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Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)
Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)
Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)
Libro electrónico341 páginas5 horas

Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)

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El Cartel de las Farc Volumen III, Finanzas del narcoterrorismo comunista contra Colombia (2007-2017), es la continuación de los volúmenes anteriores I (1982-1996), y II (1997-2006). En conjunto, la obra es el acopio analítico de la cronología de la con-versión de las Farc, de guerrilla revolucionaria comunista en el mayor grupo de narcotraficantes colombianos.
La tesis argumentativa del volumen III (2007-2017) es la proyección geopolítica del narcotráfico, como componente premeditado de la etapa más política del Plan Estratégico de las Farc, con ocasión del pacto Farc-Santos, firmado al final de las imposiciones de los terroristas a los delegados del gobierno colombiano, en la mesa de conversaciones en La Habana-Cuba (2012-2016).
Esta tesis es sustentada con base en hechos, cifras, datos, testimonios y documentos irrefutables, que corroboran los asertos. Para complementar la tesis, la obra profundiza en detalle, cómo el narcotráfico se convirtió en el motor del Plan Estratégico de las Farc desde zonas alejadas y olvidadas por el gobierno central.
A partir del Plan Renacer y las conversaciones en Cuba, los terroristas “desmovilizados” pretenden continuar la lucha de clases mediante actividades político-revolucionarias de “organizaciones sociales” que gravitan alrededor del Plan Estratégico de las Farc.
Con base en estudios de la ONU, testimonios de terroristas desmovilizados, libros escritos por especialistas, crónicas periodísticas, estudios sociales de prestigiosas universidades y la experiencia militar y geopolítica del autor de la obra, al comparar los documentos programáticos de las Farc con este texto, se infiere que el pacto Farc-Santos no resolverá el problema del narcotráfico, ni conducirá al desarme total de las Farc, sino que prolongará el conflicto en el tiempo, con un futuro incierto para Colombia.
La ausencia de políticas de fronteras y de desarrollo integral en los antiguos “Territorios Nacionales”, así como el desconocimiento rampante del Plan Estratégico de las Farc y de que a pesar de toda la publicidad mediática dada por la ONU y por los facilitadores de las conversaciones en Cuba, confirman que las Farc no firmaron la paz sino la continuación político-estratégica del conflicto; que no entregaron todas las armas sino que guardaron las que quedan en poder de quienes constituirán los futuros comités de defensa de la revolución comunista, y, que no han renunciado al narcotráfico, sino que siguen inmersas en él, para financiar otras formas de lucha tendientes al deterioro de su “enemigo de clase”.
La desaforada inmersión de las Farc en el narcotráfico y las subsecuentes alianzas con sus antiguos adversarios de las AUC, ahora llamados Clan del Golfo, “gaitanistas”, urabeños, nueva generación, bandas criminales etc., presupone que cuando las Farc comiencen a desarrollar la estratagema política de apropiarse de extensas zonas como resultado del pacto Farc-Santos, se desatará una guerra a muerte entre delincuentes. Por esa razón tampoco entregaron todas las armas, ni renunciaron al jugoso negocio de la cadena productiva hasta comerciar ilícitamente la cocaína.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 mar 2020
ISBN9780463297100
Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)
Autor

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    Farc - Luis Alberto Villamarin Pulido

    Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)

    Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

    Ediciones LAVP

    www.luisvillamarin.com

    Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo.

    Parte III (2007-2017)

    © Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido, autor-editor

    Primera Edición

    © Ediciones LAVP

    Diseño y diagramación

    www.luisvillamarin.com

    Teléfono 908-242-6010

    New York -USA

    ISBN: 9780463297100

    Smashwords Inc

    Todos los derechos reservados. Sin autorización escrita del autor-editor no se puede reimprimir esta obra por ningún medio escrito, electrónico, de audio, de video, o reprográfico. Hecho del depósito de Ley en Colombia.

    Farc: Cartel de narcotráfico y terrorismo. Parte III (2007-2017)

    Introducción

    Hechos y claras sindicaciones

    Las Farc en las zonas cocaleras

    Narcotráfico motor del plan estratégico de Las Farc

    Narcotráfico en la mesa de conversaciones en Cuba

    Conclusiones

    Bibliografía

    Nota biográfica del autor

    Otras obras del autor

    Introducción

    El Cartel de las Farc Volumen III, Finanzas del narcoterrorismo comunista contra Colombia (2007-2017), es la continuación de los volúmenes anteriores I (1982-1996), y II (1997-2006). En conjunto, la obra es el acopio analítico de la cronología de la con-versión de las Farc, de guerrilla revolucionaria comunista en el mayor grupo de narcotraficantes colombianos.

    La tesis argumentativa del volumen III (2007-2017) es la proyección geopolítica del narcotráfico, como componente premeditado de la etapa más política del Plan Estratégico de las Farc, con ocasión del pacto Farc-Santos, firmado al final de las imposiciones de los terroristas a los delegados del gobierno colombiano, en la mesa de conversaciones en La Habana-Cuba (2012-2016).

    Esta tesis es sustentada con base en hechos, cifras, datos, testimonios y documentos irrefutables, que corroboran los asertos. Para complementar la tesis, la obra profundiza en detalle, cómo el narcotráfico se convirtió en el motor del Plan Estratégico de las Farc desde zonas alejadas y olvidadas por el gobierno central.

    A partir del Plan Renacer y las conversaciones en Cuba, los terroristas desmovilizados pretenden continuar la lucha de clases mediante actividades político-revolucionarias de organizaciones sociales que gravitan alrededor del Plan Estratégico de las Farc.

    Con base en estudios de la ONU, testimonios de terroristas desmovilizados, libros escritos por especialistas, crónicas periodísticas, estudios sociales de prestigiosas universidades y la experiencia militar y geopolítica del autor de la obra, al comparar los documentos programáticos de las Farc con este texto, se infiere que el pacto Farc-Santos no resolverá el problema del narcotráfico, ni conducirá al desarme total de las Farc, sino que prolongará el conflicto en el tiempo, con un futuro incierto para Colombia.

    La ausencia de políticas de fronteras y de desarrollo integral en los antiguos Territorios Nacionales, así como el desconocimiento rampante del Plan Estratégico de las Farc y de que a pesar de toda la publicidad mediática dada por la ONU y por los facilitadores de las conversaciones en Cuba, confirman que las Farc no firmaron la paz sino la continuación político-estratégica del conflicto; que no entregaron todas las armas sino que guardaron las que quedan en poder de quienes constituirán los futuros comités de defensa de la revolución comunista, y, que no han renunciado al narcotráfico, sino que siguen inmersas en él, para financiar otras formas de lucha tendientes al deterioro de su enemigo de clase.

    La desaforada inmersión de las Farc en el narcotráfico y las subsecuentes alianzas con sus antiguos adversarios de las AUC, ahora llamados Clan del Golfo, "gaitanistas", urabeños, nueva generación, bandas criminales etc., presupone que cuando las Farc comiencen a desarrollar la estratagema política de apropiarse de extensas zonas como resultado del pacto Farc-Santos, se desatará una guerra a muerte entre delincuentes. Por esa razón tampoco entregaron todas las armas, ni renunciaron al jugoso negocio de la cadena productiva hasta comerciar ilícitamente la cocaína.

    Históricamente, las Farc insisten en la necesidad estratégica de copar 30 ciudades, para dividir el país, balcanizarlo y avanzar desde el Hinterland (periferia) hasta el Heartland (corazón geopolítico).

    Dentro de ese esquema la intención de las Farc es balcanizar el litoral Pacífico con Cali como centro de gravedad; el nororiente del país en la frontera con Venezuela con Cúcuta como centro de gravedad; y la Colombia olvidada con las capitales de Arauca, Vichada, Vaupés, Guainía, Guaviare, Amazonas y Caquetá.

    No es un paso de un día para otro, porque el tiempo no corre para los comunistas armados y desarmados, y siempre habrá quien continúe el proyecto. Es una guerra revolucionaria metodológica, en la que el narcotráfico y la organización política de las bases desde la periferia hasta el centro de poder, debe ser continua, sistemática y armónica al combinar de todas las formas de lucha.

    A partir de 2008 creció el flujo constante de informes que señalan vínculos entre las Farc y los carteles de narcotraficantes mexicanos. Hay una conexión de vieja data entre el cartel de Sinaloa y la cuadrilla 48 de las Farc, que mueve grandes cantidades de base de coca y cocaína hacia Ecuador a través de la selva del departamento colombiano de Putumayo.

    Al mismo tiempo, organismos de inteligencia colombianos e internacionales, han rastreado a las cuadrillas 10, 16 y 33 de las Farc enviando cargamentos de cocaína hacia Venezuela. Por su parte, la cuadrilla 57 de las Farc, situada a ambos lados de la frontera de Colombia con Panamá, envía cocaína hacia Estados Unidos vía Centroamérica. En noviembre de 2012, la policía panameña se enfrentó con terroristas de las Farc. En el combate murió un delincuente a quien se incautaron varias bolsas llenas de cocaína.

    Igualmente, a lo largo del litoral Pacífico se registran numerosos casos de terroristas de las cuadrillas 29 y 30 de las Farc cargando con cocaína submarinos o semi-sumergibles, que salen con destino a México y Centroamérica.

    Otras pruebas sólidas demuestran que muchos cabecillas de las Farc tienen contactos comerciales con varias organizaciones narcotraficantes transnacionales, debido a que los terroristas colombianos tienen acceso tanto a la base de coca como a la cocaína. Estas conexiones representan ingresos de millones de dólares para las arcas de las Farc.

    Hechos y claras sindicaciones

    Presiones y preocupaciones de Estados Unidos

    En marzo de 2006, Alberto R. Gonzales, entonces Fiscal General de Estados Unidos anunció al mundo, que un jurado federal en Washington acusó a 50 cabecillas de las Farc, como responsables de dirigir un poderoso cartel de tráfico de cocaína que protege sus transacciones ilícitas por medio de asesinatos e intimidaciones generalizadas. De los 50 terroristas sindicados, en ese momento, tres estaban encarcelados en Colombia o en Estados Unidos.

    La acusación señalaba que las Farc están detrás del 50% del comercio mundial de cocaína y el 60% de la cocaína exportada a Estados Unidos, y que, con los recursos ilícitos financian una guerra terrorista con la intencionalidad de derrocar el sistema democrático colombiano.

    Según el fiscal estadounidense:

    ─Creemos que las Farc son responsables no sólo de fabricar y exportar cantidades devastadoras de cocaína, sino de hacer cumplir su régimen criminal con violencia─

    El fiscal Gonzáles no precisó qué harían los funcionarios estadounidenses para perseguir a los cabecillas individualmente, pero dijo que el Departamento de Estado ofrecería recompensas hasta de cinco millones de dólares, por información que condujera a las capturas de los siete capos del cartel de las Farc, es decir los cabecillas del Secretariado, entonces encabezados por Tirofijo.

    La acusación formulada por el jurado de una Corte Federal de Washington D.C., afirmó que los cabecillas de las Farc ordenaron a las estructuras guerrilleras asesinar a los erradicadores manuales contratados por el gobierno colombiano, además de secuestrar y/o asesinar a ciudadanos estadounidenses, que participen en la fumigación de los cultivos, con el calculado propósito de disuadir a los dirigentes políticos en Washington, para que no apoyen las campañas de fumigaciones contra los cultivos de coca.

    La realidad narcoterrorista de las Farc se refrendó porque con aportes financieros mixtos de Colombia y de Estados Unidos como parte del Plan Colombia, entre 2000 y 2006 fueron fumiga-das extensas plantaciones de coca y mediante sorpresivas operaciones militares aeroterrestres, fueron destruidos muchos laboratorios de procesamiento de cocaína.

    Por la dinámica geopolítica de la guerra de guerrillas y las características geográficas colombianas, las Farc continuaron controlando amplias franjas de territorio colombiano con la complicidad de los gobiernos marxistas en Ecuador y Venezuela, en cuyos territorios existen campamentos guerrilleros y estructuras clandestinas de tráfico de cocaína, que ratifican la condición de las Farc como narcoterroristas.

    Producto del narcoterrorismo comunista las Farc continuaron atacando civiles inermes. Un mes antes de la acusación del jurado en Washington D.C., integrantes de la cuadrilla Teófilo Forero de las Farc irrumpieron en una reunión del Concejo Municipal de Rivera-Huila y asesinaron a nueve concejales.

    Entre tanto, la acusación del jurado estadounidense contra los 50 cabecillas del llamado estado mayor de las Farc reafirmó argumentos de cómo el grupo narcoterrorista, pasó de extorsionar con impuestos revolucionarios a los agricultores que cultivaban plantas de coca, hasta operar pistas clandestinas y ayudar a construir una red internacional de distribución de cocaína.

    Así mismo, tal acusación detalló la violencia utilizada por el grupo narcoterrorista para imponer el dominio del narcotráfico. Ratificó que los cabecillas ordenaron el asesinato de los trabajadores agrícolas que no cumplían con las reglas terroríficas impuestas por las cuadrillas de las Farc, en algunos casos desmembrándolos o llenando sus cadáveres de piedras y arrojándolos a los ríos.

    A comienzos de marzo de 2017, el Departamento de Estado de Estados Unidos publicó el informe titulado International Narcotics Control Strategy Report Volume I, Drug and Chemical Control, en el cual puntualizó que desde la época de la administración Obama, la Casa Blanca reconoce algunos esfuerzos oficiales colombianos, pero duda de la buena fe de las Farc y de la capacidad del gobierno colombiano para erradicar el narcotráfico, fenómeno definido como la espina dorsal del terrorismo comunista en el país:

    ─Colombia es el principal productor mundial de cocaína, además de ser fuente de heroína y marihuana. Aunque el gobierno colombiano continúa contrarrestando la producción y tráfico de drogas ilícitas mediante operaciones de erradicación, interdicción aérea y actividades de represión, la producción de cocaína pura aumentó el 60% al pasar de 310 en 2014 a 495 toneladas métricas (TM) en 2015─

    ─Este incremento se atribuye al aumento en solo un año de cultivos de coca en Colombia, en comparación con más de una década. El gobierno de Estados Unidos estima que en 2015 las 159.000 hectáreas cultivadas con coca, equivalen a un aumento del 42% frente a 112.000 hectáreas en 2014, y a un aumento de casi 100% desde 2013─

    ─El gobierno colombiano informó haber incautado 421 TM de cocaína y base de cocaína en 2016, cifra equivalente a un incremento de 124 TM desde 2015. Durante 2016, el gobierno colombiano también eliminó gran cantidad de potenciales toneladas de cocaína, mediante erradicación manual de 17.642 hectáreas de coca, habida cuenta que Colombia suspendió la erradicación por fumigación aérea desde de 2015─

    ─De acuerdo con estadísticas de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), cerca del 90% de la cocaína incautada en territorio estadounidense en 2015 y sometida a análisis de laboratorio era de origen colombiano─

    ─Durante más de 50 años de conflicto contra las Farc, el gobierno colombiano ha anunciado esfuerzos para reducir los disturbios civiles, los conflictos armados, la producción y el tráfico de drogas y otras actividades ilegales que emanan de estas áreas─

    ─El 22 de septiembre de 2015 el gobierno de Colombia anunció una nueva estrategia para combatir la cocaína que reduce la erradicación forzosa de la coca y refuerza la interdicción; la operatividad de la policía rural; la persecución penal contra organizaciones criminales; controles para evitar el lavado de dinero; desarrollo alternativo; proyectos de infraestructura y desarrollo socio-económico; inversión social y protección de parques nacionales─

    ─El gobierno colombiano reconoce que el comercio ilícito de narcóticos que oxigena a la delincuencia organizada es la mayor amenaza para la paz en Colombia, por lo tanto, la nueva estrategia antinarcóticos constituye uno de los planes para la implementar el acuerdo final de paz con las Farc, firmado el 24 de noviembre de 2016─

    ─El gobierno de Estados Unidos calcula que el área del territorio colombiano dedicada al cultivo de coca en Colombia aumentó 42% frente a 2014, volviendo a los niveles de cultivo vistos por última vez en Colombia en 2007─

    ─El cultivo de coca aumentó más notablemente a 27.000 hectáreas en el departamento de Cauca, con un incremento del 116%; en el Departamento de Norte de Santander ascendió a 30.500 hectáreas, con aumento del 85%, y en el Departamento de Putumayo subió a 22.000 hectáreas, con un aumento del 76%─

    ─Norte de Santander se convirtió en el principal departamento de cultivo de coca en Colombia. Nariño y Antioquia aumentaron en menos de 25% cada uno, pero completan las cinco principales regiones de cultivo de coca en Colombia con 26.000 hectáreas y 13.500 hectáreas, respectivamente. Solamente Arauca experimentó reducción significativa en el cultivo de coca, al disminuir 77% de 590 a 130 hectáreas─

    ─Varios factores han contribuido al aumento del cultivo de coca en Colombia desde 2014. En primer lugar, los informes indican que las Farc instaron a los cocaleros a plantar más coca, motivados por la creencia de que habrá mayor inversión y subsidios del gobierno en regiones con mayor cantidad de cultivos de coca─

    ─En segundo lugar, el gobierno colombiano redujo las operaciones de erradicación en áreas controladas por las Farc, para minimizar el riesgo de conflicto armado, a medida que se negociaba un acuerdo final de paz─

    ─En tercer lugar, las tácticas de lucha contra la adicción empleadas por los cocaleros han reducido la eficacia de los esfuerzos de erradicación de la coca. Para combatir la erradicación manual, los cocaleros: (1) emplean técnicas de bloqueo para evitar que los erradicadores accedan a los cultivos; (2) colocan dispositivos explosivos improvisados (minas anti-persona) alrededor de las áreas de erradicación para matar, herir y desmoralizar los erradicadores y hacer que las operaciones de erradicación sean lentas; y, (3) Cultivan coca en áreas de difícil acceso incluyendo parques nacionales, resguardos indígenas y áreas remotas─

    Por último, el presupuesto de erradicación manual de Colombia ha disminuido en dos terceras partes desde 2008, lo que se tradujo en una reducción del 90% de la cantidad de erradicadores manuales en 2016, en comparación con los que operaban en 2008.

    En diciembre de 2016 la agencia anti-drogas de Estados Unidos, DEA, señaló a pesar de los acuerdos de desligarse con el narcotráfico firmados con el gobierno Santos, las Farc dominan las principales zonas de producción de coca en Colombia, en las etapas de cultivo, procesamiento y exportación de cocaína:

    ─Los miembros de las Farc son subvencionados mediante la aplicación de un ‘impuesto’ por cada kilogramo de cocaína producida o transportada a través de sus áreas de influencia, así como participando en sus propias actividades de tráfico─

    ─Los frentes de las Farc responsables de exportar toneladas de cocaína se encuentran en las regiones fronterizas con Panamá (Frente 57), Ecuador (Frente 48) y Venezuela (Frente 10). La Columna Móvil Daniel Aldana que opera de manera semiautónoma con otros frentes a lo largo de la frontera entre Colombia y Ecuador, se ha convertido también en los últimos años en uno de los grupos de las Farc más involucrados en el tráfico marítimo de cocaína desde la costa del Pacífico─

    ─Los máximos responsables del narcotráfico de las Farc son José Benito Cabrera Cuevas, alias Fabián Ramírez, jefe operativo del Bloque Sur; Milton Toncel Redondo, alias Joaquín Gómez, responsable del Bloque Sur y miembro del Secretariado; y Jaime Alberto Parra, alias Mauricio Jaramillo o El médico, jefe del Bloque Oriental─

    En mayo de 2017, se reunieron en Washington los mandatarios de Colombia y Estados Unidos, para tratar algunos temas de interés bilateral, incluidos, el problema del narcotráfico y la preocupación de la administración Trump, por las desmedidas concesiones de Santos a las Farc. Como la Casa Blanca no halló respuestas satisfactorias del gobierno colombiano, tres días después el pre-sidente Trump anunció que su país recortará 139,6 millones de dólares de ayuda a Colombia para combatir el narcotráfico durante el periodo fiscal de 2018, al pasar los aportes estadounidenses para el denominado Plan Colombia, de 391 a 251,4 millones de dólares.

    Una semana más tarde, el Departamento de Estado de Estados Unidos pidió el gobierno colombiano que reinicie la fumigación de cultivos de coca, pues la erradicación manual ha sido insuficiente, pero la administración Santos presionada por las Farc, so pena de suspender el pacto de paz, insistió en que la aspersión aérea sobre cultivos de coca produce daños al ecosistema.

    Sindicaciones de la revista Forbes a las Farc

    En pleno desarrollo de las conversaciones de paz de los delegados del gobierno Santos con los cabecillas de las Farc en Cuba, a mediados de noviembre de 2014, la Revista Forbes de Jerusalén publicó un artículo titulado The World’s 10 Richest Terrorist Organizations, mediante el cual denunció que para esa fecha las Farc eran la tercera organización terrorista más rica del mundo con un promedio de ingresos anuales superiores a setecientos millones de dólares, provenientes del narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro.

    Según Forbes en primer lugar está ISIS con dos mil millones de dólares, en segundo lugar Hamas con mil millones de dólares y en tercer lugar, las Farc con setecientos millones de dólares anua-les. De inmediato los cabecillas de las Farc negaron tal acusación y la calificaron como un acto de propaganda enemiga para desprestigiarlos, como lo confirmó Iván Márquez con tono desafiante:

    ─Hacemos responsables a los suprayanquis (sic) de la tal revista Forbes de lo que nos pueda ocurrir, recordamos que este es el pasquín por excelencia del más salvaje de los capitalismos y peor si es la edición del judaísmo, aliado de la masonería y los illuminati, en la macabra empresa de dominar el planeta, con el único fin instaurar la dictadura del gran capital. Consideramos de un nivel de irresponsabilidad supremo divulgar esa información desconociendo los graves riesgos de seguridad que se corren en Colombia─

    Sindicaciones de la revista The Economist a las Farc

    Pero si las revelaciones de la revista Forbes publicadas en noviembre de 2014, desataron polvareda mediática e incrementa-ron dudas razonables acerca de la doble moral negociadora de las Farc con el gobierno Santos en Cuba, el puntillazo lo dio la revista británica The Economist en abril de 2016, al publicar apartes de un informe de la Unidad de Investigación de Activos Financieros del Ministerio de Hacienda colombiano, entregado por el director de ese organismo Luis Edmundo Suárez, a un periodista europeo.

    Con anticipación, el presidente Santos se enteró de que la revista británica iba a publicar las reveladoras cifras. Para evitar que al conocerse esas cifras las Farc le dijeran que se levantarían de la mesa en Cuba, y por ende se le empantanaría el ansiado Premio Nobel de Paz, el laxo mandatario se anticipó a declarar ante los medios, después de un consejo de seguridad en Antioquia:

    ─Si encontramos que las Farc tienen plata (sic) ─y yo creo que sí tienen plata (sic), deben tener alguna escondida─, pues si se la encontramos se la incautamos─

    Cuando la revista publicó las cifras y cuestionó que mientras el gobierno y las Farc anunciaban estar próximos a firmar un pacto de paz, no se mencionaba la inmensa fortuna ilícita de las Farc y citó cifras contundentes que demostraban su aseveración. De inmediato Santos retiró del cargo al director de la UIAF Luis Edmundo Suárez, y se mantuvo en la tesis que el gobierno desconocía las cifras de la riqueza acumulada por los narcoterroristas.

    El problema comenzó porque el estudio técnico elaborado por la UIAF bajo la supervisión de Luis Edmundo Suárez calculó parte del botín de las Farc en más de 10.500 millones de dólares hasta 2012, con la sospecha razonable, que un porcentaje de ese dinero debe estar escondido en Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Panamá.

    Por esa razón, agentes anti-lavado de dinero de las empresas colombianas, temen que parte o todo ese dinero regrese al país después de la firma del acuerdo final. Otra parte de la riqueza de las Farc, podría estar invertida dentro de Colombia, en empresas de transporte, propiedades urbanas y rurales y mercado de valores.

    The Economist cuestionó con severidad como algo inaudito, que durante la discusión en Cuba del punto de víctimas, las Farc no hubieran puesto a disposición del gobierno colombiano, todos sus bienes para que fueran utilizados en el proceso de reparación.

    Pero más reprochable aún, que no se dejó constancia en el pacto final, de cuál será la contribución material que harán las Farc, para reparar los daños causados a las víctimas del narcoterrorismo comunista contra Colombia. Pero, las Farc aseguran que no tienen dinero y se presentan como insolventes con la reiterada declaración de Iván Márquez ante los medios de comunicación:

    ─Las Farc no tienen dinero. En la discusión se dice que tenemos cuentas bancarias, que tenemos mucho dinero en paraísos fiscales, ¿qué les hemos dicho nosotros al gobierno colombiano o a los plenipotenciarios del gobierno en la mesa de conversaciones?:

    ─Todas las cuentas bancarias de las Farc en esos paraísos fiscales pueden tomarlas y ponerlas en el fondo de reparación, todas. Pero es que nosotros no tenemos. Sencillamente, producto de una campaña mediática se piensa que las Farc tienen mucho, mucho dinero, y que tienen depósitos de dinero y eso no es así─

    Las sindicaciones de la revista The Economist a las Farc surgieron del ‘Informe Ejecutivo Resultados de la Evaluación Nacional de Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo Colombia 2013’ elaborado por la UIAF, que incluyó como principal amenaza frente al Lavado de Activos el valor estimado de los activos y montos financieros que se consideraba en poder de las organizaciones criminales y grupos terroristas, podrían representar el 5,4% del PIB de 2012.

    El monto del lavado de activos por parte de los terroristas colombianos, corresponde a una suma acumulada de 36 billones de pesos colombianos equivalentes a 20 mil millones de dólares de 2012, cuando la tasa de cambio del dólar era de 1800 pesos colombianos. De esta suma, la mitad es decir 18 billones de pesos colombianos, es el monto de la riqueza acumulada del cartel de las Farc.

    Dicha cifra también fue compartida en mesas de trabajo con otras instituciones estatales e internacionales de lucha contra el lavado de activos, tales como la Superintendencia Financiera y el Ministerio de Justicia, la DEA, la Unidad de Integridad del Mercado Financiero del Banco Mundial, oficiales de cumplimiento y supervisores de sectores que reportan información al respecto, así como representantes de gremios e instituciones con competencias y funciones dentro de la evaluación de los flujos monetarios derivados del lavado de activos en Colombia, por parte del narcoterrorismo comunista.

    El primer ejercicio de evaluación internacional del lavado de activos por parte de grupos narcoterroristas en Colombia fue realizado en 2013, bajo coordinación de la UIAF. No obstante, es importante resaltar que desde 2002, la UIAF viene desarrollando seguimientos rigurosos a los bienes de las guerrillas comunistas y otros grupos delincuenciales, en la medida que las autoridades judiciales, policiales o militares incautan documentos o dispositivos electrónicos con información relativa a este fenómeno.

    Por ejemplo, en 2003 la UIAF bajo la dirección de Alberto Lozano presentó el primer balance de las sumas de dinero que en esa época invertían las Farc para financiar actividades de sus estructuras narcoterroristas. Según la UIAF, a comienzos del siglo XXI los dividendos de las Farc ascendían a 23.000 millones de pesos anuales por participar en eslabones de la cadena del narcotráfico, tales como cobro por la seguridad de cultivos, impuesto a laboratorios de producción y cobro del impuesto de gramaje.

    Pero, aparte de los dineros percibidos por el grupo terrorista en la cadena del narcotráfico, existían otros ingresos derivados de este delito. En 2003, las Farc controlaban 57 pistas aéreas, muchas de las cuales tienen una longitud de hasta (sic) 2.000 metros y entre 20 y 60 metros de ancho... el número es alto si se comparara con los 73 aeropuertos que operan en todo el país, concluía el referido informe.

    Según los datos recolectados en el estudio de la UIAF dirigido por Alberto Lozano, durante 2003 en las 57 pistas de propiedad de las Farc se efectuaron 1.077 vuelos internacionales. La cuota extorsiva que las Farc cobraban en 2003 por permitir a los narcos utilizar esas pistas oscilaba entre 9 y 11 millones de pesos por vuelo, lo que representó ganancias aproximadas de 7.000 millones de pesos. En 2017, la cifra pudo aumentar a 16 millones de pesos por vuelo, que representarían ingresos totales por 20.000 millones.

    El estudio elaborado por la UIAF en 2003 aclaró que el 70% de la comercialización y exportación directa de drogas ilícitas que vincula a las Farc, estaba en manos de narcotraficantes, quienes se encargaban de exportarla y distribuirla en el exterior mediante redes internacionales.

    En 2003, las Farc comercializaban el 30% de la cocaína producida en Colombia, pero con el paso de los años y con la complicidad de los gobiernos izquierdistas de Chávez-Maduro en Venezuela, de Correa en Ecuador, de Daniel Ortega en Nicaragua y de Evo Morales en Bolivia, las Farc expandieron su propio negocio, e incrementaron los promedios de comercialización de cocaína en el exterior.

    En 2003, el 30% de participación en la comercialización reportaba a las Farc ingresos anuales por 7.154 millones de pesos. Así, según el informe de UIAF la suma de los ingresos totales percibidos por las Farc en 2003, por actuar en todos los eslabones del narcotráfico, ascendió a 37.000 millones de pesos. Sin embargo, siete años después se demostró con los computadores incautados a varios cabecillas abatidos, que las cifras eran superiores a estas.

    Aparte de los dividendos derivados del narcotráfico, otra fuente de ingresos de las Farc, según la investigación de

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