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El Compadre, El Diablo, El Padrino Nayarit, tierra del narco
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El Compadre, El Diablo, El Padrino Nayarit, tierra del narco
Libro electrónico114 páginas1 hora

El Compadre, El Diablo, El Padrino Nayarit, tierra del narco

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La administración del gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda, es un ejemplo más de la corrupción política y sus nexos con los cárteles de la droga.
Debido a ello, una red de exfuncionarios es investigada por delitos como lavado de dinero, desvío de recursos, secuestro, extorsión y delincuencia organizada.
Esta obra presenta a los tres principales probables responsables, en complicidad con la organización criminal Los H, según las autoridades: el exgobernador Roberto Sandoval (El Compadre), el exfiscal nayarita Édgar Veytia (El Diablo) y el exsecretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos (El Padrino).
Para dar claridad, el reportero Dennis A. García retoma entrevistas y el trabajo de campo que realizó con víctimas que buscan a sus familiares en fosas clandestinas para darles contexto y narrar lo que vivieron los nayaritas durante ese sexenio.


El camino a la justicia apenas comienza, el desenlace está por venir porque las víctimas buscan que Roberto Sandoval y sus cómplices sean procesados por desaparición forzada, aunque puede ser largo el proceso.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 oct 2021
ISBN9798201485443
El Compadre, El Diablo, El Padrino Nayarit, tierra del narco

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    Good excellent very interesting notice
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El Compadre, El Diablo, El Padrino Nayarit, tierra del narco - Dennis A. García

Introducción

El ejercicio periodístico lleva hasta lugares insospechados. Hay historias que se cuentan solas, pero el trabajo de investigación de un reportero otorga más certeza que incertidumbre.

Es así como habrá que remontarse a septiembre de 2017. En el libramiento de Tepic, Nayarit, a la altura del fraccionamiento Valle Real, circulaba una camioneta Jeep Cherokee color plata. Un vehículo se aproximó a los pasajeros y enseguida le dio alcance. El mensaje era claro: ajuste de cuentas.

Los sicarios accionaron sus armas. El blanco era Roberto Sandoval Castañeda. El martes 19 de septiembre de 2017, horas después de que el priista terminó su gestión como gobernador y entregó el cargo a Antonio Echevarría García, se dio la primera ejecución de la transición.

El grupo armado tenía información de que el blanco se trasladaba en ese vehículo. Las autoridades reportaron más tarde el saldo del ataque: dos personas lesionadas y una muerta, identificada como Hugo Ismael Sánchez Sandoval, sobrino y principal operador político del exgobernador.

Roberto Sandoval vivió esa noche, en carne propia, lo que sembró durante su administración: ceder el poder al crimen organizado encabezado por su compadre, nada menos que el fiscal Édgar Veytia.

Aquí cabe detenerse para señalar que mientras el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) se concentró en neutralizar a 122 objetivos prioritarios, en su mayoría Zetas (33) y del Cártel de Sinaloa (24), la organización de los Beltrán Leyva ―que prácticamente daban por desarticulada en la línea de primer mando― se fortalecía en Nayarit con un nuevo rostro: Los H o Patrón Sánchez.

Durante la gubernatura de Roberto Sandoval Castañeda (2011-2017) dicha organización convirtió la entidad en su centro de operación con protección de las autoridades.

De acuerdo con Estados Unidos, son tres los personajes principales, en su calidad de servidores públicos, que sirvieron al crimen organizado y dieron protección a Los H, grupo liderado por Juan Francisco Patrón Sánchez, El H-2, y surgido del cártel de los Beltrán Leyva.

Se trata de Édgar El Diablo Veytia, entonces fiscal nayarita; su compadre Roberto Sandoval Castañeda, así como el secretario de la Defensa Nacional en la administración peñista (2012-2018), el general Salvador Cienfuegos Zepeda.

Veytia fue condenado a 20 años de prisión tras declararse culpable en Estados Unidos por tráfico de drogas y Cienfuegos Zepeda fue detenido en ese país por sus probables vínculos con el cártel de Patrón Sánchez. Sin embargo, el gobierno de México se inconformó por no haber sido informado que existía una investigación.

Luego de las presiones, el Estado mexicano logró que les fuera entregado el militar en retiro y, tras analizar la información que proporcionó la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), la Fiscalía General de la República (FGR) no encontró elementos suficientes para procesarlo 1.

Por su parte, el exgobernador Roberto Sandoval estuvo prófugo de la justicia durante siete meses. Se solicitó ficha roja a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) para su ubicación, hasta que fue localizado por las autoridades mexicanas el 6 de junio de 2021 en Nuevo León, escondido junto con su hija Lidy Alejandra, también requerida por la FGR.

El exgobernador enfrenta cuatro procesos penales hasta el momento: tres en el fuero local por los delitos de ejercicio indebido de funciones, falsificación de documentos y delitos electorales, y uno del fuero federal por operaciones con recursos de procedencia ilícita y su probable vínculo con el crimen organizado. Su hija fue vinculada a proceso también por operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Si alguien es el responsable de la violencia en Nayarit, todo apunta hacia Roberto Sandoval Castañeda, pues resulta inverosímil creer que, manteniendo una relación muy cercana con Édgar Veytia, no supiera que formaba parte del crimen organizado.

Si alguien es responsable del sufrimiento y angustia en los núcleos familiares nayaritas, también se señala a Roberto Sandoval, quien permitió que el fiscal aplicara su ley: secuestros, ejecuciones, extorsiones y despojo de bienes, para así convertir a esa entidad en el centro de operación de Los H y después del Cártel Jalisco Nueva Generación.

La mala administración y la malversación del presupuesto en ese sexenio se refleja con las más de 600 indagatorias que tiene abiertas la Fiscalía de Nayarit contra el exgobernador y todo su círculo cercano. Se trata de una cifra récord de investigaciones en contra de una administración.

Con todos esos elementos, esta obra busca explicar, por medio de una compilación de reportajes, la forma como Roberto Sandoval armó toda una estructura para enriquecerse sin mayores problemas, además de exponer los señalamientos directos de tener nexos con los cárteles mexicanos, al igual que su fiscal, quien impuso la pax narca con sus socios del crimen organizado y la Policía Nayarit, su brazo operador de élite.

Este trabajo de investigación también acerca a los posibles casos de corrupción y enriquecimiento ilícito en los que están involucrados familiares, jueces, magistrados, diputados y ex servidores públicos cercanos al priista.

Principalmente, el libro es un espacio para darle voz a las víctimas que buscan justicia: recuperar su patrimonio o encontrar a sus familiares. Es un grito, a través de este compendio, a la injusticia que por años vivieron en el infierno de El Diablo Veytia y Roberto Sandoval.

Es inevitable dejar de lado este tema, ya que los años pasan y en Nayarit todavía se vive la violencia de los remanentes que dejó esa administración, pues los nayaritas que se atrevieron a denunciar todas las atrocidades actualmente son objeto de amenazas, intimidaciones y atentados. No hay seguridad para ellos.

Por esa razón, los ojos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) están en Nayarit. El Comité contra las Desapariciones Forzadas alertó al Estado mexicano sobre la situación que todavía aqueja en esa entidad.

El crimen organizado que dejó operar Sandoval Castañeda, a través de Veytia, sigue incrustado y se expande. Se trata, pues, de una bomba de tiempo.


1 FGR. Fiscalía General de la República. 2021. Disponible en https://www.gob.mx/fgr/prensa/comunicado-fgr-013-21-fgr-informa.

De indocumentado a gobernador

Roberto Sandoval Castañeda ha mostrado su voracidad por la opulencia, la pasión por los caballos y la adquisición de ranchos y otros bienes, que al final no concordaron con sus percepciones como servidor público y lo pusieron en la mira de las autoridades de México y Estados Unidos. La Interpol lo buscaba en 194 países, a petición de las autoridades mexicanas, por haber utilizado recursos públicos para otros fines y sus probables nexos con los cárteles de la droga.

Al momento de dar paso a esta publicación, el exgobernador era detenido en Nuevo León, ingresado como medida cautelar al penal federal de El Rincón, en Nayarit, y vinculado a proceso.

Pero hay que saber más de Sandoval Castañeda. Se casó muy joven con Ana Lilia López Torres. En 1989, cuando él tenía 20 años y ella 24, nació su hija Lidy Alejandra. Parecía que el factor económico en su vida no era nada alentador. Los ingresos provenían de la carnicería La Potosina, el negocio de sus padres Pablo Sandoval Oruz y Alicia Castañeda, quienes obtenían ganancias de ahí para mantener a sus seis hijos, incluido Roberto.

Así, ingresó a la Universidad Autónoma de Nayarit, en el área de Ciencias Biológicas Agropecuarias, pero dejó parcialmente sus estudios de ingeniero agrónomo porque necesitaba más ingresos para mantener a la familia. En julio de 1992, el nayarita tuvo a su segundo hijo, Pablo Roberto.

Para Roberto, los gastos no salían de lo que ganaba con su padre. En 1999 tomó la decisión, como millones de mexicanos, de cruzar a Estados Unidos en busca del sueño americano.

Dejó a la familia y al barrio de la colonia San Antonio, en la capital del estado donde creció. La situación era tan difícil que peligraba que tanto Lidy como Pablo pudieran continuar sus estudios en la primaria.

Roberto llegó a Los Ángeles, California, donde miles de migrantes se enfrentan a varios factores, como la competencia entre ellos por los espacios laborales, así como dónde dormir, y, por supuesto, cuidarse

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