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El incidente Roswell. Qué hay detras del enigma de los Ovnis
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Libro electrónico175 páginas3 horas

El incidente Roswell. Qué hay detras del enigma de los Ovnis

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Este libro trata del supuesto hallazgo de restos de extraterrestres, incluyendo cadaveres, de un raro artefacto que se estralló cerca de Roswell, estado de Nuevo México, en Estados Unidos, en Julio de 1947. Este hecho desató innumerables controversias acerca de la visita en nuestro planeta de seres inteligentes.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 dic 2012
ISBN9781939048554
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    El capítulo final que nos mueve a reflexionar quienes somos
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    4/5
    que es interesante y misterioso

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El incidente Roswell. Qué hay detras del enigma de los Ovnis - Antonio Las Heras

Los hechos de aquellos primeros días de julio de 1947, acontecidos en verdad en las inmediaciones del pueblo de Corona, estado de Nuevo México (Estados Unidos), a 120 kilómetros al noroeste de Roswell, representarán -para siempre- uno de los principales hitos de la ovnilogía (o ufología) mundial. Pero al mismo tiempo, allí se registró uno de los casos en que más se complicaron hechos de difícil explicación racional con una innegable fuerza de ocultamiento o de divulgación parcial, tanto de los medios de prensa como de una fabulosa maquinaria estatal y corporativa.

Nunca antes civiles, militares, servicios secretos y organismos de inteligencia habían aparecido en tan singular amalgama. El epicentro era nada menos que la deflagración (crash, en el lenguaje norteamericano) de una nave, o de lo que -para esos días- empezaba a ser conocido como flying saucer ("plato volador" en la versión castellana.)

Este término -el de flying saucer- había sido utilizado, por primera vez, unos días antes de los hechos de Roswell, cuando el piloto civil Kenneth Arnold al sobrevolar el Monte Rainier, próximo a Washington, observó lo que describió como una flotilla ordenada de objetos que se desplazaban a cierta altitud y que no guardaban relación con ningún vehículo terráqueo conocido hasta entonces. Para dar una idea lo más acabada posible de aquello que había visto, expresó que parecían flying saucers.

Del Incidente Roswell a la fecha ha transcurrido más de medio siglo. Empero el debate continúa y, cada vez, se torna más interesante. Sabemos de qué se trató, al menos en sus rasgos generales. El así llamado Roswell Incident consistió en un real (para unos) o supuesto (para otros) choque de una nave extraterrestre en tierra de Nuevo México, en la fecha indicada en el primer párrafo. Se han exhibido películas con supuestos cadáveres de extraterrestres y se han ocultado datos de veracidad inobjetable. Se han escrito ríos de tinta y gastado mares de celuloide al respecto. Se han elaborado informes privados y estatales divergentes y hasta contradictorios desde una misma fuente. Los que declararon en primera instancia una cosa fueron obligados a desmentirse, por la fuerza o por su propio temor a las represalias, entre las cuales no deben subestimarse la burla y el escarnio colectivo, dos formas sutiles pero eficaces de desacreditar testimonios.

Así por ejemplo, en 1997 la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, buscando llevar tranquilidad a la población y queriendo aclarar el tema (lo cierto es que lo oscureció más que antes) mediante una nueva declaración, afirmó que en verdad fueron retirados cuerpos de apariencia humana; ¡pero que sólo se trataba de maniquíes! Tales maniquíes habrían sido transportados por globos aerostáticos con fines de investigación.

En efecto, según la institución, entre 1954 y 1959 se dejaron caer desde una altitud de casi 30 kilómetros unos sesenta y siete robots, los que tocaron suelo en distintos sitios del estado de Nuevo México. Todo esto estaría muy bien, si no fuera porque los hechos de Roswell acontecieron ¡siete años antes! El mismo tema está recreado en la película Independence Day (Día de la independencia), de 1996, dirigida por Ronald Emmerich, donde se muestra a un presidente de los Estados Unidos ignorando por completo que en un secreto hangar, organismos de inteligencia tienen en estudio no sólo un vehículo extraterrestre dirigido (VED) en buen estado sino, inclusive, los cuerpos de varias entidades biológicas extrahumanas inteligentes (EBEI). El presidente nada conoce de esto. ¡Pero su secretario de Seguridad, sí! ¿Sólo ficción? ¿O una buena recreación de lo que en verdad acontece en esos círculos de poder?

En 1977, cuando fui invitado como representante de la Argentina al Congreso Mundial de Investigación del Fenómeno OVNI realizado en Bogotá, Colombia, y presidido por el doctor Joseph Allen Hynek (asesor científico de la película Encuentros cercanos del tercer tipo, profesor de Astronomía de la Northwestern University y miembro por muchos años de la NASA), le consulté al mismo, en privado, al respecto. Para esa fecha presidía los Estados Unidos Jimmy Carter, quien en su plataforma electoral había incluido la desclasificación de los expedientes sobre apariciones de naves extrañas caratulados como Top secret. Ante mi pregunta sobre si el gobierno de los Estados Unidos tenía materiales, vehículos o alienígenas retenidos en secreto, Hynek, con una actitud de generoso docente que nunca olvidaré me dijo:

Vea: para que yo pueda responder a su pregunta, usted primero debe entender cómo funciona mi país. No es el gobierno quien guarda secretos. El Poder Ejecutivo, hoy por hoy, ningún conocimiento tiene. El presidente Carter envió un pedido al director general del FBI para que lo pusiera al tanto de los informes secretos sobre OVNIs, y el director le respondió en una esquela breve y concisa que ese tema 'no es de incumbencia del presidente de los Estados Unidos'. Lo más probable es que el último presidente que tuvo cabal conocimiento del tema de lo que los organismos de inteligencia ocultan a la sociedad haya sido John F. Kennedy. Hay quienes afirman que Lyndon B. Johnson también, lo que parece muy probable. Pero de allí en más, ¡nada! Así es que entienda usted cómo son en verdad las cosas. También se confunde la gente cuando afirman que la NASA guarda preciosos secretos. ¡La NASA lo único que puede guardar son los presupuestos no aceptados para grandes emprendimientos en cohetería! La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio [NASA son las siglas en inglés] es sencillamente eso: un ente de administración. Los secretos los guardan otros. Tal vez ni siquiera las Fuerzas Armadas, sino los grupos de inteligencia, que son muy secretos y no todos conocidos ni por los periodistas ni por el gran público. Yo, personalmente, hablé con alrededor de sesenta funcionarios de la administración Carter y todos, por separado, afirmaron tener conocimiento de que hay cadáveres alienígenas disecados así como restos de aparatos venidos de otros mundos. Si tienen secuestrados extraterrestres con vida o aparatos que puedan funcionar, no me consta. Pero, claro, hay tanto secreto en todo esto que se hace muy difícil separar lo real de lo imaginario.

En la presente obra, trasmitiremos testimonios directos de eminencias como el mismo doctor Hynek; de funcionarios estatales no sólo estadounidenses; de pilotos de avión e incluso del séptimo hombre en pisar la superficie lunar, con quien tuve el privilegio de hablar y debatir al respecto; y transcribiremos documentos de fácil verificación.

Iremos alternando el relato de hechos significativos -concurrentes con el de Roswell- con exposiciones personales y conclusiones a las que hemos arribado tras años de costosa investigación. Sólo un lector inadvertido podrá interpretar como dispersión lo que no es sino el afán de abarcar fenómenos como el de los OVNIs y la presencia extraterrestre, en sus variadas pero troncalmente unidas facetas.

Debo decir (es casi una fórmula) que al final del libro, el lector podrá sacar sus conclusiones por sí mismo, pues tendrá suficientes elementos de juicio, no sólo sobre el hecho que da título al libro, sino sobre muchos otros que tal vez ilustran mejor estos fenómenos, y sobre la trama (o conjura, como reza el título de la colección) de ocultamientos, falsedades, fuegos de artificio, intereses fabulosos, desinformación.

Lo que no diré (aunque también deba hacerlo) es que el lector se encontrará con un escritor objetivo, tal como se pretende aparentar a veces que uno puede serlo; un ser inocuo, en estado puro. Nada más lejos de mi espíritu y deseos.

El lector se encontrará con un texto honesto y veraz. Es lo menos que puedo comprometer en un mundo donde los medios y las grandes maquinarias corporativas, estatales y mediáticas dejan al ciudadano reducido a una mera condición de rehén.

Volvamos entonces unas décadas atrás, con la mente abierta y una lúcida capacidad de asombro.

Capítulo 1

Algo sucedió en el desierto

"Lo importante es no dejar de hacerse preguntas."

Albert Einstein , quien tuvo la osadía de hacerse preguntas fue William Mac BrazelT aquel granjero que en 1947 encontró, cerca de su rancho de Corona, unos extraños restos dispersos. Brazel primero se habrá rascado el mentón, intrigado, pero luego decidió comentárselo a las autoridades. Allí comenzaron las conjeturas. Y a pesar del manto de silencio impuesto, podemos imaginar la conmoción general.

En la edición del 9 de julio, el diario local, el Roswell Daily Record, publicaba un reportaje al granjero devenido ciudadano ilustre. Brazel hablaba de un objeto del tamaño de una mesa de cocina, con caucho de color gris, papel plateado, varillas de madera y ningún metal reconocible a simple vista. Con ser una descripción antojadiza y fantasiosa para muchos de sus conciudadanos, lo cierto es que la misma coincidía en mucho con la de Charles B. Moore, profesor emérito de Física en la Universidad de Nueva York, quien desarrolló globos con la finalidad de que su país realizara tareas de espionaje en perjuicio de su enemigo por antonomasia: la Unión Soviética. Este proyecto era secreto, y algunos de sus aspectos estaban vedados para el mismo Moore.

Desfile de expertos

Aunque volveremos puntualmente sobre estos hechos, incluso con apoyatura de los medios de la época, valga un recuento de hechos salteados. El granjero Brazel dio aviso también al mayor Jesse Marcel, de la base aérea del Ejército con asiento en Roswell. Y el mayor se acercó al lugar del hecho.

Entre los contradictorios titulares de los diarios, el día 9 pudo leerse el siguiente: El general Ramey desmiente las versiones de un platillo volador. Este otro militar cumplía funciones en la base de Fort Worth, en Texas. Marcel lo había llamado para que diera su dictamen sobre los restos, y el general fue contundente: se trataba de un globo meteorológico. Luego hubo fotos de los restos y las versiones se fueron diseminando, encontrando, ampliándose al infinito. Y los opinólogos, generalmente de casaca blanca o de uniforme, tuvieron siempre los quince minutos de fama que predijera Andy Warhol.

Los restos se adjudicaron sucesivamente al vuelo de una nave experimental de la Fuerza Aérea, a sistemas de detección acústica, a sondas en etapa de desarrollo...

Lo cierto es que años después, y en mi aludido encuentro con el reconocido doctor Hynek, pude consultarle expresamente sobre el hecho, y él me respondió:

En los primeros tiempos estaba convencido de que Roswell era un cúmulo de confusiones, producto de la acción del periodismo y de los militares ocultando experimentos típicos de fines de la Segunda Guerra Mundial y de la llamada Guerra Fría. Pero con el transcurrir del tiempo, con la cantidad de entrevistas que hice y las conversaciones privadas que mantuve, pude darme cuenta de que esa posición era errónea. Realmente algo ocurrió al comienzo de julio de 1947 en aquella región, algo que no fue de naturaleza humana, ni terrestre. Pero como todo ha sido ocultado y lo que salió a la luz es muy confuso. se hace difícil afirmar si se trató de un aparato extraterrestre que defeccionó y si estaba o no tripulado.

Los alienígenas

Reitero que trataremos todo puntualmente, pero he aquí algunos datos para los que ignoran todo sobre el tema que da título a este libro, aunque particularmente yo me inclino por la importancia del subtítulo: Qué hay detrás del enigma de los OVNIs. Y es que todos los hechos particulares son relevantes y reveladores, pero ninguno puede superar al tema de fondo, sobre el que iremos avanzando a modo de espiral.

Otro punto fundamental y objeto de controversias sobre el tema Roswell aparece aludido en el último párrafo arriba transcripto de mi conversación con el doctor Hynek.

En 1995, un productor cinematográfico británico, Ray Santilli, realizó un video donde se ve la supuesta (o no) autopsia realizada a también supuestos (o no) alienígenas hallados tras el accidente. Dicha cinta, que hoy puede hallarse en la Internet, fue sometida al análisis apasionado o escéptico, tibio o acalorado, voluntario o rentado de sucesivos cineastas, antropólogos, ufólogos, médicos y toda una galería de notables de distintos ámbitos.

Los que inicialmente

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