Oigo como me llamas según avanzas por el pasillo. La dulzura de tu voz torna a principio de enfado debido a mi silencio, pero es que quiero que todo sea una sorpresa.
He salido del baño y aún con la toalla liada al cuerpo, sentada en el filo de mi cama, espero que entres en mi habitación. Estoy deseosa por verte, por besarte, por oler ese suave perfume que de manera natural desprende tu suave piel, por acariciar los rizos de tu pelo que ya sabes que es algo que me encanta, te