Hay 1001 zombis por persona Episodio 4

Por Boris Dekker

Tras conseguir huir de la instalación militar, los supervivientes se encuentran que sus problemas no paran de crecer. Ahora tendrán que lanzarse contrarreloj para encontrar una salida en medio de un apocalipsis zombi.

• Idioma: Español
• Editorial: PÚLPito
• Fecha de lanzamiento: 2 sept 2013
• ISBN: 9781301292592

Vista previa del libro

Hay 1001 zombis por persona

EPISODIO 4

por

Boris Dekker

SMASHWORDS EDITION

PUBLISHED BY:

Colección Púlpito on Smashwords

* * * * *

Hay 1001 zombis por persona

Episodio 4

Copyright 2013 Carlos Gómez

http://coleccionpulpito.blogspot.com

All rights reserved. Without limiting the rights under copyright reserved above, no part of this publication may be reproduced, stored in or introduced into a retrieval system, or transmitted, in any form, or by any means (electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise) without the prior written permission of both the copyright owner and the above publisher of this book.

This is a work of fiction. Names, characters, places, brands, media, and incidents are either the product of the author's imagination or are used fictitiously. The author acknowledges the trademarked status and trademark owners of various products referenced in this work of fiction, which have been used without permission. The publication/use of these trademarks is not authorized, associated with, or sponsored by the trademark owners.

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.

La presente novela es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos en él descritos son producto de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

Smashwords Edition License Notes

This ebook is licensed for your personal enjoyment only. This ebook may not be re-sold or given away to other people. If you would like to share this book with another person, please purchase an additional copy for each person you share it with. If you're reading this book and did not purchase it, or it was not purchased for your use only, then you should return to Smashwords.com and purchase your own copy. Thank you for respecting the author's work.

Hay 1.001 ZOMBIS POR PERSONA

EPISODIO 4

* * * * *

1- Penny y compañía

2- Nuevos planes, viejos amigos

3- Una huida accidentada

4- Un paseo por el campo

5- Fuego en el infierno

* * * * *

1 – PENNY Y COMPAÑÍA

El helicóptero había descendido lentamente hasta posarse en el descampado que había junto a la mina; el piloto había decidido no apagar el motor y el movimiento de las hélices levantaba una polvareda que dificultaba la visión de las dos personas que habían bajado de la aeronave.

David lo contemplaba todo tranquilamente, apoyado contra el marco de la puerta de la caseta, que había dejado abierta de par en par.

- ¡Por aquí! - Les llamó a voces al ver que las dos personas se habían desorientado y caminaban alejándose del objetivo.

El hombre del traje blanco avanzó con paso decidido hacia la caseta, caminando a ciegas al lugar por dónde había intuido que venía la voz del falso teniente. Detrás de él traía a una joven de pelo cobrizo y alborotado a causa del molesto viento que provocaba el helicóptero pero que apenas inquietaba el cráneo afeitado del hombre del traje blanco.

El hombre llevaba arrastras a la joven. La chica intentaba rebelarse inútilmente y, cada pocos pasos, conseguía detener la marcha lo cual obligaba al hombre a tirar con fuerza de ella para retomarla. La chica cedía y no tenía más remedio que seguir a su captor pero de nuevo, con un arrebato de orgullo (o tal vez de miedo), intentaba retenerlo hasta que, poco a poco, se fue dejando llevar hasta la caseta, asumiendo con fatalidad su destino y poniendo como única muestra de resistencia un triste gimoteo.

- Penny. - Susurró George, quién había permanecido todo el tiempo con la cara pegada al cristal de la ventana y miraba con sorpresa un rostro angelical que le era demasiado familiar.

La joven alta y rubia que ahora tenía la mirada asustada había sido, en unos días no muy lejanos, su novia. Para George, en el infierno en el que se encontraba, verla aparecer era como una pequeña pincelada de color en el cuadro sombrío que estaba siendo su día.

Y entonces, durante un instante, una cascada de viejos recuerdos le vinieron a la mente para atormentarle. Nítidamente se formó en su cabeza la imagen del día en que la vio por primera vez; el día en el que se fijó en ella en la universidad: su rostro angelical, su sonrisa abierta, su cabello dorado como briznas de trigo y unos ojos verdes que mezclaban candidez y fiereza.

Tras su descubrimiento llegó el ingenuo juego de las miradas tímidas hasta que, por fin, un día se decidió a hablar con ella. George recordó la alegría que sintió el día en que Penny aceptó una primera cita y la desolación que le invadió tras lo desastrosa que resultó. Podía ver como si estuviera ahí el restaurante, sucio y maloliente, con las peores hamburguesas del mundo, que echó a perder su cita.

Después le vino a la memoria la magia increíble de la segunda cinta, una oportunidad inesperada que nunca creyó merecer. Llegaron los mejores recuerdos y, a la vez, los más dolorosos; recorrieron su cabeza con rapidez, como estrellas fugaces, sumergiéndolo en la melancolía: una romántica conversación bajo un manto de estrellas que tintineaban junto a una luna que, complacida, les daba su beneplácito con una amplia sonrisa; el paseo en el campo y el primer beso, sobre la hierba Saltaron chispas.

George entró en un torbellino de sensaciones recordando el instante en que todo fue perfecto; cuando su vida se convirtió en una novela rosa, empalagosamente romántica y totalmente cursi.

Había comenzado la época más luminosa de su vida y ella era su luz. Penny se convirtió en su musa; con ella a su lado la inspiración salió como un torrente imparable y pudo escribir su novela, su único libro. Las palabras le salían tan deprisa que no llegaba a retenerlas y no conseguía escribirlas todas, esparciéndose sobre la mesa y cayendo como una cascada hasta el piso, dónde se filtraban para empapar la tierra con su fertilidad. Ella le dio confianza, ella le ayudó a triunfar y, en aquel momento, él sentía que podía alcanzar todo su potencial. Su corazón se aceleraba con su presencia y las ideas se golpeaban nuevamente en su carcomido cerebro.

Y ahora, en aquel momento, en medio de un apocalipsis zombi, por un sólo instante volvió a ser feliz; hasta que toda su ilusión se evaporó repentinamente cuando recordó la segunda parte de la historia: las emociones oscuras.

Porque fue su musa quién le traicionó; fue ella quién hizo añicos sus esperanza, quién apretó con sus manitas el