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La otra delincuencia. Los virreyes de las instituciones que fueron gobernadores
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Libro electrónico174 páginas3 horas

La otra delincuencia. Los virreyes de las instituciones que fueron gobernadores

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El presente libro expone la lista de 9 ex gobernadores de México investigados, acusado o detenidos en los últimos años por el delito de corrupción. Igualmente descubre el andamiaje corporativo que los secundó para la obtención de beneficios personales millonarios, a partir del robo de recursos públicos destinados al bienestar social. La otra delincuencia es una denuncia al nepotismo, al tráfico de influencias y a los negocios amparados por las instituciones del Estado mexicano. Sin embargo, Norberto Vázquez no está haciendo una propuesta de resignación, sino más bien un llamado a la conciencia humana de los gobernantes que México necesita para su desarrollo porque, según sus propias palabras: “quien no sabe gobernarse a sí mismo, no puede gobernar a su pueblo”.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 mar 2020
ISBN9780463954485
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    La otra delincuencia. Los virreyes de las instituciones que fueron gobernadores - Norberto Vazquez

    Sería pasada la década de los 70, que dentro de la administración pública mexicana se comenzaron a escuchar frases como nepotismo, tráfico de influencias, político pobre es un pobre político, y de negocios al amparo de las relaciones de gobierno que daban los Primeros indicios de la corrosión humana dentro de las instituciones del Estado mexicano, porque a fin de cuentas, son personas las que mueven a las estructuras de gobierno.

    Pero en los más recientes tres lustros, la descomposición administrativa subió de tono y las expresiones setenteras empezaron a sonar más fuerte como desvíos de recursos, lavado de dinero, moches, contratos a familiares y amigos, y todo un compendio de actos de corrupción protagonizados por personas de carne y huesos que se supone son seres pensantes con altos valores humanos, esto último no se divisa en un grupo de nueve gobernadores que en los recientes 15 años demostraron su alta capacidad para manejar enormes cantidades de recursos públicos destinados al bien social, cultural y económico de los ciudadanos, pero que han utilizado como dinero propio, como si México fuera su empresa a la que han saqueado y frenado su inserción, al mundo de las economías emergentes.

    La supuesta era de la modernidad administrativa fue desplazada por la correlación de iDEAles generacionales que nunca tomaron en consideración las necesidades de la sociedad, sin aparato ideológico, sin rumbo con el sistema de partidos que los llevó al poder, al menos estos nueve gobernadores del país de la llamada generación perdida hallaron cabida en la historia moderna de México tras las rejas de una cárcel, en diversas pesquisas internacionales o en investigaciones judiciales por parte de procuradurías mexicanas que evidenciaron el enorme boquete de la corrupción institucionalizada que se percibía desde hace décadas, pero que lamentablemente no se documentaba.

    Estos mandatarios estatales dejaron ver que la ambición desmedida está dentro de la naturaleza humana que cuando se asciende al poder y no se tienen PRIncipios morales sólidos, ni una fuerte autoestima, se aprovechen del cargo los funcionarios para allegarse recursos públicos y hacerse multimillonarios. Llegan con poco dinero y salen como potentados. Usan el poder para beneficiarse ellos mismos y no, como debiera ser, para beneficiar a los que dicen falsamente representar.

    Las diversas pesquisas nacionales e internacionales evidencian que son una especie de clan, una mafia con indicios documentados de que su forma de operar es a través de prestanombres, por interpósita persona, no dejando entrar a nadie a la competencia de las compras del gobierno, simulando licitaciones públicas u otorgándolas a sus familiares o amigos, y lavando un dINEral para que nadie dude de sus fortunas de sospechosa procedencia.

    La lista conformada por los nueve ex gobernadores mexicanos que han sido investigados, acusados o detenidos en los últimos años es por desviar al menos 13 mil 400 millones de dólares de fondos públicos, según cálculos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y que para hacerlo, los mandatarios y sus colaboradores no solo utilizaron redes INMobiliarias y de bancos en México: la efectividad de sus operaciones no se explicaría, según expertos, sin el montaje de estructuras corporativas y de personal especializado en México y los Estados Unidos para mover y lavar el dinero, al estilo de los cárteles de las drogas.

    Otros cálculos, como los de la organización civil Mexicanos contra la Corrupción, estima que el desfalco hecho por estos gobernadores asciende por mínimo a 170 mil millones de pesos, recursos públicos que eran de vital importancia para ejercer políticas públicas y de desarrollo social en beneficio de millones de personas e incluso según comparativos se pudieron reconstruir las zonas devastadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre en el sureste y centro del país en el 2017, ya que se presume el desfalco supera casi en monto, 39 veces mayor que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

    Por el contrario, este dinero fue a parar a esquemas tan inverosímiles y grotescos que exponen la calidad humana y vil con que los gobernadores expuestos a acusaciones legales operaron, para enriquecerse de manera ilícita y a costa del dinero de los contribuyentes.

    En algunos casos, fue a parar a la compra de muchos ranchos con decenas de hectáreas de cultivos con presas de agua PRIvadas mientras el estado que gobernaban carecía del vital líquido, también se presume fue a parar a la creación de bancos o de manera clandestina apoyar campañas proselitistas de sus respectivos partidos; también se diluyó en la presunta compra de predios en zonas exclusivas costeras, para luego sobre venderlos a costos más elevados a desarrolladores turísticos.

    Compraron de todo con el dinero saqueado: Inmuebles, ranchos con lagos y criaderos de caballos pura sangre e importaron vacas de países europeos, se volvieron socios de bancos, se adjudicaron aviones, conciencias, autoridades coludidas, coches, joyas, despilfarros para sus juniors, incluso, uno de ellos al calor de las copas o de plano en plena borrachera, fue gravado presumiendo sus excentricidades pues dijo poseer 400 pares de zapatos, mil camisas, 400 pantalones y 300 trajes de marca de lujo.

    Les abrieron cuentas bancarias en el extranjero a sus esposas, familiares, prestanombres; falsificaron documentos para salir del país bajo nombres falsos, se pasearon por años con dobles identidades por países de Europa y Centroamérica gastándose el dinero que almacenaron durante sus administraciones, algunos aún son prófugos, algunos ya presos fingen de presunta inocencia después de que dejaron una estela impresionante de actos inconcebibles.

    Dejaron decenas de hospitales inaugurados con bombo y platillo, a la usanza demagógica del político arcAICo, pero que a los pocos meses se demostraba que tan solo era el cascarón de la obra civil y nunca funcionaron; a universidades y centros de investigación sin presupuesto por años, retiraban los apoyos que les entregaba el Fonden para afrontar las terribles inundaciones en sus estados pero iban a parar a sus cuentas personales, e incluso, como fue el caso en Tabasco, aparecían esos recursos en efectivo en una casa particular que después de las pesquisas, nadie quiso acreditar la propiedad de cerca de 100 millones de pesos con billetes de 200, 500 y 1,000 pesos amarrados con ligas de hule.

    Actuaban de forma siniestra, demostrando que no tenían en lo absoluto calidad humana, según acusaciones de los gobernadores que los sucedieron todo apuntaba que, en algunos casos, niños enfermos con cáncer recibieron agua destilada en lugar de las medicinas de sus quimioterapias para ahorrarse el dinero en la compra de medicamentos auténticos, mientras este capital se sabría después, se gastaba en obras de arte, joyas, esculturas y todo dispendio que pretendía dotarles de una vida de ilustres.

    Pero no han actuado solos, la mayoría de las investigaciones en contra de estos gobernadores están en proceso y surcando el enorme laberinto procesal y de artimañas políticas y jurídicas en que se sustenta el sistema penal mexicano, estas indagatorias, sacan a la luz en enorme andamiaje corporativo con que contaban para realizar sus maniobras fraudulentas apoyados en sus fiscales, tesoreros, secretarios particulares, compañeros de partido y demás funcionarios que supieron en su momento todos los movimientos ilícitos que realizaron.

    La cabeza de todo, por supuesto, son estos gobernadores. Pero la telaraña de la corrupción abarca esferas más amplias donde aparecen contratistas, banqueros, funcionarios del más alto nivel, constructoras, compañeros partidistas, legisladores, jueces, magistrados, y todo aquel que quiere llevarse una tajada del pastel, cuyos artífices de toda esta opacidad con la que se rige el sistema político mexicano apuntan con el dedo acusador a estos virreyes modernos.

    La Auditoría Superior de la Federación (ASF), a través de su ex titular, Juan Manuel Portal Martínez, informó a la Cámara de Diputados en su más reciente informe, que en la revisión de la Cuenta Pública 2015 se encontraron irregularidades y opacidad en gastos por más de 165 mil millones de pesos, que calificó como un presunto daño al erario federal.

    Portal precisó en su momento, que el monto del daño por anomalías en el Gobierno Federal, poderes de la Unión y órganos autónomos asciende a 100 mil millones de pesos, y 65 mil 194 millones por desvíos e irregularidades en las entidades de la República.

    Este posible desfalco es mayor en 55.2% al que la ASF reportó en la Cuenta Pública 2014, cuando registró un monto total de 106 mil 309 millones de pesos, derivados de 42 mil 702 millones de pesos sin aclarar en el Ejecutivo y poderes autónomos, y 63 mil 607 millones de pesos de irregularidades en los estados, lo que en ese entonces se consideró como un posible "incumplimiento de metas y objetivos de los programas, así como la posibilidad de un ulterior uso indebido de los recursos’’.

    Portal Martínez alertó que en 2015 el caso más preocupante es el de las irregularidades en las contrataciones de obras públicas, debido a la grave persistencia de desviaciones y violaciones a la Ley de Adquisiciones, que causaron un daño por un monto de tres mil 175 millones de pesos.

    Sin embargo, destacó que el mayor daño fue en el gasto federalizado lo que corresponde al manejo de recursos en los estados de la República, que asciende a 65 mil 194 millones de pesos, y descifró que este monto se deriva de los 33 mil 449 millones por concepto de subejercicios y 31 mil 745 millones por violaciones normativas en las que se presume un daño al erario federal.

    El ex auditor planteó que los daños causados a la Hacienda Pública por el mal manejo de los recursos federales en los últimos cinco años de 2011 a 2015 asciende a 216 mil 456 millones de pesos, que aún están pendientes de solventar en los estados de la República.

    Este es el mal que corroe el desarrollo del país. La avaricia personalizada en los grupos administrativos dentro del más alto nivel como demuestran los gobernadores, son una cascada de vicios gubernamentales que han caído en cada uno de los sectores productivos como aceite quemado que ha frenado el engranaje de nichos tan importantes —y sobre diagnosticados de sus males— como el campo, el turismo, el progreso de las pequeñas y medianas empresas, y por si fuera poco la atracción de la Inversión Extranjera Directa... ¿Quién va a querer invertir en un país donde sus Principales representantes administrativos son unos corruptos?

    Cierta ocasión entrevisté al polaco premio Nobel de química 1981, Road Hoffman, y lo escuchaba atentamente sobre las enormes bondades de este país como su gastronomía, sus exuberantes y hermosos mares, sus vastos recursos naturales, su cálida gente, su potencial económico, su extenso campo para sustentar su propia capacidad alimenticia, su variedad y envidiable gama turística, su trabajadora gente, solo, me dijo, tienen un grave problema para lograr ser una economía emergente: la corrupción cimentada en los huesos de su clase política.

    La otra delincuencia: Los virreyes de las instituciones que fueron gobernadores es una oda a lo que México ya no quiere: ese freno que le pone la misma clase gobernante al desarrollo pleno de su nación. Los albores de la historia demandan para este pueblo administradores cosmopolitas, demócratas, científicos sociales, estadistas, con una calidad humana intachable, ideólogos de revolucionarias políticas públicas, y hacedores de modernos diagnósticos que integren a nuestro país al PRImer Mundo.

    México ya no quiere a gobernantes que los mueva la vulgar avaricia. Estos son los hechos, pesquisas y relatos que pesan sobre Mario Villanueva Madrid ex gobernador de Quintana Roo; Andrés Granier de Melo ex gobernador de Tabasco; Tomás Yarringtón Rubalcaba ex gobernador de Tamaulipas; Guillermo Padrés Elías ex gobernador de Sonora; César Duarte Jáquez ex gobernador de Chihuahua; Roberto Borge Angulo ex gobernador de Quintana Roo; Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz; Rodrigo Medina de la Cruz ex gobernador de Nuevo León; y Roberto Sandoval ex gobernador de Nayarit.

    Este libro es la aportación de este reportero, con la finalidad de que no nos maneje la resignación ante un pequeño grupo de simples personas que ha despreciado por años el poder económico y social de un país con un enorme potencial histórico, cultural, cINEmatográfico y artístico; que sin dilataciones y bajo un gobierno moderno y transparente México debería estar insertado desde hace un buen rato en las economías emergentes al lado de India, Rusia, China y Brasil.

    La era de la corrupción institucionalizada

    A la par del

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