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El Reino Entre Mundos: El Reino Entre Mundos, #1
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Libro electrónico339 páginas4 horas

El Reino Entre Mundos: El Reino Entre Mundos, #1

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Will se negaba a admitir ante la señora de Recursos Humanos en Radical Interactive que nunca había jugado su debut en realidad virtual MMORPG El Reino. Por lo que había visto en videos y escuchado de los críticos, el juego apestaba. Con el intento fallido de la compañía de ingresar a la industria de los video juegos, cambiaron su mirada para enfocarse en programas educativos de menor escala.

Ser un beta tester para Radical Interactive no era el trabajo soñado que Will había imaginado, pero había esperado que algún día pudiera convertirse en diseñador gráfico de la compañía. Mientras completaba su papeleo, nunca se dio cuenta de que literalmente estaba renunciando a su vida.

Ahora una compañía fenomenalmente exitosa, Radical Interactive estaba trabajando secretamente en algo a puertas cerradas que cambiaría para siempre la industria médica y de video juegos. El Reino renació. El único problema era que no era un juego, al menos no para aquellos atrapados dentro.

Arrojado a un mundo de fantasía lleno de monstruos de pesadilla, magia impresionante y mucho más caminar del que Will pensaba que era físicamente capaz al ser un jinete de escritorio nerd, él tiene que navegar por los peligros de El Reino y desentrañar el misterio de cómo llegó hasta aquí y cómo salir. La fantasía se encuentra con las consecuencias de la vida real en un juego que podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero primero, Will debe dejar de ser un noob ...

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento30 nov 2019
ISBN9781071514085
El Reino Entre Mundos: El Reino Entre Mundos, #1

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    El Reino Entre Mundos - Phoenix Grey

    Dedicación

    Dedicado a John por ayudarme a pensar en ideas para los giros inesperados de esta serie (Próximamente en futuros libros).

    PROLOGO

    TIERRA – 3 de Febrero, 2057

    Una ola de energía recorrió a Will mientras él anotaba rápidamente su información en el documento de empleo para su nuevo trabajo de testeo en Radical Interactive. Esta era la única vez que él había sentido tanta emoción al conseguir un empleo. Él había atravesado las puertas de vidrio dobles con ritmo en sus pasos, llevando su mejor traje. La joven y atractiva recepcionista había sonreído al ver su desbordante excitación mientras lo hacía firmar las planillas y le decía que tomara asiento en la sala de espera mientras esperaba que el representante de recursos humanos los llamara para llenar los documentos para su nuevo puesto.

    Esto aún no le parecía real. ¿Cuánta gente soñaba con trabajar para una compañía como Radical Interactive, un gigante en la industria de la realidad virtual? Los espacios en los equipos de testeo beta de Radical Interactive eran limitados y muy buscados por los aspirantes a diseñador gráfico, el primer paso para comenzar una carrera con la compañía.

    Todos comenzaban desde abajo. Si avanzabas o no dependía de tu habilidad y de tu determinación. Will tenía su título en diseño gráfico de video juegos. Él lo había tenido ya por tres años, pero nunca había logrado meter un pie en la puerta de ninguna compañía de video juegos. Esta era una industria despiadada, con miles de personas como él luchando por un trozo del pastel. Él había sabido desde el comienzo que la mayoría de las personas con títulos en diseño de video juegos nunca lograban de hecho trabajar en el campo. Mucho de sus amigos y familiares le había advertido sobre seguir esa carrera. Testarudo y determinado, él había ignorado sus advertencias. Dos de sus amigos también estaban yendo a la universidad para estudiar diferentes aspectos de diseño de video juegos. Él nunca los vio como competencia o pensó en la multitud de otras personas que él había conocido en línea que estaba estudiando lo mismo. En gran parte de su vida, él había sido bastante afortunado. Él tenía padres maravillosos que lo amaban y lo apoyaban, grandes amigos que siempre le cubrían las espaldas y una novia medio nerd que él había conocido durante su clase de desarrollo de personajes. ¿Por qué no deberían los dioses favorecerlo en esto también?

    Recién salido de la universidad, él había enviado solicitudes de trabajo a cada compañía de video juegos en la que podía pensar. ¿Por qué empezar desde abajo cuando él había servido su tiempo y había conseguido su título? Él fue directamente a la yugular, poniendo su nombre para puestos de diseño gráfico de juegos que requerían años de experiencia.

    Después de unos meses de solo recibir cartas de rechazo, él se volvió más humilde. ¿Quizás no era tan fácil conseguir un trabajo en la industria después de todo? Él pensaba que tenía un portafolio impresionante, pero también era cierto que había otros que él había visto en línea que le había volado al cabeza. Era claro que el mundo estaba lleno de asombrosamente talentosos diseñadores gráficos sin trabajo.

    Sus padres comenzaron a presionarlo para que consiguiera un trabajo, y él eventualmente tomó un trabajo de medio tiempo en un restaurante mientras intentaba ampliar su portafolio para estar más al par de la competencia y continuó aplicando solicitudes cada vez que se abría un puesto de trabajo en una de las mayores compañías de juegos. Pero la suerte parecía no estar de su lado, y la fría realidad del sinsentido que venía persiguiendo comenzó a llenarlo de desesperación. Era muy probable que él nunca fuera a trabajar para una compañía de video juegos.

    No queriendo desperdiciar completamente su título, él entró al campo de la tecnología. A él no le disgustaba su trabajo, pero no era ideal. Pocas cosas eran más frustrantes que recibir una llamada de servicio y entrar a la casa de alguien para encontrar que su gato había caminado por detrás de la computadora y la había desenchufado. ¿Eran las personas en verdad tan perezosas hoy en día que les era más fácil llamar a su compañía que seguir un cable? La respuesta era sí. Desafortunadamente, el mundo en el que él vivía estaba lleno de idiotas que nunca dejaban de sorprenderlo.

    La vida se volvió monótona, a falta de una mejor palabra. Él se acostumbró a su aburrida existencia, arreglando computadoras durante el día y escapando a los mundos de fantasía que él había querido ayudar a construir durante la noche. Era algo agridulce cada vez que salía un juego nuevo. Mientras que él amaba jugarlos, también era un recordatorio de lo que su vida debería haber sido. ¿Cómo llegaban ahí las personas que conseguían estos trabajos? Se preguntaba él. ¿Tenían conexiones? ¿Era su portafolio en verdad una mierda y él no lo sabía? Él les había preguntado a varios de sus amigos y ellos siempre se veían impresionados con su trabajo. Pero quizás esas opiniones estaban sesgadas o ellos solo intentaban ser amables. Él ya no estaba seguro si le importaba. La vida no le había dado la mano que él quería, por lo que tendría que jugar las cartas que había recibido.

    Él aún tenía las notificaciones de su mail activadas para avisarle cada vez que aparecía un nuevo empleo en video juegos, pero él nunca sentía mucha esperanza cuando enviaba su aplicación. ¿Por qué lo haría cuando sabía que esperar? Carta tras carta diciéndole que habían encontrado a un candidato mejor capacitado para lo posición. Él se había vuelto insensible a leerlos. La mitad de las veces, él ni siquiera abría los mails. Porque debería hacerlo cuando la primera línea visible decía ‘Gracias por su interés. Lamentamos informarle...’

    Sí, estoy seguro de que lo lamentan mucho.

    Radical Interactive no era una compañía de video juegos, lo cual probablemente era la razón por la que no habían salteado su aplicación cuando esta aterrizó en el escritorio de Recursos Humanos. Su mercado objetivo era educación e industrias médicas, diseñando software que utilizaba avanzados sistemas VR para enseñar con aplicaciones prácticas. Eso no era particularmente excitante para Will. Lo que era excitante era que ellos habían desarrollado la representación más realística de objetos en el mundo VR hasta el momento. Ellos solo ascendían a los mejores diseñadores gráficos para trabajar para ellos, lo cual significaba que Will tenía una posibilidad real de hacerse un nombre para sí mismo si él podía avanzar en la compañía.

    Will estaba tan acostumbrado a recibir cartas de rechazo que él casi eliminaba la respuesta de Radical Interactive cuando la vio por primera vez. Él la había seleccionado con toda la otra basura que recibía diariamente. No fue hasta que estaba a punto de presionar el botón para eliminar que se dio cuenta que el asunto decía ‘Felicitaciones’.

    Cuando él abrió el mail, él pensó que su corazón iba a perforar su pecho. ¡Él había conseguido una entrevista telefónica! ¿Qué tan excitante era eso? ¡La primera vez que una compañía le daba la oportunidad de probarse a sí mismo!

    El resto parecía un sueño. Para ser honesto, Will no había conservado demasiada esperanza de que lograría pasar todo el proceso de entrevista. Aunque Radical Interactive no era una compañía de video juegos, las posiciones aún eran muy deseadas. Él casi se caga encima cuando ellos elogiaron su portafolio y dijeron que querían incorporarlo inmediatamente. Ahora, él finalmente iba a tener una oportunidad para cumplir su sueño

    Él pasó zumbando por el papeleo, anotando su nombre tan rápido que apenas era legible en la mayoría de las páginas. Sus ojos escanearon los documentos, el formulario W-9 y el acuerdo de confidencialidad y todos los otros trámites burocráticos que vienen con un nuevo trabajo. Él había visto formularios similares muchas veces antes en otros empleos que había tenido. No fue hasta el último formulario que él pausó.

    Consentimiento a Pruebas Beta de El Reino

    Si él recordaba correctamente, El Reino había sido el viaje inaugural de Radical Interactive al mundo de los VRMMORPG. En ese entonces, la compañía apenas estaba comenzando, y ellos no tenían los fondos para contratar a los mejores diseñadores en el negocio. El juego era rígido, tenía fallas, y había obtenido una respuesta decepcionante frente a la competencia. Las ventas del juego nunca llegaron a los niveles deseados, y fue prácticamente olvidado aun antes de lanzarse. La compañía casi se fue a pique por el fracaso del proyecto. Fue entonces cuando cambiaron su enfoque a aplicaciones más pequeñas, concentrándose en la calidad de sus cortos juegos educacionales en vez de esparcir demasiados de sus recursos para construir un gigantesco mundo en el que te pudieras sumergir.

    Por un momento, Will se emocionó pensando que podrían estar intentando reformar y revivir el juego. Ese era un proyecto en el que definitivamente le gustaría trabajar. Pero mientras leía los papeles, él se dio cuenta de que no estaban planeando un lanzamiento amplio. En vez de eso, estaba probando el juego en pacientes con problemas cerebrales, trabajando con la industria medica con las esperanzas de poder utilizar el juego para reparar las partes dañadas del cerebro. Will simplemente no podía imaginar como el diseño cubico podría hacer algo aparte de frustrar a la persona que se sometiera a eso. Los videos que él había visto eran cualquier cosas menos impresionantes, por lo que él nunca se había molestado en probar el juego. Por supuesto, él nunca les diría eso.

    ─ ¿Hay algún problema? ─Preguntó Belinda, la mujer de Recursos Humanos, cuando notó que Will fruncía el ceño. Ella se veía profesional en una pollera tubo y una blusa blanca con pliegues alrededor del collar. Su cabello marrón claro estaba peinado hacia atrás en una elegante cola de caballo. Unos lentes de marco grueso enmarcaban sus ojos, dándole una apariencia sexy como de bibliotecaria recatada.

    ─No. ─Will sacudió su cabeza. ─Es solo que esperaba que fueran a revivir El Reino. ─Si Radical Interactive decidía volver a la industria de los videojuegos, sería un sueño hecho realidad para él.

    ─ ¿Alguna vez lo jugaste? ─Su voz tenía un tono de escepticismo. Will dudaba que le dijeran que si con frecuencia. Aunque a lo mejor, quizás él estaba equivocado. La mayoría de las personas que querían trabajar para una compañía la investigaban con profundidad, y El Reino era el comienzo de Radical Interactive. Le gustase o no, él probablemente tendría que buscar una copia y jugarlo si quería alguna vez avanzar en la compañía. Sería una buena táctica de chupar medias si alguna vez tenía la oportunidad de hablar con los superiores. Seguramente él podía encontrar algo del juego que alagar, aun si era una mierda.

    ─ ¿Alguna vez lo jugaste tú? ─Él le devolvió la pregunta, sin querer ofenderla.

    ─No. Los videos juegos no son los mío. ─Admitió ella con un toque de vergüenza.

    Supongo que no tienen que gustarte los videojuegos para trabajar en Recursos Humanos.

    ─Me encantaría ver a Radical Interactive volver al diseño de video juegos. Como VRMMORPGs y esas cosas. ─Confesó Will. Ciertamente no lastimaba sus chances decirle eso. Además, la compañía se llamaba Interacción Radical. ¿Cuál era la parte radical de diseñar cosas para Universidades y la industria medica? Nada. Deberían haber cambiado su nombre a algo menos cool si esa era la dirección que ellos planeaban en seguir.

    ─No estoy segura de que eso pasará alguna vez. ─dijo Belinda, haciendo obvio que ella en verdad no estaba en conocimiento de que proyectos la compañía tenía planeados para el futuro. ─Pero tengo entendido que El Reino es bastante genial. ¿Has visto algún video?

    ─No recientemente. ─Contestó él en voz baja, haciendo una mueca internamente al recordar a los jugadores caminando a través de pasto no texturizado, atacando a monstruos antinaturalmente angulares con sus armas irrealistas con pixeles fallando en el fondo.

    Will estaría mintiendo si dijese que su corazón no se hundió un poco al pensar que Radical Interactive probablemente nunca volvería a diseñar juegos de nuevo. Seguro, lo que hacían ayudaba a avanzar el mundo, pero no era exactamente el sueño húmedo de un nerd. Su emoción solo se redujo por un segundo. Quizás si él ascendía en los rangos, él podría cambiar eso, él podía convencer al CEO de que valdría la pena invertir en otro juego. Después de todo, ellos tenían a unos de los mejores equipos de diseño en el mundo ahora, y él estaba seguro de que podía ayudar a arreglar el problema de los gráficos.

    Él suspiro contento a la idea, anotando su nombre al final del papel. En ese momento, él no tenía idea de a que estaba accediendo realmente.

    CAPITULO UNO

    TIERRA – 15 de Agosto, 2057

    Era un día de mierda, aunque eso era parcialmente culpa de Will. Él se había quedado hasta casi las cuatro de la mañana la noche anterior jugando Masterwind, un nuevo VRMMORPG lanzado por Phantomrealm Media, su compañía de videojuegos favorita.

    Cuando se había puesto el casco blanco que lo sumergía en el mundo de fantasía, se había sentido como caer en un sueño. Todo a su alrededor se había desvanecido, y él se había vuelto uno con el juego. Era algo totalmente diferente a todo lo que había experimentado antes. El casco le daba al juego acceso al lóbulo parietal del jugador, permitiéndole sentir sensaciones.

    Phantomrealm Media no era la primea compañía que experimentaba con manipulación cerebral, pero eran los mejores en ello hasta el momento. Por primera vez en la historia, ellos estaban introduciendo la sensación de sentir dolor. Lo jugadores ya no correrían descuidadamente a un combate con un enemigo de doble su nivel.

    Will había sentido las consecuencias de eso la noche anterior cuando había intentado enfrentarse a un dragón que le superaba por doce niveles. Una mordida de la bestia había enviado una ola de dolor pulsando por su brazo como el ritmo de un tambo, aunque le había recordado más a un espasmo muscular que una mordida. Incómodo y apretado, pero no intolerable. Lo suficiente para hacerle tomar un paso hacia atrás y repensar su próximo movimiento antes de atacar a ciegas de nuevo.

    Después de que sus amigos se unieron a él para ayudarlo a derrotar al dragón, Will había tomado una poción de curación y había seguido como si nada.

    Siendo un glotón por castigo y siempre alguien dispuesto a empujar los limites. Will alentó a sus amigos a pararse en un círculo suicida y a matarse los unos a otros solo para ver cómo se sentiría. Un monstruo podría haber cumplido el mismo cometido, pero era mucho más divertido burlarse entre ellos, molestarse y reírse mientras esperaban por sus inminentes muertes.

    Mientras que no todos morían al mismo tiempo, todos eventualmente tuvieron su turno en sentir la rápida sensación de dolor donde fuera que habían sido golpeados y una debilidad drenante que fluía a través del cuerpo antes de que la pantalla se pusiera negra y mostrara el aviso:

    El hecho de que la muerte tenía otra consecuencia además del típico oh mierda perdí mi equipo y revivir hacia al juego mucho más realístico y divertido.

    En verdad, Will pasó la mayor parte de su noche tocando cosas sin sentido, sintiendo la textura de metal y tela y madera. La frescura del agua en la punta de sus dedos, aunque esta aún no se sentida húmeda. Él hasta logró convencer a una de sus amigas de que le permitiese tocar sus pechos. Eso fue excitante en más de una forma, sentir la tenue suavidad de su carne. No era perfectamente realista, pero se acercaba bastante. Por suerte, su personaje no podía visualmente mostrar una erección sin que él lo quisiera, algo sobre lo que él desearía tener más control en la vida real.

    Originalmente, él había planeado irse a la cama cuando el juego le advirtiese que era hora de tomar un descanso, pero Will se había estado divirtiendo tanto que tomó los quince minutos necesarios y luego volvió enseguida por otras cuatro horas.

    Desafortunadamente, él se encontraba tan cansado por jugar toda la noche que no escuchó su alarma. Cuando finalmente se despertó, Will consideró llamar para avisar que no iba, pero recordó que ya estaba en hielo delgado con su asistencia gracias a que faltó para quedarse viendo un torneo de videojuegos con sus amigos. Pero mierda, era muy tentador.

    La mera idea de arrastrarse fuera de la cama y someterse a sí mismo a ocho horas de cirugía a corazón abierto simulada no era para nada atractiva, especialmente ya que había estado trabajando en el mismo proyecto por casi tres semanas. Él estaba seguro de que para cuando el software estuviera listo, él sería capaz de realizar cirugía a corazón abierto en la vida real. Ese era el propósito del software, después de todo, enseñarles a cirujanos aspirantes. Esto le estaba dando a Will una educación completamente diferente de la que había esperado, y él no se sentida más cerca de su objetivo de ascender como diseñador gráfico en la compañía, aun cuando eso era lo que él debía decirse a sí mismo todos los días solo para salir de la cama.

    Antes de conseguir el trabajo él había escuchado por rumores que ser un beta tester era un trabajo aburrido, pero eso era una subestimación. Realizar las mismas acciones una y otra vez día a día lo hacía sentir como un robot. ¿No había avanzado la tecnología lo suficiente como para que pudieran simplemente correr pruebas de software para probar todas estas fallas en la simulación? Él suponía que debería alegrarse de que no fuera así, sino, no tendría trabajo.

    Pero había algo aún más desconcertante sobre el trabajo. Todo era tan realista. Era como si Radical Interactive hubiese entrado a una sala de operación con una cámara de video, hubiese grabado una cirugía y luego de alguna forma se las habían arreglado para meterlo en el juego con una cantidad ridícula de detalle. Al ponerte su equipo VR, era como si estuvieras ahí mismo con un paciente real. Will no podía siquiera imaginarse diseñar algo tan intrincado. Estaba tan bien hecho que él podría haberse engañado a sí mismo en creer que era real de no ser por la falta del intenso aroma a cobre de la sangre que sin duda alguna hubiera impregnado la habitación al abrir la cavidad torácica justo frente a él.

    Radical Interactive también utilizaba el método de acceder el lóbulo parietal, aunque a un nivel mucho menor. Will pensaba que años de películas de terror y video juegos ya lo habían desensibilizado, pero ni siquiera había comenzado a prepararlo para esta clase de realismo. Él podía sentir la suavidad del bisturí en su mano, el modo en que la piel cedía bajo el peso de este, creando un leve sonido cuando él lo empujaba. La primera vez que Will había utilizado el programa, él había terminado descompuesto después de tener que utilizar una sierra para cortar el esternón del paciente para llegar al corazón aun latiente dentro. Él había tenido que tomar varios recreos, algo de lo que estaba seguro que sus compañeros se hubieran reído de no haber estado ellos inmersos en el mismo escenario en sus propias salas de operaciones privadas.

    Pero ahora él ya estaba acostumbrado. Ver la sangre y lo peor de las enfermedades humanas era una parte diaria de su vida. Ponerse el equipo y transformarse de un aspirante diseñador de video juegos a un doctor. Él y sus compañeros se llamaban a sí mismos doctores en broma cuando salían a tomar una cerveza después del trabajo. Hubiera sido una buena forma de conquistar chicas si Will no estuviese ya en una relación, una relación que se sentía moribunda con cada día que pasaba desde que él se había mudado a California para tomar este trabajo, dejando a sus amigos y familia atrás en Ohio.

    Will se había sentido emocionado de mudarse al otro lado del país al principio. Por sobre todo, su carrera tomaba precedente. Sheila sabía eso. Aunque le rompía el corazón hacerlo, Will le había dado a Sheila la oportunidad de dejar su relación antes de partir, pero ella había insistido en que ellos aun podían hacerlo funcionar a pesar de la distancia. Durante el primer mes después de que él dejó California, ellos se aseguraron de hacer video llamadas todos los días. Pero a medida que las semanas y meses pasaban, su contacto se volvió menor y menor. Ahora él tenía suerte de recibir un mensaje de texto al día y un video llamado por semana. Él podía sentir lo aburrida que estaba ella con la relación cuando ellos hablaban, y para ser honesto, él lo sentía de su lado, también. Pero eso no hacía que él la quisiera dejar ir. Ellos tenían algo bueno cuando él estaba en Ohio, tenían tanto en común que ellos nunca se cansaban de pasar tiempo juntos. Will había estado seguro de que ella era la chica con la que se iba a casar hasta que recibió la carta de aceptación de Radical Interactive. Él incluso había comprado un anillo de compromiso con el plan de proponerle casamiento. Pero todos esos planes se habían desmoronado el segundo que él descubrió que se iba a mudar y que ella no estaba dispuesta a mudarse con él.

    Ella había cambiado de carrera poco después de que se conocieron a medicina veterinaria, dándose cuenta de que probablemente era más lucrativa que meterse en la ya saturada industria de video juegos. Ella había estado trabajando medio tiempo como técnica en una perrera en uno de los hospitales veterinarios locales cuando se conocieron, y era obvio de que ella tenía mucho amor por los animales y su bien estar. Tenía sentido que ella quisiera continuar en esa línea de trabajo. Ahora una técnica veterinaria, a ella solo le quedaba un año más de escuela antes de que pudiera comenzar su pasantía, y ya le había prometido una posición en el hospital veterinario donde trabajaba, por lo que no tenía sentido seguir a Will a california cuando ella ya había comenzado a construir la fundación para su carrera mucho antes que él.

    Lo peor era que ellos no tenían armado ningún plan tentativo para que uno de ellos eventualmente se trasladara para estar más cerca del otro. Por más que le doliera, Will estaba bastante seguro de que Sheila confiaba en que él fallaría en su carrera y se mudaría de vuelta a Ohio para estar con ella, aunque ella siempre expresaba su apoyo a su decisión detrás de un velo de dolor. Ella era una buena novia. Ningún hombre podía pedir por una mejor, y era por eso que le dolía tanto el sentir que la estaba perdiendo.

    Cuando Will llamó para avisarle a su jefe que iba a llegar tarde, lo que obtuvo como respuesta fue irritación. Eso era de esperarse. Lo que él no esperaba fue la reunión que sucedió a continuación cuando finalmente llegó al trabajo, sus superiores lo llevaron hacia una de las oficinas vacías comúnmente reservadas para reuniones pequeñas. Ellos lo miraron con el ceño fruncido en decepción mientras le informaban que, si llegaba tarde una vez más, quedaría despedido. Él recibió el sermón como un perro golpeado, su cola entre las patas, susurrando disculpas. Ellos le recordaron de la gran oportunidad que era trabajar para Radical Interactive, y él no se atrevía a discrepar.

    Era cierto, después de todo. Esta era una oportunidad única en la vida, una oportunidad que la mayoría de los diseñadores aspirantes de video juegos no recibían. Él estaba casi tan confundido como ellos en porque estaba cometiendo tantos errores. Pero profundamente en su corazón, él sabía que era porque él no sentía pasión por el trabajo. Las primeras semanas de ver todo los que Radical Interactive tenía para ofrecer habían sido excitantes, poder jugar con su tecnología de manera limitada. Pero el olor a auto nuevo se había desvanecido rápidamente con lo repetitivo de su trabajo. Y había días en los que él directamente sentía aprensión de ir a trabajar.

    ─No volverá a suceder. ─Prometió él, tratando de sonar tan sincero como le era posible.

    ─Sera mejor que no. ─Le advirtió su supervisor en un tono estrictamente de negocios. Usualmente, era difícil tomarla en serio. Con solo un metro cincuenta de altura y una cara juvenil cubierta de pecas, se sentía como si una niña le estuviera dando un sermón, no alguien que era dos años más grande que él. Ella era muy varonil, y una gran supervisora, a decir verdad. De no trabajar juntos, a Will le gustaría pensar que podrían haber sido amigos. Él sabía que ella odiaba darle sermones tanto como él odiaba recibirlos.

    Al dejar la sala de reuniones y regresar a

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