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Hay 1001 zombis por persona Episodio 5
Hay 1001 zombis por persona Episodio 5
Hay 1001 zombis por persona Episodio 5
Libro electrónico117 páginas1 hora

Hay 1001 zombis por persona Episodio 5

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Información de este libro electrónico

Han llegado a Quitetown. Ahora deben encontrar la forma de escapar de los zombi.
Ultimo episodio de "Hay 1001 zombis por persona".

IdiomaEspañol
EditorialPÚLPito
Fecha de lanzamiento12 dic 2013
ISBN9781311717610
Hay 1001 zombis por persona Episodio 5

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    Hay 1001 zombis por persona Episodio 5 - Boris Dekker

    Hay 1001 zombis por persona

    EPISODIO 5

    por

    Boris Dekker

    SMASHWORDS EDITION

    PUBLISHED BY:

    Colección Púlpito on Smashwords

    * * * * *

    Hay 1001 zombis por persona

    Episodio 5

    Copyright 2013 Carlos Gómez

    http://coleccionpulpito.blogspot.com

    All rights reserved. Without limiting the rights under copyright reserved above, no part of this publication may be reproduced, stored in or introduced into a retrieval system, or transmitted, in any form, or by any means (electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise) without the prior written permission of both the copyright owner and the above publisher of this book.

    This is a work of fiction. Names, characters, places, brands, media, and incidents are either the product of the author's imagination or are used fictitiously. The author acknowledges the trademarked status and trademark owners of various products referenced in this work of fiction, which have been used without permission. The publication/use of these trademarks is not authorized, associated with, or sponsored by the trademark owners.

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.

    La presente novela es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos en él descritos son producto de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

    Smashwords Edition License Notes

    This ebook is licensed for your personal enjoyment only. This ebook may not be re-sold or given away to other people. If you would like to share this book with another person, please purchase an additional copy for each person you share it with. If you're reading this book and did not purchase it, or it was not purchased for your use only, then you should return to Smashwords.com and purchase your own copy. Thank you for respecting the author's work.

    * * * * *

    Hay 1.001 ZOMBIS POR PERSONA

    EPISODIO 5

    * * * * *

    A vosotros,

    por guiarme hasta el final

    y

    por ser los auténticos creadores de lo que yo únicamente sugiero.

    * * * * *

    1- El grupo está a salvo

    2- ¡Exijo una explicación!

    3- Relaciones peligrosas

    4- Un cuento chino

    5- Hay 1001 zombis por persona

    6- Todo depende de ti, George

    Epílogo

    * * * * *

    1- EL GRUPO ESTÁ A SALVO

    Rick permanecía a la expectativa, esperando con nerviosismo la enigmática señal que debía a hacerles John. No sabía cuál podía ser, ni el nivel de sutilidad que podía alcanzar; aún no conocía la escasa delicadeza que tenía en sus acciones el hombre de la gorra roja. Miraba fijamente hacia la oscuridad que tenía enfrente sin llegar a imaginar el terror que le aguardaba a sólo unos pasos delante de él y que una luna asustada ocultaba, tal vez deliberadamente.

    Unos ruidos le pusieron en alerta, podía sentir unos pasos a escasa distancia de ellos. Confiaba en que fueran sus dos compañeros que estaban poniendo en marcha su plan y aguantó sus ganas de echar a correr con milagrosa sangre fría. Después le llegaron unas voces que discutían.

    - Vaya con la pareja de enamorados, - pensó con sarcasmo. - Espero que esos gritos no atraigan a los indeseables.

    Rick, que sólo llevaba unas horas en el infierno, aún no había asimilado la presencia de los zombis y los veía únicamente como engendros producto de experimentos locos. No podía imaginar la virulencia de una epidemia que se expandía como la pólvora y que mostraba explícitamente todo el sadismo de un ser humano.

    Las voces aún continuaron un instante más, después sintió algunos ruidos que no pudo identificar y más pasos. La espera le estaba resultando eterna y comenzaba a impacientarse. ¿Por qué tardaban tanto? ¿Cuánto tiempo llevaban ahí escondidos esperando? Consultó su reloj, pero no recordaba a qué hora se habían ido. ¿Y si ya les habían hecho la señal? Rick comenzó a dudar, tal vez no había oído la señal o no había sido suficientemente clara. Quizás los gritos no eran una discusión sino un aviso. ¿Qué debía hacer? ¿Debía salir ya o debía aguardar un poco más?

    - ¿Has oído la señal? - Rick se volvió hacia Arthur para preguntarle.

    - ¿La señal? ¿Han hecho la señal? - Exclamó Arthur que había entendido la pregunta como una afirmación.

    Rick vio en las palabras del científico una respuesta positiva entonces se puso en pie rápidamente dispuesto a salir corriendo hacia el refugio. Arthur, que creía que Rick había visto algo que él no había sido capaz de ver, se levantó tras él con el mismo objetivo.

    En ese instante una llamarada descendió por el camino hacia el pueblo, iluminando a su paso a una horda de zombis que se volvían hacía atrás estimulados por la luz. Rick se detuvo un instante; desde el bosque veía las primeras casas del pueblo que el fuego violento, que había comenzado a prender en los cuerpos pestilentes de los infectados, iluminaba con nitidez.

    En la calle principal se amontonaban, agolpándose unos contra otros, una gran cantidad de seres en lo que se asemejaba a una manifestación; parecía que toda aquella multitud de personas decrépitas, que permanecían en un estado indefinido entre la vida y la muerte, protestaran contra los políticos que les habían condenado a esa forma infrahumana. Pero su naturaleza era mucho más primitiva y sus únicas ansias eran devorar a todo aquel que no compartiera su corrupción física. Tenían hambre de carne fresca.

    Rick despertó de su letargo cuando Arthur pasó junto a él y le adelantó como una exhalación. El científico, mucho más consciente del peligro que corrían, no se había detenido a contemplar el paisaje apocalíptico y sólo se preocupaba por alcanzar la puerta que les separara, al menos por un tiempo, del horror que habitaba en el pueblo.

    El agente literario siguió al científico hasta el primer edificio. Arthur había conseguido abrir la puerta, que afortunadamente no estaba cerrada, y se había refugiado dentro. Rick llegó un momento después y tropezó con el científico que se había quedado quieto junto a la puerta.

    - ¿Qué pasa? ¿Por qué demonios te paras? - Le preguntó el agente molesto.

    Pero no hizo falta que el científico respondiera a la pregunta. A pesar de la oscuridad de la casa podía distinguir, frente a ellos, la silueta de un hombre. Envueltos en tinieblas no podían asegurar que fuera uno de aquellos seres que poblaban masivamente el pueblo; quizás aún quedaban supervivientes en el pueblo después de todo.

    La sombra también se percató de la presencia de los nuevos visitantes, se volvió hacia ellos y los saludó con un gruñido gutural.

    - Es uno de ellos, - dijo Arthur al reconocer el sonido funesto. - Es un infectado.

    El zombi les hubiera mirado con asombro si su instinto caníbal no hubiera sido más fuerte. Entonces comenzó su lenta carrera hacia los dos hombres.

    - ¿Estás seguro de que es un zombi? - Le preguntó Rick que la oscuridad y su menor experiencia le hacían dudar al respecto.

    - Sí, ¿a caso no lo ves claro?- le respondió Arthur con nerviosismo, mucho más familiarizado que él con aquellos seres.

    Rick, convencido ya del peligro, se dirigió sin pensárselo dos veces hacia aquel amasijo de carne descompuesta pero antes de dar el primer paso tropezó con un objeto sólido que había en el suelo. A ciegos lo tomó con las manos. Era un objeto de madera. Tenía cuatro piezas cilíndricas colocadas, de forma simétrica, sobre una base redonda de la que salían otros dos cilindros que sujetaban una segunda tabla dispuesta en angulo recto respecto a la primera. Al alzarla Rick se dio cuenta de que tenía en sus manos una silla vieja; la agarró por una de las patas y la lanzó con todas sus fuerzas contra la silueta del zombi.

    El ser cayó al suelo pero no parecía que el golpe fuera lo suficientemente fuerte como para acabar con él. Rick tanteó por la habitación en busca de algún otro objeto con el que poder atacar al zombi. En su búsqueda se golpeó contra una mesa que tenía la base situada a mayor altura que la silla. Era una tabla alargada, grande, construida con una madera más robusta que la silla que acababa de destrozar.

    - Sillas, mesas y este olor inconfundible. - Pensó Rick al reconocer el lugar donde estaban. - Esto es un bar.

    Buscó a ciegas la barra del bar y se lanzó hacia el otro lado del mueble; cayó de cabeza sobre unos recipientes de vidrio que rompió parcialmente al golpearlas. Los cristales rotos le cortaron la cara mezclando los pequeños rasguños ensangrentados con un líquido etílico que conocía muy bien. Tomó una de las botellas que habían quedado intactas, echó un trago y después la rompió contra el suelo. Se quedó en la mano únicamente el cuello de la botella junto con un afilado trozo de vidrio.

    Se levantó del suelo, saltó el mostrador con menos agilidad de la que le gustaría y, tras levantarse

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