ADIÓS, ANSIEDAD
Comencé a tener problemas de ansiedad en la adolescencia. Tenía ataques de pánico y muchos miedos irracionales que no me dejaban vivir tranquila. Recorrí consultorios psicológicos y me diagnosticaron ansiedad generalizada. Cuando te marcan con una etiqueta como esa, tienes dos opciones: aceptar que tu destino es convivir con el pánico o intentar descubrir cómo mejorar. A los 18 años comencé a estudiar y practicar yoga. No sólo las posturas y el movimiento me ayudaron a sentirme mejor, sino que descubrí que la herramienta más eficaz para calmarme era la respiración.
Los cambios que experimenté fueron grandes y desde entonces me he dedicado a formarme con varios métodos para convertirme en guía de
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