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NOVA: Primer Contacto
NOVA: Primer Contacto
NOVA: Primer Contacto
Libro electrónico379 páginas4 horas

NOVA: Primer Contacto

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Información de este libro electrónico

Los habitantes de la Tierra se han preguntado por años si están solos en el universo, pero no encuentran señales de una respuesta concreta.

Reyes en su pequeño mundo, ignoran que aparte de ser sólo una de muchas civilizaciones, han estado siendo vigilados desde hace millones de años, por todas las demás especies inteligentes que habitan el cosmos.

La historia moderna de los humanos —breve en comparación—, se entrelaza poco a poco con la de los extraterrestres, en especial cuando estos últimos deciden hacer un primer contacto.

El impacto de este evento en la sociedad, es impredecible...

Excepto para Nova.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 jun 2015
ISBN9781311074812
NOVA: Primer Contacto
Autor

Samuel Santos Hernandez

Electronic engineer by profession, but writer for kicks. Passionate about science fiction in all its forms, like books, movies or TV series. My friends often say I look like Brad Pitt. When he was young, of course. In the Benjamin Button's film. Hahahaha. ;)My first science fiction novel is being published on this page (It's called NOVA: First Contact), although this written in Spanish, soon I will publish it in English by this same means (it's in pre-order).Ingeniero Electrónico de profesión, pero escritor por puro gusto. Apasionado por la ciencia ficción en todas sus formas, tanto en libros, como en películas y series de TV. Mis amigas suelen decir que me parezco a Brad Pitt. Cuando era joven, claro está. En la película de Benjamin Button. Jajajaja. ;)Mi primera novela de ciencia ficción está publicada en esta página (Se llama NOVA: Primer Contacto), Aunque está escrita en español, próximamente la publicaré en inglés por este mismo medio (está en preventa).

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    NOVA - Samuel Santos Hernandez

    CAPÍTULO 1

    Igor: El especial

    17 de Julio de 1942. Berlín, Alemania.

    Igor era un niño especial. Él lo sabía. Tenía la impresión de que podía entender lo que las otras personas estaban pensando con una mirada, un gesto… y esa sensación era aún más fuerte con su hermano menor, Karol.

    Karol e Igor casi nunca se separaban, y cuando eso ocurría, era por unas pocas horas. Aunque asistían a clases distintas en el colegio; caminaban juntos de ida y vuelta, se encontraban en los recesos, y en casa hacían los deberes sin quejarse.

    Estuvieron juntos cuando empezó la guerra, cuando la familia se mudó a Berlín, e incluso cuando las Juventudes Hitlerianas los separaron de sus padres y comenzaron a adoctrinarlos. Por eso, cuando los dos soldados intentaron hacerle daño a Karol, Igor se dio cuenta de qué tan especial podía llegar a ser.

    Los soldados también entendieron lo especial que era Igor, cuando la punzada de dolor en sus cabezas los dejó inconscientes.

    ——

    A las Schutzstaffel les hubiera encantado aplastar el cráneo de Igor bajo sus botas, sin embargo tenían órdenes expresas de reportar cualquier caso que se saliera de lo típico. Así que encerraron al chico en los calabozos mientras que a Karol lo dejaron con los demás niños, a la espera de verificar si el pequeño también tenía algún comportamiento atípico.

    Igor quería luchar pero no tenía fuerzas. La situación lo había dejado terriblemente debilitado, y para colmo fue un esfuerzo en vano, ya que a los pocos minutos los soldados se levantaron ilesos, mientras que el pobre de Igor se desgonzó como muñeco de trapo.

    Las celdas a donde lo llevaron eran pequeñas, solo tenían una ventanita con barrotes y una puerta de reja. Por otro lado, eran más cómodas que los barracones o que la enfermería, donde los muchachos se apilaban prácticamente los unos contra los otros.

    Igor se consolaba pensando que al menos allí, con un catre para él solo, podría estar a salvo de los abusos que solían cometer los jefes de sección o los chicos más grandes. No obstante, la incertidumbre lo carcomía. Ni siquiera él mismo entendía lo que había ocurrido esa mañana. ¿Qué querrían ellos de él?

    La vigilancia en las celdas era mínima; las únicas veces que bajaban soldados, era cuando traían o sacaban prisioneros, y cuando les daban de comer. El resto del tiempo el movimiento en los calabozos era nulo.

    Aún así, escapar parecía imposible. Igor estaba extenuado, y no había nada en la celda que pudiera usar como herramienta o arma.

    Igor se preguntaba si a Karol lo estarían tratando igual. No lo había visto en más de una semana, y le preocupaba mucho su bienestar; pero algo le decía que por lo menos, estaba vivo.

    La monotonía se rompió esa noche, cuando vio cómo un tipo con bata blanca y un maletín de instrumentos se aproximaba a su celda, y sospechó que las cosas se iban a poner feas.

    Justo en ese momento, oyó un par de gritos ahogados, que al parecer provenían de los guardias. Cuando el tipo de la bata gritó preguntando qué pasaba, algo lo elevo por los aires y lo estampó contra la pared de los calabozos.

    Entonces, Igor vio entrar al que se convertiría en su maestro.

    Nova: Todos somos Uno

    327KY/442.54 (17 de Julio de 1942). En órbita de monitoreo, Planeta Iddqd-1121

    Piense en una gran colonia de hormigas, millones de ellas, todas trabajando coordinadamente. Ahora imagine que cada una de ellas tiene una inteligencia cientos de veces superior a la de un humano; y que cualquiera de esas hormigas se puede comunicar con las demás, casi instantáneamente, compartiendo cada unidad de información que obtiene, cada pensamiento, a través de un gran servidor unificado.

    Luego de millones de años de evolución, esta civilización de «hormigas» abandona sus cuerpos originales para existir en un universo virtual, donde no mueren ni envejecen; cada una viviendo como un individuo pero también como un conjunto, tomando decisiones en grupo a la velocidad de la luz; mientras que usan cuerpos subrogados cuando tienen que interactuar con el mundo físico.

    Ahora bien, Nova es una de esas hormigas. Pero Nova también son todas estas hormigas. Nova es una civilización en si misma...

    Una de las labores de Nova, es la de supervisar planetas con vida inteligente, reportando eventos importantes sin interferir con la civilización nativa, de acuerdo a la agenda de la Unión Interestelar de Planetas —UIP—, y a sus protocolos.

    Desde el descubrimiento de vida en IDDQD-1121, y durante los últimos 4.6 millones de años, Nova orbitó pacientemente alrededor del planeta que le correspondía, apreciando a los nativos como si fueran sus hermanos menores. En el transcurso de este tiempo, los reportes y las acciones de Nova habían sido uniformes. La civilización de IDDQD-1121 avanzaba de manera muy similar a la de las otras 125 civilizaciones superiores descubiertas a la fecha, sin mayores cambios evolutivos y con un clásico sentido de auto preservación.

    Todo fue rutina hasta ese día, cuando Nova preparó el reporte, calculó las probabilidades, y supo que tenían que intervenir.

    ——

    REPORTE DE EVENTO CRÍTICO

    Planeta: IDDQD-1121

    Nombre nativo: Tierra

    Civilización Nativa Dominante: Humana

    Antigüedad: 12.000 años

    Especie Nativa Dominante: Homo Sapiens Sapiens

    Antigüedad: 211.000 años

    ¿Persistencia de otras especies inteligentes?: No

    Población: 2.328’630.000

    Grado UIP: Grado 31

    Estado de la Civilización: No vinculada.

    Situación Desencadenante: Se detecta un patrón de energía no compatible con la Especie Nativa Dominante, el rastreo genético evidencia que el patrón fue emitido por dos individuos con una alteración cromosómica de ganancia de función; se considera que son los dos únicos individuos de su especie, y se les denomina temporalmente como «Homo Sapiens Summitatem».

    Situación actual: La alteración cromosómica mencionada previamente, también ha sido descubierta por los congéneres de los dos individuos, y por esta razón van a iniciar experimentación altamente invasiva sobre ellos.

    A esta condición se suma el hecho que los individuos se encuentran en una zona de guerra, y que los mismos pertenecen a un grupo sobre el cual podrían recaer procesos de exterminio selectivo.

    Evento: Riesgo de extinción total de especie superior, con 99.5% de certidumbre

    Acción Sugerida: Extracción de los dos individuos, bajo el protocolo de protección de especies superiores de la UIP.

    Sapias: El sabio

    327KY/442.54 (17 de Julio de 1942). Central del Triunvirato de la UIP. Ubicación confidencial.

    Sapias había sido uno de los miembros del Triunvirato de la UIP durante 758 años, y estimaba que por lo menos, le quedarían unos 80 o 90 años más en su cargo. Para un humano, estar ocho siglos haciendo cualquier cosa podría parecer eterno, pero no para un Aurigano.

    El sueño de Sapias, era poder ser el Primer Contacto en la interacción de la UIP con una civilización no vinculada. Algo poco probable de ocurrir, considerando que los mandatos del Triunvirato no sobrepasaban los mil años, mientras que los eventos de Primer Contacto se daban en promedio cada 300 o 400 mil años.

    La única posibilidad de cumplir ese ideal, era IDDQD-1121, ya que su civilización nativa estaba próxima a construir una Estación Espacial, condición fundamental para un Primer Contacto.

    Sin embargo, Nova había predicho un par de años atrás, con un 98% de certidumbre, que los nativos tardarían por lo menos otros cien años en desarrollar la tecnología necesaria para lograr ese objetivo.

    En ese momento Sapias había aceptado la situación con la serenidad típica de los Auriganos.

    Con esa misma serenidad, recibió las noticias de Nova, y procedió a convocar al Triunvirato.

    ——

    —¡No voy a ir a ese planeta de mierda, no soy su puta niñera!

    Esa sería la traducción más aproximada al español, de la respuesta de Kaah a la solicitud de Sapias.

    Kaah era un individuo presuntuoso, xenófobo y pendenciero; y el hecho que su identidad estuviera protegida por un casco inexpresivo lo hacía aún más temible. Se podría pensar que tal personaje difícilmente sería admitido en la pacífica e inclusiva Unión. No obstante, no sólo era aceptado, sino que era el Regente Monocerano en el Triunvirato de la UIP. Entre tanto, Sapias era diminuto, sereno y sabio, y lo único que tenía en común con Kaah, es que nadie pensaría que ese pequeño hombrecito era también un Regente de la UIP.

    La razón principal de tener alguien tan particular guiando los designios del Triunvirato era sencilla. Se necesitaban puntos de vista diferentes dependiendo de cada situación; una personalidad sosegada como la de Sapias era perfecta la mayor parte del tiempo, pero cuando había situaciones de guerra o emergencias, lo más apropiado era la mano de hierro de Kaah. La UIP aprendió esto de la peor manera, cuando los Circinos destruyeron Alpha Primordial.

    Así, el Triunvirato tenía un «policía bueno» y un «policía malo». El desempate lo aportaba Nova, la cual mostraba una clara imparcialidad. Se concentraba en informar los hechos: qué podía pasar, qué no, y daba un porcentaje de ocurrencia del evento.

    —Sugiero extraerlos hoy… están a punto de experimentar con el mayor. Hay una probabilidad altísima de que estén muertos para el día de mañana —Nova fue vehemente en medio de su neutralidad—. Podemos enviar tu subrogado si quieres, pero no podemos enviar tropas ni tele-transportarte a la superficie, los humanos no son una civilización vinculada.

    Kaah mantuvo su mala actitud. Realmente no estaba interesado en descender a un planeta como la Tierra, y mucho menos en ir a rescatar a un par de humanos roñosos.

    —Es tan simple como bajar, doblegar a los que se interpongan, «blanquearlos», cargar a los humanos y es todo —dijo Sapias—. Tendrás dos droides y una nave Aguja. Estarás de vuelta en unas pocas horas.

    Era dos contra uno, así que Kaah se sometió a la decisión. Igual, por más desprecio que sintiera por las especies inferiores, sabía que protegerlas era su deber. Era lo que los Monoceranos habían hecho por los últimos 18 millones de años.

    Todos somos uno —dijo Kaah.

    Y se tele-trasportó al Puente.

    Charlie: El Diplomático

    2 de Mayo de 2000. New York, USA.

    Charlie era un ser tranquilo. A pesar de sus espesas cejas y su metro ochenta y tres de estatura, tenía un aire bonachón, que hacía que al poco tiempo de conocerlo, la gente lo apreciara. Charlie aprovechó eso y sus conocimientos, para forjarse una carrera como diplomático.

    Nunca quiso ser embajador, ya que ese cargo le daba demasiada visibilidad y no le gustaba tanta atención. Prefería estar tras bambalinas, aconsejando al delegado de turno, preparando discursos y mediando cuando las discusiones se ponían tensas. Ese bajo perfil le permitió conocer los intríngulis del sistema y volverse un experto en la materia, sin que los demás lo vieran como un competidor o como una amenaza a sus propios cargos.

    Charlie por lo general trabajaba junto a un hombre, al que solían nombrar simplemente como «Szpilman».

    Szpilman era casi tan alto como Charlie, aunque considerablemente más atlético. Por otro lado, su mirada penetrante y su extrema seriedad hacían difícil que la gente sintiera empatía con él, al menos a primera vista,

    A Charlie le alegró recibir la llamada del Consejo, y le alegró mucho más que le programaran una misión conjunta con Szpilman. Habían pasado años sin que les delegaran alguna tarea verdaderamente relevante, y si el Consejo quería reubicarlos para vigilar a alguien... ese alguien debía de ser muy especial.

    El Consejo les había solicitado que monitorearan de cerca a un muchacho que iba a ingresar a la universidad el año siguiente. Todos tenían claro que era un buen chico, no obstante, los protocolos dictaban que cualquier persona en su condición debía ser supervisada, para que en caso de salirse de control, ellos pudieran prevenir que el evento no pasara a mayores.

    Parte del plan consistía en que Szpilman cubriera la vacante de profesor de matemática en una universidad en Bogotá. Charlie hubiera preferido hacer él mismo la supervisión, sin embargo tenía otras responsabilidades de las que no podía escapar aún, y además no se le daban bien las ciencias. Así que fue Szpilman quien inició su trabajo en la universidad, haciéndose respetado rápidamente en la academia.

    Víctor: El distinto

    20 de Marzo de 2001. Bogotá, Colombia.

    Víctor siempre se sintió distinto. Bueno, casi siempre. Víctor encajaba en su familia. Encajaba cuando estaba solo. Era un buen muchacho, no se metía en problemas, y usualmente se ceñía a las reglas. Pero cuando tenía que interactuar con gente de su edad, o conocer personas nuevas, las cosas se complicaban. La gente lo miraba raro. Sus compañeros de clase no compartían sus gustos, o no entendían lo que él decía, así que terminaban ignorándolo, o burlándose de él a escondidas. Por lo que acabó convirtiéndose en una especie de paria social.

    Uno podría pensar «eso es típico de casi cualquier adolescente». Pero Víctor no era cualquier adolescente. O al menos no lo sería para Szpilman…

    Víctor estaba sentado en la cafetería de la Universidad, a la hora del almuerzo, sólo e inmerso en sus libros; una escena que se había repetido desde el inicio de semestre. Si bien esa situación era algo extraña, ya no le molestaba. Había aprendido a manejarla e incluso a disfrutarla. Lo único en su mente era terminar la universidad en el menor tiempo posible, por lo que hacer amigos estaba de más.

    Años atrás, no se sentía del todo a gusto con la soledad. Siendo todavía un niño, y al darse cuenta de lo difícil de encontrar amigos afines a sus gustos y a su forma de ser, optó por pedirle incansablemente a sus padres, que le dieran un hermanito o una hermanita. Le parecía una idea perfecta. Sólo sus padres podrían regalarle alguien igual de particular a él.

    Pero ese era un regalo que sus padres no podrían permitirse, ya que la madre de Víctor había tenido complicaciones en el parto y había quedado prácticamente estéril. Por lo que su infancia, aunque llena de amor, fue bastante solitaria.

    Con el tiempo se acostumbró a pasar inadvertido. Casi nadie se percataba de su presencia ni le hablaba, y él no hacía mucho esfuerzo por cambiar la situación.

    Por eso le sorprendió cuando Szpilman, su profesor de Cálculo, se sentó en su mesa, le puso un café delante, y empezó a hablarle como si lo conociera de toda la vida.

    —Creo saber porqué se siente extraño, Víctor. Porqué tiene miedo de interactuar con las personas. Miedo a enojarse y a salirse de control. —Szpilman miró hacia los lados, como verificando que nadie los estuviera escuchando—. Las personas como usted o como yo, sin alguien que las guíe, pueden ser peligrosas. Y «Ellos» no saben cómo guiarnos. «Nosotros», si.

    «Vaya, un matemático que esta medio chiflado —pensó Víctor, riendo para sus adentros—. Eso es nuevo».

    Víctor le dio un sorbo al café que le había ofrecido Szpilman, sin mediar una palabra. Entonces Szpilman le dijo:

    —Te equivocas muchacho. No soy matemático.

    Szpilman: El guía

    23 de Abril de 2001. Bogotá, Colombia.

    Szpilman era un hombre inquieto, y estaba acostumbrado a adaptarse. Había vivido en muchas ciudades distintas, y en cada una había tenido una identidad y una historia diferente. Su habilidad para los idiomas era impresionante, por lo que no le costaba hacerle creer a la gente que era de una nacionalidad en particular. Aparte de todo, su rostro era bastante genérico. Podía verse como un europeo, como un norteamericano, e incluso como un latino de ascendencia extranjera.

    Era relativamente común que los profesionales extranjeros —en especial los de habla inglesa—, fueran fichados como catedráticos en las universidades latinoamericanas. Por un lado, el acento descrestaba a los estudiantes, y por el otro, hacía ver a las facultades más integrales y globalizadas. Así que Szpilman venía a verse como un forastero más. Un profesor como cualquier otro.

    Antes de hablar con Víctor, Szpilman había estado vigilándolo de cerca e investigando sobre su vida. Se le hizo bastante fácil, ya que aparte de verlo en las clases tenía la oportunidad de revisar sus archivos de inscripción. Lo que no le resultó sencillo, fue planear el primer acercamiento. Víctor plantaba un cortafuego delante de cualquiera que intentara acercarse.

    Cuando finalmente se encontraron ese día, en la cafetería de la universidad, Szpilman tuvo la oportunidad de conversar largo y tendido con Víctor. Hizo algunas reflexiones y le dio varios consejos sobre su vida a futuro, sin entrar en muchos detalles; ya que los procedimientos sugerían no dar información sobre el Consejo en las etapas iniciales —a menos que fuera estrictamente necesario—.

    Szpilman lo instó a que conociera al menos a una persona de la universidad, preferiblemente fuera de su carrera, e incluso le dio algunos nombres de compañeros de clase que podrían ser compatibles con su forma de ser, para que intentara hacerse amigo de ellos: Julián, quien era bastante inteligente y además era el estudiante más aplicado de la clase —después de Víctor—; Carolina, que era la novia de Julián y parecía ser la más extrovertida del grupo; y finalmente Daniela, que tenía varios gustos afines a Víctor, venía de un semestre superior y era la monitora del grupo de Cálculo.

    Aparentemente Víctor había entendido el mensaje, y Szpilman esperaba que de aquí en adelante, él empezara a interactuar más con otras personas. El aislamiento no era la opción más acertada, menos para alguien de sus capacidades.

    Por otra parte, el análisis de los últimos meses confirmó las expectativas del Consejo. Eventualmente, el muchacho debía ser trasladado para entrenamiento, aunque todo dependía de que Víctor estuviera de acuerdo.

    De cualquier forma no había urgencia, ya que el ambiente que lo rodeaba era bastante sano y muy estable. Podrían pasar años antes de que se iniciara su adiestramiento. Sin embargo, Szpilman tenía algunas dudas. El muchacho no mostraba madera de líder. Era débil...

    Llamó a Charlie. Él le aclararía el panorama. Por lo general lo hacía.

    —Vamos... El entrenamiento saca lo mejor de cada uno, ¿no? Y si el consejo dice que el muchacho sirve, yo les creo —dijo Charlie, alentador.

    Szpilman asintió con la cabeza. Charlie continuó.

    —Además, no siempre las habilidades son evidentes. Mira a Mark, por ejemplo: paseando en el parque con su nieto, dándole de comer a los patos... y ¡BAM!, noquea a un ladrón de bolsos. ¡Que alguien anote las placas por favor! Apuesto a que nadie se esperaba eso.

    Charlie estaba encantado de que Mark fuera su mano derecha, y no lo disimulaba.

    —La comparación

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