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Mosaico
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Libro electrónico58 páginas47 minutos

Mosaico

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Se dice que los mosaicos solo pueden ser creados por musas, que siempre están relacionados con la psiquis femenina, sus inquietudes y teselas.

Este es un mosaico plasmado en palabras. Cada relato representa un fragmento de naturaleza y fantasía con un matiz diferente, y que unidos logran crear una imagen cautivadora, vívida, dejando su huella entre sueños y experiencias palpables.

Amaia Nahuel nos invita a acompañarla en un sorprendente viaje hacia su capacidad creativa, historias que danzan entre lo real y lo imaginario.

Mosaico es mucho más que un libro, es un espectáculo visual para el alma.

Después de leer este libro, volverás a creer en el color.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 may 2024
ISBN9789566183914
Mosaico

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    Mosaico - Amaia Nahuel

    - La llorona de Teposcolula -

    Al llegar el alba, como todos los días, Emiliano baja a atender a su esposa, Pascuala, en su lecho de enferma. Al rozar su mano la nota fría, y al acariciar su rostro se da cuenta de que su respiración ha cesado para siempre. Luego de un par de minutos, secándose las lágrimas de los ojos acude a la alcoba de su hija Guadalupe. Cuando la niña siente las manos tibias de su padre abre sus ojos con una sonrisa. De pronto, y luego de observar su rostro nebuloso por su reciente despertar, se percata que algo debe ir muy mal, y antes de que su padre le diga una palabra, Guadalupe asiente en señal de que ya sabe lo que su alma grita.

    Apenas Emiliano publica la noticia de la muerte de su esposa y se conoce el obituario en el periódico local, todo el pueblo de San Pablo de Teposcolula se aposta fuera de su casa para honrar la muerte de Pascuala. La vecindad lleva flores, ofrendas y sus rostros pintados de Calaveras Garbanceras. Hay una circulación permanente en torno a la mesa de la familia, donde los manjares favoritos de Pascuala son ofrecidos y compartidos por los asistentes a sus honras fúnebres, tal como es costumbre entre los mexicas por la tradición maya que les precede.

    Guadalupe, vestida con una túnica blanca, frente al altar de su madre llora su muerte, acompañada por su padre y por algunas mujeres del pueblo que contienen su pesar.

    La muerte de Pascuala ocurrió en la previa del día de muertos, y sus funerales se llevan a cabo el mismísimo día de muertos, 2 de noviembre. Es un entierro de esos para recordar: el pueblo entero con sus caras maquilladas de catrinas, entre canciones mexicanas y rancheras, forma una enorme procesión hasta el camposanto.

    Emiliano dedica unas palabras en honor a su difunta esposa y proclama como la canción: Me quitarán de quererte, pero de olvidarte nunca. Al escuchar las palabras de su padre, Guadalupe llora desconsoladamente. Lágrimas pesadas y gruesas brotan de sus ojos y se estrellan en la tierra seca, haciendo saltar el polvo con su caída. Entonces algo sucede. El río de lágrimas de Guadalupe se convierte en un arco de flores de múltiples colores ante las miradas incrédulas de los asistentes.

    El espíritu de Pascuala descansa luego de haber elevado su alma con los rituales mexicas.

    Meses más tarde, Guadalupe asiste al funeral de la abuela de Alba, su amiga de infancia. Igual que cuando falleció su madre, el pueblo acude a la casa de la difunta para llevar ofrendas y compartir con la familia. Cuando el cuerpo es trasladado para el entierro al camposanto, Alba se desmorona en llanto. Guadalupe intenta consolarla; conoce el profundo sentimiento que unía a las dos mujeres, ya que su amiga había sido criada por su abuela. En el responso, y ante las palabras del sacerdote, las lágrimas de Guadalupe se suman a las de Alba al recordar las exequias de su propia madre, sintiendo un enorme vacío en el pecho por la falta que le hace. Nuevamente, de las lágrimas que caen en la tierra comienzan a brotar flores silvestres y helechos cual bosque húmedo. Su llanto otra vez crea el milagro. De su tristeza nace la vida.

    Después de presenciar por segunda vez el mismo fenómeno, el pueblo de San Pablo de Teposcolula comienza a considerar a Guadalupe como una santa. A contar de ese día, la joven asiste a cada funeral para adornar de flores la tumba de sus difuntos, y es conocida como la llorona de Teposcolula, parte del patrimonio vivo de México, su ciudad y su Municipio, siendo venerada por su pueblo.

    - Antigravedad -

    Jaimito camina por los bosques de su natal Punta Arenas, ciudad austral que ha tenido siempre dificultades para auto abastecerse de energía. Esa mañana, durante el desayuno, su padre le ha comunicado que se está construyendo

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