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LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS: Las corrientes energéticas del planeta
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LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS: Las corrientes energéticas del planeta
Libro electrónico180 páginas2 horas

LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS: Las corrientes energéticas del planeta

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Información de este libro electrónico

Las Líneas Sincrónicas son los caminos de la vida, una red de rutas energéticas que se ramifican en el planeta Tierra y que unen a todos los planetas donde existe la vida.
Son flujos de energía que pueden catalizar las grandes fuerzas del cosmos.
Se trata de medios de comunicación especiales que se convierten en amplificadores de emociones: sobre ellas fluyen las informaciones que llegan a todos los seres vivos, más allá de los diferentes lenguajes, ya que actúan según el principio de correspondencia.
Las Líneas Sincrónicas atraviesan el planeta dibujando "caminos" que unen entre sí puntos también muy distantes. Este libro las describe, ilustrando su desplazamiento y sus funciones con la ayuda de mapas y dibujos. Del estudio en profundidad de estas Líneas se puede extraer una gran cantidad de información que permite una nueva forma de interpretar los acontecimientos históricos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jul 2022
ISBN9788870121582
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    LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS - Falco Tarassaco(Oberto Airaudi)

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    LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS

    Falco Tarassaco (Oberto Airaudi)

    ISBN: 978-88-7012-158-2

    Revisada por Elefantina Genziana (Alma Foà)

    V Edición (I ed. Ediciones Horus, 1987)

    Dhora Srl, Impresa Sociale - Vidracco (TO), Italia

    Copyright © 2022 Franca Nania

    Traduttore: Raquel Morito

    En la portada: Cuadro Selfico de Oberto Airaudi

    Título: Indicador del camino estelar, de las Líneas sincrónicas vitales, selección de especies portadoras de almas en viaje planetario… 01/2004

    Reproducción prohibida

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida en cualquier forma sin la autorización por escrito del editor, salvo citas cortas como reseñas.

    Impreso in Italia en el mes de Junio 2022

    LAS LÍNEAS SINCRÓNICAS

    Las corrientes energéticas del planeta

    PRESENTACIÓN

    (diciembre 1998)

    La teoría sobre que el planeta es comparable, de muchas maneras diferentes, a un ser vivo, es un patrimonio que subyace en muchas culturas, tanto de origen espiritual como de origen naturalista.

    Peculiaridad de la teoría de las Líneas Sincrónicas que Oberto Airaudi(1), (Falco Tarasacco), fundador y guía espiritual de las comunidades de Damanhur, propone desde el inicio de su divulgación filosófica, es que el planeta, a través de sus sentidos, está en contacto con los otros mundos vivientes, para establecer y mantener una relación con todo el universo.

    Ya en 1980, Falco Tarasacco, en el libro(2), Sincronicidad y Líneas Sincrónicas, propone la visión de un retículo universal, que conecta los mundos en los que la vida está presente –en el sentido más amplio que el término vida puede representar– y se extiende por toda la Tierra en una red de dieciocho brazos principales e innumerables secundarios.

    En la descripción de Falco, el sistema de las Sincrónicas representa, a la vez, el sistema nervioso del planeta y su aparato sensorial incluyendo sus sentidos internos, es decir, aquellas funciones que permiten al individuo recibir estímulos tanto del exterior como del interior y de conectarlos en una ampliación de conciencia.

    Cuando salió el texto citado, la comparación que, a pesar de su inexactitud, parecía más oportuna, era con la autopista, dentro de la cual fluye todo, en ambas direcciones, pasando por garitas que representan las barreras de redireccionamiento del flujo y son alimentadas por el tráfico de las carreteras menores Treinta años después, el pensamiento se va a internet, tanto por la universalidad de contactos que permite como por su estructuración articulada que va desde el cableado a lo etéreo, hasta las nubes. Exactamente como una Línea Sincrónica viaja suspendida en el aire, hundiéndose bajo tierra, dibujando gibosidades a lo largo de los continentes (y nunca siguen el diseño de las costas, ¿quién sabe por qué?)

    El presente texto reproduce fielmente las enseñanzas de Falco a través de sus escritos –que antes de 1980 ya fueron apareciendo en episodios en el Notiziario Horus(3) mensual– y en sus lecciones de Física Espiritual, recogidas y reorganizadas por los investigadores damanhurianos apasionados por el tema, en la edición de 1998.

    Hoy en día, cada vez de forma más clara, la física cuántica muestra cómo la distancia entre la visión espiritual y la visión científica (siempre y cuando no es solo científica) está destinada a atenuarse progresivamente.

    Tarde o temprano, así como con la Revolución Copernicana no se podía escapar ya a la evidencia de que la Tierra giraba alrededor del Sol, un día será aceptado por todos que el universo es un gran pensamiento, atravesado por aquellas que son las funciones principales del pensamiento: la vida y la comunicación.

    El tiempo que falta para ese día es para dedicarlo a la investigación y al procesamiento. Este volumen –relato directo del autor, es una hoja en blanco para rellenar con las hipótesis del lector– es una inspiración emocionante. Según el espíritu de investigación de Damanhur, Falco propone una hipótesis para desarrollar a través de muchas tesis.

    Elefantina Genziana (Alma Foà)

    PREMISA: LA TEORÍA

    DE LA SINCRONICIDAD

    Antes de entrar en el corazón del excepcional argumento sobre lo que son las Líneas Sincrónicas del planeta Tierra, y para poderlo entender mejor, es indispensable una premisa que recuerda el concepto de sincronicidad y proporciona una visión panorámica de las principales teorías sobre materias desarrolladas por la física moderna.

    Al mundo occidental, que considera al hombre como un ser sensato y racional, siempre le ha costado admitir el concepto de sincronicidad. Pero, negando este concepto ¿Cómo es posible justificar aquellos acontecimientos que todos hemos experimentado durante nuestra existencia, que suceden de una manera aparentemente casual, en el sentido que no responden a la teoría de causa-efecto?

    Justificándolos precisamente con la causalidad.

    Salvo eso, observando con un poco de más atención estos eventos casuales ocurrieron, aparentemente, por causas sin causa, notamos que ya no son ni únicos ni raros, sino que se repiten constantemente.

    Así llegamos a considerarlos probables, introduciendo de este modo la teoría de la probabilidad.

    Esta teoría es capaz de predecir con inexplicable precisión el resultado global de los procesos constituidos por una gran cantidad de eventos individuales, cada uno de los cuales por sí mismo es completamente impredecible.

    En otras palabras, una gran cantidad de eventos inciertos producen un determinado evento, un gran número de eventos aleatorios llevan a un resultado firme y absoluto. A pesar de ser una paradoja, funciona.

    Según Schopenhauer(4), casual es un encuentro en el tiempo de elementos no conectados entre sí por la causalidad. La causalidad física –continúa Schopen­hauer– es sólo uno de los gobernantes del mundo, el otro es una entidad metafísica, una especie de conciencia universal, comparable al estado de vigilia, mientras que la conciencia individual equivale al sueño.

    Pauli(5) declaró que hay factores no-causales, no-físicos, que operan en la naturaleza, pero de los cuales todavía no se entiende su verdadera esencia.

    Según Jung(6) la sincronicidad es el acaecimiento simul­táneo de dos eventos vinculados por un significado, pero no por causalidad, o una coincidencia en el tiempo de dos o más eventos que no están en una relación causal entre sí, pero tienen el mismo significado o un significado similar, equivalente en grado a la causalidad, como principio de explicación.

    Jung formuló la hipótesis de las coincidencias signifi­cativas, o eventos sincrónicos, indicando un significado autosuficiente basado sobre un orden del macrocosmos y del microcosmos, independiente de nuestra voluntad. Y otra vez, la sincronicidad es un fenómeno que parece estar vinculado en un primer lugar a las condiciones psíquicas, es decir, a los procesos del inconsciente. Según Jung, las capas más profundas están constituidas por el inconsciente colectivo, potencialmente común a todos los miembros de la raza. Los factores decisivos en el inconsciente colectivo son los arquetipos que constituyen su estructura: son, por así decirlo, las memorias destiladas de la especie humana; no pueden ser representados en términos verbales, solo en símbolos alusivos, comunes a todas las mitologías.

    Podemos decir que sincronicidad es el término moderno de la creencia arquetípica en la unidad fundamental de todas las cosas, que trascienden la causalidad mecánica. Kammerer(7) llama a la sincronicidad sucesión y pro­por­ciona la siguiente definición: la recurrencia de las cosas o eventos iguales o similares en el tiempo y el espacio, eventos que, en la medida de lo posible, no estén vinculados por el mismo agente de causa. Es omnipresente en la vida, en la naturaleza y en el cosmos; es el cordón umbilical que une el pensamiento, el sentimiento, la ciencia y el arte a la matriz del universo que los dio a luz. Es universalmente aceptado por la física que las coincidencias tienden a disponerse en serie y son las manifestaciones de un principio universal de la naturaleza, que opera independientemente de la causa física. Según Kammerer las coincidencias son solo las partes emergentes que por casualidad nos llamaron la atención, porque nuestros hábitos tienden a hacernos ignorar las manifestaciones omnipresentes de la sucesión/sincronicidad.

    De hecho, nosotros, desafortunadamente, solo nos damos cuenta de la cresta de las olas, que nos aparecen como coincidencias aisladas, mientras descuidamos la parte inmensamente más grande, los socavones de las mismas.

    Al igual que las islas, que nos parecen separadas las unas de las otras, mientras que, si miramos con más detenimiento, nos damos cuenta de que no son más que las cimas de las montañas emergiendo del mar, de una tierra común sobre la que nos hallamos. Significativo es el hecho de que la mayor parte de las invenciones de cierta importancia se deben a la Casualidad, a la Suerte, entendido como Serendipia.(8)

    Si Newton hubiera pasado bajo el árbol un minuto después, o un minuto antes, la manzana no hubiera caído sobre su cabeza, por lo tanto, no habría insistido en este hecho y no habría podido elaborar la teoría de la gravedad.

    Retrocediendo en el tiempo, si alguien no hubiera arrojado la semilla o el viento no hubiera traído la semilla al lugar correcto, dicho árbol no habría podido nacer, aquellas manzanas no habrían podido madurar para que esa manzana en particular se desprenda en el momento justo y golpease la cabeza de Newton en ese preciso instante, en un cierto estado de ánimo que le permitiese pensar constructivamente.

    La física cuántica ha llevado a una consideración revolucionaria del problema mente-cuerpo. La declaración de Sir James Jeans(9) según la cual El universo comienza a asemejarse más a un gran pensamiento que a una gran máquina no estaba inspirada en el misticismo, sino en uno de los principios fundamentales de la teoría cuántica, el principio de complementariedad, en virtud del cual los elementos constitutivos de la materia se comportan, en ciertas circunstancias, como las ondas incorpóreas; en otras circunstancias, en cambio, como partículas sólidas.

    "El electrón –dijo de Broglie(10)– es al mismo tiempo un corpúsculo y una onda y Bohr(11) definió este dualismo como principio de complementariedad".

    En el cosmos y en el microcosmos subatómico predominan los aspectos inmateriales; en ambos la materia se disuelve en energía y la energía se disuelve en una infinidad de formas y configuraciones de algo que actualmente alude a toda investigación física.

    Wheeler(12) declaró que la escena sobre la que se mueve el espacio del universo ciertamente no es el espacio en sí mismo. Nadie puede ser la escena de sí mismo; debe tener un área más amplia sobre la cual moverse y el área debe ser algo más grande, con un número infinito de dimensiones.

    Eddington(13) tuvo que decir que la sustancia del mundo es la sustancia del pensamiento. Aquello que la física moderna llama complementariedad, concuerda perfectamente con el dualismo cartesiano de materia y mente.

    Según Heisenberg(14), los átomos no son cosas, porque, a nivel atómico, el mundo objetivo deja de existir tanto en el tiempo como en el espacio y los símbolos matemáticos de la física teórica se refieren simplemente a un mundo de posibilidades y no de hechos. La dura tangible apariencia de las cosas solo existe en nuestro mundo de dimensiones reducidas, medidas en libras o en yardas, a las que nuestros sentidos están acostumbrados.

    Tanto sobre la escala cósmica como sobre

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