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Torres Celestiales
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Libro electrónico306 páginas4 horas

Torres Celestiales

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Información de este libro electrónico

Un día aparecieron seis Torres en la Tierra. Cada una con cientos de metros de altura y eran invulnerables a cualquier ataque. En la base de éstas se encuentra un portal dando la bienvenida a todo aquel que se atreva a entrar. Toda clase de monstruos pueden ser encontrados en el interior. Además, pueden adquirirse tesoros, magia y fuerza sobre humana. ¿El problema? Las Torres no son un lugar apacible; aún peor, algunas veces liberan oleadas de monstruos para atacar la Tierra.

En el año 2083, solo restan cien sobrevivientes. En un último esfuerzo, desafían el piso final sin consideración por sus vidas. Milagrosamente logran superarlo a costa de sus vidas, dejando a un solo sobreviviente.

Como recompensa por superar la Torre, se le concede un deseo. Él decide regresar al pasado, al momento previo a la llegada de estas Torres. Su objetivo es simple: prevenir la aniquilación de la humanidad.

IdiomaEspañol
EditorialCameron Milan
Fecha de lanzamiento14 oct 2020
ISBN9781393701897
Torres Celestiales

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    Vista previa del libro

    Torres Celestiales - Cameron Milan

    Prologo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Capítulo 27

    Capítulo 28

    Capítulo 29

    Capítulo 30

    Capítulo 31

    Capítulo 32

    Capítulo 33

    Capítulo 34

    Capítulo 35

    Capítulo 36

    Capítulo 37

    Capítulo 38

    Capítulo 39

    Capítulo 40

    Capítulo 41

    Capítulo 42

    Capítulo 43

    Prologo

    La humanidad se encuentra al borde de la aniquilación. La tierra ha sido invadida por monstruos generados por las seis Torres que aparecieron ochenta años atrás. Cada Torre traspasa los cielos; más grandes que ninguna estructura creada por el hombre e inmune a cualquier ataque.

    Los Demonios van desenfrenados por las ciudades, sus llamas infernales tiñendo de rojo el planeta. El Everest es ahora el territorio de un dragón, y el mismo océano arde con llamas del infierno. La Tierra ha sido transformada en un entorno inhabitable. No hay sobrevivientes.

    A excepción, desde luego, por los más fuertes entre los Ascendientes; personas que entraron hace mucho en la Torre buscando riquezas y poder, son los más poderosos que la humanidad tiene para ofrecer, aun así, ni ellos pudieron prevenir la catástrofe.

    La Torre está constituida de muchos pisos y después del transitar de ochenta años, solo resta uno por ser conquistado. De serlo, la Torre desaparecerá, la Tierra puede ser recuperada y la humanidad reconstruida. Y, sin embargo, los últimos Ascendentes ya han perdido la esperanza. Han intentado superar el último piso en reiteradas ocasiones, solo para fallar miserablemente, perdiendo incontables vidas.

    Solo uno no ha caído en desesperación. Un hombre, con la apariencia de un adolescente; cabello rubio y ojos verde esmeralda. Roy, el Campeón de Luz, revistiendo un conjunto de armadura blanca resplandeciendo con luz sacra. En sus manos estaba el arma más poderosa jamás adquirida en la Torre, una espada de grado Divino. Sin ésta, él era uno de los Ascendentes más fuertes, con ella; estaba por encima de todos.

    En el último piso, Roy estaba de pie en una pequeña colina, observando a los noventa y nueve Ascendentes restantes. Estaban separados en tres grupos. Los chinos y rusos formaron uno, India y África otro, y Europa y los Estados Unidos el último. Algunos estaban sentados en el suelo, con ojos desenfocados, mientras otros miraban a la distancia sin rumbo. Todos compartían una cosa en común: sus ojos estaban muertos.

    Una luz amarilla pura destelló en lo profundo de los ojos de Roy. Levantó su espada Divina y activó una de sus habilidades. Un pulso de energía amarilla se emitió desde él, cubriendo a los Ascendentes en su luz y otorgándoles aumentos significativos a su daño y atributos. Los Ascendentes levantaron la vista hacía Roy, preguntándose qué estaba haciendo.

    —¡Gente! —Habló Roy, su tono tranquilo y firme, lleno con una voluntad inquebrantable—. Somos lo que resta de la humanidad. Solo cien de nosotros, sin embargo, todavía permanecemos con vida, ¿no?

    Un hombre de color con tatuajes blancos se levantó, tenía un machete en su mano. Miró alrededor y resopló, —¿A ti te parece que estamos vivos? Encontramos un lugar para ocultarnos de los Demonios por ahora, pero, ¿por cuánto durará?

    Roy omitió al hombre y continuó. —Propongo que nos enfrentemos a Baal una vez más.

    Una mujer Hindú con el tatuaje de un Fénix rojo en la frente se levantó de un salto.

    —¿Luchar contra Baal? ¿Estás loco? Es un Jefe de Asedio rango Héroe.

    Todos mostraron desdén por Roy, a excepción de alguien, un anciano Chino con larga cola de caballo. Se levantó sin prisa y plantó su lanza en el suelo, —Roy, ¿a qué te refieres con ‘nos enfrentemos’?

    Roy se volvió hacia el anciano e hiso una leve reverencia, con una sonrisa respetuosa en su rostro. Este hombre fue una vez el Ascendente más fuerte, llamado Shenlong, dragon naciente en Mandarin. Eso cambió cuando Roy adquirió la espada de grado Divino. —Elder Shenlong, me refiero a exactamente lo que dije literalmente.

    Se paró firme y observó alrededor. —Es desafortunado que la última guerra nos dividió así. Europa y los Estados Unidos, China y Rusia, India y África. Tres facciones. Es cierto que Baal nos ha derrotado una y otra vez, ¿pero estuvimos nosotros, la humanidad, realmente luchando con toda nuestra fuerza?

    Los ojos de Shenglong se achicaron, una sonrisa se mostraba en sus labios. Los ojos de los otros Ascendientes se iluminaron al percatarse. Cierto, las veces que lucharon contra Baal fue con sus propias facciones. Ahora, debido a las desafortunadas circunstancias, se habían agrupado.

    Roy señaló a la mujer hindú, —Contamos con Amara, la Maga más poderosa que puede ofrecer la humanidad.

    Amara alzó su dedo; una aterradora bola de fuego blanco apareció. —Baal puede que use llamas infernales, pero cuando tiene una probada de mis hechizos, lloriquea.

    Roy giró para enfocar a una pequeña mujer de cabello ondulado marrón. —Y después está Carly, la mejor Cura.

    Un chino se levantó. —¡Yo soy el mejor Cura que la humanidad tiene!

    Carly y el chino se miraron, intentando ser mejor que el otro. Roy se rio. —Fei Hong, no me he olvidado de ti. Ciertamente, me expresé mal. Es difícil decir quién es mejor entre tú o Carly. Ella se especializa en curaciones individuales, mientras tú te especializas en curaciones en áreas de efecto.

    Roy apuntó a un joven cargando con un enorme escudo. —Tenemos a Jason, ¡La cucaracha inmortal!

    Jason frunció el ceño, irritado por el título que otros le habían impuesto. No obstante, se levantó y clavó su escudo en el suelo. —Por mi cuenta puedo contener Baal cinco minutos.

    Justo cuando Roy estaba por señalar otra persona, un delgado hombre de color se puso de pie. Su apariencia era extraña. En ocasiones se veía joven, en otras, viejo. —Yo soy el Campeón de Alister, el Dios de los Trucos. ¡Mis ilusiones pueden incluso engañar a un Jefe de rango Héroe!

    —¡Yo soy el mejor arquero de la humanidad!

    Un Ascendente tras otro se levantó y dijo su especialidad. Luego de que todos estaban de pie; sus ojos ardiendo, Sehnglong se movió. Caminó hacia Roy con su lanza a un lado. Todos se tensaron, pero Roy solo lo miró con sus ojos en calma.

    Shenglong se detuvo enfrente de él y le extendió su mano desocupada. —¡China está contigo!

    Roy sonrió. Tomó la mano de Shenlong y la alzó. —¡Hoy caerá Baal!

    —¡Muerte a Baal!

    La mayor fuerza que la humanidad tenía fue creada. Por muchos años, habían lucha unos contra otros, bien fuese por botines o por las afiliaciones de sus países. Ahora, con el destino de la humanidad en juego, se unieron.

    Eso no fue todo.

    Un chino anciano, tan anciano que parecía estar al borde de la muerte, se puso de pie; sus ojos resplandecían. Su voz era ronca al hablar, —Amigos, puedo no tener mucho potencial de combate, pero soy un herrero decente. Déjenme reparar sus equipamientos.

    Todos corrieron hacia el hombre con ojos apasionados. Este sujeto era el Campeón de Brundo, el Dios de las Profesiones. China lo tenía monopolizado desde hace mucho. Por años, China se había jactado el mejor equipamiento creado por la humanidad, todo gracias a este anciano. Su nombre era Su long. Normalmente, cuando un herrero reparaba un equipamiento, solo restauraría su durabilidad. Sin embargo, cuando Su Long los reparaba, potenciaba sus atributos temporalmente.

    Roy se mantuvo en la colina viendo a todos reunirse alrededor de Su Long. A su lado, Shenlong suspiró pesadamente. —Es desafortunado que Abel y Jafari fallecieran. Nos podrían haber sido útiles.

    —Por desgracia— Sacudió la cabeza.

    Abel fue el mejor Chef. Su comida proporcionaba un abrumador aumento a los estatus, aunque temporal. Jafari fue un Alquimista que podía hacer las pociones más potentes. Con ellos, habrían tenido una mayor posibilidad de matar a Baal. Desafortunadamente, no hace mucho fallecieron.

    Cuando todos estaban preparados, salieron. El último piso era como todos imaginaban sería el infierno. El cielo estaba cubierto con llamas y el suelo a cientos de grados. De no ser por sus cuerpos súper humanos se habrían derretido al instante.

    Mientras caminaban hacia Baal encontraron numerosos Demonios. No fueron rivales para la último aliento de la humanidad. Solo Baal podría detener su avance. Traspasaron los ejércitos del infierno con un momentum indetenible.

    Pronto llegaron ante la fortaleza de Baal. Estaba hecha de un material negro que solo la espada Divina de Roy podría cortar. No podía ser destruida, por lo que nada más les restaba entrar por la puerta principal. Por sorpresa, estaba totalmente vacía. No encontraron resistencia alguna mientras se adentraban. Cuando llegaron a la habitación en la que se encontraba Baal las puertas ya estaban abiertas, como si les diera la bienvenida. Una profunda, retumbante voz hizo eco desde el interior. —El último aliento de la humanidad, ¿eh? Vengan. Entren y sean masacrados como el ganado que son.

    En respuesta, todos caminaron al frente, ya en formación. Todos los que tenían Buffs los usaron. Los Tanques se movilizaron al frente, los Curas fueron protegidos y los lanzadores de hechizos se colocaron en posición. Eran la élite, veteranos entre veteranos. A pesar de que acababan de agruparse, se habían enfrentado entre sí durante la pasada década y conocían cuales eran sus fuerzas y debilidades.

    Tan pronto como entraron a la enorme habitación, las puertas detrás de ellos se cerraron.

    Capítulo 1

    Tras varias horas de intenso combate, solo quedaban cinco humanos. Estaban por encima del súper humano, poseían habilidades superiores a los de sus iguales. No era de extrañar que fueran los últimos de pie. Todos poseían espíritus valerosos; sin temor a la muerte, no, se burlaban de ella.

    A pesar de ello, Baal simplemente era demasiado fuerte. Jason, la más grande cucaracha, cayó primero, protegiendo a sus aliados de un ataque devastador. Shenlong le siguió, su cuerpo consumido por fuego infernal negro. Fei Hong y Carly, los últimos Curadores, murieron, vaporizados por el hechizo más devastador de Baal. Un solo hombre permanecía frente su adversario, su respiración desigual. Observó alrededor y encontró a sus camaradas muertos. Los compañeros y enemigos con los que había pasado las últimas seis décadas estaban muertos. Mutilados e irreconocibles. Contuvo sus lágrimas y se enfocó en el Demonio delante de él, el líder del infierno.

    —¡Baal! —Gritó con voz ronca. Las poderosas llamas del infierno invadían su cuerpo. Sus órganos internos eran un desastre. No viviría por mucho.

    —¡Humano!— Baal gritó con rabia, su voz en auge. Los insignificantes humanos eran débiles, pero cada uno de los que mató le dejó más herido. Estaba en su último aliento. Aun así, era un rey del infierno. Mataría al humano frente a él y se recobraría de sus heridas.

    Roy tosió sangre negra, podía observarse en la sangre pequeñas llamas negras. La luz comenzó a desvanecerse de sus ojos. Estaba muriendo.

    Incluso cuando estando al borde de la muerte, convocó lo último de su fuerza de voluntad para forzarse a caminar. Sus pasos pasaron a trote, y luego a carrera. Se abalanzó hacía Baal y activó su habilidad más poderosa. De alguna forma, su espada logró plantarse en el corazón de Baal. La habilidad se activó y el torso de Baal explotó.

    Baal colapsó en el suelo y apretó su pecho. —Humano... Tú... Tú...

    Roy se reclinó en su espada para mantenerse recto. Miró cómo el adversario que había matado a todos sus compañeros moría. Aliviado, cerró sus ojos con lentitud. Justo entonces, una voz abarcó el mundo. —¡El desafío ha sido completado!

    Sorprendido, Roy alzó la mirada y vio una figura blanca delante de él. Estaba rodeada de luz traslucida. No podía ver bien las características de la persona, pero estaba seguro que era un hombre. La voz de éste era suave.—Felicidades por superar el desafío.

    Se llenó de una ira como ninguna, luchó por levantar su mano y lo señaló. —¡Tú! ¡Tú eres el que está detrás de esto!

    El hombre ignoró la acusación y continuó. —Tienes un deseo.

    Roy pausó y sumió su ira. Estaba por morir y demasiado cansado para permanecer enojado.

    De haber un deseo, sería...

    Cuando estaba a punto de abrir su boca, colapsó repentinamente al suelo. Al final, las llamas de Baal fueron demasiado fuertes.

    El hombre observó a Roy morir, insensible. Justo cuando éste estaba por disiparse, se escuchó un gemido.

    De entre los cientos de cadáveres, Jason de pronto se retorció. Era posible ver sus heridas recuperándose a plena vista. Luego que los minutos se volvieron horas, Jason abrió los ojos. Se levantó y observó alrededor. —¿Uh? ¿Dónde está Baal?

    Miró a sus pies y encontró un montón de cadáveres. —Todos están muertos... muertos...

    Apretó sus puños. —¿De verdad soy el último humano con vida?

    Corrían lágrimas de sus ojos mientras cayó de rodillas y se lamentaba. —Si están muertos, ¿qué voy a hacer? Soy inútil. Solo un tipo que sabe cómo sobrevivir.

    Se tambaleó para levantarse y deambuló alrededor de la habitación. Encontró el cadáver de Baal y le dio un par de patadas. —¡Puto demonio! Si no tuviese una capacidad absurda de recuperación habría muerto por tus llamas.

    Después de satisfacerse, encontró el cuerpo de Roy no muy lejos de Baal. Se aproximó y se agachó. Con un suspiro pesado le cerró los ojos. —Descansa en paz, héroe de héroes. Sin ti, la humanidad jamás habría aguantado hasta ahora.

    Miró la espada de Roy y dudó. Un momento después, llevó la espada hasta su cuello y cerró los ojos. Un minuto transcurrió mientras se mantuvo sin movimientos. Sus ojos se abrieron repentinamente. —¡AHHHHHH!

    Incluso cuando gritó, la espada nunca se movió. Con una carcajada derrotada, la espada cayó al suelo con un *clang*. —Ni siquiera tengo el valor de matarme.

    Miró arriba y vio una figura blanca observándolo. Alarmado, tomó una postura defensiva. Estaba listo para huir en cualquier momento. —¡¿Quién eres?!

    La figura blanca preguntó con calma. —¿Qué es lo que deseas?

    —¿Ah? ¿Deseo?— Sus pensamientos se procesaron con rapidez. Miró hacia el cadáver de Baal y se dio cuenta que, con su muerte, el último piso de la Torre había sido superado. Inesperadamente, esta figura le estaba ofreciendo una recompensa.

    La figura blanca observó paciente. Jason vio el cadáver de Roy y llegó a una conclusión.

    —¡Deseo la resurrección completa de la humanidad! ¡Y no esa clase de resurrección de no-muertos!

    —Así se hará—. La figura sacudió su mano.

    Jason observó con lágrimas de felicidad. Pasó un minuto y sin embargo nada ocurrió.

    —¿Lo... lo hiciste?

    —Sin energía suficiente— respondió

    —¡¿Uh?! —Jason quedó anonadado—. ¿Me dijiste que pidiera un deseo y no puedes completarlo?

    —El acceso con el maestro ha sido cortado. Las reservas de energía no son suficientes para satisfacer tu petición— Explicó la figura blanca.

    —¡Pura mierda! La recompensa por superar la Torre debería ser cualquier deseo que quiera, ¿cierto? ¡¿Y me estás diciendo que no puedes cumplirlo?!— Jason estaba indignado. Dijo todo tipo de groserías e insultos.

    El rostro de la figura blanca estuvo plácido mientras Jason desahogaba su rabia. Luego de un minuto, la figura preguntó de nuevo. —¿Qué deseas?

    —La resurrección completa de la humanidad, ¡carajo!— Repitió Jason.

    La figura sacudió su cabeza. —Sin energía suficiente.

    —¡GAHHHH! —Jason agarró su cabeza frustrado—. ¡No puede ser!

    Colapsó al suelo y dirigió la mirada hacia Roy. —¿Tú qué harías, Roy?

    A pesar que nunca se llevaron bien, muy en el fondo, sentía un profundo respeto por él. No importar lo que Roy encontrara, nunca se dio por vencido. Ya eso era admirable y era un solo rasgo. Roy fue el héroe perfecto. Extendía su mano para ayudar a todos, colocando a otros antes de sí mismo y nunca dejó de trabajar con esfuerzo.

    Con una determinación renovada, se levantó y vio a la figura blanca. —¡Quiero regresar en el tiempo al momento antes de que llegaran las Torres!

    —Así se hará— La figura blanca sacudió su mano.

    Esta vez, Jason sintió su visión desvanecerse a la oscuridad. Su alma fue extraída y enviada a través del tiempo.

    Capítulo 2

    Jason se sintió ligero cuando una explosión de luz lo cegó. Al entrecerrar los ojos, a duras penas podía reconocer las escenas de su vida, con excepción de que se estaban reproduciendo en reversa. La batalla contra Baal, otros Demonios, no-muertos, Dragones, Diablos... incontables luchas pasaron en cuestión de segundos. Entendiendo lo que estaba sucediendo, Jason estaba deleitado. Está funcionando. Realmente estoy regresando a antes de la llegada de las Torres.

    De pronto, las escenas se ralentizaron y comenzaron a desvanecerse. Antes de que pudiese entender lo que estaba sucediendo, todo se oscureció.

    —Ey, ¿qué está pasando? ¿Por qué te detuviste?

    Abriendo sus ojos, Jason se encontró en un túnel poco iluminado familiar. El desagradable olor de Goblins estaba en el aire. Fuerte hedor corporal y orina. Dando la vuelta hacia la voz, reconoció una cara olvidada. Sus ojos se expandieron de la impresión. —¡¿Freddy?!

    ¿Freddy? ¿Por qué me está llamando por mi apodo? Fred frunció el ceño. Sí, ¿qué?

    A su lado, Angela le reprochó, —Eres el Tanque, necesitas prestar atención en todo momento. Mantente enfocado en tu frente. ¿Qué hay si un grupo de Goblings parece ahora mismo?

    Aún atónico, Jason volvió su cabeza y vio a Angela y a su lado estaba George. —¿Ustedes qué están haciendo aquí?

    —¿Te has vuelto loco? —Fred apuntó un dedo a su cabeza.

    Jason inspeccionó su mano. ¿Sin cayos? De verdad regresé en el tiempo, pero, ¿por qué así?

    Luego que la conmoción disminuyó, sus pensamientos comenzaron a girar con rapidez. No podría estar más familiarizado con la Torre o con la gente delante de él. Actualmente se encontraba en el primer piso de la Torre, estaba hecho de túneles subterráneos y era la casa de miles de Goblins. Si recordaba bien, entonces en este instante, estaba haciendo su ronda de prueba.

    Fred, George y Angela fueron asignados como sus compañeros, siendo Angela la evaluadora. Su deber era enseñarle y guiarlo para ver si tenía potencial. Todos pertenecían a la asociación ‘Battleshields’, el fondo del Gremio Barrel que solo operaba en los pisos más bajos. Si no hubiesen bajado sus estándares recientemente, jamás habrían aceptado alguien de veintiocho años. Espera, ¡eso quiere decir que ya las Torres han estado por veinte años!

    ¿Por qué estaba sucediendo esto? ¿No deseo regresar a antes de que llegaran? ¿Entonces por qué su deseo estaba errado por veinte años? Recordó las palabras de la figura blanca. ‘—Sin energía suficiente.’ ¿Eso significaba que ni siquiera había energía suficiente para completar este deseo? ¡Mierda!

    Jason cerró los puños. Su objetivo era prevenir tantas muertes como fuera posible regresando al pasado. Después de la llegada de las Torres, estas liberarían en ocasiones oleadas de monstruos para atacar la Tierra. Al principio no fue tan malo, pero con el pasar de las décadas, fueron más y más difíciles de vencer. La humanidad comenzó a sufrir graves pérdidas luego de veinticinco años. Eso implicaba que tenía que superar la Torre en menos de cinco años. Les llevó ochenta años la última vez, ¡y todos a excepción de él murieron! ¿Cómo iba a lograrlo tan rápido?

    George torció los ojos luego de ver el pálido rostro de Jason. —Ve lo asustado que está. Me temo que no vale el tiempo de nuestro Gremio, Angela.

    —Concuerdo—Asintió Fred—. Regresemos.

    Angela arrugó la frente. Joder. ¿Este es el nivel de talentos que ahora puede atraer nuestro Gremio? Desde que nuestro maestro murió en los niveles medios, todo se fue a la mierda. Luego de organizar sus pensamientos, suspiró con pesadez. —Bien. Vamos de vuelta.

    Fred caminó hacia Jason y extendió su mano. —Devuélvenos nuestro equipamiento.

    Jason tomó una respiración profunda y calmó sus ideas. No era como si pudiera viajar por el tiempo a gusto. No tenía más elección que aceptar sus circunstancias actuales. El tiempo era corto, así que debía volverse tan fuerte como fuese posible antes que la humanidad comenzara a sufrir bajas. Mirando la mano extendida de Fred, se sintió confuso.

    —¿Qué? No creíste que te quedarías con lo que te dimos, ¿no? —Fred comenzaba a molestarse—. Rápido, devuélvelos.

    Jason no había estado prestando atención, por lo que no escuchó su conversación. —¿Fallé?

    —Francamente, eres un pedazo de basura. —Comentó George con una mirada de desdén.

    —Oye. —Angela le lanzó una mirada a George.

    —Bien, no hay problema. —A Jason no le importaron los comentarios

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