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Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano
Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano
Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano
Libro electrónico406 páginas4 horas

Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano

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El ya prolongado trasiego cronológico de la violencia política de las Farc contra Colombia, en desarrollo de la guerra revolucionaria orientada por el Comité Central del Partido Comunista, se divide en cuatro etapas definidas:
1. Bandolerismo crónico e inicio de barbarie comunista (1964-1970)
2. Terrorismo comunista (1970-1982)
3. Narcoterrorismo comunista (1982 en adelante)
4. Búsqueda de estatus de beligerancia e internacionalización del terror comunista (2000 en adelante)
A pesar de las evidencias, el Partido Comunista Colombiano ha negado en público cualquier nexo con el grupo narcoterrorista Farc. Para el efecto han recurrido a la propaganda marxista-leninista especializada en mentir, distorsionar la realidad y acomodar la veracidad de los hechos, a los intereses del Plan Estratégico de las Farc, para la toma del poder por medio de la combinación de todas las formas de lucha.
En desarrollo de ese proceso, las Farc y el Partido Comunista Colombiano cuentan con la consciente complicidad de Organizaciones No Gubernamentales, verbigracia los autodenominados Colombianos por la Paz, el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los partidos comunistas del hemisferio, sindicalistas extremistas, “líderes sociales” y torvos “defensores de los derechos humanos” que les hacen el juego, les sirven de caja de resonancia y con ilimitado descaro, ignoran los actos de terror y violaciones a los derechos humanos de las víctimas actuales y potenciales de las Farc.
A lo largo del texto, Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano, examina la génesis de la violencia narcoterrorista en Colombia, la influencia de doctrinas foráneas, el giro político del bandolerismo bipartidista de los sesenta hacia la barbarie comunista, el narcoterrorismo y la intromisión del Foro de Sao Paulo en aras de legitimar a las Farc.
Para sustentar las tesis expuestas, este libro recoge testimonios de terroristas desmovilizados o capturados por el Ejército en diferentes lugares del territorio nacional y analiza los documentos programáticos de las Farc, los análisis de los documentos electrónicos hallados en los computadores de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y Carlos Antonio Lozada; la historia del grupo terrorista escrita por Jacobo Arenas y resúmenes de las conferencias y plenos guerrilleros encontrados en Casa Verde y en operaciones posteriores contra las Farc, en diversos lugares de Colombia.
Dentro de ese marco conceptual, el hilo conductor del libro se concentra en el análisis en el Plan Estratégico de las Farc, refinado luego de nueve conferencias nacionales guerrilleras y varios plenos ampliados del llamado Estado Mayor Central, con base en el desarrollo de las líneas armada, política y financiera, las cuales constituyen la hoja de ruta del terrorismo comunista contra la institucionalidad colombiana.
Después de la soberbia de las Farc en El Caguán producto de la debilidad de carácter del presidente Andrés Pastrana Arango y el consecuente desconocimiento del Plan Estratégico del grupo narcoterrorista, por parte de la dirigencia política colombiana; durante ocho años de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, el Estado pasó a la ofensiva y propinó golpes trascendentales a las estructuras de mando de las Farc, verbigracias las bajas del Negro Acacio, Martín Caballero, Felipe Rincón, Mariana Pérez, El Paisa de la cuadrilla 34, Sonia la pilosa, sumadas a las muertes de Raúl Reyes, Iván Ríos, Tirofijo, el Mono Jojoy, Lucero Palmera y Alfonso Cano, por citar algunos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 sept 2020
ISBN9781005670740
Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano
Autor

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    Farc - Luis Alberto Villamarin Pulido

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    El ya prolongado trasiego cronológico de la violencia política de las Farc contra Colombia, en desarrollo de la guerra revolucionaria orientada por el Comité Central del Partido Comunista, se divide en cuatro etapas definidas:

    1. Bandolerismo crónico e inicio de barbarie comunista (1964-1970)

    2. Terrorismo comunista (1970-1982)

    3. Narcoterrorismo comunista (1982 en adelante)

    4. Búsqueda de estatus de beligerancia e internacionalización del terror comunista (2000 en adelante)

    A pesar de las evidencias, el Partido Comunista Colombiano ha negado en público cualquier nexo con el grupo narcoterrorista Farc. Para el efecto han recurrido a la propaganda marxista-leninista especializada en mentir, distorsionar la realidad y acomodar la veracidad de los hechos, a los intereses del Plan Estratégico de las Farc, para la toma del poder por medio de la combinación de todas las formas de lucha.

    En desarrollo de ese proceso, las Farc y el Partido Comunista Colombiano cuentan con la consciente complicidad de Organizaciones No Gubernamentales, verbigracia los autodenominados Colombianos por la Paz, el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los partidos comunistas del hemisferio, sindicalistas extremistas, "líderes sociales" y torvos defensores de los derechos humanos que les hacen el juego, les sirven de caja de resonancia y con ilimitado descaro, ignoran los actos de terror y violaciones a los derechos humanos de las víctimas actuales y potenciales de las Farc.

    A lo largo del texto, Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano, examina la génesis de la violencia narcoterrorista en Colombia, la influencia de doctrinas foráneas, el giro político del bandolerismo bipartidista de los sesenta hacia la barbarie comunista, el narcoterrorismo y la intromisión del Foro de Sao Paulo en aras de legitimar a las Farc.

    Para sustentar las tesis expuestas, este libro recoge testimonios de terroristas desmovilizados o capturados por el Ejército en diferentes lugares del territorio nacional y analiza los documentos programáticos de las Farc, los análisis de los documentos electrónicos hallados en los computadores de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y Carlos Antonio Lozada; la historia del grupo terrorista escrita por Jacobo Arenas y resúmenes de las conferencias y plenos guerrilleros encontrados en Casa Verde y en operaciones posteriores contra las Farc, en diversos lugares de Colombia.

    Dentro de ese marco conceptual, el hilo conductor del libro se concentra en el análisis en el Plan Estratégico de las Farc, refinado luego de nueve conferencias nacionales guerrilleras y varios plenos ampliados del llamado Estado Mayor Central, con base en el desarrollo de las líneas armada, política y financiera, las cuales constituyen la hoja de ruta del terrorismo comunista contra la institucionalidad colombiana.

    Después de la soberbia de las Farc en El Caguán producto de la debilidad de carácter del presidente Andrés Pastrana Arango y el consecuente desconocimiento del Plan Estratégico del grupo narcoterrorista, por parte de la dirigencia política colombiana; durante ocho años de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, el Estado pasó a la ofensiva y propinó golpes trascendentales a las estructuras de mando de las Farc, verbigracias las bajas del Negro Acacio, Martín Caballero, Felipe Rincón, Mariana Pérez, El Paisa de la cuadrilla 34, Sonia la pilosa, sumadas a las muertes de Raúl Reyes, Iván Ríos, Tirofijo, el Mono Jojoy, Lucero Palmera y Alfonso cano, por citar algunos.

    De remate, las connotaciones político-estratégicas de las operaciones Fénix, Jaque, Camaleón, Odiseo y Sodoma, cambiaron el curso de la guerra en lo táctico-militar, pero en contraposición aparecieron problemas geopolíticos, diplomáticos y político-estratégicos, debido a la cercanía y apoyo a las Farc, por parte de los gobiernos comunistas de Brasil, Venezuela, Ecuador, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Paraguay y Uruguay, que seguían al pie de la letra las instrucciones del Foro de Sao Paulo y pretenden legitimar a las Farc.

    En síntesis, Farc: Brazo armado del Partido Comunista Colombiano, ofrece al lector un amplio espectro acerca de la evolución del terrorismo comunista contra Colombia y constituye un referente bibliográfico de amplia utilidad para quienes deseen profundizar en el complejo entorno de la paz y la guerra en el país.

    Comprometedoras conclusiones de reunión terrorista

    "(…) a diferencia de las demás concentraciones proletarias, campesinas o profesionales, somos en conjunto todos los integrantes de las Farc, somos decimos Partido Comunista".

    "Las Farc cuyos integrantes, absolutamente todos, son militantes comunistas, tienen la obligación de crear más Partido Comunista en la periferia de las guerrillas, y organizaciones de masas, sindicatos, ligas campesinas, autodefensas, uniones de lucha, juntas comunales, comités pro carreteras, probables, pro salud, pro todas y cada una de las reivindicaciones específicas de acuerdo con la ubicación social y económica del campo"

    Reunión del Secretariado de las Farc con Ayudantías, noviembre de 1979 en Casa Verde, zona rural de Uribe (Meta)

    Orígenes y evolución cronológica de las Farc

    Como se infiere del contenido del texto emanado de la reunión del Secretariado de las Farc con los ayudantías en 1979, la existencia del grupo terrorista es interdependiente y recíproca, con la tramposa actuación del Partido Comunista Colombiano; colectividad política legal que escudada en las bondades de la democracia, apadrina el accionar delictivo de las cuadrillas de las Farc, sirve de enlace internacional para relacionarlos con terroristas y propagandistas del Movimiento Continental Bolivariano (MCB) y el Foro de Sao Paulo (FSP), y a la vez, defiende con vehemencia la tesis guía marxista-leninista de la combinación de todas las formas de lucha.

    La combinación de formas de lucha incluye la violencia terrorista, denominada con cinismo la lucha armada, de la que desde luego los comisarios políticos del cartel de las Farc, desconocen su responsabilidad intelectual ante la opinión pública y las autoridades judiciales.

    Con base en esta doble moral, las Farc impulsan la guerra integral de concepción ideológica extremista, a nombre de la revolución socialista armada, que aunque caduca en otras latitudes para los comunistas del hemisferio sigue vigente en Colombia. Tal es la óptica del cartel de las Farc, sus ideólogos en el país, y sus actuales cómplices en los gobiernos de Quito, Caracas, Brasilia, Managua, La Paz, Buenos Aires, Montevideo y La Habana.

    Tránsito de la guerrilla liberal a la guerrilla comunista

    La violencia política como enfermedad social endémica, coexiste con el curso de la historia colombiana. Por desgracia, durante el primer siglo y medio de vida republicana, facciones liberales y conservadoras, sumidas en el fanatismo irracional protagonizaron sangrientos episodios, en esencia factores constitutivos de una latente guerra civil.

    La ceguera fratricida alcanzó el clímax mediante trazas y perfiles deshumanizantes en la época de la violencia, ocurrida en Colombia, desde finales de la década de los cuarenta hasta la mitad de la década de los sesenta, a raíz del nunca esclarecido asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en hechos ocurridos el 9 de abril de 1948 en el centro de la capital de la república

    Odios políticos, materializados con dantescos actos de barbarie, revivieron en campos y veredas del país durante los luctuosos años de la violencia, atrocidades similares y peores a las sucedidas en guerras civiles anteriores, que aparentemente parecían superadas, pero que por el contrario abrieron el escenario a la prolongada barbarie comunista contra los colombianos.

    Por ejemplo, después de varios años de estériles enfrentamientos entre colombianos, las guerrillas liberales que actuaban en los Llanos Orientales depusieron las armas, en el primer asomo de buena voluntad de los dirigentes políticos en aras de construir la necesaria pacificación de espíritus y ánimos en el país.

    Pero la persistente inestabilidad política del país, producto de la constante incapacidad de los gobernantes de turno, para ejercer la autoridad e imponer con firmeza el imperio de la constitución y las leyes; desembocó en las muertes violentas de algunos de los jefes de las guerrillas desmovilizadas. Combustible para nuevas violencias.

    Al mismo tiempo que aparecieron cuadrillas de bandoleros encabezadas por chispas, Sangrenegra, Desquite, Tarzán, etc., financiadas e indoctrinadas por directorios políticos liberales y conservadores, con el propósito de materializar el proyecto de tomar el poder político al combinar todas las formas de lucha con su ejército particular, el Partido Comunista cooptó una importante cantidad de guerrilleros liberales.

    Al referir la muerte violenta del exguerrillero liberal Guadalupe Salcedo, el sociólogo comunista Eduardo Umaña afirmó:

    —Estas muertes pueden haber influido en la variación de antiguos movimientos de motivación política hacia expresiones de bandolerismo en algunas zonas—

    Tal situación vivida en Colombia desde 1946 hasta la primera parte de la década de los años 1960, se repitió de manera cíclica, con la bandolerización crónica de las Farc, que de la barbarie comunista pasaron al narcoterrorismo, y de paso se convirtieron en el motor que impulsó la aparición de grupos de justicia privada, que ante la ineficiencia del Estado, lo reemplazan de facto y aplican la pena de muerte, a todo quien no esté de acuerdo con ellos.

    En el libro de su autoría titulado Siembra Vientos y Recogerás Tempestades, la periodista colombiana Patricia Lara puntualizó apartes del fenómeno mediante el que algunas guerrillas se "bandolerizaron", y otras fueron cooptadas por el Partido Comunista para buscar la toma violenta del poder para el proletariado:

    —Hacía tiempo que el Partido Comunista, desarrollaba un dispendioso trabajo político en el campo. La carta que el guerrillero liberal Chispas tristemente célebre por su crueldad anticomunista, envió a la reina Olga Lucía Botero, muestra el cambio que se produjo en las motivaciones de su lucha. Decía Chispas que: nuestra lucha será en lo sucesivo, de pobres contra millonarios, de oprimidos contra opresores. Viva la revolución social...—

    —Durante el gobierno conservador de Guillermo León Valencia, se reactivó la guerrilla y ya tuvo otro cariz. Luego de enfrentamientos entre los guerrilleros liberales y comunistas, que a comienzos de los años 1950 habían operado conjuntamente en El Davis (Tolima) para hacerle frente a la violencia oficial conservadora, y después de la aceptación de la amnistía de Rojas por parte de los guerrilleros liberales, los comunistas transformaron la lucha armada en lucha de masas, y se trasladaron a otras regiones: Marquetalia en el sur del Tolima; El Pato en la zona limítrofe entre Huila y Caquetá; Guayabero en límites del Caquetá y el Guaviare; y Riochiquito en el Cauca, cerca del límite con el Huila—

    —Los comunistas adoptaron, con los habitantes de esas zonas, formas de organización política y social, desarrollaron un movimiento agrario fuerte y crearon un sistema de autodefensa, lo cual afectó los intereses latifundistas—

    —El dirigente conservador Álvaro Gómez, dio a esas regiones el nombre de repúblicas independientes. Preocupado por el rumbo socialista tomado por la revolución cubana, y por el ejemplo que pudiera constituir para los pobladores de las repúblicas independientes, en 1964 el gobierno de Guillermo Valencia inició una campaña para acabarlas—

    —Con el apoyo del Plan Laso (1) (Latin American Security Operation), puso fin a la república independiente de Marquetalia, y transformó las autodefensas campesinas en guerrillas—

    (1) El verdadero nombre es Plan Lazo con z, pero los comunistas incluida la autora del libro referido inventaron el laso con s, para desfigurar la verdad histórica, como si se tratara de una imposición yanqui al gobierno colombiano.

    —Una vez —continuó Patricia Lara— transformadas en autodefensas las guerrillas (comunistas), se celebró en Riochiquito (Cauca) en 1965, la primera conferencia del Bloque Sur, la cual unificó a los diferentes destacamentos guerrilleros de esas zonas, y sentó las bases para la creación el año siguiente de las Farc de orientación comunista—

    Tal afirmación contiene alto valor histórico, máxime que Oliverio Lara el padre de la escritora, fue secuestrado por Tirofijo y asesinado en cautiverio, en 1965, para aquella época, principal cabecilla de la banda comunista armada.

    Desde la óptica académica, el académico izquierdista Eduardo Pizarro Leongómez, definió así el origen de las Farc:

    —En América subdesarrollada con predominio rural, no se puede propagar de manera duradera la ideología revolucionaria entre las masas, más que a partir del foco insurreccional. La lucha armada revolucionaria sólo es realizable en el campo—

    —En la ciudad se degrada. La excepción fueron las Farc debido a sus antiguas raíces sociales, tanto en las regiones tradicionales de influencia comunista, como en las zonas de influjo propio del movimiento armado, ante todo en áreas de colonización—

    El fracaso político de las guerrillas comunistas rurales, es paralelo con su desarrollo, y con la aparición de la tendencia publicitaria de llevar el conflicto a las ciudades, planteada con celeridad por el M-19, grupo narcoterrorista que con sus acciones espectaculares y su consecuente desmovilización, señaló el camino que tarde o temprano seguirán las demás agrupaciones bandoleriles, como se deduce del análisis de Pizarro Leongómez:

    —La guerrilla no logró constituir alternativa de poder real, y por tanto terminó siendo un componente más del paisaje político, un fenómeno crónico. El "movimiento guerrillero" que surgió en Colombia con posteridad a la revolución cubana, nació en un contexto sociopolítico e institucional, que no favorecía sus posibilidades transitar hacia el éxito revolucionario—

    Así, la visión de Pizarro Leongómez sintetiza algunas de las razones por las cuales las guerrillas comunistas de las Farc, degeneraron en el sórdido mundo del narcotráfico:

    —Los fenómenos de erosión propios del conflicto armado prolongado, han afectado el régimen político y el conjunto del tejido social, incluyendo a la guerrilla, que hoy vive tendencias degenerativas—

    —La guerrilla nace en los sesenta en un relativo desierto social, en un vacío casi total de sujetos sociales organizados y provistos de identidad propia. Ni la clase obrera, ni el campesinado estaban en capacidad de desempeñar un papel, en la lucha social o en la lucha política—

    —Sin duda el nacimiento de la guerrilla en un contexto de vacío social, facilitaría, esa auto-representación mítica de los grupos insurgentes, que se perciben a sí mismos, como portavoces de las clases o de los grupos sociales subordinados—

    El primer caso conocido de transición de un guerrillero liberal hacia el comunismo, surge en la arenga que alias Pedro Brincos proclamó en julio de 1963, para incitar a los campesinos a organizarse en la lucha armada comunista, para tratar de derrocar el sistema existente:

    —Los campesinos y todo nuestro pueblo deben entender, que las vías pacíficas para lograr la toma del poder político, no dejan de ser ilusiones. Los ricos están sólidamente unidos al Frente Nacional (...) los campesinos sienten cómo su jornal sólo les alcanza para tomarse con su familia el agua dulce—

    —Por esta circunstancia los campesinos deben organizarse en su lugar de trabajo o en su vereda, con la colaboración de la guerrilla revolucionaria. Nuestra consigna es ¡Elecciones No! ¡Insurrección armada, Sí! (...) Las guerrillas revolucionarias son imbatibles, porque se apoyan en todo el pueblo y encabezan su aspiración de acabar para siempre con este sistema de explotación y de hambre—

    Quizás Pedro Brincos, no redactó el documento en mención, pero por su conducto, el Partido Comunista instigó la combinación de formas de lucha y la necesidad de hacer la reforma agraria en Colombia a partir del terrorismo. Algunas guerrillas liberales viraron hacia el comunismo, en parte porque la solución del Frente Nacional, cesó enfrentamientos armados entre liberales y conservadores, además porque no todos los dirigentes nacionales de los dos partidos, apoyaban la violencia.

    El giro de los acontecimientos provocó el paulatino distanciamiento del MRL y el Partido Comunista, la aparición de terceras fuerzas de convergencia nacional, como la Alianza Nacional Popular (Anapo), la campaña presidencial del Movimiento Democrático Nacional dirigido por el general Alberto Ruiz Novoa, intento que resultó fallido por ausencia de cohesión y respaldo a su candidatura por parte de la clase dirigente de los partidos tradicionales, sumadas a la fugaz aparición y desaparición del padre Camilo Torres Restrepo en la arena política.

    Es evidente, que ante el fracasado intento del Partido Comunista por consolidar las guerrillas del sur del Tolima, luego de los enfrentamientos armados entre guerrillas liberales y comunistas, los comisarios políticos de las estructuras armadas rurales, delinearon a comienzos de la década de los cincuenta el modus operandi y crearon nuevas zonas de guerra.

    Líster, Richard, Gratiniano y la mayoría de los cabecillas de la fallida unidad guerrillera del Cañón del Davis, trasladaron sus menguadas cuadrillas, con el fin de construir el proceso de revolución socialista en los municipios del oriente del Tolima y el Páramo de Sumapaz en Cundinamarca, bajo la dirección del terrorista agrario Juan de la Cruz Varela.

    En ese entorno, nació, se crió e ideologizó el Mono Jojoy, símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia, dado de baja por el Ejército Nacional el 23 de septiembre de 2010 en zona rural de La Macarena-Meta.

    Otro grupo guerrillero comunista encabezado por Martín Camargo, promovió un éxodo campesino hacia El Pato y El Guayabero. De tales éxodos provienen muchos de los actuales cultivadores y raspachines de coca que en la actualidad habitan El Guaviare y El Caquetá. En el fondo son hijos y nietos de la violencia comunista, por lo tanto, son violentos por naturaleza.

    La guerra de las guerrillas liberales apodadas los limpios contra las comunistas apodadas los comunes, fue iniciada por la familia Loayza (parientes cercanos de Tirofijo), cuando profirieron entre los pobladores civiles de la región, la idea de que bien del Partido Liberal, era necesario acabar con el comunismo, para el sangriento enfrentamiento entre limpios y comunes fue descrito así por Tirofijo:

    —Se ve claro un cambio en la política. Vivíamos los primeros días de 1952. El cambio introdujo modificaciones sustanciales en el rumbo de las contradicciones internas. Un jefe liberal apodado Pasillo se entregó con 50 hombres—

    —Los liberales se llamaron limpios significando que no estaban untados de ideología goda, ni de bolchevique. Las acciones contra el Ejército, se limitaron porque la situación interna era muy grave. Comenzaba la guerra interna—

    —Con algunos refuerzos los comunistas se lanzan a la ofensiva, causando varias bajas en los liberales. Pero estos proseguían con mayor ánimo, ya que su objetivo era El Davis. En uno de esos combates cayó el teniente canario—

    —Los encuentros armados se producen con harta frecuencia en los caminos reales, en los lugares de abastecimiento, en los comidiaderos. Nuestros comandos, pronto estuvieron remozados y listos para volver a la carga—

    Así nacieron las Farc

    Tal como lo describió Tirofijo, la situación se complicó para las guerrillas comunistas que enfrentaban dos enemigos a la vez: las guerrillas liberales y al Ejército Nacional:

    —De Campo Hermoso al Saldaña hubieron (sic) 25 combates. En cuatro de ellos, causamos 30 bajas al Ejército. Estando en estas, llega la noticia que las guerrillas de El Sucre al mando de Arboleda y Jesús María Oviedo (Mariachi), miembro del partido se habían sublevado contra la dirección comunista, y se habla que buscan soluciones con los liberales—

    —Los errores de nuestra comisión estaban siendo aprovechados técnicamente. La campaña se enfiló contra el núcleo dirigente del Partido Comunista—

    —Finalmente fueron organizados cuatro comandos: Uno al mando de Ciro Trujillo, otro al mando de Jacobo Prías Alape, otro al mando del llanero y otro al mando de Líster. La dirección política no se pronunció al respecto. Probablemente porque en ese momento no se hablaba de la reunión de la mayoría de sus integrantes—

    —De esta fecha en adelante, cayeron aproximadamente 300 guerrilleros en las garras (sic) del Ejército. Así terminó el gran movimiento guerrillero del sur del Tolima, pero no dejamos apagar la llama de la resistencia guerrillera y hasta llegamos a organizarnos nuevamente y aquí estamos dando la lucha—

    Así nacieron las Farc. Copiosa literatura izquierdista, explica con sesgo conveniente, el proceso de crecimiento de las autodefensas revolucionarias campesinas, en áreas de influencia del Partido Comunista, y su evolución en guerrillas, para justificar la existencia de las cuadrillas de bandoleros como la respuesta popular, contra las operaciones militares del Estado en Marquetalia.

    Desvirtúan así, que si no se hubiera efectuado el ataque contra el reducto comunista, de todas maneras como lo aclaró Eduardo Pizarro L, preexistía un proyecto político marxista-leninista a nivel mundial, concebido para estructurar movimientos armados politizados al margen de la ley, con la misión final de tomar por asalto el poder político, para universalizar lo que los discípulos de Marx y Engels llamaban la dictadura del proletariado, comenzando por el llamado tercer mundo.

    Tal vez, una de las razones para que no se haya escrito con objetividad esta etapa de la historia colombiana, reside en que a pesar de que el Ejército Nacional, fue actor principal de los hechos, y que a partir de ese momento crítico, se vinculó de lleno con aportes tangibles, para mitigar necesidades sentidas de comunidades abandonadas de la obligatoria, pero ineficaz acción estatal del gobierno central; ni individual, ni colectivamente se ha contado con el aval de la institución militar, para relatar, y/o analizar los hechos.

    La mayoría los relatores e historiadores de estos hechos, pertenecen al Partido Comunista Colombiano, o son estudiosos teóricos alejados de la realidad del conflicto colombiano.

    Por ejemplo, llama la atención la complicidad o indiferencia de los analistas políticos y de la justicia colombiana para actuar con mayor rigor y seriedad, como se evidencia en La Historia de las Farc escrita por Jacobo Arenas, documento en el que señaló el maridaje de la agrupación política con su brazo armado:

    —La experiencia así lo demuestra: Bajo la dirección del partido (comunista), se resolvieron problemas como el paso de la autodefensa en movimiento guerrillero—

    El escenario político de la década de 1960

    La década de los años 1960, fue pródiga en el florecimiento de la renovación intelectual de la juventud colombiana, que inspiraba su visión activa y renovadora, en sucesos extrafronterizos como la guerra del Vietnam y la popularidad de la revolución cubana, o, en sucesos tangibles internos como el crecimiento de las filas de la Juventud Comunista (Juco) en el país, el fortalecimiento político de las agremiaciones sindicales de izquierda, y otros hechos que incrementaron la participación de estudiantes de educación secundaria y superior, en la vida política del país.

    El disidente liberal Alfonso López Michelsen, ansioso de ganar espacio político personal, explotó la coyuntura de los acuerdos entre liberales y conservadores del Frente Nacional (1858-1964), y mediante un calculado acto de audacia politiquera fundó el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), en el cual unió a liberales izquierdistas, independientes y el Partido Comunista.

    Por razones obvias, los comunistas vieron la oportunidad de oro, para avanzar en su proyecto estratégico a largo plazo, el cual de acuerdo con las tesis leninistas, también incluye explotar alianzas con otros grupos políticos, que les sean útiles para sus propósitos.

    Por su parte, en la obra Bandoleros Gamonales y Campesinos, Gonzalo Sánchez y Donny Meertens describieron la creciente violencia derivada del bandolerismo político de los años 1960:

    —(...) el espacio político dejado por los gamonales ligados al Frente Nacional fue rápidamente cubierto por los jefes regionales del MRL, pero, en muy corto tiempo el MRL sufrió un proceso de ablandamiento, de pérdida del impulso revolucionario que aparentó tener en sus comienzos y entró a conciliar y finalmente reintegrarse al Frente Nacional—

    Quienes no perdieron el impulso revolucionario fueron los comunistas, que de esta alianza lograron posicionar a Juan de la Cruz Varela en el Congreso de la República, y apadrinar la creación del actual cartel de las Farc, a partir del Programa de Reforma Agraria Revolucionaria de 1965.

    Así iniciaron dos procesos políticos paralelos en Colombia: De una parte, la participación de la juventud colombiana en la política nacional, regional y local. De otra, el proceso de crecimiento de las guerrillas comunistas, las cuales debido al romanticismo ideológico derivado del ejemplo del che Guevara, emergían ante los ojos de muchos jóvenes de diferentes ocupaciones, que por romanticismo no profundizaban en los alcances de la rebelión comunista armada.

    Entonces, ilusos jóvenes revolucionarios reincidieron en la violencia consuetudinaria, por medio de aquella alternativa de poder para un país que a lo largo de su existencia se ha desangrado, producto de los conflictos armados de carácter civil.

    A partir de esta coyuntura, Colombia refrendó que es un país en proceso de transición política y económica, a la par con el latente fenómeno de violencia política, finalizada entre liberales y conservadores, e iniciada por los comunistas contra todo el país.

    El auge intelectual, sumado a la creencia egocéntrica de algunos jóvenes de la época, que encontrarían la solución a los problemas socioeconómicos del país, mediante la revolución política armada, indujo a varios de ellos a engrosar las guerrillas, después de militar en la Juventud Comunista (Juco), e inclusive después de especializarse en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, en manejo de masas, o como ideólogos marxistas-leninistas de base, radios y zonales del Partido Comunista.

    Todo eso sucedió con la anuencia del Comité Central del Partido Comunista, dispuesto a obtener el poder por la combinación de todas las formas de lucha. Sin embargo, surgieron divergencias y contradicciones entre los cabecillas de las cuadrillas y los ideólogos que llegaban del exterior, convencidos que por haber vivido en la Unión Soviética o en otros países socialistas, tendrían aceptación total de los bandoleros en armas, para transformar cualitativa y cuantitativamente el proceso insurreccional en Colombia.

    Insertar estructuras políticas en las ciudades pretendía mantener en pie de guerra a grupos de bandoleros de ascendencia campesina, destinados a concretar la revolución con base en el Programa Agrario, mientras que los terroristas entrenados del exterior, querían que la guerra fuera en las ciudades y no en las zonas rurales.

    El objetivo a mediano plazo era involucrar en la guerra a intelectuales, estudiantes, obreros, y personas de todas las vertientes ideológicas, como lo estipulaba el Programa Agrario para dar preponderancia a la línea revolucionaria del partido, y para que lo político primara sobre lo militar.

    El bajo nivel cultural de los bandoleros rasos de origen campesino chocó con la indudable ambición política de los ideólogos preparados en el exterior, deseosos en convertirse en otros ches Guevara.

    Así, surgieron resquemores y divergencias que aún persisten entre los cabecillas del movimiento armado, y algunos dirigentes del partido comunista, como ocurrió con Bernardo Jaramillo Ossa, cuando era candidato de la UP a la presidencia de la república, y ya estaba en la mira de Jacobo Arenas por haber escapado de la quinta cuadrilla de las Farc en Urabá.

    A los cabecillas de las Farc que querían cambios sociopolíticos y económicos en las áreas rurales, poco les interesaban las ciudades, ya que muchos de ellos no las conocían y tampoco les llamaba la atención conocerlas.

    El Programa Agrario imponía ampliar la cobertura de los integrantes, pero las ambiciones figurativas de mando como redentores sociales, por parte de cada uno de los cabecillas de extracción campesina, superaban estas intenciones, pese a que el Comité Central del Partido Comunista envió a Marquetalia a Jacobo Arenas, con el propósito de implementar la educación política de las Farc dentro de los postulados del marxismo-leninismo.

    La misión de Jacobo era solucionar ese problema, dada su habilidad para combinar la acción terrorista con las relaciones Farc-Partido Comunista y el manejo propagandístico que este hacía de las acciones delictivas de la organización.

    Problema de la reforma agraria en Colombia

    En el análisis político-económico Tenencia de la tierra y el desarrollo social, Hernán Echavarría Olózaga asiduo defensor de la necesaria e imperiosa reforma agraria para reactivar la economía nacional y generar fuentes de empleo, explicó la vinculación del Partido Comunista a la lucha armada, mediante el auspicio ideológico y el apoyo político a las cuadrillas de las Farc.

    De la aproximación teórica de Hernán Echavarría se desprende que:

    —Muchos pequeños propietarios liberales ingresaron a las guerrillas comunistas, en busca de protección. Así se gestó la terrible violencia que azota al país. Hoy son ya muchas las causas de esa violencia, pero inicialmente, fue un problema agrario—

    —En la década de los años 1950 el régimen militar al tomarse el poder, principió por dar una amnistía, y fueron muchos los guerrilleros que se indultaron, pero el conflicto agrario ya estaba armado. Cuando el gobierno del Frente Nacional llegó al poder en 1958, encontró en varios departamentos numerosos desplazados por la violencia, pidiendo rehabilitación y restitución de sus tierras, muchas de las cuales ya estaban en poder de otros—

    La miopía de los dirigentes políticos colombianos coetáneos frente a esta realidad objetiva, para proyectar el país hacia el futuro, es explicada por Echavarría Olózaga en frases cortas y precisas:

    —El gobierno del Frente Nacional inició una política de pacificación y rehabilitación. Esa política se apoyaba principalmente en una reforma agraria. Por desgracia la clase dirigente de entonces no comprendió el abismo social que tantos años de violencia habían creado entre el campo y la ciudad, y saboteó la política agraria, creyendo que una acción militar vigorosa era suficiente para pacificar el país (...) El Frente Nacional había terminado la lucha política entre liberales y conservadores, pero no con la contienda en el campo por la tierra—

    El análisis de Hernán Echavarría Olózaga, va más allá de las percepciones generales, porque concreta en la improrrogable reforma agraria, una propuesta de solución para un problema sentido, que afecta la organización social, política y económica del país.

    Para lograr la paz en los campos, y para desarticular la estratagema política del cartel de las Farc, que continúa el reclutamiento de campesinos inocentes, engañados con la compleja mixtura de la teoría marxista de la lucha de clases y la reforma agraria revolucionaria, Echavarría propuso realizar en Colombia una reforma agraria:

    —que impida que su clase dirigente continúe invirtiendo en tierras, en busca de utilidad patrimonial por valorización. Esto en sí, disminuiría la lucha entre campesinos sin tierra e inversionistas en busca de tierras para invertir en ellas, no para ponerlas a producir, sino con miras a beneficiarse con su eventual valorización—

    La aparición de las Farc en el escenario rural, agudizó el preexistente problema de las contiendas por la posesión de las tierras, y complementó de pretexto para que el Partido Comunista implementara la combinación de todas las formas de lucha en pos del poder político, por la vía armada.

    La aparición del narcotráfico en el país, agravó el problema, que luego viró en una situación de mayor complejidad con la conversión de las Farc en el tercer cartel de narcotraficantes, máxime que al decir de Hernán Echavarría Olózaga, la negligencia y el desconocimiento generalizado de esta impostergable solución, permanece enquistada como una constante fatal en la mentalidad de los dirigentes nacionales durante el siglo XX:

    —La clase dirigente colombiana siempre ha subestimado el problema agrario. Lo subestimó antes de 1946, cuando arreció la violencia que había existido desde los años veinte y treinta. Lo subestimó también durante el régimen militar de Rojas. Y, más grave aún, lo subestimó igualmente en 1958, cuando el restablecimiento de la democracia y del Frente Nacional, nos dieron una oportunidad para corregir este grave error—

    —Entonces la Comisión de Rehabilitación, creada por el gobierno de Lleras Camargo, hizo grandes esfuerzos para adelantar la reforma agraria a través de la Caja Agraria. Todo fue inútil, debido a la incomprensión y el saboteo de la política agraria del gobierno, provenientes de los

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