MISTERIOS DE LAS CIVILIZACIONES PERDIDAS
Nuestra sociedad actual, tecnificada e hipercomunicada, aún tiene muchos misterios que resolver y, de la mano de la Ciencia, la Historia y la Arqueología, tratar de dar respuesta a muchos enigmas que existen en torno a culturas que florecieron y dejaron muchas preguntas –incómodas en muchos casos– pendientes.
En ese viaje en busca de los misterios de las civilizaciones perdidas nos encontramos que en todos los continentes hay “algo” que plantea inquietantes preguntas con, de momento, pocas respuestas.
TABLILLAS DE TARTARIA
Al excavar en 1961, un montículo en la ciudad de Tartaria en Transilvania (Rumanía), los arqueólogos esperaban encontrar algo que simplemente iluminara los hallazgos previos sobre un asentamiento romano. Para su sorpresa, tres tabletas de arcilla grabadas con símbolos extraños fueron desenterradas.
La datación por carbono-14 reveló que estas databan del cuarto milenio antes de Cristo. Esto, por lo tanto, sugiere que la escritura no habría surgido en Mesopotamia, cuna de la civilización de Sumer, sino en el corazón de la estepa inhóspita de Europa del Este.
Los grabados se encontraban en el fondo de lo que parecía ser un pozo de sacrificio con algunos huesos humanos. Llevaban símbolos pictóricos que recuerdan tanto las inscripciones de las tablillas de Sumer como los restos de la civilización minoica en Creta. Pero las tablillas de Tartaria, que supuestamente pertenecían a Vinca –una tribu de la Edad de Piedra–, parecían preceder a una escritura sumeria en un milenio y dos milenios a la cultura Minos.
Esta teoría podría ser un tanto arriesgada, pero si señalarían que la escritura habría aparecido en Europa en la Edad de Piedra, no en Sumer en la Edad de Bronce. Esto llevaría a hacerse la pregunta de cómo habría llegado a la lejana Sumeria 1.000 años antes de la isla de Creta.
Por otra parte, hay restos del desarrollo de la escritura en Mesopotamia, pero no hay rastro en
