LA RELIGIÓN PRIMORDIAL
Hay docenas de relatos que hacen referencia específica a una constelación de los antiguos nativos americanos en los que las estrellas del cinturón de Orión forman la muñeca de una mano. Estos relatos a veces dicen que esta mano pertenecía a un gran caballero de elevado cargo, y otras veces a un ser celestial malévolo denominado «Brazo Largo», que la usaba para bloquear el portal entre la tierra y el cielo, y que había perdido la mano al ser cortada por un héroe humano. Lejos de subestimar tales historias, no me llevó más de una hora en Google confirmar que la información acerca de las creencias sobre el más allá de la muerte en la cultura misisipiana en Moundville estaban contrastadas con investigaciones sólidas y precisas.
MITOS COMPARTIDOS
La Vía Láctea, la conexión con Orión, el peligroso viaje del alma después de la muerte y la noción de crear una imagen o copia del reino de los muertos en la tierra eran elementos genuinos de la religión misisipiana, así como de la religión del antiguo Egipto. A nadie que esté familiarizado con los textos de las pirámides o con el Libro de los muertos podrían pasarle desapercibidas estas similitudes obvias. Y no soy el primero en haberse dado cuenta de ellas. Andrew Collins y Gregory Little las mencionaron en el 2014. Sin embargo, por lo que yo sabía en aquel momento, no se había realizado nunca un estudio comparativo en profundidad para determinar si había una conexión real entre estas dos culturas tan distintas en otros aspectos, y separadas tanto por la geografía como por el tiempo. ¿Es solo una coincidencia? ¿O podemos descartar tal coincidencia?
El antiguo Egipto nos dejó un número inmenso de documentos escritos con sus bellos jeroglíficos, y hemos sido capaces de leerlos desde que Champollion descifró la piedra Rosetta en el siglo XIX. También
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