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Enigama en el cielo: Evidencias del fenómeno  ovni en Latinoamérica
Enigama en el cielo: Evidencias del fenómeno  ovni en Latinoamérica
Enigama en el cielo: Evidencias del fenómeno  ovni en Latinoamérica
Libro electrónico335 páginas3 horas

Enigama en el cielo: Evidencias del fenómeno ovni en Latinoamérica

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De la mano de los expertos internacionales Lourdes Gómez y Yohanan Díaz, llega a Intermedio el libro perfecto para todas las personas que tienen curiosidad, sobre todo en relación con los misterios, y más específicamente, con el fenómeno  ovni. Aquellos que se preguntan si estamos solos o no en el universo, y que quieren saber más sobre el tema.Este libro brinda al lector el panorama general de qué son los ovnis, qué se ha investigado sobre ellos y qué papel juega Latinoamérica en este enigma, por medio de distintos testimonios y relatos de avistamientos y contactos paranormales en Colombia y otros países del continente.
IdiomaEspañol
EditorialIntermedio Editores S.A.S
Fecha de lanzamiento1 abr 2024
ISBN9789580805830
Enigama en el cielo: Evidencias del fenómeno  ovni en Latinoamérica

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    Enigama en el cielo - Lourdes Góme

    En todo el continente americano se producen constantemente avistamientos de objetos voladores no identificados, cuyas fotografías y filmaciones se viralizan en redes sociales. Cada vez es más difícil determinar la autenticidad de estas evidencias a causa de los prodigios de la inteligencia artificial, que puede recrear encuentros ufológicos con un realismo difícilmente rebatible. Sin embargo, existen testimonios innegables de la realidad de este fenómeno en Latinoamérica desde hace décadas, casos que siguen desafiando nuestra ciencia actual a pesar del tiempo transcurrido. Son testimonios oficiales, de casos que han tenido lugar en el seno de las fuerzas militares.

    LOS OVNIS DE LA ARMADA COLOMBIANA

    Uno de los expedientes ovni más importantes de la historia de Colombia se produjo el 19 de octubre de 1959. Los testigos fueron militares de la Armada colombiana que se encontraban en el mar Caribe. En una noche despejada, desde cubierta la tripulación comenzó a escuchar enigmáticos sonidos metálicos, y cuando alzaron la vista hacia el cielo se encontraron con unos objetos voladores no identificados.

    La embarcación estaba situada al momento del avistamiento cerca de las Islas del Rosario y las costas de Barú. El cielo, como decíamos, se veía limpio, con ausencia de nubosidad. Varios de los tripulantes que estaban en cubierta, incluido el capitán, observaron en dirección oeste un cuerpo luminoso, de apariencia extraña, que flotaba y se movía lentamente sobre el horizonte. Según los testigos, tenía forma circular con centro brillante y poseía manchas oscuras y un tamaño ligeramente mayor al del planeta Venus. Los testigos aseguraban que podía haber más de un ovni, y que estos emitían una luz de aspecto anaranjado.

    Tal fue el impacto de la visión que el comandante del buque se comunicó con la Base Naval de Bocagrande, en Cartagena de Indias, para reportar el incidente.

    Esta comunicación fue interceptada por Estados Unidos, quien elaboró un informe sobre lo ocurrido y clasificó el avistamiento como secreto.

    Tal y como explica nuestro amigo Esteban Cruz Niño, autor de la obra Expedientes X Colombia, el caso pasó desapercibido en la prensa de la época y solo se dio a conocer a partir del año 2015, cuando Estados Unidos desclasificó algunos documentos ufológicos, entre ellos este relacionado con la Armada de Colombia. Según el informe que elaboraron, fechado el 29 de octubre de 1959, esto es, un día después del incidente, nunca llegaron a encontrar una explicación para lo ocurrido el 19 de octubre de 1959 en aguas colombianas, a pesar de que era un día de cielos despejados donde no existía la posiblidad de confundir los objetos con algún evento astronómico, y que los testigos eran de alta cualificación, personal militar entrenado por Estados Unidos para enfrentarse a submarinos nazis. Según Esteban Cruz aparentemente no existen reportes oficiales en los registros del Ministerio de Defensa Colombiano, aunque el documento norteamericano parece estar basado en un reporte local.

    La principal hipótesis que se ha usado para explicar este encuentro fue el paso de un satélite artificial. En palabras de Esteban Cruz: la cantidad de satélites artificiales en servicio para 1959 era menor a una docena y las probabilidades de ser observados desde un buque en movimiento, frente a las cosas de las Islas del Rosario, eran mínimas. A la fecha, el incidente sigue sin explicación y los investigadores no pierden la esperanza de localizar documentos colombianos que ayuden a contrastar la información recabada por Estados Unidos en su informe secreto.

    AVISTAMIENTO EN SAN MARCOS

    El encuentro de la Armada colombiana no fue el único que salió a la luz en el año 2015 con la desclasificación ovni de Estados Unidos. También se supo de un suceso que vivieron en primera persona pilotos y controladores del aeropuerto de San Marcos, en Sucre, quienes fueron testigos de una esfera que se movía erráticamente en las inmediaciones de la pista del aeropuerto.

    Fue una noche de 1965, en torno a las 22:35 horas según el documento confidencial de Estados Unidos, cuando desde el aeropuerto de San Marcos empiezan a visualizar algo anómalo en el horizonte: Un extraño objeto se hizo visible en el oriente; fue descrito como una figura globular, que recordaba a la luna, pero cuyo tamaño era mucho más pequeño, y que mantenía una luminosidad permanente, al tiempo que cambiaba de posición de forma constante. La anomalía fue visible por más de 23 minutos, explica el escritor Esteban Cruz.

    Los operadores del aeropuerto de San Marcos decidieron reportar la anomalía por radio, enviando un mensaje a las oficinas de la Aeronáutica Civil en Bogotá, quienes a su vez compartieron la información con la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Desde Bogotá pidieron a todos los vuelos en tránsito que reportaran la visión de cualquier objeto extraño, y cuál fue la sorpresa cuando una aeronave de Avianca dio aviso de que estaban teniendo un avistamiento ovni. Se trataba de un DC 4 1009 de Avianca, con matrícula HK 174, utilizado para el transporte de mercancías. El piloto reportó el avistamiento de un ovni situado en la base de un grupo de nubes de tipo cúmulos. Describía el objeto como una esfera que flotaba, con movimiento oscilante.

    Según Esteban Cruz: Este tipo de nubes de tipo cúmulos se forman entre los 500 y 6.000 metros sobre el nivel del mar y crecen de forma vertical, tomando una forma algodonosa y densa que puede llegar a ocultar las estrellas y demás astros del firmamento, lo que descartaría que se tratara de un meteoro o estrella fugaz, que serían invisibles al ojo humano bajo este tipo de condiciones. Los pilotos describen que la esfera flotaba de forma oscilante. Algo bastante extraño si tenemos en cuenta que las aglomeraciones de cúmulos generan corrientes, conocidas como corrientes termales, las cuales empujar el aire hacia arriba, creando columnas y ráfagas de viento, lo que descartaría la hipótesis de que fuese un globo aerostático o meteorológico.

    Un año después de aquel incidente, el 22 de septiembre de 1966, los pilotos del DC 4 de Avianca que reportaron el incidente ovni fallecieron en un accidente de avión en Funza, Cundinamarca, perdiéndose con ellos la posiblidad de seguir indagando en este avistamiento.

    La zona cercana a San Marcos donde estuvo el ovni suspendido en el aire es un área inhóspita y deshabitada, por lo que se descartó la posiblidad de investigar in situ. El informe desclasificado por Estados Unidos determinó que el ovni estaba a 15 o 20 kilómetros del aeropuerto, a 300 metros de altitud. El misterio continúa.

    OBUSES CONTRA UN OVNI EN PERÚ

    Uno de los testimonios más importantes que nos hemos encontrado a lo largo de más de 20 años de investigación es el del comandante de la Fuerza Aérea del Perú, Óscar Santa María de la Huerta. No solo porque sea piloto militar, sino porque le hemos entrevistado en varias ocasiones, con años de diferencia, y nunca incurre en contradicciones ni añade o resta información al caso. Siempre ha dicho exactamente lo mismo, de manera valiente. Su vida cambió el 11 de abril de 1980 a las 7:15 de la mañana, cuando le ordenaron tomar su avión de guerra, Sukhoi SU-22, lo más avanzado a nivel tecnológico en esos momentos y de manufactura soviética, con el objetivo de derribar un ovni. Él se encontraba en la Base Aérea Militar de La Joya, en Arequipa, al sur de Perú, y el objeto que habían detectado era completamente esférico y en la parte superior era como una porcelana de color crema, con una base redonda y ancha de color gris metálico, como un cenicero, en palabras del comandante. Era un objeto volador no identificado que se desplazaba a gran velocidad y presentaba un tamaño de unos 10 metros de diámetro, por lo que se convirtió en un objeto fácil de derribar, en palabras del militar.

    El objeto se avistó sobre la Base Aérea de la Joya y las órdenes de derribarlo surgieron debido a que las autoridades militares del país no querían que este objeto realizara labores de inteligencia. Desde su avión, Óscar Santa María lanzó 64 obuses contra ese objeto volador anómalo, creando una impresionante pared de fuego. La sorpresa fue que ese extraño objeto volador se mantuvo completamente ileso, desafiando toda lógica y resistiendo los devastadores efectos de las armas. La persecución ovni duró unos 25 minutos, y durante ese tiempo, el comandante Santa María experimentó una sensación inquietante: el objeto parecía anticiparse a sus movimientos y burlar todos sus intentos de alcanzarlo. ¿Cómo era posible?

    Este enigma desafía todo lo que conocemos sobre aeronaves. El avistamiento fue presenciado por más de 1.500 personas que se encontraban en formación en la base militar, convirtiéndose en uno de los incidentes ufológicos más intrigantes clasificados por la Fuerza Aérea del Perú.

    DE LOS SANTOS, OVNIS QUE ATACAN AVIONES

    Se trata de uno de los casos más impactantes de encuentros entre ovnis y aviones a nivel mundial. Sucedió en México y fue investigado por el que es considerado como padre de la ufología científica, el doctor Joseph Allen Hynek, astrofísico que investigó ovnis de manera oficial para el gobierno de Estados Unidos a través de varios programas secretos militares: el proyecto Signo (que se desarrolló desde 1947 a 1949), el proyecto Grudge (de 1949 a 1952), y el más conocido de todos, el proyecto Libro Azul, que estuvo activo desde 1952 a 1969. Tal fue la importancia que Hynek le dio al fenómeno, que tras su investigación oficial en el ejército de Estados Unidos nunca abandonó el estudio de los no identificados, y legó a los investigadores recursos tan importantes como la clasificación de los diferentes encuentros con ovnis (primer tipo para los avistamientos de luces, segundo tipo para los aterrizajes de ovnis y tercer tipo para la visión de tripulantes junto a los ovnis). Hynek llegó a expresar a sus colaboradores más cercanos teorías tan revolucionarias como que los ovnis suponen una invitación al más allá de nuestra realidad, y son ese punto donde la ciencia aún no puede llegar. Pueden ser aparatos de observación que se materializan en nuestro mundo a través de los habitantes de otro. Ovnis como proyecciones psíquicas creadas por una inteligencia extradimensional, operando desde alguna realidad paralela.

    El profesor Hynek investigó el caso De los Santos por expreso deseo del entonces presidente de los Estados Unidos, Gerald Ford. El suceso también fue estudiado por quien es considerado como el padre de la ufología mexicana, Pedro Ferriz Santa Cruz. Fue el 3 de mayo de 1975, sobre las 12:20 horas cuando el capitán Carlos Antonio De los Santos Montiel se encontró con tres platillos voladores de color gris que en la parte superior tenían una cúpula con, aparentemente, vidrios polarizados, en palabras de De los Santos en una entrevista que mantuvimos hace años. Él trabajaba como piloto civil y el avistamiento se produjo en la zona de Tequesquitengo, en el estado mexicano de Morelos, cuando viajaba en la aerovía G-3 a una altitud de 140.000 pies y 140 nudos de velocidad (unos 269 kilómetros por hora), con dirección a la Ciudad de México. El piloto trabajaba para una empresa potabilizadora de aguas y un día antes había trasladado a unos ingenieros desde la Ciudad de México hasta Lázaro Cárdenas, en el estado de Michoacán. El testigo pilotaba la avioneta Pipper, matrícula XB-XAU-PA-24, cuando de pronto se nos pegaron primeramente dos platillos a cada lado del ala, que los separaba tan solo una distancia de 20 centímetros, aseguraba De los Santos en nuestra entrevista. La situación se tornó aún más aterradora cuando un tercer objeto, también con forma de platillo, se precipitó hacia la parte inferior de la avioneta, golpeando la aeronave y provocando que el tren de aterrizaje no funcionara correctamente.

    Uno de los detalles más impactantes de este caso es que, segundos después, el piloto empezó a notar que él no llevaba el control de su avioneta. Esta sensación le acompañó durante los siguientes 18 minutos. Entró en pánico y solo acertaba a decir: Mayday, Mayday (Ayuda), solicitando apoyo a la Torre de Control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y a quien se encontrara cerca de su posición, comunicando la increíble vivencia que le estaba sucediendo. Los radioperadores que tuvieron la oportunidad de escuchar su llamado de emergencia no podían dar crédito a las palabras del piloto, por lo que le solicitaban que repitiera la información, para tratar de entender la situación.

    Tras unos angustiosos minutos, la experiencia ovni finalizó cuando los tres objetos se alejaron de la avioneta, poniendo rumbo hacia la zona donde se ubican los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, a una velocidad de 900 kilómetros por hora, según los radares que registraron su paso. La experiencia de Carlos Antonio De los Santos Montiel tuvo en situación de emergencia al aeropuerto internacional Benito Juárez de la Ciudad de México durante una hora con diecisiete minutos. En total, el piloto hizo once intentos de aterrizaje, pero el tren no funcionaba correctamente. Al doceavo intento, De los Santos Montiel logró aterrizar con éxito. Al aterrizar la avioneta salí corriendo, y volteaba hacia atrás como si fuera a elevarse de nuevo. Dejé la avioneta prendida, no me di cuenta de eso, no la apagué. En eso, una persona se lanzó contra mí y me dijo: ‘Ya, capitán. Tranquilo. Ya pasó todo’. Minutos después, Carlos Antonio De los Santos Montiel fue llevado a una revisión médica. Tras los exhaustivos estudios a los que fue sometido, se concluyó que no había sufrido hipoxia, esto es, falta de oxígeno que hubiera afectado a alguna parte del cerebro o de cualquier otra área del organismo. Igualmente, en el aeropuerto se levantó un acta con toda la información del suceso y los nombres de todos los que participaron y brindaron servicio en esta situación de emergencia. Cabe señalar que los operadores de radar que ese día trabajaban en el aeropuerto de la Ciudad de México observaron varias manchas anómalas en el mismo, y confirmaron la versión del piloto.

    El caso saltó a la prensa, protagonizando titulares como ¿Una travesura cíclica de los ovnis? o Tres ovnis magnetizaron un avión en el DF. Posteriormente, Carlos Antonio De los Santos Montiel comenzó a dar diversas entrevistas a periódicos, revistas especializadas y en la televisión. En concreto, en la televisión habló con don Pedro Ferriz, padre de la investigación ovni en México, y fue aquí, en Periférico, muy cerca del canal 13 de Imevisión (actualmente Tv Azteca) cuando manifestó que un carro negro, muy lujoso, lo detuvo en los carriles centrales y descendieron de él dos personas vestidas de negro que le ordenaron no seguir hablando de su vivencia, al punto que lo amenzaron con hacerle un daño a su familia. Estos hechos referidos a enigmáticos personajes que se aparecen para silenciar a los principales testigos de ovnis han sido denunciados en diferentes países por parte de quienes han estado cara a cara con lo desconocido, y aseguran que son personajes que se visten de negro, en ocasiones de forma anacrónica, como si llevaran ropa muy antigua, y les piden que guarden silencio sobre lo vivido. Este es el único caso que se tiene debidamente documentado donde participan los hombres de negro en México.

    También investigadores tan prestigiosos como el estadounidense John Keel tuvieron la oportunidad de darle seguimiento a la existencia de los llamados hombres de negro. En su obra Las profecías del Mothman, se describe y documenta la aparición de estos personajes.

    EL AVIÓN QUE FUE GOLPEADO POR UN OVNI EN COLOMBIA

    Alfonso Salazar, uno de los principales investigadores ovni de la república mexicana, técnico en aviación que trabajó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, recientemente jubilado, nos habló de un suceso impactante en el que tuvo implicación directa. Se trata de un incidente que tuvo lugar el 10 de enero de 2016, cuando el vuelo LAN A320, que cubría la ruta entre Cancún y Bogotá, sufrió un impacto de un objeto desconocido.

    Se trataba de un airbus 320 matrícula CC-BAR, de la empresa LAN COLOMBIA, que realizaba el vuelo LA3509 entre Cancún y México. Volaba a 10,668 metros de altura, a más de 200 millas náuticas de Bogotá, cuando la tripulación informó que la aeronave había sido golpeada por un objeto desconocido. A pesar del incidente, aseguraron que no observaban afectación en ninguno de los sistemas de control del avión, por lo que siguieron su ruta como habitualmente hacían y aterrizaron sin problemas en el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá.

    El Control Aéreo de Aproximación de Colombia informó que tras el aterrizaje, se produjo una inspección de la aeronave que reveló daños en la sección de la nariz, en la parte izquierda del avión, con un hueco de 20 centímetros de diámetro y la presencia de una sustancia desconocida a su alrededor. Las autoridades aeronáuticas colombianas clasificaron el incidente como choque con objeto desconocido.

    Según nos informó Alfonso Salazar: este avión lo reparamos en la Base Mexicana de Aviación, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en el año de 2016. La reparación salió en 500.000 dólares. El golpe fue bajo la ventanilla del copiloto y la conclusión fue que se trató de un ovni, de un objeto desconocido. Cuando llegó el jet me dijeron que le habían golpeado con una escalera, y quisieron ocultar el incidente. La lámina del avión tenía unas rasgaduras con una sustancia de color negro, como asfalto líquido. La lámina que se le cambió al avión colombiano se le quitó, se guardó en una caja de madera, se selló y se envió a Colombia. La posible explicación del golpe del ovni al airbus colombiano fue la siguiente: un ovni se estrelló de lleno contra el avión en vuelo recto y nivelado en el momento de la operación de aterrizaje en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, Colombia.

    PERSECUCIÓN OVNI EN BOGOTÁ

    Tal y como nos recuerda el experto Alfonso Salazar, hay muchos incidentes entre ovnis y aviones en Colombia: "tenemos la persecución ovni que tuvo lugar en Bogotá, cuando un avión T-33 de la Fuerza Aérea Colombiana interceptó un ovni en 1964. Esta aeronave, con matrícula 2072, había partido desde la base militar de Palanquero, en Puerto Salgar, Cundinamarca, con rumbo al Aeropuerto El Dorado, en Bogotá, donde pilotos y controladores aéreos habían reportado la presencia de fenómenos aéreos anómalos.

    Como ha afirmado en diversas entrevistas uno de los testigos del incidente, el controlador aéreo Eduardo Russi, quien trabajaba en El Dorado, en aquellas semanas de 1964 hubo varias alertas en el aeropuerto por pilotos que reportaban tráficos desconocidos, llevando a cabo maniobras peligrosas en las cercanías de sus aeronaves, y sin embargo, sus reportes se recibían con sorpresa y desconcierto en la Torre de Control de El Dorado porque los controladores aéreos no recibían información de esos tráficos ni en sus radares ni de manera visual, de modo que no tenían cómo comprobarlo.

    El día del incidente, el piloto de un avión Constellation de Avianca, que había partido desde la ciudad de Cartagena, contactó con los controladores del aeropuerto de Bogotá para alertar de unas luces que estaban pasando tanto por encima como por debajo de la aeronave. En este caso, los operarios del aeropuerto El Dorado pudieron confirmar el testimonio del piloto y observaron los fenómenos aéreos anómalos moviéndose peligrosamente cerca de este avión. Así las cosas, la Fuerza Aérea de Colombia envió a sus aviones T-33 para brindar

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