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Crónicas de Nebadon: Nora: Crónicas de Nebadon, #1
Crónicas de Nebadon: Nora: Crónicas de Nebadon, #1
Crónicas de Nebadon: Nora: Crónicas de Nebadon, #1
Libro electrónico167 páginas2 horas

Crónicas de Nebadon: Nora: Crónicas de Nebadon, #1

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Un thriller de fantasia. Una princesa. Un asesinato del heredero al trono. Un objeto misterioso que hay que proteger.

El primero de una saga, Crónicas de Nebadon es un thriller de fantasía en un mundo llamado Lumtaria, donde Nora tendrá que resolver el asesinato del heredero al trono utilizando todos sus recursos para encontrar al asesino. Con una amenaza que se cierne sobre el reino de los azores, Nora lucha por desvelar los entresijos políticos de su reino, estableciendo una alianza con los Vekers, una raza marina, mientras busca proteger un objeto misterioso para proteger su reino.

Un admirable despliegue imaginativo, un depurado estilo y una trama que sorprende y seduce, abrirán al lector de este libro las puertas de un mundo primigenio y su cosmogonía. Dioses, crónicas, reinos, seres alados, intrigas palaciegas, ambiciones, un gran amor tronchado por la muerte, una promesa…, forman un entramado fabuloso bajo cuyas corrientes de simbolismo y de sentido subyace la lucha universal de los contrarios que sostiene la vida: luz-oscuridad, valor-cobardía, bondad-maldad… Volumen inaugural de una saga que promete inscribirse en la rica tradición de la literatura fantástica y la ciencia ficción, es, además, tan estupendamente cinematográfico, que transcurre en la mente como un filme, uno que no hemos visto, pero que sí quisiéramos, con todas nuestras fuerzas, haber soñado.

 

"Desde la primera oración se va creando una trama llena de tensión y confusión hasta los ultimo capítulos donde todo cae como debe y las respuestas a todas las preguntas que gritaba en mute llegaron a mi como una bofetada salvaje que no estaba esperando." Angel onsoró

 

"La novela produce una lectura adictiva capítulo tras capítulo, con los desafíos constantes de sus mundos fantásticos, impactados por luchas que sin embargo podrían ser reales e incluso actuales, con personajes inquisidores, valientes y enigmáticos, que invitan a continuar la aventura." Mercedes Guzmán

 

"Los protagonistas, por lo que se puede apreciar hasta ahora, además de los temas trascendentales para sus mundos inventados, sufrirán y sus vidas estarán determinadas por los influjos de las leyes herméticas, de los maestros espirituales, la búsqueda de la sabiduría, la fortaleza interior y otros aspectos propios de la espiritualidad y el 'despertar' de la consciencia." Manuel Llibre

IdiomaEspañol
EditorialAriel Vargas
Fecha de lanzamiento19 oct 2020
ISBN9798631136045
Crónicas de Nebadon: Nora: Crónicas de Nebadon, #1

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    Crónicas de Nebadon - Ariel Vargas

    ¡Espérame!

    Que cuando llegue el momento,

    no te bajaré los cielos,

    sino que viajaremos juntos,

    por toda la eternidad...

    AGRADECIMIENTOS

    ESTE LIBRO NO HUBIERA sido posible sin el interés y ánimo que me han dado una serie de amigos.

    Quiero agradecer, en especial, a Mercedes Guzmán, por su motivación, paciencia y el trabajo desinteresado durante el desarrollo de la historia.

    A Cynthia De Marchena, por su guía y apoyo durante la terminación del primer borrador.

    A mis amigos Paola Pelletier, Emanuel Fabian, Miguel Luna y Nelson Castillo, por sus invaluables consejos. A Rafael J. Rodríguez Pérez, por su magnífico trabajo en pulir este primer libro.

    No puedo olvidarme de Axel Kaiser y Gloria Álvarez quienes, sin saberlo, me ayudaron en tener una perspectiva más amplia de las dinámicas sociales, la filosofía libertaria, la economía y la batalla cultural que libramos hoy en día. Mucho de lo que aprendí con ellos, se refleja en este libro.

    Por último, mi infinito amor a Jaime Rey, Flor Robles, Aida Díaz y a todos los demás miembros del grupo de estudio Grupo I.C.S.S., a la Fundación Urantia y las enseñanzas de los documentos que ellos custodian, por inspirarme libremente en la elaboración de esta historia.

    Primer potencial

    LA MANO ACTIVÓ EL CRISTAL. Rápidamente, la esfera delante de ella proyectó la imagen de un mundo que flotaba en el espacio. Una voz neutral que brotaba de todas partes inició su relato:

    Planeta: Lumtaria.

    Año: 10 (DR), después de la rebelión. 

    Estado actual: Aislado.

    Nivel de rebelión: Inicial pasivo, se recomienda observación.

    La mano se acercó a un nuevo cristal y lo hizo girar. Una luz se proyectó hacia el mecanismo del primer cristal. La voz se escuchó nuevamente:

    ...Búsqueda de un potencial estacionario...

    ...Potencial encontrado...

    ...Iniciando el registro N: (D)(C)(X) MCXXI- 84.70.24.

    316...

    Iniciando el Libro de Nora...

    La torre de Luz

    Kanamatia era la ciudad sagrada y soporte cultural para todas las razas y reinos de Lumtaria.

    ...las tradiciones orales cuentan que todos los pueblos vivían en guerra. Estaban los azores, raza de seres alados, que tomaron los cielos. Los verker, una raza de seres marinos y antiguos enemigos de los azores, tomaron la profundidad de los océanos. Los rojils y los indekos, pueblos nómadas, se refugiaron en los desiertos. Los gigantes narkars, dominaron en las montañas, y los amras, los más pacíficos, se aislaron en los bosques del norte. Hasta que ellos llegaron... 

    (Crónicas de los Azores - Libro XII)

    LA ANTORCHA ESTABA encendida en lo más alto de la torre de luz. En la sala principal, las sombras parecían danzar al ritmo de las llamas. Una suave brisa glacial entró por las ventanas.

    Nora se estremeció. Creyó ver a Nun, su príncipe amado, en el balcón. Pero fue solo su imaginación. El día había sido gris, y la noche, como las murallas de la torre, estaba muy oscura.

    Nora salió al balcón. El planeta rey hacía su apertura, y a ella le pareció que la observaba, inquieto, mientras que, al mismo tiempo, varias lunas se ocultaban en el horizonte.

    Nora estaba impaciente. Habían pasado 108 ciclos desde que Nun se despidiera de ella en aquella torre y desapareciera para volar lejos del reino, en busca de respuestas. Si no regresaba a tiempo, ambos estarían en problemas.

    Ella lo habría seguido al fin del mundo, pero tenía que reconocer que habían hecho una locura. Habían desafiado una orden del rey. Podrían enfrentar un castigo, o peor, un juicio político.

    Nora era un azor, una raza de seres que vivían en Elisandría, el reino más poderoso de Lumtaria. No era una joven cualquiera, sino una princesa, y Nun era el primogénito del rey, el heredero al trono. Ambos pertenecían a una casta especial de seres alados. Pero no todos tenían alas. Solo los más agudos y despiertos llegaban a tenerlas y podían surcar los cielos. Por eso, la mayoría de los azores de la realeza eran alados. Pero eso no les exoneraba de la ley. Si Nun no llegaba con respuestas, estaban perdidos.

    Nora se paseaba de un lado al otro del balcón de aquella imponente torre, un monumento construido por los nakars, los gigantes, como un regalo a los azores, en señal de paz. Aquel amasijo de piedra, adornado con metales preciosos y cristales relucientes alrededor de la gigantesca antorcha, hacía que cualquiera que paseara por el balcón pasara desaparecido a lo lejos, en cambio, el faro era ideal para observar a los que llegaban al reino.

    Nora se detuvo un segundo y alzó su cabeza para contemplar la hipnótica llama. Aquel faro no era nada comparado con la luz que sentía en su interior, que siempre le indicaba el camino y que le recordaba todo lo aprendido junto a Nun. Pero, por primera vez, la llama parpadeaba. Nora tenía dudas. Por primera vez sentía que...

    ENTONCES LO VIO. ERA Nun. Venía volando. La princesa respiró aliviada. Si partían ahora, llegarían a tiempo al palacio. Si venía con respuestas, cualquier desobediencia sería perdonada. Si estaban equivocados, al menos, nadie se enteraría. Pero el príncipe zigzagueaba en el aire. Algo no estaba bien. Nora aguzó la mirada y quedó paralizada un momento, con las manos sujetas al balcón.

    —¡Oh, no! —murmuró.

    Nun volaba torpemente, con un ala ensangrentada. Nora reaccionó, corrió hacia el interior de la torre y accionó una palanca en la sala repleta de pequeñas antorchas. La ventana principal se empezó a abrir de inmediato. El príncipe entró por la abertura, a duras penas, y cayó en medio de la sala. Nora corrió hacia él y, arrodillándose, lo tomó entre sus brazos. Tenía un ala sangrante y una herida mortal en el costado.

    —La Ciudad Sagrada ha caído —dijo Nun con voz entrecortada—. Sus líderes se han rebelado... nuestro mundo está aislado... 

    Nora apenas entendía, aterrada por el estado de Nun. La sangre inundaba el lugar.

    —¿Quién te hizo esto? —preguntó, abrazándolo. 

    —Tienes que protegerla... No dejes que se apoderen de ella.

    Haciendo un esfuerzo por mantener los ojos abiertos, Nun alzó lentamente su mano y depositó en la de Nora un objeto pequeño, apretándosela con sus últimas fuerzas. Nora lo miró a los ojos y asintió con la cabeza.

    —Tienes... que... ser fuerte. Te esperaré... —dijo Nun, mientras sus ojos se cerraban para siempre.   

    Kanamatia

    Elisandría era la principal ciudad de los azores, junto con cuatro más que flotaban en el Norte del continente Gorn. Las ciudades flotantes fueron ocupadas al final de la era de los Primeros Tiempos, por Lohan, el primer rey de los azores, después de la batalla con los alkebaran dorados. En Elisandría se construyó el palacio real donde residía el rey, el templo de adoración, los centros de capacitación, la Gran Biblioteca y la metrópolis. La fundación y ocupación de Elisandría coincidió con la llegada de los hijos de los dioses...

    (Crónicas de los Azores - Libro III)

    CON SUS PAREDES PINTADAS de rojo y blanco, el Gran Palacio destacaba entre todas las edificaciones, y aun entre las torres gigantes que llegaban al cielo y rodeaban la ciudad flotante de Elisandría. Nora aterrizó con el cuerpo de Nun en sus brazos, ascendió por las escaleras de los jardines colgantes, caminó por los pasillos del palacio real ante el estupor de soldados y sirvientes, llegó hasta la cámara principal y depositó el cuerpo inerte frente al trono. El rey se levantó lentamente, descendió por las escalinatas y se detuvo, lívido, frente al cuerpo de su hijo. El silencio era ensordecedor.

    La muerte del príncipe era la tragedia más grande de los azores desde la caída de los Alados del Atardecer, en la última guerra contra los verkers.

    Desde que Nora aterrizó en el palacio del rey con el cuerpo de Nun en sus brazos, la noticia recorrió todo el valle. No tardaría en llegar a los puertos y a los demás continentes y tierras lejanas, llevada por los indekos. Pronto los reinos de todas las razas de Lumtaria se enterarían. 

    Custodiada por los guardias imperiales, Nora fue trasladada a sus aposentos. Había vuelto a su hogar, y a pesar de estar acompañada por sus cuidadoras, se sentía terriblemente sola. Seguía llorando al príncipe, y en las noches, cuando lograba conciliar el sueño, la negra luz de las pesadillas volvían a traerle las imágenes de su Nun moribundo.

    Todo a su alrededor respiraba desolación. Ether, su consejera, la miraba en silencio cuando ella intentaba detener las lágrimas que, inevitables, recorrían sus mejillas. Ether estaba preocupada, y aunque respetaba profundamente el dolor de la princesa, y el suyo propio, una noche se atrevió a recordar a la princesa su responsabilidad. En cualquier circunstancia, ella debía cumplir con su deber, si no, ¿qué clase de consejera sería?

    Le habló despacio, mirándole a los ojos, y respiró aliviada cuando vio brillar en los ojos de Nora la determinación de antaño. El duelo debía dejarse para después y dar paso a la acción inmediata. Así lo habría querido Nun. La muerte del príncipe de los azores podría traer repercusiones en todas las demás razas; desde el rompimiento de las alianzas con otros pueblos, hasta una posible guerra. Los problemas se empezaban a gestar en los interiores del palacio real. ¿Cómo habían llegado hasta ese punto? ¿Qué había pasado? ¿Eran los maestros de Kanamatia los responsables?

    LA CIUDAD SAGRADA... Desde joven, Nora había escuchado con atención las historias sobre Kanamatia, de cómo hacía 500 mil onars, empezaron a llegar noticias de que los hijos de los dioses bajaron de los cielos al mundo de Lumtaria.

    Habían oído sus plegarias y enviaron un séquito de seres que crearon la ciudad sagrada de Kanamatia. Un lugar de ensueño y sabiduría. En aquellos primeros tiempos, Kanamatia había enviado representantes a cada uno de los pueblos y razas en todos los rincones de los cuatro continentes, con la misión de seleccionar a los más aptos para que fueran formados en la ciudad.

    A partir de aquellos zinars, luego de ser elegidos por los evaluadores de Kanamatia, cada raza enviaba a sus mejores representantes. Estos estudiantes duraban siete onars en la Ciudad Sagrada y luego regresaban a sus pueblos con los conocimientos que los convertían en líderes idóneos para dirigirlos. Algunos fueron convertidos en dioses o reyes. Con

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