Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

¿Existen Los O.V.N.Is?
¿Existen Los O.V.N.Is?
¿Existen Los O.V.N.Is?
Libro electrónico386 páginas6 horas

¿Existen Los O.V.N.Is?

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

CAPÍTULO I.

La noche estaba oscura, por la ventana de pronto entró un gran resplandor, tal claridad inundó la habitación que llegó a despertarme. Asombrado miré a todos lados, ¿Qué pasaba?, me froté los ojos, no sabía muy bien si seguía aun dormido y aquello era un sueño.
Me incorporé en la cama, tenía que ver que sucedía, no entendía que había pasado, tratando de espabilarme un poco, puse los pies en el suelo, el frío de las baldosas me acabó de despejar. Vi que estaba en mi habitación y era aun de noche, por la ventana no se veía nada, sólo oscuridad, ni una sola estrella en el cielo se podía ver, pero en mi cabeza, aun aturdida, recordaba eso que me había despertado, aunque no sabía qué había sido, me vino a la memoria la sensación, como de una gran luz, o un resplandor, quizás sería de un relámpago.
IdiomaEspañol
EditorialTektime
Fecha de lanzamiento12 jun 2018
ISBN9788893980999
¿Existen Los O.V.N.Is?

Relacionado con ¿Existen Los O.V.N.Is?

Libros electrónicos relacionados

Oculto y paranormal para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para ¿Existen Los O.V.N.Is?

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ¿Existen Los O.V.N.Is? - Juan Moisés De La Serna

    ¿EXISTEN

    LOS

    O.V.N.IS?

    JUAN MOISÉS DE LA SERNA

    Copyright © 2018

    Dedicado a mis padres

    Aviso Legal

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por el teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

    © Juan Moisés de la Serna, 2018

    Índice de contenido

    CAPÍTULO I.

    CAPÍTULO II.

    CAPÍTULO III.

    CAPÍTULO IV.

    CAPÍTULO V.

    CAPÍTULO VI

    CAPÍTULO VII

    CAPÍTULO VIII

    CAPÍTULO IX

    CAPÍTULO X

    CAPÍTULO XI

    CAPÍTULO I.

    La noche estaba oscura, por la ventana de pronto entró un gran resplandor, tal claridad inundó la habitación que llegó a despertarme. Asombrado miré a todos lados, ¿Qué pasaba?, me froté los ojos, no sabía muy bien si seguía aun dormido y aquello era un sueño.

    Me incorporé en la cama, tenía que ver que sucedía, no entendía que había pasado, tratando de espabilarme un poco, puse los pies en el suelo, el frío de las baldosas me acabó de despejar. Vi que estaba en mi habitación y era aun de noche, por la ventana no se veía nada, sólo oscuridad, ni una sola estrella en el cielo se podía ver, pero en mi cabeza, aun aturdida, recordaba eso que me había despertado, aunque no sabía qué había sido, me vino a la memoria la sensación, como de una gran luz, o un resplandor, quizás sería de un relámpago.

    Pensé en ese momento, que podía ser un sueño que tenía y del que por algún motivo me habría despertado, salí de la habitación y me dirigí a la cocina, tomaría un poco de leche caliente, para entonar el cuerpo, recordé a mi madre que siempre me decía de chico, Como la leche no hay nada, para que el cuerpo reaccione.

    Al ponerme de pie, con el frío del suelo me había destemplado, un escalofrió me recorrió todo el cuerpo, dejándome una mala sensación, es como si me hubiera dado una ráfaga de viento helada, de esas que se sienten en pleno invierno, y la verdad es que era muy raro, dentro de la habitación con todo cerrado, no había ninguna corriente, ¿Cómo había podido sucederme eso?

    Pensando en ello iba por el pasillo, cuando de pronto me fije en una cosa, por debajo de la puerta del salón, salía luz, ¡Qué raro que me la hubiera dejado encendida!, creo recordar que antes de acostarme la había apagado. Sí, estoy seguro, lo hice cuando vine de repasar la puerta de la calle, como hacía todas las noches. No podía ser, ¡Hay que ver qué cosas tan raras me sucedían esta noche!, bueno, me acercaría a apagarla y luego seguiría a la cocina a lo que iba.

    Abrí la puerta, ¡Increíble!, me quedé como clavado allí donde estaba, con el pomo de la puerta en mi mano, ¿Qué estaba sucediendo?

    Pensé por un instante que seguía dormido, y que todo esto sería un sueño, eso era más creíble que ver lo que pasaba, la intensa luz, no era del salón, no era la lámpara, ni nada procedente de dentro, entraba por la ventana, pero ¿Cómo?

    Fuera sólo estaba el jardín y allí no había ninguna bombilla, ni nada por el estilo, que pudiera dar luz, y desde luego menos que la diera de forma tan intensa, como la que ahora mismo estaba viendo que entraba por allí.

    Después de no sé cuánto tiempo, seguro que serían unos instantes, pero a mí se me hicieron eternos, en los que estuve inmóvil, tratando de darme una explicación lógica, sobre lo que podía estar pasando, solté con cuidado el pomo de la puerta y me atreví, aún indeciso, a dar unos pasos y acercarme a la ventana, para poder ver lo que sucedía.

    Alargué la mano temblorosa, tenía la intención de descorrer las cortinas, y mirar lo que pasaba fuera, no podía entender por qué temblaba de esa forma, pero lo cierto es que era así, ¿A qué venía ese miedo que tenía en el cuerpo?, estaba dentro de mi casa, con todo cerrado, ¿Qué me podría pasar?, seguro que nada, pero a pesar de que pensé eso, también me dije, Si el jardín es un lugar cerrado, y nadie puede haber colocado ahí nada, sin que me haya enterado, entonces, ¿De dónde viene esa luz?, y ¿Con qué la estarán haciendo, para que tenga tanta intensidad?

    No recuerdo haber visto nunca nada igual, es como si los faros de un coche estuvieran enfocados a la ventana, pero ¡Qué tontería estoy diciendo!, ¿Cómo alguien podría haber entrado un coche en mi jardín?, y ¿Para qué? ¿Qué objeto tendría todo eso?

    Terminé de llegar al lado de la ventana, había cruzado el salón, con tanto cuidado, que no sé cuánto tiempo tardé, pero no me atrevía a separar el visillo, para poder ver bien que sucedía en el exterior, cuando de pronto escuché un ruido, y me quedé como clavado al suelo, parecía que lo había escuchado a mis espaldas, eso no podía ser, en la casa no había nadie nada más que yo, ¿Qué habría sido entonces lo que había oído?

    Sería quizás una broma de mi imaginación, producto del miedo que tenía en esos momentos, lo que me lo producía, acaso esto que me estaba pasando, sería el resultado de una mala digestión, ¿Qué había cenado?, tenía que hacer memoria, sí, porque todo esto no podía ser real, seguro que era eso, solamente una reacción de algo que había comido, y que me había sentado mal.

    <<<<<>>>>>

    Hace ya tiempo que me vine a esta casa a vivir, necesitaba estar solo. Desde que terminé los estudios, me había dedicado a viajar, para conocer mundo, como dije a mi familia, y aunque no lo entendieron, aquel día cuando en la sobremesa se lo comuniqué, me contestaron:

    —Bueno, tu vida es tuya, vívela como quieras, pero no te metas en problemas.

    —¡Tranquilos!, sólo quiero ver algo, antes de asentarme —les contesté

    —¿Algo de qué? —me preguntaron ellos—. ¿No tienes suficiente con irte de vacaciones de vez en cuando?

    —No, eso es poco tiempo, tengo que viajar, es como una necesidad, quiero conocer otras culturas —les dije yo.

    Estaba decidido a no dejarme convencer, era una idea que me había estado rondando por la cabeza y después de mucho meditarlo, por fin había llegado el momento de decírselo a la familia.

    —Pero ¿Para qué? —me dijeron extrañados—. ¿Qué quieres conocer en concreto?

    —No lo sé aun, sólo sé que necesito eso, tener un tiempo para mí —Y fue tanta la firmeza que debí de poner en mis palabras que ya no insistieron más.

    —Hijo —añadió mi padre—. Sé que eres prudente, pero recuerda que hay países peligrosos, no seas confiado y estate siempre atento.

    —¡Descuida!, lo haré, estar tranquilos que no me meteré en nada, yo voy solo a lo mío nada más, sabéis que no bebo.

    —Hijo, ten cuidado con las drogas —me dijo mi madre preocupada.

    —¡Mamá!, confía, sabes que esas cosas no van conmigo.

    —Sí, eso esa hora, pero a saber con quién te vas a juntar, y ya sabes… luego para no ser menos, se hacen tonterías.

    —¡Mamá, tranquila!, confía, me has enseñado bien, y no te pienso defraudar.

    Mis dos hermanos que habían permanecido callados me miraron y ambos dijeron:

    —Recuerda que estamos aquí.

    —¡Claro!, ¿Cómo lo voy a olvidar?, seguro que cuando terminéis vuestros estudios también decidiréis algo por el estilo.

    —Si me parece bien que viajéis así se aprenden más cosas que en los libros —dijo mi padre al escucharme.

    Pero mi madre que no estaba de acuerdo protestó un poco dolida:

    —Pero ¿Al extranjero? ¿Es que no es España suficientemente grande? —dijo mientras unas lagrimitas se le escapaban de sus ojos

    —¡Mamá! —la dije—. No te preocupes, ya verás como no me pasa nada, y antes de que te des cuenta de que me he marchado ya estoy de vuelta —Y la di un beso para tranquilizarla.

    Después de varios años de ir de un lado para otro, he regresado, sí, eso también lo había tenido siempre muy claro, donde quería vivir, era al lado de mi gente, bueno, al lado, pero no mezclado.

    Cuando regresé, y dije, que viviría en este sitio, no les hizo mucha gracia, la verdad, pero no tuvieron más remedio que aguantarse, pues era una decisión que yo había adoptado, como siempre después de meditarlo, porque nunca me ha gustado tomar una decisión sin pensarme mucho los pros y los contras.

    La casa la había decorado a mi gusto, sin nada que me sobrara, esos chismes que se suelen ir almacenando, como recuerdos y que sólo sirven para acumular capas de polvo, sólo tenía las cosas necesarias, pero esas que me hacían sentir bien.

    Pocos me han visitado, siempre he sido un solitario, esa es la verdad, prefiero una tarde de paseo, contemplando como el sol se va poco a poco ocultando, mientras el viento me va dando en la cara, que pasar el tiempo, perdiéndolo como yo digo, con los amigos, que sí que los tengo, aunque reconozco que pocos, pero ellos saben que cuando me necesiten estoy ahí para ellos, lo mismo que para la familia, pero si no, podemos pasar alguna temporadita sin vernos, esa es la verdad.

    Cuántas tardes he salido a dar mi paseo y se me ha hecho de noche y sentado en el suelo, sobre la hierba, me he dejado caer para atrás, para contemplar esas estrellas, esos puntitos luminosos del cielo, ¿Hay algo más… mágico, maravilloso?, no creo que haya una palabra que pueda describirlo en su justa belleza.

    Sí, tienen razón cuando me llaman solitario, pero es que no creo que nada se pueda comparar a esa sensación, es como si dentro de mí se expandiera algo y me hiciera volar hasta esas estrellas, como si la Tierra me dejara escapar y luego al rato regresara, como atraído a la realidad.

    Bueno, no sé, porque en más de una ocasión, me he encontrado allí, cuando el sol del amanecer me daba en la cara, había pasado toda la noche, sí, esa es la verdad, y ¿Dónde mejor se puede pasar que en la naturaleza?

    <<<<<>>>>>

    El camino estaba solitario, me habían informado que tenía que ir con cuidado, pero decidido a llegar, me adentré. Nunca he sido miedoso, pero aún recuerdo cómo se me había puesto la piel de carne de gallina, como se suele decir.

    Cuando escuché aquello, me quedé un momento quieto, pero pensé, Aquí si alguien o algo, me quiere hacer lo que quiera, soy un blanco fácil, así que eché a correr, con la intención de adentrarme entre aquellos árboles que veía en la distancia, allí podría esconderme bien.

    Lo que sucedió después, me es difícil de explicar, parece que había medido mal la distancia, porque la arboleda, cada vez me parecía que se alejaba, en vez de acercarse.

    Ya agotado paré, tenía que descansar, no tenía ni aliento, dejé la mochila en el suelo y me dispuse a sentarme a su lado.

    Me era imposible dar un paso más, no sé cuándo tiempo llevaba corriendo, sólo sé que aquellos árboles, que al principio me habían parecido cercanos, seguían allí lejos, en el mismo sitio.

    La verdad es que verlos los veía bien, pero por más que me había esforzado, no había conseguido acortar la distancia, que me faltaba para llegar hasta donde se encontraban, ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? ¿Por qué todo estaba tan oscuro?

    Traté de forzar la mirada, para ver qué sucedía, no podía distinguir nada de lo que debía de tener a mí alrededor, desde luego sí que noté enseguida que no estaba en medio de aquel camino, donde recuerdo perfectamente que me había parado.

    Con un rápido movimiento de mano, traté de ver si me encontraba entero, no sé, fue un impulso instantáneo, pero ¿Qué pasaba?

    No me podía mover, el brazo al intentar moverle había experimentado un tirón, algo me impedía el movimiento, enseguida deduje que debía de estar atado, inmovilizado de alguna manera, pero ¿Por quién? ¿Por qué?

    Si no había hecho nada, y tampoco había visto a nadie por los alrededores, ¿Qué me había podido suceder?

    Lo primero que me tenía que enterar era de dónde estaba, esto no era en medio de ninguna parte, sentí que no corría ni una brizna de aire, por lo que deduje que debía de estar en un sitio cerrado.

    Pensé rápidamente en aquel tremendo ruido que había escuchado, que tanto miedo me produjo, el que me había hecho correr, seguro que debía de haber sido provocado por alguien, que al final me ha alcanzado y cogido, pero ¿Qué habrá hecho? ¿También me habrá transportado? y ¿Hasta dónde?

    Mi cabeza me dolía, me di cuenta en ese mismo momento, ¿Por qué sería?, quizás me golpearan antes de hacerme prisionero, sí, eso debía de haber sido, y por eso no recordaba nada de lo sucedido.

    ¿Cuánto llevaría allí?, había perdido la noción del tiempo, ¿Quién me habría hecho eso?, decidido a aclararlo, quise empezar a hablar, tenía que descubrir algo de lo que estaba sucediendo, pero aunque lo intenté, no pude pronunciar ni una sola palabra, eso me dejó perplejo, no escuchaba ni mi propia voz, y yo creo que sí chillaba, pero nada, por más que me esforzaba, no había forma de que escuchara mi propio chillido, eso sí que era rarísimo, ¿Me habría quedado sordo?

    Ahora que me daba cuenta, ningún sonido había escuchado desde que me desperté o lo que fuera, quizás no fue sueño, si no que volví a estar consciente, después del golpe que me debían de haber dado, pero ¿Por qué todo estaba tan oscuro?

    No recuerdo nunca haber estado en un lugar así. Traté de tranquilizarme y así poder centrarme en algo más, ¿A qué olía?

    Sí, noté algo, el olor era agradable, como a flores, no lo sabría explicar, pero yo diría que no muy lejos, debía de haber varias flores, porque no era sólo a una clase de ellas, ese olor que estaba percibiendo, sino más bien, al que puede desprender un ramo, formado de diversas clases, pero eso sería rarísimo, que alguien me hubiera metido en un agujero, porque esa es la conclusión, que en esos instantes tenía más a mano, que alguien me había raptado, dándome un golpe en la cabeza, y me hubiera llevado a algún sitio apartado y oscuro, pero que tuviera por allí un ramo de flores, no me parecía lógico.

    De pronto algo noté que se me acercaba, era… no sé, sentí como si alguien en ese instante estuviera respirando a mi lado, pero por más que me esforcé, nada, no veía absolutamente nada, pero si sentí que algo me tocaba, di un salto en ese momento, es como si el contacto con aquello me hubiera producido una descarga eléctrica.

    ¡Qué sensación tan rara!, no la podría explicar, fue algo inesperado, desagradable, todo a mí alrededor se iluminó, fue como si alguien hubiera encendido una luz muy potente, pero a pesar de esa enorme claridad, yo seguía sin ver a nadie, ¿O es que no lo habría por allí cerca?

    No lo sabría decir con seguridad, sólo que los ojos me dolían de tanta luz y los cerré inmediatamente. Eso es lo que recuerdo, y luego ya no sé lo que pasó, ¿Cuánto tiempo estuve así?, ni idea, ¿Minutos?, ¿Horas?, ¿Días?, yo que sé.

    En un momento me moví y sentí algo, el viento dándome en la cara, ¿Cómo podía ser eso?

    No me lo podía explicar, sí recuerdo que antes no se notaba nada, quizás alguien habría abierto alguna ventana cerca, porque cada vez lo notaba con más intensidad. Abrí los ojos y asombrado miré el lugar donde me encontraba, estaba en el suelo, con la cabeza apoyada encima de la mochila, con una postura de haber estado durmiendo, ¿Yo dormido?

    Eso era imposible, nunca me hubiera echado a dormir en medio de un camino, pero allí estaba, sin poder ni suponer qué es lo que me había pasado.

    Me levanté, despacio, como dudando si debía hacerlo, no sé, estaba tan asombrado, que lo primero que pensé es, Seguro que de la carrera que he tenido que echar, estaba tan cansado, que cuando me senté a descansar, el cansancio pudo más que yo, y me quedé dormido sin ni si quiera darme cuenta de dónde estaba.

    Distraídamente me pasé la mano por la cara, cuando algo que en ella toqué, me dejó de nuevo con otra duda. Mi cara que recordaba perfectamente haber afeitado esta mañana, antes de haber dejado el hotel, ahora estaba cubierta de pelos.

    ¡No podía ser!, a mí no me crece tan rápido, de echo puedo pasarme varios días sin afeitar y casi ni se me nota, pero ahora volví a pasarme la mano, para verificar lo que acababa de notar, y sí, tenía barba por lo menos de una semana o más, ¡Eso no podía ser!, ¿Cómo me había crecido tanto en solo un rato?

    Sin salir aun de mi asombro, cogí la mochila para ponérmela en la espalda y un olor nauseabundo me dio de pronto, ¿Qué podía ser aquello?

    La dejé de nuevo en el suelo y la abrí, y cuál no sería mi sorpresa, cuando vi que la fruta, esa que siempre llevo cuando salgo al campo, toda estaba estropeada.

    Después de mirarla, y remirarla un par de veces, para ver que era cierto aquello que tenía delante, incrédulo, tiré la bolsa en la que lo llevaba, ¿Cómo podía haberse puesto así?

    No sé, una manzana, bueno…, pero ¿Todas? y ¿De esa forma?

    Parecía que llevaban varios días, en que ya no estaban comestibles. Con esa idea en la cabeza me puse la mochila en la espalda, y dándome la media vuelta, me dirigí por el lugar que recordaba haber venido, quería regresar.

    Miré por última vez a aquellos árboles de la lejanía, y pensé, Será que están más lejos de lo que creía, pero de verdad, es que parecían estar ahí cerca, casi, casi se les podía tocar con la mano, yo diría que no estaban ni a medio kilómetro y mira que estoy acostumbrado a andar distancias y ya tengo metidas en la cabeza las medidas y no me suelo equivocar, pero esta vez no sé qué había pasado, aún recordaba la gran carrera que me había echado y nada, que no conseguí llegar hasta aquellos árboles.

    Bueno, ahora no quería pensar en nada de eso, me iba a dirigir de nuevo al poblado y me acostaría un rato, seguro que se asombrarían anoche por que no regresé, aunque menos mal que soy previsor y que ya les había avisado, de que alguna vez, cuando encuentro un paisaje bonito, me gusta pasar la noche en el.

    Así que cuando llegue, les diré que eso he hecho, que he pasado la noche mirando las estrellas, aunque ahora que lo pienso, ni tan siquiera sé si fue una noche estrellada.

    Bueno, pues entonces, les diré sólo que quise pasar la noche en el campo, no sea que fuera una noche de esas en que está nublado y no se ve nada, y extrañados me pregunten ¿Dónde he estado? y no sepa qué contestar.

    Cuando llegué al pueblo, noté algo raro en la gente que me iba encontrando, me miraban, no sé, como si yo fuera un bicho raro, de pronto unos niños se me acercaron, tanto que hasta me tocaron y salieron después corriendo, ¿Qué sucedía?

    No era normal, yo ya llevaba unos cuantos días viviendo por aquí y nunca había visto que despertara tanta expectación.

    Seguí andando, pero vi que cada vez se iban acercando, más y más gentes a mí alrededor, y hablaban ente ellos, cuchicheaban como se suele decir, y reían. De pronto, no sé de dónde salieron, pero dos policías se pusieron delante de mí, y me impidieron seguir andando, les quise preguntar por qué hacían eso, sobre qué pasaba, que sólo quería llegar hasta el hotel donde estaba alojado, y echarme a descansar.

    Me llevé una sorpresa, no me escuché nada, sólo silencio, o sea, que no oía mis propias palabras. A los otros si los oía bien, pero mí voz no, ¿Qué me estaba pasando?

    Uno de los policías fue a cogerme de un brazo, y yo con un movimiento brusco, traté de que no lo hiciera, pero debí de medir mal mis fuerzas, porque el policía cayó al suelo.

    Yo me quedé asombrado, no podía ser, yo no le había empujado, sólo había tratado de que él no me cogiera, sería seguramente que él dio un traspiés.

    Se levantó muy enfadado, como es natural, y me indicó, con la porra en su mano, que fuera hacia la derecha, yo que no quería ningún problema, le hice caso enseguida, claro que eso me hizo acabar con mis huesos en la cárcel, allí encerrado, y sin poder decir nada, porque no podía hablar, no sabía qué me había pasado, pero estaba mudo, y así de esa forma era imposible explicarme.

    Echado allí en un camastro, que había en un rincón de aquella pequeña celda, no sé cuánto tiempo ya llevaba, cuando vi que se acercaba a la reja, el dueño del hotel.

    Me alegré al verle, y me levanté rápidamente, me acerqué a hablarle, pero no me podía ni yo mismo escuchar, y claro tampoco los demás, aunque sí que creo que movía los labios, porque miré como el hombre atentamente me los miraba, como tratando de entender lo que le decía, pero nada, no pudo ser.

    —Sí, creo que es él, pero es imposible, han pasado dos semanas —escuché que contestaba al policía que tenía a sus espaldas.

    Cuando le oí aquello, me quedé atónito, ¿Qué decía aquel hombre?, ¡No podía ser!, estaba equivocado, o ¿Es que le habría yo entendido mal?

    —Pero ¿Está seguro de que este individuo es su cliente? —oí que aquel policía le volvió a preguntar.

    —Sí, no tengo duda —le respondió el dueño del hotel en ese momento—. Ese chaleco le conozco muy bien, porque en alguna ocasión, le había dicho, que nunca los había visto yo así, pero desde luego él está muy cambiado, pero sí, creo que sí, que es él.

    De pronto recordé ese detalle, al dueño del hotel le gustó mi chaleco, desde el primer momento en que lo vio, la cantidad de bolsillos que tiene, decía que así podría llevar todo encima y cada cosa colocada en su sitio para no dejarlas olvidadas. Yo me eché mano al chaleco, y el hombre al verme me dijo:

    —¿Verdad que habíamos hablado de esos bolsillos?

    Moví la cabeza afirmativamente, y el hombre al verme, le dijo al policía

    —¿Ve cómo es él?, sí, no tengo ninguna duda.

    Aquel policía mirándome dudoso aún, se acercó a la verja e introduciendo la llave en la cerradura abrió la puerta, y me dejó salir.

    Enseguida me abalancé para abrazar al dueño del hotel, gracias a él estaba en libertad, pero él hizo un gesto que yo no comprendí, y vi cómo se separaba de mí.

    Eso me extrañó, pero en ese momento no le di mayor importancia, sólo quería salir de allí, marcharme, llegar a mi habitación y descansar en aquella cama que recordaba tan cómoda.

    Iba por la calle andando, junto al hombre, ese que me había sacado de mi encierro. Veía como la gente me miraba y hablaba entre ella, es como si estuviera pasando algo que yo no comprendía.

    Opté por dejar de mirarlos, sólo me interesaba llegar pronto y seguí adelante. Al llegar al hotel, nada más entrar por la puerta aquel hombre me dijo, que no tenía otro lugar, que todo estaba lleno, y me llevó por un largo pasillo.

    Atravesamos la cocina y después de pararse abrió una pequeña puerta, yo que había ido bastante confundido por cierto detrás del hombre preguntándome que a dónde me llevaría. Vi aquel cuartucho medio oscuro, allí al lado de unos cubos y más objetos amontonados, que no alcancé a ver bien, también había un pequeño camastro, yo que sólo quería descansar, le indiqué con la cabeza que estaba bien y él se marchó cerrando la puerta tras de sí.

    Cuando por fin me quedé solo hice una cosa, lo que más estaba deseando, echarme a descansar, esto debía de ser un mal sueño, y estaba seguro de que cuando me volviera a levantar habría pasado, y todo seguiría bien, pero antes de dormirme eché una ojeada a mí alrededor como queriendo cerciorarme de que esto que veía no podía ser real.

    Cuatro paredes sucias, un ventanuco cerca del techo, también vi allí colgado en una de las paredes un pequeño trozo de espejo, y seguido de un impulso irrefrenable me levanté y me fui a mirar en él y…

    <<<<<>>>>>

    ¿Por qué estoy recordando todo eso en estos momentos?, fueron tiempos difíciles, pero por fin he podido superarlos, nunca me podía haber imaginado que me sucediera eso a mí, pero ¡Qué se le va a hacer!, hay un refrán que dice, La curiosidad mató al gato, pues eso fue lo que me debió de pasar, por curioso.

    Claro, que digo yo, si me hubiera estado tranquilito, en mi casa, nada de eso me hubiera sucedido, pero tampoco hubiera visto tantas y tantas cosas como he podido ver, porque sí es cierto, que a veces, mi afán de conocer esto o lo otro, me ha llevado a lugares insólitos, pero es que, si no, nunca lo hubiera llegado a saber.

    Nadie quiere hablar claro de estos temas. Se ha dicho y escrito tantas patrañas sobre ello, que parece que nadie quiere verse involucrado, pero digo yo, ¿A quién le interesa que no se descubra?

    Hay muchos que, como yo, que queremos saber algo, no mucho esa es la verdad, sólo somos aficionadillos, pero es que no me extraña que lo dejen, por cansancio, pues en cuanto se empiezan a mover un poco, solo encuentran zancadillas y malas caras, y eso a cualquiera le cansa.

    Pero pienso, Si hay un volcán echando humo, y ese humo se ve desde la distancia, entonces ¿Por qué alguien se empeña en negar la existencia de dicho volcán?, pues lo mismo con esto, si hay múltiples evidencias de su existencia, ¿Por qué hay tantos intereses en que no se sepa la verdad? y no sólo lo niegan, si no que al que está tratando de buscar las pruebas le ponen tantos impedimentos.

    <<<<<>>>>>

    Cuando puse mi pie en aquella escalerilla del avión ya estaba decidido, me había costado tomar esa decisión, es la verdad, no me apetecía pasar penurias, y sabía que si seguía con el tema las iba a pasar, pero una vez empezado, nada ni nadie me iba a hacer que desistiera de la idea.

    Tenía que llegar hasta el final de la cuestión, no quería ser otro de los muchos que se habían quedado a medias, que cuando se empezaron a encontrar obstáculos decidieron dejarlo por miedo, comodidad, o a saber por qué otro motivo, yo no quería desistir de ello, mi resolución era fuerte y creo que esa aptitud me iba a ayudar mucho de aquí en adelante.

    Seguí subiendo, ya más tranquilo, era mi primer vuelo, en un aparato así, no se le veía muy seguro, pero no tenía otra forma de llegar, tendría que dejar mis miedos a un lado, y confiar en que todo saliera bien, porque si yo mismo no me animaba seguro que nadie lo haría.

    Había pagado al piloto por adelantado, lo que habíamos acordado, pero cuando me vi sentado allí, pensé, Si llego a saber cómo es esto por dentro, no me hubiera embarcado en este lío.

    Cuando estaba pensándolo, el piloto se me acercó, aun no habíamos arrancado y pensé al verle que venía a pedirme más dinero. La verdad no sé por qué fue ese mi pensamiento, pero así fue, y cuál no sería mi sorpresa, que fue, al contrario, me dio el fajo de billetes que yo le había dado el día anterior.

    —Sólo falta lo que me he gastado en echarle a este trasto de beber, esto no me lo podía yo perder, así que gracias por haberme animado —me estaba diciendo ese hombre.

    Yo me quedé mirándole, supongo que, con cara de tonto, porque él echó una carcajada.

    —Amigo, así es, gracias a usted, voy a ir a lugares que toda mi vida he deseado visitar, luego, no era justo que encima le cobrara. Usted me ha dado el empujón que necesitaba, y a cambio yo le llevo allí, gratis. Sí, sé que ahora no lo entiende, pero ya verá como en su momento sí que comprende todo.

    Y sin más se dio la media vuelta y cuando se iba alejando para meterse en su cabina le escuché que me decía:

    —Abróchese bien el cinturón, que partimos en unos segundos.

    Me quedé allí sin saber qué decir, miré y en mi mano aún tenía el fajo de billetes que me había dado, ¿Por qué lo habría hecho?

    No lo entendía, me había dicho que de momento no lo entendería, ¡Claro!, ¿Cómo iba a entender esa aptitud tan rara?, que yo le hubiera contratado el día anterior, y le hubiera dado el dinero que habíamos acordado, y que, al empezar el viaje, me devolviera dicho dinero.

    Era para no comprenderlo, desde luego, y además recordé en esos momentos, que me dijo que más adelante seguro que lo entendería, ¿Qué esperaba que pasara más adelante?, para que yo pudiera obtener esa respuesta que ahora era tan absurda, que un piloto me llevara en su avioneta gratis, ¡Qué cosas más raras me pasaban!

    Medio dormido iba cuando seguramente una turbulencia, como dicen los pilotos, hizo que me diera un cabezazo, y me espabilé, miré a mí alrededor, para ver qué pasaba y me encontré allí subido en aquella avioneta.

    Estaba sentado y a mi lado la mochila, esa que llevaba todas mis pertenencias, me dije, ¿Qué me podrías decir si pudieras hablar?, y sonriendo la volví a mirar, y la volví a decir, Mejor que permanezcas calladita, porque seguro que habría veces que no me dejarías meterme en alguno de los líos que nos hemos vivido juntos.

    —Repásese ese cinturón que ya estamos llegando —escuché de pronto al piloto que decía.

    Eché la mano instintivamente y vi que lo tenía bien ajustado, y pensé, "Bueno, si no es un buen piloto, un

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1