Durante la lluviosa noche del viernes 4 de julio de 1947, varios testigos aseguraron haber visto un extraño objeto resplandeciente acompañado de un gran estruendo como el de un “trueno metálico”. A primeras horas de la mañana siguiente, el capataz William W. Mac Brazel (1899-1963), acompañado del niño William Dee Proctor (1940-2006), de siete años (hijo de unos vecinos), se aproximaron hasta la zona donde se habría precipitado el supuesto OVNI. Es en las proximidades del Rancho Foster (120 km al norte de Roswell) donde, abarcando un radio de quinientos metros, encuentraron desperdigados restos de apariencia metálica, entre los que destacarían finas láminas, de color marrón parduzco, en las que se aseguró que había extrañas inscripciones descritas como “jeroglíficas”.
Al día siguiente, 6 de julio, Mac Brazel cargó con parte de los escombros metálicos con intención de informar a la Base de Roswell, por si se trataba de algún artilugio militar, y esperando recibir a cambio alguna generosa propina. No era la primera vez que el ranchero encontraba restos de un globo meteorológico… aunque en este caso los restos le parecían diferentes. Ese mismo día, el propio sheriff de Roswell puso en contacto a Mac Brazel con la prensa para que relatara lo que había encontrado…
Casi al mismo tiempo, era informado del hecho el mayor de la Fuerza Aérea Jesse Marcel (1907-1986), quien llegó al rancho a primeras horas del 7 de julio y quien se encargaría personalmente de recoger los escombros metálicos (probablemente cabían en el maletero del coche). Años más tarde (1978) Marcel relataría al reconocido ufólogo Stanton Friedman (1934-2019) que aquellos restos eran de origen extraterrestre: “Lo que más me impresionó de los restos fue el hecho de que parecieran pergaminos. Muchos tenían piezas en forma de “I” con símbolos que podrían definirse como jeroglíficos, porque no pude descifrarlos”.
El mayor de la Fuerza Aérea Jesse Marcel relataría al conocido ufólogo Stanton