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Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc
Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc
Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc
Libro electrónico314 páginas4 horas

Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc

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La Operación Jaque realizada el 2 de julio de 2008, cuyo desenlace final fue el rescate sanos y salvos de 15 secuestrados, que venían siendo torturados desde hacía varios años, por la primera cuadrilla de las Farc, pasará a la historia como el punto de quiebre a favor del Estado colombiano, del prolongado conflicto armado, que asedia al país, a partir del momento en que el Partido Comunista inició la agresión contra la institucionalidad en las décadas de 1950 y 1960, con la obsesiva idea de tomar el poder e implantar una dictadura marxista-leninista, enmascarada con el argumento de las luchas por las reivindicaciones populares y los supuestos cambios sociales.
La Operación Jaque fue un demoledor golpe táctico de orden sicológico, con profundas connotaciones estratégicas contra las Farc, puesto que desde 2008 cambió el curso de la guerra contra el narcoterrorismo comunista contra Colombia, ahondó diferencias internas en la organización terrorista, y dejó sin aliento a Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), los izquierdistas recalcitrantes del Foro de Sao Paulo y otros izquierdistas complotados contra Colombia.
La noticia de la espectacular liberación de los secuestrados se esparció como pólvora. Los medios de comunicación de todo el planeta registraron el hecho con inusitado despliegue periodístico. Igual que cuatro meses antes con la muerte de Raúl Reyes, el gobierno colombiano y las Fuerzas Militares fueron el centro de atención de la opinión pública nacional e internacional.
Hastiada de la violencia terrorista, la población colombiana expresó de diferentes maneras genuino alborozo, porque el Ejército Nacional propinó el impensable golpe a las Farc y su Plan Estratégico, y de paso, el Estado logró la más importante victoria política en la historia de la guerra contra el narcoterrorismo comunista.
A partir de ese día, cambió la dinámica del conflicto armado en el país y las Farc terminaron de enterrar su obsesivo proyecto político combinado de terrorismo con propaganda comunista.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 feb 2020
ISBN9780463307649
Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc
Autor

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    Operación Jaque Golpe maestro al plan estratégico de las Farc - Luis Alberto Villamarin Pulido

    Operación Jaque

    Golpe maestro al plan estratégico de las Farc

    Coronel

    Luis Alberto Villamarín Pulido

    Ediciones Luis Villamarín P.

    www.luisvillamarin.com

    Operación Jaque

    Golpe maestro al plan estratégico de las Farc

    © Luis Alberto Villamarín Pulido

    © Ediciones Luis Alberto Villamarín Pulido

    Bogotá D.C. Colombia

    Historia del Conflicto armado en Colombia No. 4

    www.luisvillamarin.com

    Email: Lualvipu@latinmail.com, villamarinluis@yahoo.es

    Lualvipu@gmail.com, info@luisvillamarin.com

    Diagramación e Impresión:

    © Ediciones Luis Alberto Villamarín Pulido

    Celular 9082624010

    New York City

    www.luisvillamarin.com

    Primera Edición: 10.000 ejemplares.

    Julio de 2009

    Actualización electrónica marzo de 2020

    ISBN: 9780463307649

    Smashwords Inc.

    Sin autorización escrita del autor, no se podrá reproducir este libro ni parcial ni totalmente, ni en ninguna de las formas impresas o electrónicas. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley en Colombia.

    Dedicatoria y reconocimientos:

    En especial reconocimiento al heroísmo, audacia, valor, serenidad e ingenio de los miembros de inteligencia militar del Ejército colombiano, que planearon y ejecutaron, la más sorpresiva y brillante operación de rescate de secuestrados, que tenga referente la historia militar continental.

    El Autor

    Operación Jaque: Golpe maestro al plan estratégico de las Farc

    Dedicatoria y reconocimientos

    Nota introductoria del autor

    Secuestro, eje de gravedad del Plan Estratégico de las Farc

    Estrategia de Seguridad Democrática contra el secuestro

    Estratagema y Farsa del acuerdo humanitario

    Preludio de la Operación Jaque

    Regreso de 15 secuestrados a la libertad

    Bibliografía

    Otras obras del autor

    Biografía del autor

    Nota introductoria del autor

    La Operación Jaque realizada el 2 de julio de 2008, cuyo desenlace final fue el rescate sanos y salvos de 15 secuestrados, que venían siendo torturados desde hacía varios años, por la primera cuadrilla de las Farc, pasará a la historia como el punto de quiebre a favor del Estado colombiano, del prolongado conflicto armado, que asedia al país, a partir del momento en que el Partido Comunista inició la agresión contra la institucionalidad en las décadas de 1950 y 1960, con la obsesiva idea de tomar el poder e implantar una dictadura marxista-leninista, enmascarada con el argumento de las luchas por las reivindicaciones populares y los supuestos cambios sociales.

    Los historiadores e investigadores de las Ciencias Sociales o Políticas, que en el futuro pretendan compendiar la realidad de la guerra de Colombia contra el narcoterrorismo comunista ocurrida a partir de 1949, hallarán en esta cinematográfica incursión desarmada sobre una guarida de las Farc, un suceso similar a la célebre y formidable acción del Caballo de Troya en la Antigua Grecia.

    Jaque fue una operación militar perfecta, realizada con igual o quizás superior nivel de precisión y calidad, que el rescate de 103 secuestrados en el aeropuerto de Entebbe, efectuado en 1976 por el Ejército israelí en Uganda contra células de la OLP; o el asalto nazi ordenado en 1943 por Adolfo Hitler al Gran Sasso, para liberar a Benito Mussolini; o la sorpresiva Operación Chavín de Huantar, efectuada en 1997 para liberar a unos diplomáticos secuestrados por el movimiento terrorista Túpac Amaru (Mrta) en la embajada de Japón en Lima.

    En el caso de la Operación Jaque, sin usar armas, sin disparar un solo cartucho, sin emplear la fuerza letal, un grupo de especialistas de inteligencia militar del Ejército colombiano, entrenados en técnicas avanzadas de infiltración y maniobras especializadas de engaños tácticos y estratégicos al adversario en el campo de combate en ambientes de guerra revolucionaria, rescataron a un importante número de rehenes, cuyas liberaciones eran manipuladas por las Farc y sus cómplices nacionales e internacionales, en aras de lograr el estatus de beligerancia para el grupo terrorista, y a partir de allí avanzar en los pasos previstos en su plan estratégico para la toma del poder, por medio de la combinación de todas las formas de lucha.

    La Operación Jaque fue un demoledor golpe táctico de orden sicológico, con profundas connotaciones estratégicas contra las Farc, puesto que desde 2008 cambió el curso de la guerra contra el narcoterrorismo comunista contra Colombia, ahondó diferencias internas en la organización terrorista, y dejó sin aliento a Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), los izquierdistas recalcitrantes del Foro de Sao Paulo y otros izquierdistas complotados contra Colombia.

    La noticia de la espectacular liberación de los secuestrados se esparció como pólvora. Los medios de comunicación de todo el planeta registraron el hecho con inusitado despliegue periodístico. Igual que cuatro meses antes con la muerte de Raúl Reyes, el gobierno colombiano y las Fuerzas Militares fueron el centro de atención de la opinión pública nacional e internacional.

    Hastiada de la violencia terrorista, la población colombiana expresó de diferentes maneras genuino alborozo, porque el Ejército Nacional propinó el impensable golpe a las Farc y su Plan Estratégico, y de paso, el Estado logró la más importante victoria política en la historia de la guerra contra el narcoterrorismo comunista.

    A partir de ese día, cambió la dinámica del conflicto armado en el país y las Farc terminaron de enterrar su obsesivo proyecto político combinado de terrorismo con propaganda comunista.

    Capítulo I

    Secuestros, eje de gravedad del Plan Estratégico de las Farc

    Primeros secuestros cometidos por las Farc

    En 1965, el ganadero huilense Oliverio Lara y el industrial vallecaucano Harold Eder, se convirtieron en las primeras víctimas de secuestro extorsivo y posterior asesinato a manos de las Farc. Pero como es la usanza propagandística marxista-leninista, Tirofijo y los corifeos del Partido Comunista Colombiano, negaron hasta la saciedad ser los responsables de esos crímenes.

    Por clara irresponsabilidad táctica del oficial de operaciones del batallón de infantería N° 21 Vargas, quince años más tarde, en agosto de 1980 en Puerto Crevaux-Meta, dos suboficiales y once soldados orgánicos de esa unidad táctica, fueron los primeros militares secuestrados en forma masiva por las Farc.

    Previo reportaje periodístico propagandístico de los comunistas armados y desarmados, que luego fue publicado como primicia exclusiva por el semanario Voz Proletaria, Jacobo Arenas dispuso la liberación de los 13 uniformados, tras dictarles varias charlas de adoctrinamiento ideológico, enfocadas en resaltar las letras EP (ejército del pueblo) añadidas a la sigla Farc, durante la sexta conferencia guerrillera en 1978, con el fin de proyectar el estatus de beligerancia.

    Iniciada la estratagema de engaño de las insulsas conversaciones de paz con el laxo presidente Belisario Betancourt (1982-1986), en aras de difundir la falsa imagen del cumplimiento al cese bilateral del fuego, Jacobo Arenas ordenó a las cuadrillas de las Farc que de manera simultánea con el impuesto de gramaje a los narcos, incrementaran los secuestros extorsivos para acumular recursos financieros, pero que responsabilizaran a otros grupos delictivos.

    En complemento a la orientación del camarada Jacobo a las estructuras farianas, Tirofijo mintió ante los medios de comunicación, al asegurar que los secuestros atribuidos a las Farc en esa época (1984-1985), eran obra de los organismos de seguridad del Estado, de los paramilitares, y de algunos desertores de las Farc que delinquían a nombre de ellos.

    Ante la insistencia de los periodistas, que por ejemplo el médico payanés Álvaro Mosquera Chaux, fue secuestrado en el Cauca por la octava cuadrilla de las Farc, hecho ene l que participaron Carlos Antonio Lozada y Rodrigo Granda, por cuya liberación su familia pagó una gruesa suma de dinero, Tirofijo contestó:

    —Eso fueron desertores de las Farc que orientados por el ejército oficial utilizan nuestro nombre para desprestigiarnos. No quiero ser delator, pero le puedo averiguar y decir los nombres de quienes cometieron esos hechos—

    Por razones obvias, Tirofijo nunca suministró los nombres de los supuestos secuestradores, pues en realidad, encubría a sus compinches y cumplía a la letra el mandamiento leninista de convertir las mentiras en verdades, a fuerza de repetirlas.

    A finales de la década de 1980, las Farc incrementaron los secuestros de militares y policías, con el fin de presionar la ocurrencia de diálogos regionales con el gobierno nacional, audaz propuesta que en el fondo pretendía "dividir para reinar" quitar la capacidad decisoria del gobierno central y buscar el reconocimiento del estatus político de los terroristas, con el fin de avanzar integralmente desde la provincia hacia el gobierno central, como lo estipulan los manuales soviéticos de guerra revolucionaria comunista.

    Uno de estos secuestros ocurrió en San Carlos-Antioquia el 24 de diciembre de 1990, cuando a nombre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, un grupo combinado de la novena cuadrilla de las Farc, el Frente Carlos Buitrago del Eln y la pandilla Elkin González del Epl, asaltaron el poblado y secuestraron a varios agentes de policía. Varias semanas después, los policías fueron liberados, previo despliegue mediático consentido por la gobernación de Antioquia y uno de los párrocos del municipio que cohonestó con el asalto y se unió al grupo de secuestrados, con la disculpa que era garante de la vida de los uniformados.

    Este tipo de secuestros fueron paralelos con la inmersión de las Farc en el tráfico de cocaína, el asentamiento de delegaciones farianas en el exterior encargadas de hacer diplomacia paralela y guerra política contra el Estado colombiano, así como las acciones masivas de bloques de frentes, con estructuras terroristas, que actuaban como fuerzas de infantería ligera, con alta capacidad de concentración para atacar con armas convencionales y no convencionales, y fácil dispersión inmediata.

    Igual que ha sucedido a lo largo de la historia del país y en este caso específico, en todas las etapas del desarrollo del Plan Estratégico de las Farc contra Colombia, en ese momento histórico hubo oportunistas ansiosos de protagonismo personal, sin importar el daño que pudiera significar para el destino nacional, el hecho de hacer el juego a los terroristas.

    Uno de estos personajes, fue el entonces presidente del senado Carlos Espinosa Faciolince, quien producto de actuación como gestor de paz designado por el gobierno central, durante los fracasados diálogos del gobierno Gaviria con la Coordinadora Nacional Guerrillera en Tlaxcala-México, conversó a puerta cerrada con los terroristas, una idea que además de populista era un exabrupto, de la cual no tuvo reparo en hacer publicidad en diversos escenarios, desde septiembre de 1991 hasta comienzos de 1993.

    Carlos Espinosa Faciolince causó una tormenta periodística y política, cuando afirmó ante cámaras y micrófonos, que en reunión de parlamentarios de la Costa Atlántica, acordó que si el gobierno nacional no confería total autonomía a los departamentos de la Región Atlántica para el manejo descentralizado de sus recursos, dicha bancada proclamaría la República Independiente de la Costa Atlántica, y que inclusive, ya tenían militares oriundos de esa región, listos para comandar las fuerzas armadas regionales.

    Ansiosas de cristalizar la propuesta de los diálogos regionales muy apropiada para la demagogia de Espinosa Facio Lince, y desde luego conveniente para los terroristas, las Farc que en ese momento tenían a más de 30 militares secuestrados en diferentes lugares del país, hicieron un montaje publicitario para entregar en Pasca-Cundinamarca al controvertido senador Espinosa Faciolince, a dos suboficiales del Ejército secuestrados por alias Marco Aurelio Buendía, en la zona del Páramo de Sumapaz, cuando viajaban de civil en bus intermunicipal de la Flota Cootransfusa.

    Al término del acto propagandístico por Frac, Carlos Espinosa Faciolince resaltó su vocación de "pacifista", e insistió en el planteamiento de independizar a la Costa Atlántica, pero ni obtuvo el eco esperado, ni el exabrupto prosperó. En consecuencia, la integridad territorial siguió intacta y con el paso de los días, la macondiana sugerencia del desubicado senador quedó en el olvido.

    Conscientes de las ganancias políticas derivadas de la ambición egocentrista de muchos dirigentes políticos como Faciolince, ansiosos de participar en liberaciones cargadas de oportunismo mediático, el Secretariado de las Farc, dispuso como curso de acción inmediato, el secuestro de militares y policías que viajaran vestidos de civil en vehículos particulares o transporte público, o, que fueran "copados" en acciones de combate.

    Producto de esta nueva metodología terrorista, en un retén ilegal ordenado por Simón Trinidad y Solis Almeida de la cuadrilla 19 de las Farc, sobre la troncal hacia la Costa Atlántica, cerca de Curumaní-Cesar, fueron secuestrados los tenientes de la Armada Nacional Álvaro Morris y William Alvarado Saavedra, quienes se encontraban en vacaciones y viajaban a bordo de un vehículo particular, en la ruta Bogotá-Cartagena.

    Los padecimientos, torturas y vejaciones de los dos oficiales navales, quedaron al descubierto cuando fue liberado Alvarado, quien relató las circunstancias en que los terroristas asesinaron a Morris, en el momento que pretendía escapar del cautiverio y las humillaciones a las que los sometió Simón Trinidad, quien se ufanaba de haber sido cadete de la Escuela Naval Almirante Padilla, haber estudiado en universidad de Estados Unidos, ser familiar de terratenientes del departamento del Cesar y haber gerenciado una sucursal del banco del Comercio en su natal Valledupar.

    A pesar de los riesgos que corría contra su vida y de las advertencias de todas las autoridades, Gloria Villamarín la joven viuda de Morris, viajó sola hasta la Serranía del Perijá y obligó a los secuestradores, que entregaran los despojos mortales de su esposo, para luego darles sepultura cristiana en Bogotá. Sin sonrojarse por el crimen cometido y la crueldad con que trataron a los dos oficiales secuestrados, Simón Trinidad se atrevió a decir a la adolorida esposa de Morris, que se uniera al grupo narcoterrorista.

    Enfoque político y estratégico a los secuestros

    El Plan Estratégico de las Farc, diseñado como una metódica e inalterable hoja de ruta para la toma del poder político, mediante la combinación de todas las formas de lucha, revisado y actualizado durante la Octava Conferencia guerrillera en 1993— cuando estaba en furor el secuestro fuera de combate de militares y policías— determinó las líneas de acción política, armada y financiera del grupo terrorista.

    Por normas doctrinarias inherentes a la disciplina de partido marxista-leninista, el componente político implica el 70% del quehacer fariano y el 30% en la búsqueda de recursos o las acciones armadas. Por ende, el trabajo político-organizativo requiere permanente agitación y propaganda dentro y fuera del país, actividad que los comunistas armados y desarmados desarrollan con persistencia sobre objetivos concretos.

    Durante las décadas de 1980 y 1990, las Farc persistieron en la propuesta de hacer diálogos regionales, reforzados con la creciente presencia de estructuras terroristas en los corazones geopolíticos del país, el incremento de los secuestros extorsivos, el anillamiento de frentes guerrilleros sobre la cordillera oriental, los asaltos a muchos municipios desprotegidos, las limitaciones de movilidad operacional de las Fuerzas Militares, y de remate, la débil autoridad de los gobiernos Betancur, Barco, Gaviria, Samper y Pastrana, que durante 20 años consecutivos fueron laxos con las Farc e irresponsables en asuntos de defensa nacional frente a los colombianos que los eligieron.

    Desde entonces, la línea política-propagandística de las Farc ha pretendido con vehemencia, deslegitimar al Estado colombiano, quitar el rótulo de terroristas tanto a los integrantes de las Farc como a sus acciones; tergiversar la realidad de los hechos y ganar espacio político en cada sus actividad que realizan, en particular las calculadas liberaciones de los secuestrados, en aras de lograr el estatus de beligerancia, que garantice a las Farc, reconocimiento y apoyo de todos los órdenes, por parte de gobiernos confabulados con su ideología totalitaria.

    El primer episodio de gran magnitud, dentro de la manipulación propagandística de la liberación de secuestrados, ocurrió en junio de 1997 en Cartagena del Chairá en del departamento del Caquetá, mediante el espectáculo mediático consentido por el gobierno de Ernesto Samper, al desmilitarizar 13.000 kilómetros cuadrados, para que los terroristas entregaran a la Cruz Roja Internacional, a 60 miembros del Ejército Nacional secuestrados tras el sangriento asalto a la base de Las Delicias en el Putumayo el 31 de agosto de 1996, y a diez infantes de marina plagiados en el departamento Chocó a comienzos de 1997.

    El bochornoso acto alcanzó dimensiones insospechadas, debido al escaso espacio de maniobra política nacional e internacional, que tenía el desprestigiado presidente Ernesto Samper Pizano, acorralado porque su campaña electoral recibió seis millones de dólares, provenientes del cartel de Cali que era socio del narcotráfico con las Farc, y fuera de eso, soportar la vergüenza pública de perder la visa para entrar a Estados Unidos por ese motivo; circunstancias que aprovecharon sus adversarios políticos para asediarlo e impedirle que intentara gobernar.

    Hechas la autocrítica y la valoración teórica, para los terroristas, resultó exitosa la primera liberación en Cartagena del Chairá de militares secuestrados con mediación internacional y espectáculo mediático incluidos.

    Ante los evidentes logros publicitarios con este tipo de acciones propagandísticas consentidas por los gobernantes de turno, en forma paulatina el Secretariado de las Farc dejó a un lado la estratagema de los diálogos regionales, que siempre fueron rechazados por los colombianos, dada su improcedencia, pero incorporó dentro del Plan Estratégico, dos líneas de manipulación del secuestro como arma de guerra revolucionaria.

    Primera: presionar al Congreso de la República, para que aprobara una Ley de Canje Permanente. La idea básica era secuestrar soldados y policías fuera de combate, o tras arrasadoras incursiones armadas contra unidades indisciplinadas o con reducidas posibilidades de recibir apoyo táctico, para luego canjearlos por terroristas encarcelados.

    El objetivo de esta línea de conducta proyectada a mediano y largo plazos, busca el reconocimiento internacional del estatus de beligerancia, algo que también podría surgir de los diálogos regionales, pero con mayor demora.

    Segunda: Difundir la auto denominación de Estado paralelo, que emite disposiciones legítimas para financiar el aparato terrorista, materializada en la expedición de la "Ley 002", mediante la cual justifican el secuestro extorsivo como una acción revolucionaria válida, con el argumento que si los ricos pagan impuestos al Estado colombiano para financiar a las Fuerzas Militares, también deben pagar tributos al ejercito del pueblo.

    La audaz mixtura delictiva pretende enmascarar el proyecto estratégico de la izquierda recalcitrante, ansiosa de imponer una dictadura comunista en Colombia; legalizar el intercambio de militares secuestrados en cualquier circunstancia, por terroristas presos en las cárceles; legitimar el secuestro extorsivo denominado retención económica y cambiar el nombre de secuestrados por el de prisioneros de guerra.

    En síntesis, con el nuevo enfoque de los secuestros, las Farc dejaron atrás la idea de los diálogos regionales, e intuyeron la posibilidad de enmarcar la Ley de Canje dentro de propagandísticos acuerdos humanitarios tendientes a la legitimación internacional.

    Con el consuetudinario cinismo comunista, Rodrigo Granda describió las justificaciones de las Farc para cada uno de los tipos de secuestros, como si las Farc fueran un estado vigente y paralelo dentro del Estado colombiano:

    —Esta ley (002) fue sacada (sic) por las Farc cuando estábamos en San Vicente del Caguán y por ella, quienes posean unas utilidades superiores al millón de dólares, sean personas naturales o jurídicas, empresas nacionales o extranjeras, tienen obligatoriamente que pagar un impuesto del 10% para la paz de Colombia—

    —¿Qué ocurre si en los Estados Unidos se viola la ley impositiva o en Europa? Allá, quien desfalque al fisco o no cumpla las cuestiones fiscales, sencillamente se le mete a la cárcel—

    —Somos el germen de un nuevo Estado. Hemos legislado en esta materia que si una persona, o una empresa que sabemos que tienen utilidades superiores al millón de dólares, se le reconviene para que cancele ese dinero a las Farc. Si no lo hace, indudablemente puede ser retenida y llevada a nuestras cárceles del pueblo—

    —Nosotros no hablamos de secuestro, hablamos de retenciones de carácter económico de acuerdo a nuestra ley vigente 002, porque además son el Estado colombiano y son los ricos, los detentadores del poder quienes impusieron la guerra contra el pueblo y las masas. Nuestro pueblo no tiene dinero y la guerra que nos impusieron la tienen que pagar ellos. Son ellos los que tienen la plata… Entonces, nosotros hacemos la ley 002 para que se pague ese impuesto para la paz en Colombia—

    —Las Farc no tiene (sic) estructuras carcelarias determinadas. Por ende las tenemos en la alta montaña. Entonces allí llevamos a la gente. Cancela su impuesto y recobra su libertad. Por eso nosotros no hablamos de secuestro—

    —Ahora, en la confrontación propiamente militar se producen prisioneros de ambas partes. La mayor cantidad de prisioneros que tiene (sic) las Farc, son prisioneros de guerra. Han caído en las ciudades, son (sic) la gente que salen (sic) a cumplir alguna tarea como correos de la organización, o gente que sale enferma y que es retenida en las alcabalas (sic) del Ejército o que, de una u otra manera, son señalados por los sapos, como decimos en Colombia, que les acusan de pertenecer a nuestra organización guerrillera—

    —Entonces, nosotros consideramos que todos estos son prisioneros de guerra. Igualmente, nosotros en combate les capturamos policías, soldados, oficiales, suboficiales, agentes del DAS, agentes de la inteligencia, caídos en operaciones de carácter militar—

    —Mientras exista la guerra en Colombia es una necesidad para los ejércitos, para el gobierno colombiano y para la organización guerrillera, las Farc, hacer este intercambio humanitario—

    Por su parte Raúl Reyes, conocido por los abuso sexuales contra las niñas guerrilleras y la frialdad con que ordenaba secuestrar o asesinar "enemigos de clase" agregó:

    Para nosotros en ningún caso hay secuestro, porque se trata del resultado de una confrontación del pueblo en armas, las guerrillas revolucionarias en Colombia, y un Estado que tiene una ramificación en los tres poderes, Ejecutivo, Judicial y Legislativo—

    Los soldados en nuestro poder son prisioneros de guerra y el resto prisioneros políticos. En el grupo que nosotros denominamos canjeables, está Ingrid Betancourt, una candidata a la presidencia y antes senadora, pero del sistema que combatimos. Por eso no es una secuestrada

    Masivos secuestros de militares y policías

    Tras analizar y evaluar la experiencia acumulada en el asalto a la base de las Delicias, los bloques Sur y Oriental de las Farc realizaron más ataques masivos y arrasadores contra unidades militares y cuarteles de policía, con el fin de concretar réditos políticos, propagandísticos y publicitarios, enfocados en aprovechar la débil autoridad del presidente Ernesto Samper y la poca credibilidad de su gobierno en el hemisferio.

    El 21 de diciembre de 1997, integrantes del Bloque Sur de las Farc dirigidos por Joaquín Gómez, arrasaron la base militar donde operaba la repetidora de comunicaciones del batallón Boyacá, ubicada en el Cerro Patascoy en el departamento de Nariño. Al final de la cruenta incursión armada, cayeron en poder de los asaltantes los cabos Pablo Emilio Moncayo y José Libio Martínez, junto con nueve soldados regulares que prestaban servicio militar obligatorio, hijos de humildes campesinos nariñenses.

    Casi cuatro meses después del asalto a Patascoy, el 3 de marzo de 1998, producto de la indisciplina y la falta de medidas tácticas de prevención y seguridad del batallón de contraguerrillas N° 53 de la Brigada Móvil 3, comandado por un oficial inepto quien estaba en observación para ser llamado a calificar servicios por incapacidad técnica profesional, fueron secuestrados en El Billar-Caquetá, el sargento viceprimero Ricardo Marulanda Valencia, así como los cabos primeros William Pérez, Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Julio César Buitrago, y José Miguel Arteaga.

    La situación se complicó más para Colombia, debido a una inesperada coyuntura política ocurrida en el ocaso del mandato de Ernesto Samper, que por el impacto mediático alcanzado, oxigenó el Plan Estratégico de las Farc y de paso, sus líneas de acción particulares, relacionadas con el manejo publicitario de la liberación de los secuestrados, en pos de los objetivos generales acordados en las conferencias y plenos guerrilleros.

    Con la inexplicable venia de su partido que lo escogió como el

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