VIKINGOS, SAMURÁIS, ATAJADORES DE LAS MESNADAS DE CASTILLA, LADRO-NES DE BARCOS CARGADOS DE PALO DE TINTE Y AHORA CELTAS, ¿POR QUÉ?, ¿DE DÓNDE SALE LA INSPIRACIÓN PARA IDEAS TAN DISPARES?
–La verdad es que enumerándolo así resulta una colección peculiar, es cierto. Pero así son las musas. En realidad no se trata de vikingos, sino de esas razzias que los trajeron a la Península ibérica. Y no se trata de samuráis, sino de esa enigmática expedición que cuajó con un puñado de guerreros japoneses quedándose a vivir en Sevilla. Y, del mismo modo, no era cuestión de ladrones de barcos, era el impresionante mercado de un producto, el palo de tinte, que llegó a valer más que el oro. Y en el caso de Breo no se trataba de celtas sin más, sino de contar nuestro pasado con orgullo, de relatar la feroz resistencia de un pueblo sometido, la increíble lucha por la libertad de gentes oprimidas, de oponer el progreso y la tecnología a la tradición y la cultura ancestral. Dicho de otro modo, yo rebusco en el pasado hasta que encuentro un escenario que me resulta atractivo, y que creo que también se lo resultará a los lectores, y lo hago servir de decorado para una historia humana de deseos, pasiones, lujurias y miedos. Parafraseando al inolvidable Alejandro Dumas, prostituyo a la Historia, pero creo que le hago unos hijos preciosos (se ríe).
PROFUNDICEMOS EN ESE DECORADO DE LOS CEL-TAS… ¿QUÉ FUE LO QUE LE ATRAJO? ¿QUÉ LE LLEVÓ A QUERER QUE LEYÉSEMOS ESA HISTORIA?
–Muchas cosas, muchas. Las luchas por la libertad, por sobrevivir ante la apisonadora que supone una civilización más avanzada tecnológicamente se ha retratado en multitud de ocasiones en novelas