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Historias Eróticas de Sexo: Una colección erótica de encuentros explícitos entre adultos, llena de tríos orgásmicos, sexo anal duro, lesbianas principiantes, orgías brutales, azotes, dominación, juegos de rol ¡y mucho más!
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Libro electrónico79 páginas55 minutos

Historias Eróticas de Sexo: Una colección erótica de encuentros explícitos entre adultos, llena de tríos orgásmicos, sexo anal duro, lesbianas principiantes, orgías brutales, azotes, dominación, juegos de rol ¡y mucho más!

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¡Explora Tus Fantasías Más Salvajes Con Sensuales Y Ardientes Historias Eróticas de Sexo Que Te Dejarán Sin Aliento!


¿Estás cansado del sexo aburrido y vainilla?


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Con cada relato, te entregarás a tus máximas fantasías sexuales y explorarás tus deseos más profundos. Esta colección de relatos despertará tus sentidos y te dejará con ganas de más, ante cada encuentro explícito más excitante que el anterior.


Aquí tienes un adelanto de los placeres que te esperan en este libro:


- Huésped por una noche: Una misteriosa extranjera llamó la atención de Corbin en un popular bar al que frecuentaba. Y fue en ese preciso momento en que él supo que tenía que tenerla.


- La fantasía de un principiante: Vive la experiencia del primer trío de un principiante que te dejará sin aliento.


- Azotando a la secretaria: Explora el mundo del BDSM y la dominación mientras un estricto jefe castiga a su desobediente secretaria.


- Sumisión al placer: Piérdete en un mundo de placer mientras una joven aprende el arte de la sumisión de la mano de un deslumbrante hombre dominante.


- Buena mucamita: Descubre el erotismo del juego de roles mientras una mucama hace realidad todos los sucios deseos de su amo.


- Bien atendidos: Explora los límites del placer mientras una chica trabajadora va más allá para satisfacer a un grupo de demandantes huéspedes.


- El ensayo: Dale un vistazo al detrás de escena de dos amigas mientras exploran su sexualidad durante un ensayo de besuqueo.


- El castigo de Minerva: Experimenta la adrenalina del castigo mientras un hombre dominante enseña a su desobediente sumisa una lección que nunca olvidará.


- Lencería púrpura: Sumérgete en el excitante coqueteo de dos amantes a distancia que se encuentran por primera vez.


- Noche de juegos: Disfruta de una noche de juegos con un grupo de amigos que se convierte en una orgía salvaje e inolvidable.


¡No dejes que tu mundana vida sexual te impida disfrutar del máximo placer que te mereces!


¡DISFRUTA DE TU MÁXIMA FANTASÍA SEXUAL Y DESCARGA HOY MISMO "HISTORIAS ERÓTICAS DE SEXO" DE MIA FOSTER!

IdiomaEspañol
EditorialPublishdrive
Fecha de lanzamiento26 ago 2024

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    Historias Eróticas de Sexo - Mia Foster

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    © Copyright 2023 - Todos los derechos reservados.

    No es legal reproducir, duplicar o transmitir ninguna parte de este documento ni por medios electrónicos ni en formato impreso. Queda terminantemente prohibida la grabación de esta publicación y no se permite el almacenamiento de este documento a menos que se cuente con el permiso por escrito del editor, excepto para el uso de citas breves en una reseña literaria.

    Contents

    1.Huésped por una noche

    2.La fantasía de un principiante

    3.Azotando a la secretaria

    4.Sumisión al placer

    5.Buena mucamita

    6.Bien atendidos

    7.El ensayo

    8.El castigo de Minerva

    9.Lencería púrpura

    10.Noche de juegos

    Palabras finales

    Huésped por una noche

    image-placeholder

    B ienvenida a mi apartamento. No es la gran cosa, pero es mi hogar.

    Anna miró a su alrededor. Pasó los dedos por la pared mientras entraba. Corbin la siguió, apretándose las manos. Esperaba que no se sintiera decepcionada.

    Era un apartamento modesto, con una sala de estar bien amueblada, cocina, dormitorio y baño. Eso era todo.

    Ella se volvió hacia él, haciéndole señas con un dedo.

    Entonces, ¿necesitas algo? ¿Comida o un trago...?

    Venimos de un bar. Además, ya he cenado. Gracias por la oferta.

    Corbin hizo crujir sus dedos. Ay.

    Muy bien, entonces. ¿Entonces...?

    ¿Por qué me has traído aquí?, preguntó ella, cortándole en seco.

    Corbin no se inmutó. Te encuentro atractiva. Muy atractiva. Pero no te preocupes. No tengo malas intenciones. Sólo quería... ayudar.

    Eso no me preocupa. Miró a su alrededor. ¿Puedo usar tu baño?

    Frunció los labios antes de contestar. Claro que sí. La última puerta al final del pasillo.

    Antes de salir al pasillo, Anna le sonrió haciendo que su corazón palpitara, y el suspiró mientras su figura desaparecía.

    Corbin se hundió en el sofá. El aire misterioso de Anna le intrigaba. Le había llamado la atención desde el comienzo de la noche en el Dead Rabbit, un popular bar que frecuentaba. Aquella mujer misteriosa y hermosa sentada frente a él, bebiendo vino. Sabía que no era de por allí. Tenía acento, pero él no podía distinguirlo. Estaba en lo cierto. Era de Georgia. De alguna manera, la convenció para que pasara la noche en su apartamento.

    ¿No vienes a dormir? Es bastante tarde.

    Corbin se volvió hacia ella sobresaltado. Ella llevaba puesta una toalla y su largo pelo negro, aún húmedo, caía sobre sus hombros. Tragó saliva. Los ojos de Anna, grises como la plata, se clavaron en los azules ojos de Corbin.

    Él sonrió, pasando la mano por su cabello. Estaba pensando en dormir aquí.

    ¿En la sala de estar? No. ¿Tu cama no es lo bastante grande para los dos?. Ella levantó una ceja.

    Lo es.

    Le dio la mano. Entonces vamos.

    Pronto estaban en la habitación. La luz de la luna iluminaba el dormitorio a través de las ventanas abiertas. A Corbin le resultaba difícil mirar a Anna a los ojos, así que a menudo apartaba la mirada. Su toalla seguía sobre ella.

    Tengo una camiseta que puedes usar por la noche si quieres. También puedes quedarte con la manta.

    Se frotó las palmas sudorosas. Tenía experiencia con mujeres. Nunca se ponía nervioso con ellas. Con esta, era diferente. Ella tenía un aura que lo atraía, pero él estaba siendo cauteloso.

    ¿Necesitamos ropa?

    Corbin se dio la vuelta hacia Anna y se le cortó la respiración. Ya no llevaba la toalla y revelaba un cuerpo que sólo podía describir como divino. Sus tetas curvilíneas y de un color cremoso no eran ni grandes ni pequeñas. Eran perfectas, del tamaño justo. Su atrayente y delgada cintura daba paso a unos muslos amplios y unas piernas largas y suaves.

    Le era imposible resistirse. En unos instantes, ella estaba en sus brazos. Sus labios se encontraron, rozándose. Le metió la lengua por la comisura de los labios y acarició la de ella al encontrarla.

    Para Corbin, los juegos previos eran innecesarios en un día normal. Por lo general, el sexo era sencillo: un besuqueo rápido y en seguida estaba metido hasta el fondo en una concha deseosa. Con Ana, era diferente. Podría besarla durante horas.

    El tiempo pasaba. Ninguno de los dos supo cuántos minutos dedicaron a explorar los rincones de la boca del otro. Corbin sólo pensaba en una cosa: tenía que sentirla. Llevó la mano a su pecho y suavemente le rozó el pezón con la palma.

    Anna ya estaba excitada, su entrepierna hervía de calor. La erección de Corbin presionaba sus muslos a través de la tela de sus jeans. No intentó ocultarla. Era larga y gruesa, tensando los pantalones. Estaba bien dotado, era un hecho. Y era algo de lo que estaba orgulloso.

    Ella estiró su mano y le acarició la erección mientras sus bocas se encontraban. Corbin interrumpió el beso mientras llevaba la lengua a la base de su barbilla. Ella arqueó el

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