Cuentos mitológicos

Por Lorena A. Falcón

Personajes que te llaman a través de los siglos.

 

Son historias que se han transmitido durante siglos, pero ¿conocemos realmente a todos sus personajes?
¿Qué pensaba Ulises cuando guiaba a sus marineros entre dos muertes seguras? ¿Acaso Andrómeda aceptó el error de su madre de manera tan sumisa?
Estos cuentos recogen mitos griegos desde otro punto de vista; a veces, desde sus actores más callados.

 

• Idioma: Español
• Editorial: Lorena Falcón
• Fecha de lanzamiento: 11 mar 2023
• ISBN: 9798215053904

Lorena A. Falcón

📝 Creadora de libros diferentes con personajes que no olvidarás. 🙃 Soy una escritora argentina, nacida y radicada en Buenos Aires. Amante de los libros desde pequeña, escribo en mis ratos libres: por las noches o, a veces, durante el almuerzo (las mañanas son para dormir). Claro que primero tengo que ser capaz de soltar el libro del momento. Siempre sueño despierta y me tropiezo constantemente.  📚 Novelas, novelettes, cuentos... mi pasión es crear. Me encuentras en: https://linktr.ee/unaescritoraysuslibros https://twitter.com/Recorridohastam https://www.instagram.com/unaescritoraysuslibros http://www.pinterest.com/unaescritoraysuslibros

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Libros de la autora

Brujas anónimas

Brujas anónimas - Libro I - El comienzo

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Brujas anónimas - Libro IV - El regreso

Conflictos universales

Libro I - Un último conflicto

Libro II - Un conflicto sin fin

Libro III - Todos los conflictos

Libro IV - El único conflicto

El reino entre las nieblas

Libro I - Un camino marcado

Libro II - Un bosque confuso

Libro III - Un reino olvidado

Crónicas de la espada viviente

Libro I - La hija del anochecer

Libro II - El hijo de la oscuridad

Libro III - La hija del alba

Intrigas del pasado

Libro I - Muerte y misterio

Libro II - Desaparición y dilema

Epopeya de los mundos

Libro I - El viaje

Crónicas hechiceras

Libro I - Primer mago

Libro II - Último dragón

Libro III - Guerras mágicas

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Dejemos la historia clara

El despertar de las gárgolas

La hermandad permanente

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Vidas paralelas, destinos cruzados

Decisiones

Número privado

Matices de la magia

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Los tres ciclos

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Cuentos

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Todo o nada

Una idea simple - A simple idea

Alrededor del reloj

Monstruos al acecho

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Crónicas de una leyenda

Aventuras en la tienda de objetos mágicos

No ficción

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CUENTOS MITOLÓGICOS

Lorena A. Falcón

Copyright © 2016 Lorena A. Falcón

Primera edición.

Cover Design by James, GoOnWrite.com

Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/.

¿Dónde estás?

—¡Hija! —resonó una voz melodiosa a través del valle—. ¡Querida! ¿Dónde estás?

El eco siguiente chocó sólo contra el vacío.

—¡Hija! Ya es hora de regresar, ¿dónde estás?

Otra vez: silencio.

La tierra se agitó, y una mujer emergió en medio del valle.

—¡Alina! —el llamado perdió algo de su dulzura—. ¡Vamos, hija, ya es tarde!

En ese momento, una pequeña de alrededor de nueve años salió de atrás de unas rocas, los rubios cabellos despeinados, y corrió hacia la mujer, riendo. El rostro de su madre se relajó al verla.

—¿Cuántas veces te he dicho que no te alejes tanto? —la regañó.

La pequeña chocó contra las piernas de su madre en un torpe abrazo. La madre trató de mantener su enojo mientras ese montoncito de tibieza se aferraba a sus rodillas.

—Lo siento, mami.

—Me preocupaste, hija.

Todo disgusto había desaparecido y la mujer se agachó con cuidado y besó la frente de la niña a la vez que le acomodaba los cabellos.

—No vuelvas a hacerlo.

—No lo haré, mami.

La mujer tomó a la niña en sus brazos y se alejó, con la rubia cabecita de su hija apoyada en el hombro.

La tierra se sacudió otra vez: otra mujer apareció en medio del valle. Exactamente en el mismo lugar donde había aparecido la otra. Su rostro mostraba la misma desesperación que había ensombrecido el de aquella otra madre cuando su hija no contestaba sus llamados. Las líneas en el rostro de esta mujer marcaban surcos profundos, como si hubieran tardado siglos en formarse. Sus labios apenas se abrieron para dejar escapar un susurro.

—Hija mía, querida, ¿dónde estás?

La voz recorrió el prado como una brisa fuerte, todo se conmovió a su paso.

—¿Dónde estás?

Pronto, gruesas gotas comenzaron a caer sobre el vestido de la mujer, que se quedó inmóvil mientras los colores se apagaban a su alrededor, y todo adquiría un único tono grisáceo. Momentos después, el sol ya se había ocultado, en su lugar apareció una luna rosácea que se resistía a quedar oculta tras las espesas nubes que la rodeaban.

Si bien la lluvia se hizo más pesada, la mujer permaneció inmóvil. Su murmullo acompañaba el balanceo de la hierba a su alrededor y se extendía por todo el valle.

—¿Dónde estás? Hija mía, ¿dónde estás?

La alborada siguiente la encontró parada en el mismo lugar. Miraba en la dirección hacia donde se habían alejado aquella otra mujer y su hija el día anterior. Miraba expectante, ilusionada. Los cabellos rubios de esa niña eran tan parecidos a los de su propia hija; más claros que los suyos propios que tenían un tono trigueño.

Sin embargo, la mañana terminó y ella seguía sola. Aun cuando el sol ya estaba alto, la hierba a su alrededor se negaba a abandonar el tono grisáceo; y todavía retenía las gotas de la noche anterior.

Cuando, por fin, vio una figura que se aproximaba, sus labios temblaron tratando de recordar cómo era una sonrisa; pero quien fuera que se acercara, no era su niña y la sonrisa murió antes de salir. A medida que la figura se avecinaba pudo ver