Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El Reino Entre Mundos: El Gremio de Aventureros: El Reino Entre Mundos, #3
El Reino Entre Mundos: El Gremio de Aventureros: El Reino Entre Mundos, #3
El Reino Entre Mundos: El Gremio de Aventureros: El Reino Entre Mundos, #3
Libro electrónico375 páginas5 horas

El Reino Entre Mundos: El Gremio de Aventureros: El Reino Entre Mundos, #3

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

¿Por qué Uden quería venir al continente? La vida en El Reino es difícil cuando hay una renta por pagar. Azure explora varias formas de ganar dinero, pero rápidamente descubre que las misiones de cazarrecompensas constituyen el verdadero botín. El único problema es que la mayoría de dichas misiones están clasificadas como Muy Difícil, lo que ha demostrado estar acompañado del riesgo de morir.

Sigue a Azure mientras le roban, por fin aprende magia, hace nuevos amigos y enemigos, y conoce a un personaje que pone de cabeza a El Reino.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento5 ago 2021
ISBN9781667409351
El Reino Entre Mundos: El Gremio de Aventureros: El Reino Entre Mundos, #3

Lee más de Phoenix Grey

Autores relacionados

Relacionado con El Reino Entre Mundos

Títulos en esta serie (9)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Fantasía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El Reino Entre Mundos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El Reino Entre Mundos - Phoenix Grey

    PRÓLOGO

    TIERRA – 7 de octubre de 2057

    ––––––––

    Ha ocurrido una anomalía.

    Estas eran palabras que no le gustaba escuchar a Michael Coleman. Solo podían significar dos cosas: La posibilidad de que la IA de El Reino hubiera avanzado hasta el punto de crear sus propios monstruos y escenarios que no estaban en sus líneas de código, o de que Shinichi Sometani estaba jodiendo con el juego otra vez. El Sr. Coleman no estaba seguro de cuál sería peor con la que tener que lidiar.

    Llegaré enseguida. Se escuchaba la vacilación en su voz al hablar por su intercomunicador de muñeca. No era algo con lo que quisiera lidiar en este momento; dos de sus pacientes habían muerto después de enfrentarse a un enemigo que claramente era imposible de derrotar con sus niveles y habilidades actuales. Ni modo, al parecer el darwinismo también funcionaba en El Reino.

    El Sr. Coleman avanzaba con pasos largos hacia su oficina en el Hospital del Gran Sauce. Este era uno de los cuatro hospitales más grandes de los cuales Radical Interactive era propietario a nivel internacional; otras ubicaciones incluían Japón, Australia e Inglaterra. Muchos aspirantes a doctores hacían sus residencias en el Gran Sauce luego de entrenar con el software de Radical Interactive. Los hospitales propiedad de Radical Interactive eran aclamados como algunos de los más tecnológicamente avanzados en el mundo; también era adonde enviaron a muchos de los pacientes que estuvieron en la beta de El Reino. El resto estaban esparcidos en las otras cincuenta y dos instalaciones médicas que Radical Interactive operaba, las cuales solo atendían a pacientes de El Reino. 

    Afortunadamente el Sr. Coleman solo tenía que supervisar esos cuatro hospitales, viajando de uno al otro cada mes para revisar el estado de sus pacientes. El tiempo que no pasaba en el piso médico lo usaba para encerrarse en su oficina, en el hospital que estuviera, para buscar novedades en El Reino que pudieran afectar a sus pacientes.

    Las anomalías eran código rojo – algo que demandaba su atención inmediata debido a que podían afectar a todo el juego o la recuperación final de un paciente. Hasta ahora solo unas pocas no habían estado relacionadas con Shinichi Sometani, pero al menos no habían sido demasiado críticas: un Goblin deforme, un Trol descontrolado, un Dragón invencible que redujo a cenizas un pueblo entero; por suerte solo había un aventurero con vida en el pueblo, y supo que lo mejor era correr. El Sr. Coleman prefería clasificar todo esto más como fallos técnicos que como anomalías – cosas que podían ser rápidamente reparadas una vez un programador se pusiera manos a la obra.

    Por otro lado, Shinichi Sometani no podía ser reparado. Era el actual propietario de la mitad de las acciones de Radical Interactive, y pensaba que eso le daba derecho de hacer lo que quisiera con El Reino; a veces hacía exactamente eso. Era de extrañar las veces que no se encontrara probando los límites del código; sus tiempos de inactividad eran una bendición, la cual el Sr. Coleman había disfrutado por dos semanas. Mirando desdeñosamente el calendario en su computadora, el Sr. Coleman suponía que se acercaba el momento para que Shinichi reapareciera y desatara el caos de nuevo.

    El Sr. Coleman inició los programas que necesitaba, se conectó con el informador delegado a través de vídeo y compartió su pantalla, ansioso, esperando que lo que fuera que haya sido el problema, no fuera demasiado difícil de reparar.

    "¿Fue él otra vez?", preguntó antes de que siquiera terminara de cargar la imagen de El Reino.

    Eran pocas las veces en que se podía razonar con Shinichi Sometani, y las amenazas solo funcionaban hasta cierto punto; era demasiado inteligente para su propio bien – para el bien de El Reino. Puede que Shinichi fuera la mayor amenaza para El Reino... irónico, ya que también era su creador; ese simple hecho le había concedido más poder del que cualquiera hubiera imaginado. Shinichi era un genio y un hombre terriblemente tenaz, todo lo que los programadores en Radical Interactive podían hacer era modificar las puertas traseras que él encontraba para hacer cambios desastrosos. Los programadores estaban prácticamente atados de manos.

    No lo sé, respondió indeciso el informador, No lo creo.

    Eso causaba cierto alivio. Con suerte, ‘no lo creo’ significaba ‘probablemente no’.

    La pantalla se iluminó con la imagen de un personaje caminando en un bosque, desnudo, tambaleándose. Era un recién llegado a El Reino sin un rumbo que seguir.

    No se supone que esto exista en el juego, señaló el informador, pese a que sonaba más como una pregunta.

    Michael Coleman suspiró, podía permitirse estar calmado. No hay problema. Solamente ignoró la imagen, sintiéndose ligeramente incómodo por verla. Es una excepción.

    Este es un personaje de alto riesgo. El informador frunció los labios y meneó la cabeza, claramente estaba en desacuerdo.

    Los de arriba lo aprobaron, el Sr. Coleman le calló rápidamente, no tenía tiempo para explicar. El personaje era como si a un niño se le hubiera concedido un deseo, y este lo hubiera utilizado para meter el dedo en una toma de corriente. Tal vez lo mataría al instante, o tal vez no, pero cualquiera que fuera el caso... Es un experimento, le dijo el Sr. Coleman. Dile a los demás que no reporten esto en el futuro.

    De acuerdo. ¿Le gustaría que se lo asigne a alguien del equipo visual o preferiría que me haga de cargo personalmente?

    El Sr. Coleman sonrió. Quien sea que se haga de cargo se emocionará demasiado. Puedes asignárselo a alguien del equipo, pero espera hasta que envíe instrucciones.

    Está bien, respondió el informador indiferentemente. El Sr. Coleman no estaba seguro si era porque él quería hacerse de cargo o porque todavía pensaba que fue una terrible idea que el personaje hubiera sido aprobado.

    Haré que redacten un acuerdo de confidencialidad especial para que esa persona lo lea y lo firme. Si este experimento llega a fallar, definitivamente no queremos que toda la prensa lo sepa.

    Entendido. El informador asintió.

    El Sr. Coleman terminó la videollamada. Luego tomó la pelota antiestrés sobre su escritorio y la apretó mientras se reclinaba sobre su silla y miraba el techo. Tal vez hubiera sido mejor haberle asignado el personaje al informador. Los miembros del equipo visual estaban en un escalón inferior del personal de Radical Interactive; era un puesto que no necesitaba de un diploma, solo atención al detalle. La mayoría de los empleados en el equipo visual eran recién graduados de secundaria. El Sr. Coleman no dudaba que muchos no sabían mantener la boca cerrada; el asignarle el personaje a la persona equivocada podía ser sinónimo de catástrofe para la compañía, además de mala prensa y múltiples demandas. Después de meditarlo por unos momentos más, volvió a llamar al informador y le asignó hacerse de cargo. Podía confiar en este hombre, o al menos eso esperaba.

    CAPÍTULO UNO

    EL REINO – Día 48

    ––––––––

    ¿Puedo tomar estas dos?, preguntó Azure, señalando dos de las cuatro misiones que le habían ofrecido. Encajaban perfectamente una con la otra, así que pensó que sería lo mejor.

    El hombre detrás del mostrador E le tarareaba, examinando las cuatro misiones disponibles. Puso los que Azure había señalado uno a la par del otro, su expresión sugería que podía estar en contra de las reglas tomar más de una misión a la vez. Después de todo, había una enorme fila de personas esperando recibir misiones del Gremio de Aventureros y tan pocas disponibles.

    Estas dos juntas pagan menos que el botín, comentó Azure; también tomaban menos tiempo en ser completados y ofrecían mayor botín juntos. Azure esperaba que se equilibraran.

    El encargado del mostrador suspiró. No solemos hacer esto.

    Azure apoyó su brazo sobre el mostrador y se inclinó para susurrar. Escucha, Melchior.

    Es Mel. El encargado le fijó la mirada.

    Lo siento, Mel, Azure se apuró a rectificarse. Había aprendido que el nombre del hombre era Mel cuando hace un rato le había enviado una solicitud de grupo para revisar sus credenciales. Debo pagar mi renta en tres días. Realmente me estarías ayudando si me permites tomar ambas misiones. Azure pensó en inventar un argumento sobre que dividir las misiones le causarían trabajo innecesario a alguien más, pero sabía que al Gremio de Aventureros no le importaba.

    ¿Sabes todas las veces que he escuchado este mismo argumento?, le dijo Mel fríamente, mirando a Azure a través de anteojos redondos. Después de un momento de mirarse fijamente, Mel le pasó a Azure ambas misiones. Solo hago esto porque eres un novato, considéralo un favor. No me vuelvas a pedir esto.

    Azure estaba a punto de darle las gracias cuando el encargado le apartó la mirada y gritó Siguiente.

    Ni siquiera tuvo tiempo de preguntar que eran los Puntos de Misión.

    Azure suspiró al ver en la dirección hacia Ferne, la recepcionista en la ventanilla de registro que probablemente se hubiera tomado el tiempo de explicarle todo. Había ocho personas en la fila para registrarse, y Azure sabía que Ferne se enfadaría si se saltaba la fila solo para hacerle una pregunta. Si algo había aprendido Azure durante los momentos que había estado aquí, era no hacer enfadar a Ferne.

    Azure pensó que alguien más en el gremio tenía que saber la respuesta, así que se dirigió al tablón de Misiones Abiertas. Para su sorpresa, la misión de los Chicos Bower había desaparecido; eso le causaba cierto alivio. Los bandidos eran una preocupación cuando se tomaba el camino que llevaba a Squall’s End. Si alguien había aceptado la misión, eso significaba que los Chicos Bower estarían ocupados con algo además de robarle a las personas.

    Oye, disculpa. Azure llamó la atención de un sujeto revisando las Misiones Abiertas, dándole un golpecito en el hombro. El sujeto se dio la vuelta refunfuñando. Soy nuevo en esto, y me preguntaba si sabías que son los Puntos de Misión. Ferne no me explicó cuando me registré.

    El sujeto le respondió enojado, ¡No molestes, enano! Ni siquiera vales la pena aún. Después se volvió hacia la pizarra, ignorando a Azure.

    Mamón, pensó Azure sin atreverse a decirlo en voz alta. Analizó al sujeto como rojo, y la armadura elegante y bien pulida que portaba probablemente significaba que era algún caballero acaudalado.

    Azure rápidamente decidió que no era su día. Todavía le quedaba un poco de resaca por la cerveza de anoche, la línea E en el Gremio de Aventureros había sido eterna, Melchior había sido apenas un poco más tolerable para lidiar que Ferne, además de encontrar nada más que tosquedad desde el momento que salió de la posada esta mañana. Tal vez trabajar en el Gremio de Aventureros era un trabajo miserable, y la causa de por qué todos se veían tan insoportables. Cualquiera que fuera el caso, toda esa negatividad estaba comenzando a convertirse en una molestia.

    Creo que mejor me voy. Mientras más pronto termine estas misiones, mejor. Puedo preguntar sobre los Puntos de Misión cuando entregue las alas de Avispa Gigante.

    Azure tenía una cosa más que resolver antes de emprenderse hacia sus misiones: Se estaba quedando sin ranuras en su inventario; de hecho, solo le quedaba una. Si llegaba a recoger algo que no fueran las alas de Avispa Gigante, tendría que deshacerse de algo más. Además, necesitaría hacer espacio para las recompensas que recibiría al terminar las misiones. La Poción de Sanación Menor se guardaría con las otras veinticinco que ya tenía en su inventario, las Flechas de Bronce irían a su carcaj, y podía cargar el Arco de Principiante hasta que lograra venderlo. Eso significaba que solo necesitaría una ranura adicional para los Frascos Vacíos, los cuales definitivamente quería conservar.

    Azure no había tenido la oportunidad de explorar Squall’s End en su totalidad... principalmente porque había priorizado beber y relajarse, pero hoy sería distinto. Estaba ansioso por comenzar su viaje lo más pronto posible, así que se dirigió directamente al primer mercader que vio afuera del Gremio de Aventureros. Si las mecánicas de El Reino eran como las de cualquier otro juego que había jugado, entonces debería poder vender artículos a cualquier mercader, siempre y cuando este tuviera suficientes monedas para pagarle.

    A poca distancia de la entrada del Gremio de Aventureros se encontraba una joven vendiendo flores; usaba un vestido rosado sencillo, adornado con una larga trenza sostenida con un lazo enorme que hacía juego. Una dulce sonrisa iluminó su rostro cuando vio acercarse a Azure.

    ¿Flores para su dama? preguntó la chica mientras sacaba una flor de la canasta que sostenía en su otra mano.

    De hecho estoy aquí para vender.

    Oh. La chica se veía decepcionada, casi borrando su sonrisa por un breve momento. Bueno, ¿qué tienes para vender?

    Azure pensó en abrir su inventario y examinar la lista de artículos; probablemente era una buena idea tener más espacio del que necesitaba, solo por si acaso. Ahora que tenía una mejor vista de su inventario, se dio cuenta de que tenía demasiadas cosas que no necesitaba. Por un lado, Azure quería una mochila más grande, pero no estaba seguro de que lograra terminar ambas misiones y aceptar una nueva antes de terminar la semana, así que lo mejor era que ahorrara su dinero.

    Me gustaría vender tres Chamerion, siete Cebollas Silvestres, cinco Hongos Azules, un Bagre Jade y esta Lista de Cursos de Hawking. Azure podía tomar otra lista la próxima vez que fuera a Hawking; solo tenía que recordar que su primera clase le costaría tres de oro, ocho de plata y siete de cobre. Esa cantidad de dinero parecía imposible cuando recordó cuánto le pagarían por las misiones.

    Hm. La chica se cruzó de brazos y acercó uno de sus dedos a sus labios, pensando. Puedo darte uno de plata y cinco de cobre por los componentes de alquimia, y uno de plata y dos de cobre por el pescado. La Lista de Cursos no vale nada, cualquiera puede ir a la escuela de magia y tomar una.

    ¡¿Uno de plata y dos de cobre por el pescado?! Eso era un poco menos de lo que le pagarían por eliminar Avispas Gigantes. Al parecer había ganancia en pescar.

    La chica tomó los artículos y le entregó a Azure dos de plata y siete de cobre. Una vez terminaron el intercambio, la chica volvió a sonreír, ¿Seguro que no quieres comprar una flor para una dama especial?

    No, gracias, respondió Azure cortésmente antes de retirarse.

    Era pasado el mediodía cuando Azure salió de Squall’s End. Un ímpetu del espíritu aventurero le hizo decidir no seguir el camino principal, ahorrando tiempo a la vez. Había viajado poco más de un kilómetro cuando sacó su Mapa y trazó una línea recta hasta el marcador amarillo que mostraba la ubicación de la misión.

    Azure recolectó materiales de alquimia mientras atravesaba los campos y el bosque, aunque no solía desviarse de su camino para hacerlo. Al final del día, completar su misión era su objetivo principal; recolectar componentes de alquimia para después venderlos era solo un extra.

    Azure se tardó casi cuatro horas en llegar hasta su destino. En el camino había recolectado siete trozos de Leña, ocho Cebollas Silvestres y cinco Hongos Azules. Decidió que una vez tuviera suficientes ahorros, quería pasar todo un día recolectando artículos y ver cuánto podía ganar solo con eso.

    Le parecía divertido que ya estaba creando una lista de cómo podía ganar dinero. Tal vez ganarse la vida en El Reino no era tan difícil como había creído al principio. Algo que había descubierto en Squall’s End hasta ahora, era que había diferentes oportunidades, si sabías donde buscar.

    Azure podía escuchar un zumbido a la distancia mientras más se acercaba al marcador en el mapa. Salió de un bosque y vio una pendiente a menos de veinte metros – era muy probable que fuera el camino principal – con Avispas Gigantes volando al otro lado.

    Azure se detuvo para evaluar la situación: Nueve avispas esparcidas en un campo de más de cuarenta acres. El diseño de líneas amarillas y negras en sus abdómenes haría que todos las llamaran Avispas Amarillas en el mundo de Azure. Fueron Analizadas de color azul y no aparentaban ser agresivas, simplemente aleteaban en un mismo lugar por varios momentos antes de moverse unos cuantos metros para repetir el patrón. La única característica que las hacía intimidantes era su tamaño; algunas medían más de un metro, por lo que Azure no quería imaginar lo que dolería ser picado por una de ellas. Probablemente lo mejor era atraer una a la vez y derribarla con el arco. Azure también decidió que eliminaría a todas las avispas en vez de solo cinco, si es que no se quedaba sin Resistencia; le vendría bien la experiencia, además de que podía vender las alas que le quedaran para conseguir más dinero.

    Azure tenía listo su plan, así que utilizó Sigilo y se posicionó en una esquina del campo. No había nada que pudiera usar como escondite, así que permaneció agachado hasta que estuvo listo para atacar. Sintió una adrenalina familiar recorrer su cuerpo al saber que estaba a punto de entrar en combate.

    Tensó el arco y fijó su objetivo, derribando a la primera Avista Gigante con un solo tiro.

    Avispa Gigante Nivel 5 derrotada. +30 PE.

    Bueno, eso fue fácil, pensó Azure mientras veía a la avispa caer hasta el suelo, posteriormente volteando en busca de la siguiente. Parecía que esta otra avispa no se había percatado de la muerte de una de sus hermanas, pero Azure no estaba seguro si lo había visto a él; no era bueno con los ojos de insectos, no tienen pupilas qué seguir para orientarse hacia donde miran.

    Azure decidió no tentar a la suerte, por lo que tensó nuevamente el arco y dejó que la flecha se hiciera cargo de la Avispa Gigante.

    ¡Golpe crítico! Avispa Gigante Nivel 5 derrotada. +30 PE

    Vaya, Azure estaba asombrado de que la segunda Avispa Gigante cayera tan rápido como la otra.

    Esto no sería difícil; tal vez tampoco tomaría demasiado tiempo, lo cual era bueno porque pronto comenzaría a anochecer, y Azure no quería tener que hacer todo el viaje de regreso hasta Squall’s End en la oscuridad.

    Azure, satisfecho con lo bien que iban las cosas, procedió a encargarse de la tercera Avispa Gigante. Esta vez falló el tiro. La Avispa Gigante se percató de Azure – probablemente porque era bastante obvio que estaba intentando matarla – por lo que voló en su dirección.

    Vaya que era rápida; se movía con la velocidad de... bueno, una avispa. Cualquiera pensaría que el tamaño exagerado del insecto lo haría más lento, ¡Ja! De ninguna manera. Azure apenas tenía suficiente tiempo para decidir qué hacer antes que la Avispa Gigante lo alcanzara. Tomó una flecha de su carcaj lo más rápido que pudo, pero se le resbaló de la mano y la dejó caer; de todos modos, no hubiera hecho una diferencia, la Avispa Gigante era demasiado rápida. Puede que Azure ni siquiera hubiera tenido tiempo para apuntar antes de recibir el ataque.

    El abdomen absurdamente grande del insecto se abalanzó sobre Azure; lo único que pudo pensar fue en bloquear el ataque con sus brazos. No funcionó, ya que el aguijón ignoró por completo los brazos y atacó abajo del pecho.

    Avispa Gigante Nivel 5 causa 25 puntos de daño.

    ¡Ouch! Azure tomó un paso atrás, sintiendo calor y dolor brotando de donde había sido golpeado.

    Cuando Azure tenía cinco años, una avispa roja lo picó mientras estaba en la piscina pública, y vaya que le dolió. Todavía podía recordar a día de hoy ese intenso ardor. Esta picadura fue diferente, no tan intensa como la de ese día; pero la creciente sensación definitivamente le era nueva. El dolor se expandió como una explosión antes de volver al lugar de la picadura.

    Afortunadamente el ataque de la Avispa Gigante era lento en comparación con su velocidad de vuelo; Azure logró rodar hacia el lado, esquivando una segunda picadura. La Avispa Gigante se quedó en la misma posición, mirando por un par de segundos el lugar donde su objetivo había estado, antes de darse la vuelta hacia su nueva posición, lista para atacar de nuevo. Esos segundos fueron suficientes para que Azure desenfundara su Espada Desafilada de Goblin. Un golpe bastó para derrotar a al insecto sobredimensionado, haciéndolo caer con un zumbido menguante.

    Avispa Gigante Nivel 5 derrotada. + 30 PE

    Azure se sentía más molesto que lastimado. Se frotaba el pecho para aliviar el ardor que persistía, pero para el momento en que había recogido la flecha que dejo caer, casi había desaparecido por completo. Le dolía al tacto, pero de lo contrario no le causaba mayor inconveniente.

    Incluso ver a Azure en combate con una de sus hermanas no había sido suficiente para incitar a las Avispas Gigantes a atacarle. Azure se preguntaba si era porque su nivel era más alto que el de las avispas. En cualquier caso, estos monstruos no eran lo remotamente agresivos como tenían ser, ¿no se suponía que habían estado atacando viajeros en el Camino Rojo? No le tomó importancia, no iba a quejarse sobre una misión fácil.

    Con menos de una hora y tan solo un contratiempo, Azure ya había eliminado a las otras seis Avispas Gigantes. La segunda vez que falló con la flecha supo que tenía que cambiar su arco por su espada, así evitando otra picadura. Después de encargarse de todos los enemigos, Azure tenía 180 PE adicional.

    Azure no estaba seguro si podía recolectar alguna otra parte de las Avispas Gigantes, así que se conformó con las alas; aunque se tomó su tiempo examinando una de las Avispas para ver si aparecía alguna pantalla de información. Desde que descubrió su Mapa del Mundo, intentaba concentrarse en varias cosas para ver si había detalles escondidos por encontrar; hasta ahora no había descubierto nada, pero no hacía daño intentar.

    Arrancar las alas de Avispa Gigante le tomó más esfuerzo a Azure de lo que había imaginado; no era como arrancar alas de una mariposa. Estas alas necesitaban de mucha más fuerza, aunque hacían un sonido familiar cuando lograba separarlas del resto del cuerpo.

    Después de recolectar un ala aparecía esta notificación:

    Has recibido el siguiente objeto:

    El sol ya había comenzado a esconderse para el momento en que Azure terminó de recolectar las alas. Siguió el mismo camino para regresar a Squall’s End, sin desviarse para encontrar el camino principal sino hasta que ya estuviera demasiado oscuro para ver... lo cual no tardó mucho, desafortunadamente. Era una noche oscura y despejada, sin luna ni estrellas o luz alguna; Azure avanzaba a paso de tortuga mientras se esforzaba para seguir el camino que apenas lograba ver.

    Esto es de lo peor. Ese hechizo de Llama Pequeña en serio que me sería útil en este momento. Definitivamente debí buscar un lugar donde acampar, en vez de intentar caminar en la oscuridad.

    Hasta el más suave sonido hacía que Azure se pusiera en guardia. Por primera vez les temía más a los monstruos que a los humanos, y vaya que tenía una buena razón; solo fue cuestión de tiempo hasta que comenzó a escuchar el indeseable ruido de alas batiéndose. Azure, incapaz de ver a sus enemigos, estaba prácticamente indefenso ante el ataque.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    No otra vez. Azure no pudo evitar quejarse.

    Sacó su espada prontamente, atacando a ciegas. Afortunadamente, esta vez no había una barrera de murciélagos como aquella en la mazmorra de El Oscuro. Solo lo atacaban uno o dos murciélagos de vez en cuando, pero para Azure se sentía interminable, y gracias a su falta de visión nocturna, matarlos era casi imposible.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Azure gruñía, deseaba gritar en frustración, pero no lo hacía por la posibilidad de atraer más monstruos. ¿Acaso era tan torpe que ni siquiera podía matar un Murciélago de nivel 1 en la oscuridad? Por lo visto si lo era, ya que, sin importar cuantas veces blandiera su espada, no aparecía ninguna notificación que hubiera vencido a ninguno. Pensó que tal vez la noche volvía invencible a los Murciélagos, pero eso no tenía sentido. No, más bien todo se remontaba al hecho que no podía ver un carajo.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Murciélago Nivel 1 causa 1 punto de daño y resta 1 punto de Resistencia.

    Si Azure ya iba más lento que una tortuga, los Murciélagos solo empeoraban la situación. Guardó su espada una vez se resignó de que no podía asestar ningún golpe, y en vez de eso intentó ignorarlos, espantándolos cada vez que podía. No tardaron en convertirse en un fastidio, volando sobre su cabeza y chocando contra su cara, logrando que su frustración aumentara con cada segundo que pasaba.

    Puede que las mordidas de los Murciélagos

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1