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El Cartel de las Farc (II)
El Cartel de las Farc (II)
El Cartel de las Farc (II)
Libro electrónico246 páginas4 horas

El Cartel de las Farc (II)

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Más de 50.000 copias impresas en dos ediciones anteriores de este libro, reflejan la aceptación de los lectores a la investigación académica que demuestra la progresiva inmersión de las Farc en el narcotráfico, así como las consecuencias políticas, sociales y económicas —internas y externas— que trajo consigo dicho fenómeno para Colombia dentro del hemisferio occidental.
El Cartel de las Farc resume la conversión de las guerrillas comunistas colombianas en movimientos narcoterroristas, integrantes de la cadena internacional del terror, que agrede la estabilidad institucional en la nación suramericana e incrementa la cadena de zozobra, articulada por los narcotraficantes y los comerciantes ilegales de armas.
La obra desvela la prolongada indiferencia de la dirigencia política colombiana frente al complejo conflicto armado, el desconocimiento generalizado de la estrategia integral y el objetivo final de las guerrillas; la proyección estratégica del movimiento clandestino Bolivariano de las Farc, cofinanciado por el gobierno venezolano e instigado por la dictadura cubana.
De la misma manera, describe los alcances sub-versivos del narcoterrorismo y la dinámica desestabili-zadora de sus planes; al igual que la responsabilidad total de las Farc en el nacimiento y crecimiento de las autodefensas ilegales, dirigidas por los hermanos Castaño Gil.
La diferencia de las Farc con los demás carteles del narcotráfico, es la sólida y disciplinada estructura je-rárquica, fundamentada en la tesis guía del marxismo-leninismo.
Las Farc son una organización terrorista, con un componente armado piramidal, que actúa en diferentes puntos de la geografía nacional e internacional circunvecina, con capacidad bélica de confrontar contra las Fuerzas Militares, afectar la institucionalidad legítima y poner en riesgo la estabilidad de la región andina.
Con excepción del cartel de Medellín de los años ochenta y noventa dirigido por Pablo Escobar, que pretendía ganar posicionamiento político por medio del narcoterrorismo, y de las Farc que pretenden la toma violenta del gobierno central, los de-más carteles colombianos de las drogas incluidas las actuales autodefensas ilegales, están integrados por grupos disímiles con aspiraciones económicas particulares y capacidad de inundar los mercados legales con dineros ilícitos.
Mientras que las Farc pretenden suplantar el orden vigente, al estilo del cartel de Medellín y en forma parcial el de Cali que ubicó hasta un presidente de la re-pública, los demás narcotraficantes intentan convivir dentro del sistema sin ser afectados por la justicia. Sus acciones violentas son aisladas y no dependen de un plan estratégico a largo plazo como el de los guerrilleros. Pronto los jefes de las autodefensas ilegales comprendieron la importancia del narcotráfico en las finanzas de la guerra, y por ende, acudieron al mismo método.
La guerra a muerte entre las dos facciones irregulares armadas, llevó a tal nivel la degradación del conflicto, que la sangrienta disputa pasó a segundo plano el cariz ideológico de cada grupo, dada la necesidad de dominar amplios espacios geopolíticos y controlar los mercados de la cocaína.
Más que un campanazo de alerta o una adverten-cia, el libro El cartel de las Farc, es un compendio analí-tico y sincronizado de un fenómeno latente, que muchos afectados desconocen o quieren desconocer. La cercanía ideológica de las Farc con el lenguaraz presidente venezolano Hugo Chávez, apropiado de una chequera abultada de petrodólares y ansioso de a-poyar todo tipo de actividades contrarias a los Estados Unidos por medio del Congreso Bolivariano de los Pueblos, es un ingrediente más que enreda el asunto y genera serias expectativas.
En síntesis el narcoterrorismo ejecutado por las Farc, copiado autodefensas ilegales, es problema para naciones vecinas, por países consumidores de cocaína, y porsociedades afectadas por lavado de activos y tráfico ilegal de armas, cuya solución

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 feb 2017
ISBN9781370307791
El Cartel de las Farc (II)
Autor

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    El Cartel de las Farc (II) - Luis Alberto Villamarin Pulido

    BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR

    Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá-Cundinamarca, coronel de la reserva activa del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar, más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en el país.

    Distinguido entre sus compañeros de armas en los quehaceres operacionales y académicos castrenses, pues, además de ser un brillante comandante de tropas en el campo de batalla, ha plasmado su visión investigativa en 33 libros y más de 1000 artículos de su autoría, relacionados con el complejo conflicto colombiano, el terrorismo internacional, la geopolítica, la defensa nacional y la historia patria.

    Miembro de la Sociedad Bolivariana de Colombia, la Academia de Historia del Huila y la Academia Colombiana de Historia Militar; este oficial lancero, paracaidista y contraguerrillero rural ha recibido los galardones Latino Literary Awards 2003 por el libro La Silla Vacía en Los Ángeles-California; Verdadero Orgullo Hispano 2006 por la obra Delirio del Libertador, en Elizabeth New Jersey; y Premio Internacional de Literatura, Jairo Hoyos Salcedo 2009 en Washington D.C, por el texto Complot contra Colombia.

    Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, portugués, alemán, francés y polaco. Su libro titulado En el Infierno es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en prestigiosas universidades del mundo, tales como Harvard en Estados Unidos, Complutense en España, Autónoma de México y Los Andes de Colombia, para la elaboración de tesis de pregrado, postgrado, maestrías o doctorados en temas afines a sus escritos.

    Ha sido entrevistado como analista especializado para programas de opinión en estaciones de radio y televisión de diversos países, de manera individual o como participante en paneles de expertos internacionales en asuntos estratégicos atinentes al terrorismo, los conflictos armados, la guerra de guerrillas, la geopolítica, la defensa nacional y la seguridad hemisférica.

    El Instituto Colombiano de Ciencia y Tecnología de Colombia (Colciencias) avaló su registro en el CVLAC en las especialidades de Ciencias Militares, Ciencias Políticas y Ciencias Sociales, en la base de datos que agrupa a los investigadores científicos de Latinoamérica y el Caribe.

    Nota del autor

    Más de 50.000 copias impresas en dos ediciones anteriores de este libro, reflejan la aceptación de los lectores a la investigación académica que demuestra la progresiva inmersión de las Farc en el narcotráfico, así como las consecuencias políticas, sociales y económicas —internas y externas— que trajo consigo dicho fenómeno para Colombia dentro del hemisferio occidental.

    El Cartel de las Farc resume la conversión de las guerrillas comunistas colombianas en movimientos narcoterroristas, integrantes de la cadena internacional del terror, que agrede la estabilidad institucional en la nación suramericana e incrementa la cadena de zozobra, articulada por los narcotraficantes y los comerciantes ilegales de armas.

    De la misma manera, describe los alcances subversivos del narcoterrorismo y la dinámica desestabilizadora de sus planes; al igual que la responsabilidad total de las Farc en el nacimiento y crecimiento de las autodefensas ilegales, dirigidas por los hermanos Castaño Gil.

    La diferencia de las Farc con los demás carteles del narcotráfico, es la sólida y disciplinada estructura jerárquica, fundamentada en la tesis guía del marxismo-leninismo.

    Las Farc son una organización terrorista, con un componente armado piramidal, que actúa en diferentes puntos de la geografía nacional e internacional circunvecina, con capacidad bélica de confrontar contra las Fuerzas Militares, afectar la institucionalidad legítima y poner en riesgo la estabilidad de la región andina.

    Con excepción del cartel de Medellín de los años ochenta y noventa dirigido por Pablo Escobar, que pretendía ganar posicionamiento político por medio del narcoterrorismo, y de las Farc que pretenden la toma violenta del gobierno central, los demás carteles colombianos de las drogas incluidas las actuales autodefensas ilegales, están integrados por grupos disímiles con aspiraciones económicas particulares y capacidad de inundar los mercados legales con dineros ilícitos.

    Mientras que las Farc pretenden suplantar el orden vigente, al estilo del cartel de Medellín y en forma parcial el de Cali que ubicó hasta un presidente de la república, los demás narcotraficantes intentan convivir dentro del sistema sin ser afectados por la justicia.

    Sus acciones violentas son aisladas y no dependen de un plan estratégico a largo plazo como el de los guerrilleros. Pronto los jefes de las autodefensas ilegales comprendieron la importancia del narcotráfico en las finanzas de la guerra, y por ende, acudieron al mismo método.

    La guerra a muerte entre las dos facciones irregulares armadas, llevó a tal nivel la degradación del conflicto, que la sangrienta disputa pasó a segundo plano el cariz ideológico de cada grupo, dada la necesidad de dominar amplios espacios geopolíticos y controlar los mercados de la cocaína.

    Esto explica, la presunta muerte de Castaño por orden de su propio hermano y el oportunismo de algunos narcos que con sagacidad se declararon miembros de las autodefensas desmovilizadas, para evitar la extradición hacia los Estados Unidos, situación que desde luego hace más compleja la guerra contra las drogas en Colombia.

    Más que un campanazo de alerta o una advertencia, el libro El cartel de las Farc, es un compendio analítico y sincronizado de un fenómeno latente, que muchos afectados desconocen o quieren desconocer.

    La cercanía ideológica de las Farc con el lenguaraz presidente venezolano Hugo Chávez, apropiado de una chequera abultada de petrodólares y ansioso de apoyar todo tipo de actividades contrarias a los Estados Unidos por medio del Congreso Bolivariano de los Pueblos, es un ingrediente más que enreda el asunto y gene-ra serias expectativas.

    Además, la beligerancia dialéctica de los inestables gobiernos ecuatorianos de la última década, mediante posicionamientos y actitudes que parecieran ser mas pro-Farc que líneas de pensamiento de estadistas, así como la evidente presencia armada de las guerrillas en las selvas del Perú, Panamá, Brasil, Bolivia y Paraguay, demuestran la magnitud internacional del problema.

    En síntesis el narcoterrorismo ejecutado por las Farc, después copiado como método matriz para las finanzas y acciones armadas de las autodefensas ilegales, es un problema compartido por las naciones circunvecinas, por los países con habitantes consumidores de cocaína, y por las sociedades afectadas por el lavado de activos y el tráfico ilegal de armas, cuya solución demanda participación conjunta en los campos político, militar y económico.

    Capítulo I

    De las suposiciones lógicas a la plena prueba

    El 31 de enero de 1996, tropas del batallón Diosa del Chairá, adscrito a la Decimosegunda Brigada del Ejército colombiano, efectuaron una sorpresiva incursión táctica terrestre, sobre un campamento de las cuadrillas 14 y 15 del cartel de las Farc, mimetizado en el área rural del municipio de Paujil-Caquetá, desde donde el bloque sur, coordinaba la estrategia financiera de las Farc.

    En la contundente operación, murieron seis terroristas y los soldados incautaron importantes documentos relacionados con las actividades de la organización subversiva.

    Producto de rigurosos análisis efectuados al material decomisado, los especialistas de inteligencia militar y las autoridades judiciales colombianas, hallaron sólidas pruebas de la creciente inmersión de las Farc en el narcotráfico.

    Los investigadores ratificaron con hechos medibles y verificables, un progresivo acervo probatorio que hasta entonces, era constituido por suposiciones lógicas, indicios, verdades a medias, comentarios sueltos y deducciones evidenciadas a partir de 1984, con el hallazgo en las selvas del Caquetá, del emporio cocalero en Villa Coca y "Tranquilandia, propiedad del cartel de Medellín, pero custodiado por las Farc.

    Las pruebas existentes antes del hallazgo que corroboró el maridaje narco-subversivo, eran los testimonios de algunos narcotraficantes, exguerrilleros y campesinos; crónicas escritas por periodistas que visitaban la Orinoquía o la Amazonía, y otros documentos incautados con antelación por las tropas, en caletas y campamentos de las Farc.

    Con los documentos hallados en Tranquilandia y Villa Coca aquí transcritos, quedó claro que mientras los cabecillas del secretariado de las Farc engañaban al país en supuestas conversaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancourt, las cuadrillas asentadas en el Caquetá controlaban la producción y comercio de cocaína, tenían guerrilleros ubicados en los laboratorios, e imponían cuotas a los narcotraficantes, como se infiere de los dineros pagados a las Farc, por el Clan Ochoa, el Mexicano, Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela.

    Inclusive en julio de 1987, el Mono Jojoy encabezó una emboscada contra tropas de la Decimosegunda Brigada que trabajaban en la adecuación de una carretera que pretendía conectar a Florencia con la zona rural, donde las Farc y los narcos desarrollaban el negocio ilícito. En el cruento ataque murieron 27 soldados.

    Agosto de 1983

    Mano de obra compañeros $1.800.000.oo

    Regalías El Mexicano 500.000.oo

    Seguridad Pistas y Laboratorios 800.000.oo

    Gramaje 3.000.000.oo

    Escoltas 400.000.oo

    Septiembre de 1983

    Mano de obra compañeros $1.800.000.oo

    Regalías compas de Medellín 2.000.000.oo

    Cargue y descargue de naves 500.000.oo

    Seguridad de pistas y laboratorios 800.000.oo

    Gramaje 1.000.000.oo

    Subtotal $6.100.000.oo

    Octubre de 1983

    Trabajo de compañeros $1.800.000.oo

    Regalías Pablo Escobar 2.000.000.oo

    Escoltas 300.000.oo

    Seguridad laboratorios 800.000.oo

    Arreglo pistas escoltas 400.000.oo

    Subtotal $5.300.000.oo

    Noviembre de 1983

    Trabajo de compañeros $1.800.000.oo

    Regalías Ochoas 4.000.000.oo

    Gramajes varios 2.000.000.oo

    Seguridad de laboratorios-pistas 400.000.oo

    Cargue y descargue de avionetas 500.000.oo

    Gramaje (Rodríguez O.) 1.000.000.oo

    Subtotal $9.700.000.oo

    Diciembre de 1983

    Trabajo de compañeros $2.000.000.oo

    Regalías varias 3.000.000.oo

    Gramajes varios 1.500.000.oo

    Seguridad laboratorios pistas 400.000.oo

    Cargue y descargue de avionetas 300.000.oo

    Subtotal $7.200.000.oo

    Enero de 1984

    Trabajo de compañeros $2.000.000.oo

    Regalías 1.800.000.oo

    Seguridad Laboratorios pistas 400.000.oo

    Cargue y descargue de avionetas 300.000.oo

    Subtotal $4.500.000.oo

    Pero si el listado de ingresos compromete a las Farc con el tráfico de cocaína, la contabilidad de egresos subversivos hallada en Tranquilandia, corrobora que el Partido Comunista Colombiano (PCC) y la Unión Patriótica (UP) creada durante aquella época, se financiaron con dineros provenientes del narcotráfico, lo cual explica en parte el exterminio a que fue sometida la UP por acción de los capos del Cartel de Medellín y las autodefensas ilegales, así como la cruda realidad de la influencia de las drogas ilícitas en todas las vertientes ideológicas de la política colombiana a partir de 1974, cuando asumió la presidencia Alfonso López Michelsen.

    Agosto de 1983

    Cuota EMC $1.250.000.oo

    Cuota Comité Central Partido Comunista 3.500.000.oo

    Apoyo al Primer Frente 1.000.000.oo

    Viáticos, remesa, drogas, varios 750.000.oo

    Septiembre de 1983

    Cuota Estado Mayor Central $1.525.000.oo

    Cuota Comité Central Partido Comunista. 3.500.000.oo

    Apoyo frentes I y XVI 1.000.000.oo

    Gastos grupo, remesas, viáticos 550.000.oo

    Octubre de 1983

    Cuota EMC $1.575.000.oo

    Cuota Comité Central PC 3.050.000.oo

    Apoyo otros frentes 1.000.000.oo

    Gastos internos, permisos, viáticos 675.000.oo

    Noviembre de 1983

    Cuota EMC $2.475.000.oo

    Cuota Comité Central Partido Comunista 4.950.000.oo

    Apoyo otros frentes 1.800.000.oo

    Gastos internos 675.000.oo

    Diciembre de 1983

    Cuota EMC $1.800.000.oo

    Cuota Comité Central Partido Comunista 3.600.000.oo

    Apoyo otros frentes 1.000.000.oo

    Gastos propios 800.000.oo

    No obstante las anteriores evidencias sumadas al proceder cada vez más mafioso de las Farc demostrado en el sicariato comunista, el lavado de dinero y la compra de conciencias con fines políticos; la prueba reina que condujo a la plena confirmación del fenómeno narco-subversivo, es un cuaderno hallado en El Paujil-Caquetá, con anotaciones escritas por Joaquín Gómez, con ins-trucciones precisas para los radistas:

    Para la misma época el gobierno de los Estados Unidos descertificó al de Colombia, tildado de narcodemocracia, debido a la comprobada participación del cartel de Cali en la financiación de la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano, el más inepto y más cuestionado mandatario colombiano del siglo XX.

    Lo grave del bochornoso asunto, es que además de originar el renombrado Proceso 8.000 contra el presidente Samper y algunos funcionarios oficiales de alto nivel, los capos del cartel caleño, también tenían tratos comerciales subrepticios con las Farc, que fortalecidas por los dineros derivados del narcotráfico, a partir de esa época desataron sucesivas oleadas de terror contra la po-blación civil.

    Esta es una responsabilidad histórica de algunos sectores de la dirigencia política colombiana, que aún no ha sido juzgada en su verdadera dimensión.

    Con las confesiones posteriores de otros narcotraficantes, salieron a flote denuncias de la incursión de dineros oscuros en las campañas políticas a partir de 1974, los cuáles repercuten en los 20 años consecutivos de desgobierno y laxitud, iniciados en 1982 con la blandengue administración de Belisario Betancourt y finalizados en 2002 por su similar Andrés Pastrana, quien ansioso de ocupar la presidencia, destapó la injerencia de dineros calientes en la campaña samperista y cuatro años después como presidente de la república, entregó medio país a la guerrilla, desesperado por ser galardonado con el Premio Nóbel de Paz.

    Otras anotaciones registradas en el mismo cuaderno por los guerrilleros del Bloque Sur, corroboraron que el incremento cuantitativo y cualitativo de las cuadrillas de las Farc a partir de la década de los noventa, es interdependiente con la inmersión del grupo terrorista en las redes del narcotráfico y la debilidad simultánea de siete presidentes de la república, entre 1974 y 2002.

    Algunas frases anotadas por Fabián Ramírez responsable del asalto a la base de las Delicias y cerebro financiero del narcotráfico para el bloque sur de las Farc, confirman la tesis:

    Agregamos que el bloque sur aportó 1.442 millones de pesos (incluyendo 535 millones entregados por Pedro al camarada Raúl Reyes), con los que habrá cancelado la cuota de cuatro millones de dólares ordenada por los camaradas —

    La asombrosa danza de millones, con sumas exorbitantes que dificultan su pronunciación y escritura en pesos colombianos, corresponde a los montos financieros que manejan, dos de las setenta cuadrillas del cartel de las Farc.

    Tales cifras dan la pauta para calcular los alcances del jugoso negocio que significa el narcotráfico para el Partido Comunista Colombiano y su brazo armado las Farc; soporte económico que les permite delinquir con base en la tesis leninista de la combinación de las formas de lucha, y a la vez, participar dentro de la legalidad política en las contiendas electorales, mediante organizacio-nes de fachada, que de acuerdo con las conveniencias utiliza diferentes nombres de alianzas coyunturales, máxime ahora, con la activación del Partido Comunista Clandestino.

    La exigencia de cuotas para el sostenimiento del Comité Central del Partido Comunista Colombiano, las finanzas específicas de las cuadrillas y para invertir en activos después de lavar el dinero sobrante, es una constante histórica dentro de la organización terrorista, acorde con la línea impuesta por los camaradas de Bogotá desde la década de los sesenta. Dicha conclusión se des-prende del resumen de ingresos de la cuadrilla 15, colindante con la 14, y a la vez parte activa del llamado bloque sur de las Farc, dirigido por Joaquín Gómez:

    Según el balance de las finanzas comprendido entre el 15 de agosto y el 24 de diciembre de 1995, entraron 138 millones de pesos por consecto (sic) de coca. Son buenos los resultados de la comisión financiera en cuanto a las colaboraciones voluntarias, pero estas no son suficientes para cumplir la cuota que tiene el frente, por lo tanto se incrementa la inteligencia a otros objetivos financieros: retención de coca en el intermedio de la vía Puerto Rico-Florencia, a los que están evadiendo el impuesto. Así se explota algo más—

    A la par con la acción intimidatoria el trabajo político para incorporar a toda la población civil cam-pesina de la Orinoquía y la Amazonía a las redes del movimiento Bolivariano y al Partido Comunista Clandestino, las Farc desarrollaron una infraestructura industrial de laboratorios de procesamiento de coca, intercomunicada por extensas trochas reforzadas con madera, construidas con maquinaria robada.

    Previa coordinación con el cartel de Cali, el Bloque Sur de las Farc construyó entre 1990 y 1995, rudimentarias pistas de aterrizaje sobre las márgenes del río Orteguaza en los caseríos Buenos Aires, La Unión Peneya y Mata de Guadua en el Caquetá, protegidas con trampas explosivas y guerrillas móviles encargadas de desviar o dilatar cualquier operación militar en la zona.

    Luego durante las insulsas conversaciones con la administración Pastrana, construyeron algunos carreteables que comunicaban la Zona de Distensión con la capital de la república. Al respecto, el mono Jojoy aseguró que la operación militar contra Casa Verde, incidió para que las Farc pasaran de la mula al jeep.

    El primer encargado de controlar la producción de 16 laboratorios de procesamiento del alcaloide y supervisar los embarques de cocaína hacia el exterior, fue Yesid Arteta, alias Joaquín Posada, también conocido como a. Juaco constituyente, quien desempeñaba funciones como responsable de las finanzas de los frentes 14 y 15. Arteta rendía cuentas a Joaquín Gómez y a Raúl Reyes.

    El proceso de apropiación por la fuerza de los laboratorios para procesamiento del alcaloide y de los cultivos de coca fue rápido, impositivo y violento. Por ejemplo, en Remolinos del Caguán, el labriego apodado Chucho Pecas, fue despojado de una pequeña parcela de su propiedad, donde por orden de las Farc, además de yuca y plátano cultivaba una hectárea de coca.

    El terreno pasó a manos de los terroristas, el campesino fue desterrado de la zona, y por ende, enviado a engrosar las multitudes de desplazados que inundan las grandes ciudades. El hermano de Juaco, asumió la autoridad de facto sobre los habitantes de la zona.

    En otro de los documentos incautados por el Ejército en la misma operación en El Paujil, se ratificó por enésima vez, que las Farc recaudan las finanzas con dineros obtenidos del secuestro, la extorsión, el boleteo, el atraco a mano armada y el abigeato, como medios alternativos o complementarios a los ingresos percibidos por narcotráfico; sumados a la coacción armada contra la po-blación civil, orientada por Raúl Reyes, en las preplaneadas marchas cocaleras del Caquetá y el Guaviare en 1996:

    —Las fuentes para la recaudación de tres mil ciento noventa y ocho millones, ochocientos noventa mil cien pesos ($3.198.890.100.oo) para el sostenimiento de los frentes durante tres años y la compra de 500 fusiles con 500 cartuchos para

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