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Imperceptible
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Libro electrónico249 páginas3 horas

Imperceptible

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Información de este libro electrónico

Moira enfrenta nuevos desafíos al encontrarse en manos del enemigo. Determinada a escapar y a mantener a todos sus afectos a salvo, hace cosas que nunca soñó que sería capaz de hacer; incluyendo, confiar en el que la traicionó…

Imperceptible es el segundo libro de la saga Elementos Corrompidos. 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento6 may 2016
ISBN9781507140475
Imperceptible
Autor

Alycia Linwood

Alycia Linwood is the author of the Element Preservers series (Dangerous, Runaway, Divided, No One, Restless, Indestructible), the Tainted Elements series (Different, Invisible, Monster, Captive, Hunted, Resilient), the Deadly Destiny series (Vampire Trouble, Vampire Problem, Vampire Issue, Vampire Conflict, Vampire Trial), the Elemental Earths series (Water Princess, Fire Prince), and Human. She loves to read and write, especially urban fantasy, paranormal romance, dystopian and young adult novels. http://alycialinwood.weebly.com/ Sign up for Alycia's newsletter if you wish to receive a notification when a new book is published: https://alycialinwood.weebly.com/newsletter.html

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    Imperceptible - Alycia Linwood

    Dedicatoria

    Como siempre, les dedico este libro a mis lectores. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté de escribirlo. ¡Les dedico un agradecimiento especial a mis lectores beta y editores! Este libro no sería lo mismo sin ustedes. ¡Gracias por su apoyo!

    Capítulo 1

    Abrí mis ojos legañosos; mi cabeza latía. Sentía todo mi cuerpo pesado y al intentar mover el brazo, algo frío mordió mi piel. Inspiré profundamente e intenté alejar la sensación de náuseas de mi estómago. ¿Qué me había sucedido? Había estado en el bosque buscando a Noah y me había encontrado con Jaiden. Un dolor agudo atravesó mi mente; mis oídos zumbaron al recordar a Jaiden apuñalándome con algún tipo de aguja.

    Finalmente, mi visión se aclaró y tuve que entrecerrar los ojos ante la dolorosa luz brillante sobre mí. Estaba recostada sobre una cama, con las muñecas y los tobillos esposados. Jadeé al ver a una mujer rubia sentada sobre una silla a mi izquierda. Sus ojos azules me miraban entrecerrados; tenía las manos cruzadas sobre su regazo. Vestía una camisa roja con volados y pantalones negros.

    —Hola Moira, ¿cómo te sientes? —Una sonrisa placentera apareció en el rostro de la mujer.

    Intenté centrar la atención en mis elementos, pero era probable que cualquiera fuera la droga que me habían suministrado aún siguiera en mi sistema, porque no podía sentir ni el aire ni el fuego. En realidad, casi no podía sentir nada.

    —¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mí? —pregunté cuando finalmente tuve la fuerza para formar las palabras.  Mi voz sonaba distante y gangosa, pero sin titubear.

    —Mi nombre es Sheridan —dijo ella alegremente—. Y has sido elegida para formar parte de una organización llamada Elemontera. Hacemos un seguimiento de los elementales como tú, y nos aseguramos de que no haya ningún mal uso de sus elementos, ni daño causado a las personas.

    Presioné mis labios, luchando por mantener mi rostro impasible. Elemontera mataba a los elementales como yo que no les eran de ninguna utilidad, junto con cualquiera que se interpusiera en su camino. Nada de lo que dijeran podría convencerme de que eran los buenos. Además, dudaba de que nadie que hubiese sido secuestrada y atada a una cama, acordaría a trabajar felizmente para ellos; aun cuando la oferta sonara tentadora.  Forcejé con las esposas.

    —¡Suéltenme y hablaremos!

    Sheridan me miró profundamente y suspiró.

    —Nuestro agente dijo que serías difícil...que tienes un concepto erróneo acerca de nosotros. —Ella se puso de pie y pasó un dedo por mis esposas—. Estas son sólo una precaución. Apenas arribemos a un acuerdo, te las quitaré. ¿Está bien? —Su voz sonaba calma y dulce—. Comprenderás todo una vez que te muestre la extensión completa de tus poderes.

    Genial. Parecía como si Jaiden les hubiese contado a sus superiores todo acerca de mí, así que sería inútil pretender que no sabía nada.

    —Ustedes sacrificaron familias enteras y personas inocentes sólo para llegar a los elementales como yo. ¿Cómo podría entender eso?

    La sonrisa de Sheridan se desvaneció y las líneas alrededor de su boca se volvieron más prominentes.

    —Daños colaterales —dijo ella, inclinándose hacia adelante—. A veces tenemos que hacer sacrificios por el bien común. Tus habilidades...

    —Mis habilidades apestan. Ni siquiera puedo convertirme en aire—. No sabía lo que Jaiden le habría dicho a esta mujer sobre mis elementos, pero no quería que mi familia ni Noah saliesen lastimados porque ella pensaba que no hacía todo lo que estaba en mis capacidades.

    —Nuestro agente ve potencial en ti, y yo confío plenamente en su juicio. Te ayudaremos a desarrollar tus habilidades. —Sostuvo su mirada en la mía; sus labios se curvaron un poco—. Por supuesto, si nos causas problemas o te rehúsas a cooperar, es posible que no vuelvas a ver ni a tus padres ni a tu querido Noah.

    Mi corazón se sobresaltó y tuve que utilizar toda mi fuerza para mantener la calma.

    —Me está amenazando. Qué bonito. Estoy segura que todos aman trabajar para ustedes—. La miré con los ojos estrechos.

    Ella se encogió de hombros.

    —Tienes una opción. O aceptas trabajar con nosotros o te enfrentas a las consecuencias.

    La miré, y tragué con dificultad. Elemontera encontraría la manera de obligarme a hacer su trabajo de todos modos, así que necesitaba elaborar un plan para sacarnos a Noah y a mí de aquí; pero primero debía verlo. Él conocía a Elemontera mucho mejor que yo y tal vez pudiera decirme algo que sirviera de ayuda. Por supuesto, Jaiden era quien mejor los conocía, pero no podía confiar en él.

    —Si acepto hacer esto, no los quiero en ningún lugar cerca de mis padres.

    —No te preocupes, cariño. —Sheridan sonrió, sus ojos brillando—. Tus padres no sabrán nada. Incluso tendrás un teléfono para enviarles mensajes y asegurarles que estás bien, para que no intenten buscarte ni revelar nada acerca de tu especie. Todos los mensajes serán examinados antes de enviarse, así que no pienses en utilizar algún código secreto ni cualquier otra cosa porque lo sabremos. Tu padre... Ryan, ¿no es cierto? —Sus cejas se dispararon hacia arriba como esperando mi respuesta—. Luce tan atractivo en la fotografía de su identificación. Odiaría tener que poner una bala en su cráneo.

    Apreté los dientes, intentando centrarme en el dolor que sentía en mis muñecas para evitar decir cualquier cosa que pudiese convencer a Sheridan de mantenerme drogada o encadenada. Ella estaba loca si pensaba que mis padres no me buscarían simplemente porque les enviase un par de mensajes. Mis padres y yo habíamos acordado mantener la distancia por un tiempo, pero no limitar nuestro contacto a mensajes de texto.

    En realidad, si no me veían pronto, seguramente se darían cuenta de que sucedía algo malo. Tenían recursos. Encontrarían una manera de llegar a mí, pero, aun así, no quería que tuviesen que enfrentarse con un edificio repleto de elementales especiales. Tenía que escapar de Elemontera lo antes posible.

    —Haré lo que quiera, pero si algo le sucede a mi familia...

    —Entonces tenemos un trato —Sheridan aplaudió y buscó algo en los bolsillos de sus pantalones.

    —¿Me quitará estas ahora? —Yo asentí señalando las esposas, y elevé una ceja.

    —En un momento —dijo ella, sacando un brazalete que brillaba con una tenue luz roja—. Este brazalete es un dispositivo de seguimiento. Supervisará todos tus movimientos y tus signos vitales, y te permitirá abrir la puerta de tu habitación, así como algunas otras. De ser necesario, también bloqueará tus elementos. —Ella dio un paso hacia adelante, colocó el brazalete en mi muñeca y procedió a quitarme las esposas.

    —Tu entrenamiento comienza en media hora. Ponte algo más adecuado —dijo ella al mirar mis pantalones vaqueros y, luego, se dirigió hacia la puerta.

    Me incorporé sobre mis codos, y miré el brazalete. Salir de este lugar iba a ser más difícil de lo pensado.

    —¿Esto significa que puedo ver a Noah? —pregunté, justo cuando Sheridan estaba a punto de salir por la puerta.

    —Demuestra dedicación en tu entrenamiento y tal vez te permitamos verlo. —Ella me miró por encima de su hombro—. Pero no pienses por un segundo que no lo consideraremos prescindible debido a sus tres elementos. Tu eres mucho más valiosa para nosotros.

    Mordí el interior de mi boca. Considerando todas las molestias que se había tomado Elemontera para conseguir a Noah, dudaba que fueran a matarlo. ¿Habrían hablado con él, amenazando hacerme algo a mí si no accedía a sus peticiones? Siempre y cuando nuestro entrenamiento tuviera lugar en sitios diferentes, encontrarían una manera de utilizarnos a su antojo sin que lo supiésemos.

    Salté de la cama y observé mejor mi habitación. Las paredes eran de un color azul oscuro y exudaban un aspecto metálico extraño, pero al golpear mis puños sobre ellas no emitían ningún sonido. No había ventanas, así que no podía ver a dónde me encontraba. Entrecerré los ojos, e inspeccioné cada esquina para ver si había cámaras y encontré una justo encima de un escritorio de metal. Sacudí la mano frente a ella y puse los ojos en blanco, incluso cuando estaba segura de que a quien fuera que me estuviese mirando no le importaría que a mí no me gustara la supervisión.

    La única silla era la que Sheridan había utilizado, y probablemente ella la había acercado a la cama. Había una mesa de luz junto a la cama, con un reloj alarma apagado encima. Mis ojos se posaron sobre el armario y corrí a ver si podía encontrar algo que me resultara útil, pero no había nada dentro más que ropa; prendas prácticamente idénticas. Escogí un par de pantalones y una camiseta negros, y los coloqué con cuidado sobre la cama. Me giré hacia la cámara y coloqué las manos sobre mis caderas.

    —¿Quieres ver cómo me cambio, o qué? — grité yo; aunque me preguntaba si alguien podía escucharme. Rogué que no hubiera cámaras en el baño, tomé la ropa y caminé hacia la puerta, la cual se abrió apenas me acerqué. Miré mi brazalete. ¿Eh?. ¿Quién hubiera pensado que esta cosa funcionaría? Me encontré en un pasillo largo y sin ventanas, con un gran número de puertas idénticas a la mía. Había un cartel verde indicando el baño al final, así que me encaminé hacia allá; cada uno de mis movimientos era seguido por las cámaras. Genial. Iba a disfrutar de mi estancia aquí. No.

    Capítulo 2

    Resultó que los únicos lugares que no estaban monitoreados eran las casetas de baño y las duchas. Como las duchas estaban protegidas sólo por vidrio oscuro, opté por cambiarme en una de las casetas. Para mi sorpresa, todo el baño relucía de limpio. Para cuando estuve cambiada y lista, la sensación de mis elementos había vuelto gradualmente. Me centré en mis elementos y los liberé sobre mi brazalete, pero sólo giraron alrededor de él. Me mordí el labio y dejé que el fuego azul surgiese de mi interior; sus llamas se esparcieron hasta que no pude ver mi piel. Pero debajo de todo el fuego, aún podía sentir el maldito brazalete.

    Si mis elementos no podían destruirlo, entonces tal vez podía quitármelo. Sacudí mi mano con firmeza, con cuidado de no tocar nada, pero el brazalete seguía en su sitio. El rojo brillaba en medio de mi fuego, sin inmutarse.  Para entonces, era probable que Elemontera se hubiese dado cuenta de que estaba utilizando mis elementos, pero o confiaban demasiado en los poderes del brazalete, o pensaban que mis elementos no eran lo suficientemente fuertes. Anticipándome a un desastre, introduje la punta de mis dedos en mi fuego.

    No sabía qué había esperado; tal vez que el fuego me quemara, o que se sintiese como si estuviera abriendo mi piel, pero sólo sentí una ligera resistencia en el aire hasta que mi mano colisionó con el brazalete. Tiré y empujé, pero nada sucedió. Exhalé frustrada, y retiré el fuego hasta verlo desaparecer. Me apoyé sobre el marco de la puerta, cerrando mis manos en puños. Tenía que haber una manera de deshacerse del brazalete. Al menos ahora sabía que no podía contar con mis elementos para hacerlo.

    ***

    Al salir del baño, por poco me choco con una chica de cabello oscuro.

    —Lo siento —dije yo y ella me miró con los ojos bien abiertos.

    —Los nuevos reclutas no están autorizados a comunicarse entre sí —dijo ella rápidamente, abrazándose el pecho con los brazos—. Sólo con sus mentores.

    Alcé las cejas mientras la veía desaparecer. Me giré frente a la pared, sólo para ver otra cámara.

    —Genial. ¿Se supone que sólo puedo hablar conmigo misma? ¡Dios, este lugar! —Elevé las manos y caminé por el pasillo. Después de pasar miles de puertas, encontré una que se abrió para mí—. Al menos podrían haberme dado un mapa de este lugar —dije a nadie en particular.

    La habitación era enorme, y estaba repleta de dispositivos de tortura. Oh, espera, en realidad era equipo de entrenamiento. Una parte de la habitación estaba sellada con vidrio y había dos hombres detrás de él, uno alrededor del otro. Sólo un momento más tarde, el vidrio estalló con pesadas gotas de agua. No demasiado lejos de mí, una chica lanzó a un chico al suelo; su espalda golpeó las colchonetas con un fuerte golpe seco.

    —Pensé que nunca encontrarías tu camino hacia acá —dijo una voz familiar detrás de mí, sobresaltándome.

    Giré la cabeza en dirección al hombre, y vi asombro brillar en sus ojos verdes. Su cabello marrón oscuro estaba desordenado y su camiseta negra abrazaba la amplitud de sus hombros. Abrí los ojos bien grandes y me llevé la mano a la boca para sofocar un gemido.

    —Seré tu mentor hasta que te conviertas en un agente —dijo él con una sonrisa inmutable—. Nick Elinders.

    Mi pulso se aceleró; mis palmas sudaban. Nick era el hermano mellizo de Kenna. Había sido mentalmente manipulado para matar a Kenna en caso de verla. Sheridan no había mencionado a nadie del refugio, sólo a Noah, pero eso no significaba que Jaiden no hubiese sacrificado la ubicación del escondite. ¿Los demás habrían logrado escapar, o Elemontera también los habría capturado, escondiéndolos en algún lugar? Clavé las uñas en mis palmas, con la esperanza de que no los hubiesen matado. Tal vez Jaiden había vuelto a entrenarlos hasta que fueran de valor para Elemontera.

    —Yo...

    —Sé quién eres, Moira —dijo Nick; su sonrisa se desvanecía y sus ojos se centraron en la cámara más cercana—. Espero que te guste este lugar. Tiene ojos y oídos prácticamente en todas partes. —Él me miró indicando algo más allá. Una ráfaga de aire me golpeó, enviándome directamente al suelo. Me giré sobre mi espalda, intentando recuperar el aliento.

    —¿Qué diablos? —grité yo.

    —Oh, lo siento. ¿Se suponía que debía enviarte una notificación indicando el comienzo de tu entrenamiento? —Nick inclinó la cabeza.

    Trepé sobre mis pies y centré la atención en mi aire, pero Nick simplemente esquivó mi ataque. Al llamar mi fuego, él se convirtió en una nube de aire y se movió como un destello alrededor de la habitación. Antes de que pudiese moverme, él se materializó detrás de mí y puso sus brazos fuertemente a mi alrededor.

    —¡Oye, eso no es justo! Yo no puedo hacerlo—. Intenté darle un codazo, pero no tenía el espacio suficiente.

    —Entonces aprende. —Su respiración me hacía cosquillas en la nuca. Cerré los ojos y me imaginé convertida en aire. Nick jadeó, dejándome ir. Al abrir los ojos, me di cuenta de que mi cuerpo estaba completamente cubierto de fuego azul. Genial. Justo lo que necesitaba.

    Nick envolvió mi brazo con un torbellino de agua, pero fue consumido por mi extraño fuego. Una sonrisa extraña se esparció por mis labios. Avancé sobre él, forzándolo a retroceder. Inspiré profundamente y retiré mi fuego lo suficiente como para dejar ver mi mano por debajo.

    —¿Dónde se encuentra este edificio? —pregunté, acercándome a él.

    —Las oficinas centrales de Elemontera. En la ciudad. —Él me miró de manera impasible, un segundo antes de crear un anillo de agua a mi alrededor. El agua se cernía a cada segundo, así que le lancé mi fuego.

    —¿Eso significa que Elemontera sólo tiene un edificio? —Había visto la construcción cuando estaba en la ciudad y, por lo que Noah me había dicho, sería casi imposible escapar de allí.

    —No, pero este es el que utilizan para reclutar nuevos agentes como tú. —Sus ojos se elevaron en dirección a la cámara que se encontraba detrás de mí. Miré por encima de mi hombro y la vi. Correcto. Incluso si Nick quisiera decirme algo, no podría hacerlo sin ser visto u oído. Gotas de sudor aparecieron en mi frente al desaparecer las últimas gotas del anillo de agua. O se estaba refrenando o su agua no era tan fuerte como su aire. Sin pensarlo dos veces, me precipité sobre él, intentando agarrarlo con la guardia baja.

    Dejé salir mi aire, creando un torbellino lo suficientemente fuerte como para lanzarlo contra la pared. Él desvió mi ataque con su propio aire, pero no le dio el tiempo para evitarme. Todo mi cuerpo lo golpeó con fuerza plena, y rodamos por el suelo. Yo terminé encima de él, apresándolo sobre el frío suelo azul oscuro.

    La última vez que lo escuché hablar sobre Kenna, me había dado la impresión de que su mente no había sido lo suficientemente controlada como para compartir la visión y la opinión de Elemontera sobre los elementales como nosotros. Sin embargo, no podía confiar en él, ni arriesgarme a exponer a los otros, si es que Elemontera no los había encontrado aún. Diablos, no podía confiar en nadie, porque estaba segura de que en algún punto todas sus mentes podían ser controladas, incluso las de los agentes. No estaba demasiado segura de que Jaiden estuviese diciendo la verdad al señalar que los agentes estaban protegidos de él. Incluso si lo estuvieran, Elemontera probablemente sabía cómo quitarles esa protección de ser necesario.

    Bajé la cabeza y susurré en su oído, dejando caer mi cabello sobre su rostro.

    —Creo que conocí a tu hermana una vez. ¿Ella también se encuentra aquí?

    El rostro de Nick palideció; un gemido escapó de sus labios.

    —Si sabes algo acerca de mi hermana, por favor no me digas nada —musitó él, clavando los dedos en mis hombros.

    —Mm, está bien. —Yo fingí confusión, me liberé de su agarre y volví a ponerme de pie—. ¿Elemontera trajo a otros elementales como yo, también? —Si no sabían aún sobre los demás que se escondían en la isla, cualquiera que nos estuviese escuchando asumiría que yo estaba intentando encontrar la manera de

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