. Escobar

Johnn A. Escobar nació en Buenos Aires, Argentina el 5 de Junio del año 1991. Estudio en el Instituto Superior Mariano Moreno y posteriormente en el Instituto Terciario Interval. A partir del año 2015 comienza su carrera como escritor. Autor de la serie literaria compuesta por nueve libros: El Fulgor de las Tinieblas. Los títulos que componen la serie son: Por el sendero de las tinieblas. El Ejército Errante. La Torre Imperial. La casa en la colina. La noche de la bestia. La Primicia. El Misterio de Crowswood. La Marca de Fuego. Antes de que Amanezca. Además de la serie literaria ha publicado las novelas tituladas: El Ángel Caído. El Despertar de Cthulhu: De la ignorancia a la sabiduría; de la luz a la oscuridad. Testimonio de una vida. Y dos libros de cuentos: Vencedores Vencidos. Cuentos de una noche sin luna. Ha escrito varios géneros literarios, entre los cuales se encuentran misterio, thriller, sobrenatural, fantasía oscura, terror y erótico.

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La Marca de Fuego - Johnn A. Escobar

La Marca de Fuego

Johnn A. Escobar

––––––––

Copyright © 2020 Johnn A. Escobar

Todos los derechos reservados

Los personajes y eventos descritos en este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia y no es la intención del autor.

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o de otro modo, sin el permiso expreso por escrito del editor.

––––––––

Para ti lector, para quien busca sumergirse en una historia que pocos conocen.

Otros amigos ya han volado lejos de mí; hacia la mañana, también él me abandonará como mis antiguas esperanzas.

EDGAR ALLAN POE

I

New York

Olivia Anderson finalmente llegó a la ciudad de New York, abordó un vuelo desde Portland y terminó arribando tras casi seis horas, al salir del aeropuerto tomó un taxi hasta la estación del metro donde subió en el adecuado. Durante el viaje, ella no lograba dejar de pensar, en cuál era el motivo de Sebastián para no compartir por teléfono aquello tan importante; pese a lo apremiante de la situación, él supo comprender cuando ella tuvo que retrasar el viaje, debido a la boda de su madre Chloe con el señor Ian Marshall, y solamente cuando éstos partieron de luna de miel fue que ella pudo efectuar el vuelo.

A decir verdad Olivia estaba emocionada, pues se trataba de la primera vez, en la cual se encontraba cara a cara con quien llevaba casi más de un año de noviazgo a distancia, valiéndose del videochat, videollamadas, y distintos tipos de messenger. Sentía nervios, pero al mismo tiempo estaba ansiosa, tal vez no debió de recoger su cabello, castaño casi rubio, en una cola de caballo siendo mejor dejarlo al viento, un poco más de maquillaje, un vestido y unos zapatos de tacón en lugar de los jeans desgastados, la blusa amarilla y las zapatillas que llevaba, finalmente, mientras estaba pensando en todo ello el metro se detuvo en la estación donde debía bajar, así que abandonó su asiento y cargando su mochila salió del vagón, pese a mantener la mirada al frente ella pasó junto a Sebastián Collingwood sin percatarse de ello, aunque él estaba atento y llamándola por su nombre la arrebató de aquel trance, Olivia volteó observando el rostro sonriente de Sebastián, con sus cabellos cortos pero rubios, el rostro afeitado, delgado pero en forma, y llevaba unos jeans clásicos, una remera negra de mangas cortas que doblaba para enseñar sus brazos mejor, y en sus pies calzaba unos zapatos deportivos. Ella al verlo olvidó todas las incertidumbres que la molestaban, y corrió hacia él de forma impulsiva abrazándolo, luego se miraron fijamente, y por vez primera se besaron, la felicidad que irradiaban era palpable al tacto, no había porqué esperar más tiempo, pues eran el complemento del otro, se conocían tan bien que la relación sentimental no había sido entorpecida por la pasión que suele nublar el juicio, no, claro que no, Olivia y Sebastián eran una pareja indiscutiblemente, y ahora finalmente llegaba el momento del encuentro que tanto aguardaban.

A diferencia de lo que suele suceder en películas, y describirse en libros, un momento romántico no puede perpetuarse demasiado en un lugar público, mucho menos en la estación del metro, con la gente constantemente transitando apresurada y golpeándose entre sí, se torna molesto. Con todo ello en mente, Sebastián se ofreció a llevar la mochila de Olivia, ella dijo que no era pesada pues solamente llevaba algunas mudas de ropa, su móvil y la billetera, pero él insistió y Olivia terminó aceptando. Sebastián, teniendo en cuenta que pasaba del mediodía, la invitó a almorzar en su restaurante favorito: How was your day!

Olivia por su parte estaba hambrienta, durante el viaje solamente consumió barras de granola y una bebida deportiva, todo ello por los nervios del encuentro, y sin vacilar aceptó de buena gana, siendo así como los dos, abrazados, pues el contacto los hacía sentir tan, salieron de la estación del metro tomando un taxi.

Ambos estaban sentados a una de las mejores mesas del restaurante, Sebastián conocía al dueño y las reservó con antelación, almorzaron ensalada de atún y de postre comieron una porción pequeña de pastel de chocolate, una vez concluida la comida ellos permanecieron un largo rato allí, hablando sobre sus vidas mientras bebían café. Olivia estaba orgullosa de Sebastián por su incansable labor como escritor, siendo una admiradora que leía primero que nadie todos los libros de su novio, fue así como terminó por felicitarlo debido a su reciente publicación Las rosas de Miguel, una novela romántica de cincuenta y dos páginas que estaba a la venta en formato ebook, contaba con buenas críticas de los lectores y la sencillez de la obra resultaba sublime, siendo en ese entonces cuando Olivia preguntó cómo surgían sus ideas.

—Siempre creo saber con exactitud lo que estoy escribiendo —dijo Sebastián— pero la verdad es que jamás lo sé en verdad. Suelo comenzar desde un punto específico, pero luego me dejo llevar y las ideas van fluyendo solas, en ocasiones el leer un libro de otro autor o ver una película, así como oír una música logran hacerme inspirar para terminar teniendo una idea mejor de lo que pensaba escribir, originalmente. Pero ¿y qué me dices de ti?

Olivia se vio sorprendida por la pregunta, no estaba segura de qué contestar, Sebastián lo comprendió a la perfección así que contestó por ella diciendo.

—Aún estás buscando tu camino, Olivia no hay de qué avergonzarse. Yo no encontré mi camino hasta que tuve veinticuatro años, imagínate. Hasta los doce años pensaba que sería arqueólogo, luego pensé que la actuación sería lo mío, pero no me convenció nunca el representar sino el crear, fui a la universidad para terminar estudiando marketing y publicidad, pero tras obtener mi título no lograba comprender qué significado tiene ello. Solamente existió una constante en toda mi vida y fue el escribir, así que con veintitrés años recopilé todos mis manuscritos, tuve que digitalizar, edité y actualicé, y gracias a la modernidad publiqué mi primer libro de cuentos a los veinticuatro años, desde entonces no imagino mi vida haciendo otra cosa para vivir.

Ella sonrió con seguridad, las palabras de Sebastián la hacían sentirse aliviada, no era juzgada por no adecuarse a los parámetros de la sociedad moderna sino que estaba siendo alentada a permitirse disfrutar, algo que sin duda merecía luego de lo sufrido en Crowswood, la lejanía de su pueblo y la compañía del hombre que amaba le brindaban una auténtica paz, algo que no había sentido en mucho tiempo.

—En realidad me gusta la fotografía —respondió Olivia— el arte urbano y los paisajes sencillos, me ha tomado tiempo, pero al fin estoy segura, planeo estudiar fotografía y tal vez mudarme a New York, eso es lo que quiero para mí.

El rostro de Olivia estaba iluminado, la felicidad desbordaba por todo su ser, pero sintió que tocaba las nubes

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