El césped
Por Mario Benedetti
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Este cuento es el número 1 de la Colección Benedetti Singles.
Mario Benedetti
La vida de Mario Benedetti estuvo marcada por la literatura y por el compromiso con sus prójimos. Nacido en Paso de los Toros (Tacuarembó) el 14 de septiembre de 1920, fue una figura clave de la Generación del 45, también conocida como "la generación crítica". En la adolescencia conoció a Luz LópezAlegre, con la que se casará y compartirá sesenta años de su vida. A través de obras emblemáticas, como La Tregua (novela), Montevideanos (cuento), Poemas de la oficina o Literatura Uruguaya Siglo XX (crítica), se transformó en uno de los autores uruguayos más reconocidos. Sin embargo, no siempre vivió de la literatura. Trabajó desde los catorce años en oficios tan diversos como cadete de un comercio de venta de repuestos de autos, administrativo en una inmobiliaria, taquígrafo o empleado público. A inicios de los setenta estuvo a cargo de una cátedra en la Facultad de Humanidades y Ciencias, de la Universidad de la República. El golpe de Estado de 1973 lo obligó al exilio. Primero en Buenos Aires, luego en Lima, en La Habana y en España (Palma de Mallorca y Madrid), fue siempre una voz disidente con el autoritarismo y defensora de los derechos humanos. Fuera del país, su producción literariacontinuó en todos los campos, alcanzando los puntos más altos de su poesía (La casa y el ladrillo), una de sus mejores novelas (Primavera con una esquina rota) y su obra teatral más representada (Pedro y el capitán). Proyecta en la prensa internacional, en especial en El País de Madrid, la tarea periodística que había ejercido en Uruguay. Sus últimos años están acompañados de reconocimientos internacionales y nacionales. Fallece en Montevideo el 17 de mayo de 2009.
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Comentarios para El césped
3 clasificaciones2 comentarios
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Oct 14, 2023
Emotivo, entre las dos opuestas fronteras, el jubilo y el adios. Me gusto de veras! - Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Nov 2, 2020
Recomendada lectura breve para todo el mundo futbolero, no se la pierdan
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El césped - Mario Benedetti
EL CÉSPED
1.
El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado, cae seguramente sobre un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no decisivo, es lo mismo. Lo bueno es treparse unos sobre otros mientras los rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos, cabizbajos, cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna es tan disfrutable el racimo humano de los vencedores como el drama particular de cada vencido. Por supuesto, ciertos avispados espectadores siempre saben cómo hacer la jugada maestra y no acaban de explicarse, y sobre todo de explicarlo a sus vecinos, por qué este o aquel jugador no logra hacerla. Y cuando el árbitro sanciona el penal, el espectador avispado también intuye hacia qué lado irá el tiro, y un segundo después, cuando el balón brinca ya en las redes, no alcanza a comprender cómo el golero no lo supo. O acaso sí lo supo y con toda deliberación se arrojó al otro palo, en un alarde de masoquismo o venalidad o estupidez congénita. Desde la tribuna es tan fácil. Se conoce la historia y la prehistoria. O sea que se poseen elementos suficientes como para comparar la inexpugnable eficacia de aquel zaguero olímpico con la torpeza del patadura actual, que no acierta nunca y es esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso de una época en que había un centre-half y un centre-forward, cada uno bien plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el juego en serio y no jugando a jugar, como ahora, ¿no? El espectador veterano sabe que cuando el fútbol se convirtió en balompié y la ball en pelota y el dribbling en finta y el centre-half en volante y el centre-forward en alma en pena, todo se vino abajo y ésa es la explicación de que muchos lleven al estadio sus radios o transistores, ya que al menos quienes relatan el partido ponen un poco de emoción en las estupendas jugadas que imaginan. Bueno, para eso les pagan, ¿verdad? Para imaginar estupendas jugadas y está bien. Por eso, cuando alguien ha hecho un
