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El conflicto colombo-peruano Política-Guerra-Diplomacia
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Libro electrónico188 páginas4 horas

El conflicto colombo-peruano Política-Guerra-Diplomacia

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La lucha de los excombatientes de una guerra se prolonga más allá de las batallas. Su vida parece estar signada por la necesidad de enfrentar todos los días, el olvido que adormece la memoria ciudadana y que amenaza con tornar insignificante el valor del sacrificio y el dolor de quienes un día dejaron en suspenso la existencia esperando su regreso.
Sus cabezas blancas y su cansado andar por el esfuerzo como que son la única protesta que pueden levantar contra una sociedad que no ha sido preparada para escuchar sus voces ya cascadas ni para compartir el mundo de ficción y realidad que han construido con sus obras y sus sueños, expresión particular de su compromiso con la patria, involucrada alguna vez y sin que ellos lo quisieran, en un litigio que, para la mirada actual, posiblemente jamás tuvo sentido.
El conflicto con el Perú, a pesar de su relativa cercanía en el tiempo, no es la excepción. Los soldados de esa generación se quejaron y los que aún sobreviven continúan doliéndose del olvido oficial y ciudadano, rodeados de un ambiente que coloca en tela de juicio su valor, al igual que la significación de los hechos en que estuvieron implicados junto con el gobierno y la comunidad de entonces.
Al igual que todos los sucesos del hombre, el del conflicto ofrece una amplísima gama de opciones de entendimiento y comprensión. Lo económico, lo político, lo militar, lo diplomático, lo social, son algunas de las posibilidades que se dan para enriquecer la interpretación de uno de los momentos de mayor inquietud que ha vivido Colombia en el presente siglo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 may 2019
ISBN9780463061244
El conflicto colombo-peruano Política-Guerra-Diplomacia
Autor

Reynel Salas Vargas

Reynel Salas es licenciado en filosofía, magister en historia sociopolítica de América latina, docente de humanidades en su tierra natal, ha sido presidente de la Academia de Historia del Huila, y autor de varias obras entre las que se destacan Acevedo 100 años de historia; Historia social de Tarqui; Historia política del Huila, Primera mitad del siglo XX; la electrificación del Huila; Reseña Histórica , proceso de poblamiento del Huila, Siglo XVII la conquista del Huila o el principio de la invasión.

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    El conflicto colombo-peruano Política-Guerra-Diplomacia - Reynel Salas Vargas

    El conflicto colombo-peruano. Política-Guerra-Diplomacia

    Reynel Salas Vargas

    Colección Guerra con el Perú (1932) N° 3

    Ediciones LAVP

    www.luisvillamarin.com

    Cel 9082624010

    New York City, USA

    ISBN: 9780463061244

    Smashwords Inc

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, foto-químico, electrónico, magnético, electro-óptico, por reprografía, fotocopia, video, audio, o por cualquier otro medio sin el permiso previo por escrito otorgado por la editorial.

    El conflicto colombo-peruano. Política-Guerra-Diplomacia

    Introducción

    Primera parte

    1. De la expansión a la crisis

    1.1. América Latina

    1.2. Perú

    1.3. Colombia

    1.3.1 En torno a la expansión

    1.3.2 la crisis del treinta

    1.3.3 Segunda parte

    1. Las fronteras de la patria en el amazonas

    1.1. El tratado Salomón-Lozano

    1.2. Criticas de aquí, pero más de allá

    1.3.2. De nuevo los peruanos en Leticia

    2.1. Los rumores anuncian una toma

    2.2. Y los rumores se cumplieron

    2.3. Negociación y honor: Las opciones del Perú

    2.4. Union, guerra y diplomacia: La respuesta colombiana

    3. El conflicto en la memoria popular

    3.1. Prensa y gobierno: para dinamizar la participación ciudadana

    3.2.Y todos a la guerra... Mas, no todos

    4. El conflicto como guerra

    4.1. En Perú quieren ganar la guerra

    4.2. En Colombia los planes se oponen entre sí

    4.3. Primero Tarapacá, Leticia no

    4.4. Ahora el otro plan: Güepí

    4.5. Puerto Arturo ya no, por el arreglo

    4.6.Y la guerra se acabó

    5. Arreglo con críticas y desacuerdos

    5.1 Paz sí, pero con honra

    5.2 Un inexplicable viraje colombiano

    5.3 La revisión, un imposible moral

    5.4 Epílogo

    Bibliografía.

    Introducción

    Siempre he pensado que la lucha de los excombatientes de una guerra se prolonga más allá de las batallas. Su vida parece estar signada por la necesidad de enfrentar, todos los días, el olvido que adormece la memoria ciudadana y que amenaza con tornar insignificante el valor del sacrificio y el dolor de quienes un día dejaron en suspenso la existencia esperando su regreso.

    Sus cabezas blancas y su cansado andar por el esfuerzo como que son la única protesta que pueden levantar contra una sociedad que no ha sido preparada para escuchar sus voces ya cascadas ni para compartir el mundo de ficción y realidad que han construido con sus obras y sus sueños, expresión particular de su compromiso con la patria, involucrada alguna vez y sin que ellos lo quisieran, en un litigio que, para la mirada actual, posiblemente jamás tuvo sentido.

    El conflicto con el Perú, a pesar de su relativa cercanía en el tiempo, no es la excepción. Los soldados de esa generación se quejaron y los que aún sobreviven continúan doliéndose del olvido oficial y ciudadano, rodeados de un ambiente que coloca en tela de juicio su valor, al igual que la significación de los hechos en que estuvieron implicados junto con el gobierno y la comunidad de entonces.

    En las circunstancias descritas no es fácil para el historiador abordar el tema del conflicto colombo-peruano, pues debe moverse con serena fidelidad en un espacio dominado por corrientes encontradas de conceptos e intereses, en el que su propia historia también cuenta en el estudio de los hechos.

    Cuando todos piden que por fin se diga la verdad sobre lo sucedido, sólo quedan las huellas del esfuerzo y sacrificio de unos hombres y de su generación, que amerita validez, pues sobre todo lo demás siempre podrá dudarse como se dudó ya en el pasado, incluso por los mismos contemporáneos que crearon el mito de la tragicomedia montada por el gobierno a partir de la información que se les proporcionó sobre la toma de Leticia.

    Al igual que todos los sucesos del hombre, el del conflicto ofrece una amplísima gama de opciones de entendimiento y comprensión. Lo económico, lo político, lo militar, lo diplomático, lo social, son algunas de las posibilidades que se dan para enriquecer la interpretación de uno de los momentos de mayor inquietud que ha vivido Colombia en el presente siglo.

    Precisamente, su diversidad y las múltiples relaciones que se evidencian entre los factores que intervinieron invitan a mirar en él, más que los hechos de guerra y diplomacia que lo componen, la intrincada realidad colombiana que circula a través suyo y que se repite hoy en algunos de sus aspectos fundamentales. Así, la lectura histórica de los hechos del conflicto se constituye más en un laboratorio de análisis y comprensión de la vida institucional de Colombia que en un discurrir ordenado y secuencial por lo que fue la guerra con el Perú.

    En su desarrollo se percibirá un fenómeno que, adecuado al tiempo y a las cambiantes condiciones se manifiesta como una constante cultural aún vigente. El proceso seguido durante el conflicto con el Perú habla de lo diario y de lo cotidiano pero convertido en problema por lo que significó luego su conjunto para el desarrollo del país.

    En la narración plana de los sucesos acaecidos y de las reacciones suscitadas en los diferentes estratos de la sociedad se evidencian elementos sobre los que es preciso reflexionar hoy, dada su vigencia y su magnitud.

    Así, a través de ellas el lector se encontrará a cada paso con circunstancias tan triviales que creerá estar viviendo un nuevo hoy, para el que no son cosa extraña las llamadas oficiales para que la ciudadanía asuma como propia la causa de la integridad nacional; la explotación de la idea de patria, de honor y de valor presente en la axiología del pensamiento popular y transmitida en la escuela y en la cultura diaria de la familia; las actitudes estratégicas de comunicación empleadas por las autoridades y sus voceros autorizados y ocasionales, entre ellos los dirigentes políticos, los líderes locales y los columnistas de periódico.

    Las decisiones gubernamentales que no consultan el grado de compromiso adquirido por el pueblo frente a la causa que defiende; la sensación de burla y de desconocimiento que experimenta la población cuando sus llanas actitudes no son tenidas en cuenta; la información acomodada a las necesidades del que manda; los textos y las palabras que quieren decir una cosa distinta a la que las gentes corrientes creen entender.

    La crítica injustificada y mordaz que se erige sobre las supuestas conveniencias colectivas y en defensa del interés común; la apropiación oportunista del bien de la mayoría para que unos pocos obtengan significativas ventajas; el aprovechamiento de la angustia general para alcanzar triunfos momentáneos; la actitud de los grupos locales de poder que acrecientan su prestigio con materiales de toda índole, incluso los que aporta la ignorancia y la candidez ciudadana; el engrandecimiento de las obras de los hombres y la creación de héroes para emplearlos como activos detonantes de la voluntad popular; la acumulación mental colectiva de ilusiones, fracasos que se encarga de transmitir la tradición; las formas como el hombre manifiesta sus vínculos con Dios en los momentos de angustia y de peligro; el uso de las verdades trascendentales y divinas por parte de la organización religiosa.

    La estrecha relación que se vive entre Estado y religión; la inadmisible pretensión de que Dios se coloque en contra de unos para favorecer a otros; las expectativas y temores; en fin, las alegrías y desesperanzas de un pueblo que sigue confiado la dirección de quien en su criterio está llamado a conducirlo a los dominios del bienestar y la justicia y que en su monstruosa magnitud le niega la posibilidad de la participación cuando no ha hecho otra cosa que invitarlo a practicarla.

    Primera Parte

    1. De la expansión a la crisis.

    1.1 América Latina

    La crisis del sistema capitalista del treinta, conocida como la Gran Depresión, tomó cuerpo en la metrópoli y se prolongó hacia los países periféricos, interrumpiendo un período de crecimiento económico que parecía inagotable y particularmente activo para buena parte de las naciones hispanoamericanas, en las postrimerías del siglo XIX y parte de los primeros treinta años del presente.

    El proceso de crecimiento experimentado por cada uno de los países durante este período no fue homogéneo ni en su intensidad y menos aún en su duración, pues se constituyó por "ciclos locales, simultáneos o sucesivos, que en más de un caso se habían clausurado antes de finalizar la etapa"(1), es decir, antes que hiciera presencia la crisis.

    (1) Halperin Donghi, Tulio. Historia Contemporánea de América Latina. 10 ed. México. Alianza. 1983. p. 300

    La dislocación del proceso de desarrollo, producida por la depresión, dejó al descubierto las frágiles bases sobre las cuales se sustentaba, pues "la especialización en la producción de bienes primarios no condujo en los países subdesarrollados a una elevación, en el largo plazo, de la productividad del trabajo"(2).

    (2) Cardoso, Ciro F. S. Pérez Brignoli, Héctor. Historia Económica de América Latina. 2 ed. Barcelona. Crítica. 1981. V. 2 p. 109

    La exportación de excedentes elevó los niveles de ingreso, pero no afectó seriamente la estructura de la productividad.

    Además, dicho proceso estaba condicionado por las circunstancias económicas de la metrópoli, pues como lo indican Cardoso y Pérez Brignoli "no resulta difícil establecer una coincidencia general entre las fases sucesivas de auge y de contracción del comercio latinoamericano con la coyuntura económica de los países industrializados"(3).

    (3) ídem. p. 118. El auge de la construcción ferroviaria, el triunfo de la navegación a vapor, la fiebre del oro en California, el incremento notorio del movimiento internacional de capitales, etc., son fenómenos que se suceden entre 1850 y 1873, período de crecimiento económico y de expansión capitalista.

    1.2. Perú

    E l crecimiento económico vivido por el Perú a finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del presente, al cual contribuyó la extracción del caucho en la región nororiental del país, se fundamentó en la expansión de la agricultura de exportación y en la explotación de minerales e hidrocarburos.

    Este fenómeno permite analizar tres características básicas, a saber: las inversiones británicas comenzaron a declinar en favor de las norteamericanas, específicamente a partir de la Primera Guerra Mundial; el peso que alcanzó el dinamizado comercio exterior generó cambios hegemónicos; finalmente los sectores medios y populares crecieron y lucharon por reivindicaciones económicas, sociales y políticas.

    Las inversiones británicas, que se habían tornado directas luego de la guerra de Perú con Chile, fueron eclipsadas por las originadas en Norteamérica, las cuales se dirigieron casi exclusivamente a los sectores mineros y petroleros, constituyendo verdaderos enclaves que le permitieron controlar la economía general, pues los minerales y el petróleo pasaron a ser los dos elementos más importantes del mercado externo peruano. Además, durante el gobierno de Leguía, financiaron los gastos de inversión de la administración pública (4), recibiendo a cambio nuevos favores estatales.

    (4). Halperin. Op. Cit. p. 338

    La dinámica situación económica del Perú hizo que, quienes controlaban la producción agrícola de exportación y estaban vinculados al capital financiero, y en menor medida los comerciantes e industriales, se constituyeran en grupo hegemónico en detrimento de los terratenientes. El nuevo grupo fortaleció su actividad política, que se caracterizó por sus posiciones oligárquicas, aunque no logró consolidar su cohesión.

    Al interior de la clase dominante se siguieron registrando fisuras que sugerían el enfrentamiento entre modernistas y tradicionalistas, con lo que perdió su capacidad de alternar el poder, situación que se evidenció en la toma del gobierno por parte de Leguía y en los continuos intentos de las élites señoriales por derrocarlo, como respuesta a la actitud asumida por éste, quien buscó eliminar de una vez por todas el sector típicamente terrateniente de la clase dominante.

    De este modo, los militares, que habían salido de la esfera del poder político por acción de la burguesía terrateniente comercial, se constituyeron en factor de mediación para asegurar la hegemonía de la clase en el poder.

    A la expansión económica del Perú obedecieron también los cambios registrados en las zonas urbanas, los desplazamientos migratorios de la población, la modernización de las comunidades campesinas de la Sierra Central, los cambios culturales en la población campesina e indígena, la expansión del proletariado, la ampliación del aparato administrativo del Estado, el crecimiento de los grupos medios, las mayores dimensiones del comercio urbano e interregional, etc.

    "Es así como los trabajadores agrícolas, recientemente concentrados en las plantaciones de azúcar, algodón y arroz, los obreros mineros e industriales, la pequeña burguesía urbana y rural desplazada por los cambios que auspiciaba el capital imperialista, las comunidades que veían peligrar su existencia por el avance de los terratenientes, la fracción de los comuneros que eran expropiados por sus congéneres que se diferenciaban clasistamente de ellos, todos entraron en un proceso de movilización de distinto rango e intensidad". (5)

    (5). Cotler, Julio. Estado Oligárquico y Reformismo Militar. In González Casanova, Pablo. Coord América Latina: Historia de Medio Siglo. 5o. ed. México. Siglo XXI. 1985. p.380

    La crisis del treinta fue particularmente dura en el Perú. A las graves repercusiones económicas de la depresión capitalista se unió un agitado proceso político que puso a prueba no sólo la capacidad de persistencia de las clases dominantes, sino también las posibilidades de organización tras el poder de los sectores medios y populares.

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