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Hay 1001 zombis por persona Episodio 2
Hay 1001 zombis por persona Episodio 2
Hay 1001 zombis por persona Episodio 2
Libro electrónico86 páginas2 horas

Hay 1001 zombis por persona Episodio 2

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Información de este libro electrónico

Atrapados en una mina, en una instalación abandonada, en medio de un desastre zombi: un preso fugado, una desertora, un hacker adolescente, un ecritor bloqueado, un vagabundo, un científico,...

IdiomaEspañol
EditorialPÚLPito
Fecha de lanzamiento4 feb 2013
ISBN9781301005840
Hay 1001 zombis por persona Episodio 2

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    Hay 1001 zombis por persona Episodio 2 - Boris Dekker

    Hay 1001 zombis por persona

    EPISODIO 2

    por

    Boris Dekker

    SMASHWORDS EDITION

    PUBLISHED BY:

    Colección Púlpito on Smashwords

    * * * * *

    Hay 1001 zombis por persona

    Episodio 2

    Copyright 2013 Carlos Gómez

    http://coleccionpulpito.blogspot.com

    All rights reserved. Without limiting the rights under copyright reserved above, no part of this publication may be reproduced, stored in or introduced into a retrieval system, or transmitted, in any form, or by any means (electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise) without the prior written permission of both the copyright owner and the above publisher of this book.

    This is a work of fiction. Names, characters, places, brands, media, and incidents are either the product of the author's imagination or are used fictitiously. The author acknowledges the trademarked status and trademark owners of various products referenced in this work of fiction, which have been used without permission. The publication/use of these trademarks is not authorized, associated with, or sponsored by the trademark owners.

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.

    La presente novela es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos en él descritos son producto de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

    Smashwords Edition License Notes

    This ebook is licensed for your personal enjoyment only. This ebook may not be re-sold or given away to other people. If you would like to share this book with another person, please purchase an additional copy for each person you share it with. If you're reading this book and did not purchase it, or it was not purchased for your use only, then you should return to Smashwords.com and purchase your own copy. Thank you for respecting the author's work.

    Hay 1.001 ZOMBIS POR PERSONA

    EPISODIO 2

    * * * * *

    1- El pasillo blanco

    2- El número 3

    3- En un laberinto de puertas

    4- Unas horas en la vida de...

    5- El juego de las preguntas y respuestas

    * * * * *

    1 – EL PASILLO BLANCO

    John se acercó al ascensor y pulsó el único botón que había en la pared, junto a la puerta. Al instante, un chirrido mecánico seguido del ruido de un motor, les señaló que la máquina aún funcionaba y se disponía a cumplir la orden puntualmente.

    Sobre la puerta doble metálica, el panel se iluminó indicando por un instante el número 1, a la izquierda, para apagarse y pasar rápidamente al 0, situado a su derecha; aquellos dos números eran los únicos que aparecían en el cartel luminoso sobre el ascensor.

    Un momento después de iluminarse el 0 las puertas del ascensor se abrieron con un deslizamiento lateral, dejando a la vista una cabina amplia que permitía en su interior a más de diez personas. Un timbre eléctrico siguió a la abertura de las puertas y el ascensor permaneció abierto e iluminado esperando nuevas instrucciones.

    George, que estaba delante del ascensor, permaneció quieto, sin decidirse a entrar en él, con la mirada puesta en sus compañeros, esperando que los demás tomaran una decisión por él. No le había gustado que le hubieran ninguneado en el mirador, tras el ataque de los zombis y el rescate de Araña, y ahora prefería que otros tomaran la iniciativa a tener que sufrir otro castigo a su maltrecho orgullo.

    Paula tampoco tenía intención de ser la primera en entrar. Se había quedado rezagada, detrás de los demás, con una actitud insegura y buscaba con la mirada a John, esperando que fuera él quien diera el primer paso.

    Araña, por su parte, seguía a la expectativa. Aquella no era su guerra y además se sentía un espíritu libre, aunque su cuerpo habitualmente no lo estuviera, y no debía nada a nadie; cuando llegara el momento no tendría ningún remordimiento en dejarles a su suerte, sobretodo a John después de la pelea que acababan de tener.

    Como no podía ser de otra manera, fue John el primero en entrar en el ascensor. Pero la suya no era una decisión meditada, él seguía sus impulsos sin pensar en las consecuencias. Esa actitud decidida daba una falsa sensación de seguridad a los demás, por lo que obtenía un liderazgo inmediato sin proponerselo.

    Paula rápidamente copió el gesto de John y entró en el ascensor. George, el joven escritor, no estaba tan convencido como la mexicana. Dudaba de que adentrarse en aquella mina fuera la mejor idea, pero no quería compartir con los demás su opinión ya que aún se sentía dolido por el poco liderazgo que transmitía, principalmente porque se consideraba el más capacitado para ello.

    - ¿Crees que es lo acertado? - Lanzó finalmente la pregunta aunque ya conociera la respuesta de John, aquel terco hombre de la gorra roja.

    John no tuvo necesidad de contestar; Araña entró en el ascensor y dejó a George sólo en el pasillo. Una vez más se había quedado en minoría por lo que siguió al preso a dentro del ascensor; prefería meterse en la boca del lobo con sus compañeros que enfrentarse a una legión de zombis él solo.

    Cuando los cuatro estuvieron dentro del ascensor, John pulsó el botón con un uno escrito, tras primer insistir inútilmente con el cero. Realmente aquel ascensor no daba muchas opciones teniendo que elegir entre aquellos dos pisos.

    El ascensor arrancó con una brusca aceleración y comenzó a descender a gran velocidad. El repentino movimiento había sorprendido a los ocupantes de la cabina que, sin un apoyo lo suficientemente firme, no pudieron evitar golpear contra las paredes. A John se le cayó la gorra que fue a para a sus pies, pero no se agachó a recogerla. Prefería apoyarse contra las paredes y sujetarse disimuladamente de la cintura de Araña que no notaba las manos inseguras de su compañero en su espalda.

    Tras un descenso prolongado, la velocidad se fue reduciendo de manera más progresiva. El ascensor desaceleró paulatinamente hasta detenerse de manera suave, haciendo inútil las precauciones que habían tenido los cuatro al temer un frenazo más brusco. Con la máquina definitivamente parada, John pudo recoger su gorra que se la caló en su brillante cabeza. Sonó de nuevo el timbre eléctrico y las puertas se abrieron tras la señal.

    Ante ellos apareció

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