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Medicina Integrativa - Medicina Holística - Medicina Del 3er Milenio
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Libro electrónico190 páginas2 horas

Medicina Integrativa - Medicina Holística - Medicina Del 3er Milenio

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Descubra el universo de la medicina integrativa y cómo revolucionará el enfoque de la salud. En este libro exploramos esta disciplina que aúna la excelencia de la ciencia médica con prácticas holísticas y conocimientos ancestrales. Se trata de una guía completa para los profesionales de la salud y los interesados en la integración de los métodos tradicionales y la sabiduría ancestral. Al profundizar en los principios, las pruebas y las aplicaciones de la medicina integrativa, también descubrimos las tendencias y los retos que configurarán el futuro de este campo en expansión.

El libro ofrece no sólo conocimientos teóricos, sino también consejos prácticos y estrategias para incorporar la medicina integrativa a la vida cotidiana. Ya se trate de mejorar la calidad de vida, prevenir enfermedades o promover el bienestar, este libro es una brújula fiable para quienes buscan un enfoque holístico y personalizado de la salud. Ideal para profesionales de la salud implicados en la creciente demanda de integración entre métodos contemporáneos y sabiduría ancestral, el libro es una invitación a la transformación personal y a una comprensión más profunda del potencial curativo que reside en la convergencia de ciencia y espiritualidad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 nov 2023
ISBN9798215485064
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    Medicina Integrativa - Medicina Holística - Medicina Del 3er Milenio - Uriel Franz

    Capítulo 01

    Medicina Integrativa

    ––––––––

    La medicina moderna ha realizado notables avances en las últimas décadas, especialmente en el tratamiento de enfermedades agudas y urgencias. Sin embargo, falta un tratamiento eficaz de las enfermedades crónicas, cuya prevalencia no hace sino aumentar con el envejecimiento de la población.

    Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad, la depresión, la ansiedad y muchos tipos de cáncer han supuesto un reto tanto para los sistemas sanitarios como para los pacientes que conviven con ellas. A pesar de los recursos tecnológicos, la incidencia de estas enfermedades sigue aumentando.

    Además de su elevada prevalencia, los costes directos e indirectos relacionados con estas enfermedades crónicas son astronómicos y es probable que aumenten sustancialmente en las próximas décadas si no se hace nada para cambiar esta situación.

    Esta situación demuestra que, para hacer frente al perfil epidemiológico actual de las poblaciones, es necesario un cambio de paradigma en la atención sanitaria. Aquí es donde entra en juego la Medicina Integrativa.

    Simplificando, podemos definir la medicina integrativa como un enfoque que incorpora tanto los recursos de la medicina convencional como los de otras tradiciones médicas, buscando lo mejor de cada sistema.

    El concepto de medicina integrativa ha ido cobrando fuerza en los círculos académicos y despertando un mayor interés entre investigadores y profesionales de la salud de todo el mundo. Incluso existen centros dedicados exclusivamente a la medicina integrativa en universidades de renombre como Harvard y Stanford.

    Pero, ¿por qué este enfoque híbrido entre distintos sistemas médicos es tan prometedor para mejorar la atención sanitaria y, sobre todo, hacer frente a las enfermedades crónicas?

    Para entender las raíces de este movimiento hacia una medicina más integradora, tenemos que retroceder un poco en el tiempo y comprender cómo se produjo históricamente la separación entre medicina, espiritualidad y filosofía.

    En las civilizaciones antiguas, no existía una distinción clara entre la curación física, la salud mental/emocional y las creencias personales sobre la vida. En la antigua Grecia, por ejemplo, la gente acudía a los templos en busca de curación y orientación espiritual, así como a los médicos hipocráticos.

    Del mismo modo, en el mundo oriental, la medicina tradicional china y el ayurveda indio eran inseparables de los principios filosóficos y la cosmología de cada cultura. No existía esa especialización en cuerpo y mente tan común en la biomedicina moderna.

    No fue hasta la Ilustración y la aparición del método científico moderno cuando la medicina occidental se alejó de esta visión más integral del ser humano y empezó a centrarse principalmente en los aspectos físicos y biomédicos.

    La llamada razón pasó a considerarse superior a la experiencia subjetiva o la sabiduría intuitiva. Como consecuencia, antiguas tradiciones como la medicina tradicional china, el chamanismo y el ayurveda pasaron a ser vistas con escepticismo e incluso desdén por los investigadores de la época.

    Los innegables avances de la biomedicina en intervenciones como los antibióticos, las vacunas y los procedimientos quirúrgicos acabaron por establecer su estatus como sistema medicinal dominante, ampliamente adoptado en Occidente. Sin embargo, en las últimas décadas también hemos empezado a darnos cuenta de sus limitaciones.

    La especialización exacerbada y la atención casi exclusiva a los síntomas físicos han resultado insuficientes para abordar la compleja interacción entre cuerpo, psique y entorno.

    Como dice el doctor Andrew Weil, uno de los pioneros de la medicina integrativa, los profesionales médicos han sido formados para diagnosticar y tratar enfermedades, no para promover la salud. Este punto de vista es muy sintomático de un enfoque que ha perdido la conexión entre el cuerpo físico, la mente y el bienestar general.

    Afortunadamente, en las últimas décadas, esta visión ha ido cambiando a medida que los pacientes y algunos profesionales han empezado a buscar opciones más holísticas que traten a la persona como un todo. Conceptos como bienestar, calidad de vida, autocuidado y medicina preventiva se han puesto de moda.

    En este contexto ha surgido la medicina integrativa, no como sustituta de la biomedicina, sino como aliada. Revive tradiciones ancestrales de cuidado al tiempo que incorpora tecnologías modernas y descubrimientos científicos, siempre desde una perspectiva humanista.

    Un hito importante en este movimiento fue la fundación, en 1991, del Centro de Medicina Integrativa de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos. Al frente del centro estaba el ya mencionado Dr. Andrew Weil, autor de varios bestsellers sobre el tema.

    Otra institución pionera fue el Consortium of Academic Health Centers for Integrative Medicine, fundado en 1999, que agrupa a más de 50 universidades y centros médicos de renombre con programas dedicados a la medicina integrativa.

    En la actualidad, según estudios norteamericanos, más de 60 facultades de medicina ya han incorporado a sus planes de estudio algún contenido sobre prácticas integradoras y complementarias, señal de que el interés por el tema no hace sino crecer.

    Pero, ¿qué diferencia realmente este nuevo (de hecho, antiguo) enfoque de la medicina convencional? ¿Cuáles son sus principales características? De eso vamos a hablar ahora con más detalle.

    Uno de los fundamentos de la medicina integrativa es la comprensión de la profunda interconexión entre cuerpo, mente y emociones. Según este punto de vista, no es posible tratar el cuerpo como una máquina separada de nuestra subjetividad, creencias personales y psique.

    De ahí el término holístico, que se utiliza a menudo en este contexto. Se refiere a esta atención a la persona en su totalidad y no a un conjunto fragmentado de órganos y sistemas desconectados.

    Otro pilar importante es la atención a la salud y la vitalidad, no sólo al tratamiento de la enfermedad. Como hemos dicho, la medicina occidental se creó principalmente para tratar enfermedades agudas y de urgencia. En la medicina integrativa, la idea es añadir vida a los años, no sólo años a la vida. El objetivo es capacitar a las personas para que cuiden mejor de sí mismas adoptando hábitos positivos que las mantengan sanas.

    En la práctica, esto significa que, además de tratar cualquier enfermedad, también se educa a los pacientes sobre la dieta adecuada para ellos, el ejercicio personalizado, la gestión del estrés y la conexión consigo mismos a través de la naturaleza o la meditación, por ejemplo.

    En términos generales, los profesionales de la medicina integrativa siguen el siguiente proceso:

    En primer lugar, escuchan atentamente al paciente, tratando de comprender su historial médico y también su contexto psicosocial más amplio.

    A continuación, desarrollan un plan personalizado que combina los enfoques más diversos: terapias farmacológicas, procedimientos quirúrgicos, suplementos nutricionales, fitoterapia, meditación, yoga, entre muchos otros.

    Por último, siguen la evolución del paciente no como un agente pasivo, sino como un participante activo en su viaje hacia la curación y el bienestar.

    Nos damos cuenta, por tanto, de que no se trata de confrontar o excluir tal o cual sistema médico, sino de extraer lo mejor que cada tradición puede ofrecer en términos de atención al ser humano.

    La esencia de la medicina integrativa es, en palabras del Dr. Weil, utilizar todos los enfoques apropiados, dedicándonos a los tratamientos más eficaces, seguros y económicos para cada paciente.

    También es importante subrayar que los profesionales de la salud integrativa no niegan los beneficios de la medicina convencional de alta tecnología cuando es realmente necesaria y eficaz. Lo que pretenden es ampliar su perspectiva y sus opciones terapéuticas para incluir también métodos que han demostrado ser beneficiosos, aunque la corriente biomédica dominante los pase por alto. Hablaremos más sobre esto más adelante.

    En primer lugar, sin embargo, hay que dejar claro que la medicina integrativa no debe confundirse con la charlatanería o las prácticas pseudocientíficas que a veces intentan subirse a la ola del mercado holístico.

    A diferencia de estos aprovechados, los médicos integrativos son profesionales altamente cualificados que se basan en el rigor científico para discernir lo que funciona y lo que no. Por eso, cuando hablamos de integrar distintos tipos de medicina, hablamos de medicina integrativa.

    Por eso, cuando hablamos de integrar diferentes recursos terapéuticos, sólo nos referimos a los que han demostrado su eficacia mediante estudios clínicos bien realizados. No es una carta blanca para adoptar cualquier moda sin evidencia detrás.

    Dicho esto, podemos mencionar entre los recursos integradores más estudiados y aplicados en la actualidad: la acupuntura, la fitoterapia, la hipnoterapia, las terapias mente-cuerpo como la meditación y el yoga, la homeopatía, la medicina antroposófica y muchas otras.

    Cada vez más, estas terapias ganan terreno junto a los tratamientos farmacológicos y quirúrgicos estándar. En Estados Unidos, numerosos hospitales y clínicas de renombre ya las ofrecen.

    Es interesante observar que muchas de las llamadas alternativas tienen en realidad una historia muy larga y sólo han sido descuidadas en los últimos 100 o 200 años por la supremacía del modelo biomédico.

    La homeopatía, por ejemplo, fue fundada por Samuel Hahnemann hace casi tres siglos. La acupuntura y el uso medicinal de las plantas se remontan a miles de años atrás en China, India y otras regiones.

    Así que, en gran medida, lo que propone la medicina integrativa es revivir lo que ya existía, aunando lo antiguo y lo moderno. Por eso, a menudo se la denomina medicina biomédica: lo mejor de ambos mundos.

    En el caso de la fitoterapia, por ejemplo, se extraen los principios activos de una planta para producir un medicamento estandarizado, pero de origen natural. Se aprovecha así todo el saber popular acumulado durante siglos.

    En cambio, la meditación, aunque practicada desde hace milenios por los monjes orientales, se estudia ahora con las tecnologías más avanzadas de imagen y monitorización cerebral, lo que revela sus profundos (y demostrados) beneficios para la salud.

    Este matrimonio entre lo tradicional y lo vanguardista es sumamente prometedor y ha suscitado numerosas investigaciones. Sólo en los últimos años, docenas de revisiones sistemáticas y metaanálisis han corroborado los efectos de las llamadas Prácticas Integradoras y Complementarias (PIC) sobre diversas enfermedades crónicas. Entre los hallazgos más notables se encuentran la modulación del dolor y la inflamación mediante la acupuntura, la acción antimicrobiana de diversas hierbas amazónicas; el papel de la meditación mindfulness en el control de los casos refractarios de migraña; la eficacia del yoga y el Tai Chi en la mejora de los síntomas de la fibromialgia, por nombrar sólo algunos.

    Además de los beneficios clínicos cuantificables, es innegable el potencial de los PCI para prevenir enfermedades, aumentar la longevidad y promover el bienestar general. Y eso sin los efectos secundarios habituales del uso prolongado de fármacos.

    Por todas estas razones, muchos investigadores creen que la medicina del futuro será cada vez más integradora, aunando alta tecnología, terapias naturales, enfoques cuerpo-mente y lo mejor de la sabiduría ancestral.

    Esta perspectiva es muy alentadora en una época de alarmante aumento de las llamadas enfermedades de la civilización moderna. Las medidas preventivas y un mayor autocuidado serán cruciales para invertir la situación.

    Afortunadamente, como hemos visto, cada vez hay más interés por parte de universidades, gobiernos y organizaciones sanitarias en estudiar y aplicar este modelo. En Estados Unidos, por ejemplo, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) financian actualmente muchas investigaciones sobre los PCI a través del NCCIH.

    También en Brasil existen ya políticas públicas de fomento de las Prácticas Integradoras en el SUS, así como una creciente concienciación por parte de los profesionales de los límites del actual modelo biomédico.

    Podemos concluir, por tanto, que la medicina integrativa no es una moda más de la New Age, sino un movimiento sólido basado tanto en la evidencia científica como en la búsqueda de un enfoque más humanizado de la asistencia sanitaria.

    En las siguientes secciones exploraremos con más detalle algunas de las principales terapias integrativas disponibles, sus mecanismos de acción probados y cómo podemos disfrutar de sus beneficios.

    Por ahora, espero que haya logrado comprender los fundamentos conceptuales, históricos y filosóficos que subyacen a esta perspectiva híbrida y a la vez ancestral de la medicina.

    En pocas palabras, la esencia de la medicina integrativa es utilizar lo mejor de mundos aparentemente dispares: unir la alta tecnología y la sabiduría ancestral; unir la intervención aguda y la prevención; unir el cuerpo y la mente.

    Este enfoque holístico, que tiene en cuenta todas las dimensiones de la experiencia humana, tiene un enorme potencial para hacer frente a los retos sanitarios mundiales de hoy en día. No es casualidad que el interés por él esté

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