En la cultura popular, el fenómeno OVNI es identificado entre el gran público como naves procedentes del espacio exterior. Se trata de la Hipótesis Extra Terrestre (HET), que considera que estamos siendo visitados por seres procedentes de otros planetas, y que–hasta la década de 1970–constituyó el argumento principal y predominante en la Ufología. En el argot ufológico, la HET es también conocida como la de los platillos volantes “de tuerca (o chapa) y tornillo” (en inglés “nuts and bolts”), pues considera que se trata de artefactos que tienen un fuselaje físico y son tripulados por criaturas de vida orgánica. Sin embargo, la Ufología, cuyo origen debe situarse en 1947 con la popularización de los primeros supuestos avistamientos de platillos volantes–inicialmente interpretados como una amenaza procedente del bloque soviético en el contexto de la Guerra Fría–, iría evolucionando para generar nuevas teorías explicativas.
¿Y SI LOS OVNIS NO VIENEN DE MARTE?
La misma HET–piedra angular de la Ufología–, expuesta por primera vez en 1949 por el piloto militar Donald Keyhoe (1897-1988) terminó escindiéndose en dos corrientes enemistadas y absolutamente irreconciliables entre sí: la HET academicista, apadrinada por el pionero de la Ufología Antonio Ribera (MÁS ALLÁ, 373), que intenta abordar el fenómeno desde una perspectiva científica. Y la Ufolatría o “contactismo”, que rinde culto a los “extraterrestres” como si fueran una especie de semidioses, y cuyo principal difusor en habla hispana fue J. J. Benítez (MÁS ALLÁ, 389).
Sin embargo, a partir de la década de 1970, con los inicios de la exploración espacial, un amplio sector de la Ufología se percató de la dificultad infranqueable que significa realizar viajes interestelares que superen la velocidad de la luz. Descartando la existencia de vida inteligente en nuestro Sistema Solar, comienzan a elaborarse nuevas hipótesis.
A medida que la HET clásica languidece, en la literatura ufológica germinan nuevas teorías que encuentran como “biblia” de inspiración “Un mito moderno: de cosas que se ven en el cielo” (1958), del psicólogo (1875-1961). Este ensayo de Jung, que no será suficientemente comprendido por muchos ufólogos, presenta una teoría mucho más compleja–y menos simplista