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Siete Cuentos Calientes
Siete Cuentos Calientes
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Libro electrónico223 páginas3 horas

Siete Cuentos Calientes

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No te lo pierdas, esto de veras va a gustarte mucho y lo disfrutaras en cantidad. Joana, Felipe e Ileana hacen un trio fenomenal. Hija, Yerno y Madre. Joana no quiere un padrastro en la casa y decide que es mejor compartir su esposo. Un triangulo amoroso que es interesante por la forma en que los tres comparten sin recelos y por lo inusual de la relacion entre ellos. ¡Pura Polvora! No puedes perderte el relato siguiente. Ellla describe su pasion de modo especial y muy claro. Describe a su manera su sentir y su disfrute de manera realista y seductora. Luego encontraras a una joven que le encantan ver como los animales de la hacienda se comportan amorosamente. Su primo, quien hace tiempo la desea, aprovecha un momento en que ella esta mirando los animales entretenida y encendidad y la seduce. Lo sorprendente del caso es que el primo está en los planes que ella tiene. Se propone seducir un vecino simple para heredar tambien aquella hacienda. Sabrás que a veces, mientras se pasea al perrito, se puede conseguir el amor que se anhela. Yanira y Daniel realizan asi sus sueños. ¡Enterate! El dueño de la bodega se casó con una mujer mas joven. ¿Y sabes que? El mayordomo de la hacienda... ¡tambien esta casado con una mujer mas joven que el! Asi que Dora buscó su solucion con un joven y Nereida tambien lo aprovecha. Entenderas que la ambicion logra mucho. Jesica a sus diecinueve años logra ser billonaria. su belleza y astucia la llevan a ser preferida de un billonario. Y Angela se casó bien casada y esta satisfecha pero el negocio de su esposo lo obliga a estar poe semanas distante y ella se encuentra con un ex novio que la visita en esas semanas de soledad. ¡Disfuta la lectura!!

IdiomaEspañol
EditorialDon Galán
Fecha de lanzamiento7 may 2021
ISBN9798201398408
Siete Cuentos Calientes
Autor

Carla Caliente

Me llamo Carla Caliente y soy verdaderamente ardiente pero no soy de verdad. Mi compañero de vida es mas ardiente que yo y me obliga a escribir estos cuentos para que tú los disfrutes. Me encanta escribir estos cuentos y a mi socio le encanta publicarlos. Pienso que a ti también te encanta disfrutarlos. Don Galán, el publicista quien es mi socio tampoco es de verdad. Somos una pareja que nacimos gemelos en la sala de partos del intelecto. ¿Qué te parece? Así, juntos hemos hecho innumerables trabajos. Comenzamos recogiendo cerezas de café en tiempo de cosecha. También cortamos caña en cañaverales. Nos arrastramos por las junglas de Panamá y nos hicimos expertos en jungla. Terminamos bachillerato y fuimos a la universidad. Después de salir de la universidad fuimos a trabajar como vendedores, administradores de negocios, maestros de escuela y cuando nos pario la imaginación nos pusimos a escribir. Tenemos bastante experiencia de vida. Desde las fiestas cerveceras de Múnich en Alemania hasta el Canal de Panamá, hemos recogido mucho material para contarte y que lo disfrutes. Ahora estamos en Estados Unidos. Te ofrezco mi nuevo libro de cuentos, Siete Cuentos Calientes. Don Galán me obligo a escribirlos y te los ofrece para que los disfrutes. Son Cuentos crudos e irreverentes, aun así, llevan un mensaje acerca de las relaciones sexuales de la época. No son cuentos aptos para puritanos o para aquellos que objetan la franqueza de las descripciones. Si los encuentras de tu agrado, ve y díselo a quien creas que también puedan gustarle. Don y Yo te lo agradecemos.

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    Siete Cuentos Calientes - Carla Caliente

    Rafael, Joana e Iliana

    Marido, Esposa y Suegra

    Fascinante figura la de Ileana. Además de tener un bello cuerpo, su cara también es bellísima. Es un sueño esta mujer, llamando la atención en todo lugar a cuál va. Son muchos los que codician a la hermosa viuda. El licenciado José Antonio Caliente había sido un famoso abogado criminalista, defendió y gano casos criminales difíciles y espectaculares. Era una figura imponente, alto y corpulento y muy bien parecido. En un arranque de inspirada cólera, mientras trataba de influir al jurado a favor de su defendido, sufrió un paro cardiaco que le robo la vida.

    Ileana queda viuda a sus cuarenta y nueve años con una hija de veintidós que está casada también con un abogado. El licenciado Rafael Garcés se perfila como un celebre defensor en casos criminales difíciles. Antes de contraer nupcias con Joana, durante su cortejo de dos años, se convirtió en amigo y ayudante de José Antonio. Aprendió mucho con su suegro y heredo su oficina, en la que trabajaba junto a su maestro.

    Luego de contraer nupcias fue a vivir con ellos en su magnífica residencia. Siempre iban los cuatro a toda ocasión social a la que eran invitados. Joana ya era doctora internista en el mejor hospital del país. Había terminado bachillerato a los diecisiete años y ya a los veintitrés hace su internado medico especializándose en cardiología. Joana heredo el cuerpo de su mama y la cara es una combinación bellísima de la de Ileana y José. Tenía admiradores a granel más el agraciado fue Rafael, quien la conocía desde que eran pequeños.

    Las viudas están, en su mayoría, por un tiempo alejadas de las actividades sociales. Ileana es escritora y trabaja desde la casa, presentando sus escritos online y en periódicos y revistas. Sus salidas son contadas y cuando es de noche sale o con su hija, con su hija y su marido y cuando la hija no puede ir, va con el yerno. Rumoran de que Rafael ya disfruta del amor de la madre y de la hija. Hacen dos años ya del fallecimiento de José Antonio y ella no sale a socializar ni tiene páginas en los portales de búsqueda de pareja.

    Este viernes en la noche Joana está de guardia en el hospital y su mama, Ileana, había salido con un amigo a cenar. Regreso después de las nueve y se bañó y se vistió con un piyama seductivo.  Son las diez de la noche y Rafael está en la oficina bregando con una moción que debe de presentar al tribunal el próximo lunes. Ileana entra a la oficina y va a la barra y prepara dos ginebras con agua tónica. Le da una a Rafael —quien está bastante asombrado al verla vestida tan seductiva— y se sienta en el escritorio frente a él, que está un poco retirado en su butaca y cruza las piernas provocativamente.

    El asombro de Rafael lo produce el que ella esté vestida en un pijama negra con calzón corto y tope a mitad de pecho. Estaba sin sostén y se notaba que tenía los pezones duros. La redondez de los senos asomaba bajo el tope del pijama. Lucia para que se le pusiera la polla dura a cualquiera. Nunca Rafael la había visto en esa ropa y le inquietaba su atrayente hermosura. Estaba bien coquetona y dispuesta.

    —Te noto asombrado y temeroso, toma tu ginebra, eres el único macho en la casa a quien puedo venir a mostrar mis encantos.

    —Eres una mujer linda y hermosa, Ileana, pero también eres mi suegra, la madre de mi esposa y no quiero jugar con candela.

    —Joana y yo hemos hablado mucho sobre esto. Ella entiende que necesito satisfacer mi necesidad y me dice que no tengo que ir a buscar satisfacción a otro lado teniéndote a ti aquí. Dice que lo que la gente clasifica como impropio está cambiando. Que soy mujer, igual que ella y necesito satisfacer mi necesidad de sexo.

    —¿Joana está de acuerdo en que yo te satisfaga? ¿Está dispuesta a compartirme?

    —No quiere que le ponga padrastro, que no traiga a otro hombre a la casa. Me dijo que hablara contigo y viera como tú aceptabas el resolver mi necesidad. Ponte de pie —él se puso de pie y ella lo hala por el cinto del calzón corto que lleva puesto— no me vas a negar esto —le dijo mientras le acariciaba el bulto que asomaba sobre el calzón.

    —Siempre me has gustado mucho, Ileana, mucho —se acercó más y la beso en la boca ardorosamente mientras jugaba con sus tetas— estas buenísima y eres bella, voy a tener dos bellas mujeres en la cama —se volvieron a besar apasionadamente.

    —Sigamos aquí acariciándonos y luego vamos a mi cama. —ella le había bajado el calzón y jugaba con su verga— esto lo voy a disfrutar esta noche hasta saciarme, la tienes rica y a reventar.

    —Estas tan buena como tu hija —le mama los pezones que están como tostada de duros— debe de haber algunos masturbándose con tu imagen en su mente. Una mujer de tu edad con este cuerpo y esta cara linda, hay que darle mucho amor del bueno.

    —De eso estoy segura —se había bajado del escritorio y tenía la verga entre los muslos— poco les falta a muchos para babearse mirando todo esto que tú vas a disfrutar.

    —Ponía mi mente en los casos que llevo para no pensar en ti mientras estamos solo tu y yo en la casa, te tenía ganas mamita, estas preciosa y bien buena. —la acaricia toda por encima del pijama mientras ella apretaba la verga entre sus muslos.

    —Vamos a mi cama, machote, quiero que me hagas y deshagas lo que quieras conmigo.

    La levanta en sus brazos y sube las escaleras hasta el cuarto de ella. La deposita en la cama y le quita el pijama. Él le contempla el cuerpo mientras termina de desvestirse y cuando estuvo también desnudo, la posicionó con las piernas colgando al lado de la cama, le abre los muslos y comienza a comerle el clítoris. Ella levanta las piernas y las pone sobre los hombros de él, quedando así en mejor posición para que el chupe y lama cómodamente. Se está dando un atracón de bistec con vellos y ella se estremece y revuelca, gimiendo y gritando de acuerdo con cada explosión. Él le chupa todo el litoral de las entrepiernas y el clítoris con mucho esmero, mientras se lo chupa, entra el dedo índice y le frota adentro, justo debajo del clítoris, ella explota en gozo al sentir eso y a él le complace escuchar cómo gime de placer. Ella le pide que se detenga y él se sentó a su lado. Ella se levanta y lo empuja a que se cueste y comienza a jugar con la rígida polla y a mamarla. Le acaricia las bolas y le lame la estaca, se la chupa con entusiasmo, especialmente el glande. Rafael le hizo saber que estaba por venirse y ella se metió el glande en la boca para recibir la leche. Rafael reventó en grande y ella se regó leche por doquier. Se limpio con una toallita y subió se acostó al lado de él.

    —Mamas de maravilla suegra, lo hiciste especial para mí.

    —Quería devolverte el trabajo tan exquisito que me hiciste, primera vez que me comen el bollo con tanta atención y detalle. Sentía cuando me la mordías y luego la chupabas, después la lamias y yo suelta y suelta orgasmos, me vine mil veces, cada vez más sabroso. Tú te viniste rápido, quería mamarte más, pero reventaste abundante, ¡que mucha leche y sabrosa!

    —Parámela otra vez, juega hasta que se ponga dura, quiero penetrarte, sentirla bien adentro de ti. Sentirte debajo de mí y poseerte, eres una suegra especial además de estar buenísima.

    —Yo también quiero que me la metas rico, sentir esta mandanga abriendo mí raja y deslizándose adentro, sentirte coleando sabroso al echarme el polvo. Ya está despertando, la tienes bella y rica, como me la pide mi coño, vamos a follar así de rico siempre que Joana tenga guardia o en cualquier oportunidad que se nos presente. Ya está como la queremos, machote, ven y clávame rico para después bañarnos y dormir juntos, papito, asimismo profundo, que rica la siento adentro de mí y miro tu cara, estas gozando al tenérmela completa adentro, la siento hasta el final de mi coño.

    —Te veo bien linda sintiendo mi cipote adentro, me gustaría retratar esa cara de placer que tienes. Estas estrecha y sabrosa y me siento feliz teniéndote debajo de mí, gozándome.

    —Esta noche me has hecho gozar como nunca, no recuerdo nunca haber soltado tanto orgasmo como hoy contigo. Me bajan al sentirte encima de mí, en este abrazo sensual tan sabroso, contigo entrando y saliendo en mi tan rico, apretándote así con mis piernas.

    —Tengo la suegra más bella y guapa y quién folla bien rico, te confieso que te había deseado, admiraba tu cuerpo, pero no pensaba que estuvieras así de rica, follas con ganas y demuestras que lo disfrutas. Me encanta verte gozar.

    —Gracias a mi hija, tu mujer, estoy aquí debajo de ti clavada deliciosamente y bajando orgasmos ricos que hacía tiempo no sentía bajar, sigue así Rafa, dame más rápido para reventar sabroso con tu madero adentro, así papito, así me vengo como yegua, eres mi caballo que me haces venir rico.

    Le mete y saca la estaca por buen tiempo, Ileana se revuelca de placer. Tiene la cara llena de felicidad al sentir a Rafael encima de ella, haciéndola disfrutar sin medida, como hacía mucho tiempo que no gozaba. Se disfrutan mucho ambos y va surgiendo un grado de intimidad de pareja. Después de bañarse regresaron a la cama como pareja establecida. Ella se puso un camisón para dormir y él fue a su cuarto y se puso pijama. Regreso y se acuesta a su lado y la atrae hacia él, la besa con ardor y ella le responde igual.

    —Tengo temor a que me enamore de ti, entonces si fuera un problema nuestra relación, porque como me tratas en la cama es tan agradable; despierta mucha atracción.

    —Te hago en la cama igual que a Joana, considérame como tu amante y no tendremos problemas. Podemos tener una relación bonita si nos respetamos los tres y mantenemos nuestras posiciones. Tu eres mi suegra quien de ahora en adelante es también mi amante. Eres mi amante ideal y pienso que eso soy para ti también, tu amante ideal.

    —Mi amante ideal que me besa como se besa a un amor y me hace in sexo tan bueno que despierta en mi deseo de amar. Eres un amante encantador y tendré que luchar contra mi sentir pues estoy sintiendo mucho por ti, mi amante. Siento como llegas de vuelta y te acuestas a mi lado y me besas ardientemente, me haces sentir amada y mi corazón se entusiasma con tus caricias.

    —Si vamos a pasar la noche juntos y queremos disfrutar tenemos que amarnos, el cariño es parte de la satisfacción que quieres tener. Tu estas entera y besas rico, me encanta estar contigo. Eres mi nueva pareja y de veras que te disfruto mucho.

    —Ya lo compruebo que te gusto mucho, mira como tienes la polla otra vez, aun estando yo tan cubierta, no estoy vestida incitante como cuando fui a tu oficina. ¿Te gusto tanto?

    —Eres una verdadera belleza y estas entera, Iliana, como para estar queriéndote toda la noche. No pensaba que tuvieras un cuerpo tan atractivo y que fueras tan fogosa en la cama. Antes de verte desnuda me imaginaba tu cuerpo, ya lo contemplé con detenimiento y por más cubierta que estés se lo buena y linda que eres. Tengo que darte mucho amor del bueno, lo necesitas.

    —Espero que no nos estemos envolviendo mucho, pero es cierto lo que dices, necesito alguien que me saque el deseo y me complazca como tú lo haces. Es un cuerno rico que le pego a mi hija.

    —Ella está de acuerdo con lo que hacemos, así que olvida lo que te preocupa y vamos a seguir queriéndonos como amantes que ya somos. Quiéreme mucho como yo ya te quiero a ti.  ¿Quieres tomar algo para que te tranquilices?

    —Si vamos a tomar algo y conversar un rato, esto es nuevo para los dos y tenemos que manejarlo bien.

    El dormitorio es amplio, con una cama super grande en el centro, un baño amplio con bañera para dos, con regaderas y una regadera normal al lado. Al lado del baño hay una puerta y detrás de ella hay una barra para dos, con su refrigerador con hielera y un microondas. Allí ella lo lleva a darse los tragos. Rafael se sienta mientras ella saca el tequila, triple seco y el zumo de limón para hacer margaritas. Ella hace dos en copas grandes para que rindieran mientras conversaban. Cuando regresa a sentarse la atrae y la besa y acaricia con pasión. Ella le responde igual y luego se sienta a su lado.

    —Esto se está poniendo peligroso, Rafa, te gusto mucho y pareces estar loco por mí. Yo estoy sintiendo atracción a ti, me atraes mucho y me enloquecen tus besos.

    —Eres una muñeca, Iliana, y estas buenísima. Me encanta tenerte en mis brazos, besarte con pasión y sentir tu cuerpo junto al mío gimiendo de placer. Pero debo disciplinarme pues tengo que funcionar como marido de tu hija y como amante tuyo. Estoy enamorado de Joana y ahora me estoy entusiasmando contigo. Eres bien madura en la cama y siento que me recibes muy bien. Me encanto lo que hicimos y quiero conservarlo. Me agrada mucho lo que está ocurriendo.

    —Yo también estoy entusiasmada, se me ocurre pensar que me trataste mejor de que a Joana. Quizás te esmeraste más por ser yo tu suegra, querías darme una buena impresión y lo lograste. Me has dejado en las nubes y no sé, me siento enamorada de mi amante.

    —¿Has tenido alguno otro?

    —En los veintisiete años que estuve casada con José, nunca le puse un cuerno. Estando en la universidad estuve con dos, cuando salí conocí a José y nos casamos. Como a los seis meses de haber muerto José, comencé a recibir pretenciosos. Por eso prefería que me acompañaras, tu o Joana. Cuando salgo con Joana se me acercan a flirtear, pero cuando voy contigo no se me acercan. Me agrada uno, es Samuel Fierro, el abogado. Cuando hable con Joana y le dije que el me agradaba, que pensaba darle una oportunidad, se enojó y me pregunto que si necesitaba tanto un compañero que me hiciera el amor. Le dije que necesitaba alguien que me follara y me diera cariño. Ella me dijo que hablara contigo, que eras muy cariñoso y fogoso en la cama. Que prefería te compartiésemos a tener a otro hombre en la casa. Me sorprendió ese desprendimiento de ella, pensé que era un exabrupto y que volvería a su juicio. Antes de ayer me llamo Samuel para invitarme a cenar y luego ir a bailar. Joana escucho la conversación y me pregunto que con quien iba a salir a bailar. Le dije que Samuel me había invitado y pensaba ir con él a bailar. Me preguntó que si me había acercado a ti y le dije que no. Me dijo que, si pensaba que ella estaba fuera de su juicio, que no era así, que hablara contigo y solucionara mi problema, que tu no me ibas a rechazar. Fui a cenar con Samuel y todo el tiempo estuve pensando en ti. Si aceptaba la invitación de ir a bailar iba a terminar en un hotel con él. Pensaba que estabas solo y podría abordarte como Joana quería. Me sentí atraída a ti y considere que eres más joven que Samuel y que si me aceptabas, tendría un sexo más vigoroso contigo. Después de la cena le dije a Samuel que me sentía mal, que me había bajado la regla hoy y tenía dolor.  Me trajo de vuelta, me vine al cuarto y me cambié para que vieras lo buena que esta tu suegra y fui a verte. Y ya te me entregué y estoy ilusionada con mi yerno.

    —Se quedo Samuel con las ganas de coger a mi preciosa suegra. El agraciado soy yo, que estoy disfrutando a una suegrita que esta tan buena como la hija.

    Se baja de la silla alta de la barra y se acerca a ella y la besa lujuriosamente mientras la manosea por todas partes. Ella le acaricia el palo que se había salido por la bragueta del pijama. Se besan como los que ansiosamente desean follar. Ella se baja también de su silla y se pone el palo entre los muslos mientras siguen besándose con lujuria. El vuelve a cogerla en sus brazos y la lleva a la cama. Le agarra el camisón de dormir y se lo saca, dejándola casi desnuda, tan solo quedaba el panti. Le quito el panti y se quedó observándola. Ella muy coqueta, le sonreía.

    —En verdad eres bella, Iliana, estas para quererte con locura. Unas curvas atrayentes y unos senos como los de tu hija, como si nunca los hubiesen chupado. Y esta raja que pide primero lengua y después cipote.

    —Haz lo que vayas a hacer, me muero de ganas de sentirte bregando conmigo, anda acércame esa verga, tu comes y yo chupo, si puedo... esto esta tan rico que me va a poner engreída.

    Esta vez la come con lentitud, yendo minuciosamente parte por parte. Ella se revuelca de placer y gime incontenible. El trabajo minucioso que le está haciendo la hace parecer a una libidinosa. La cara sonrosada y una sonrisa de satisfacción la hacen lucir más bella. Él se detiene y se levanta a mirarla, nota su cara suplicante y retorna a su brega con aquella prenda que ya lo había conquistado. Llega el momento en que ya ella no resiste más y le grita que se detenga, que no puede resistir más.

    —Joana me dijo que eras brioso, eres tremendo, me hiciste gozar tanto que estoy mareada. Me siento débil, bote toda la energía. Tráeme lo que queda del trago, a ver si me repone para poder terminarte.

    —No es necesario, descansa qué el reposo te ayudará. Te estaba comiendo con gusto, tienes un coño lindo y sabroso. Te repito que me sorprendes, no pensaba que estuvieras tan rica.

    —Tu estas muy salvaje conmigo, te voy a coger miedo.

    —Estos gustos no los habías conocido. Estoy seguro de que a ningún otro le tuviste que pedir que se detuviera. Ninguno te mamo el bollo como yo lo he

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