Futbol mexicano Pese a las sanciones, “los violentos de carne y hueso ahí están”
Pese a los hechos violentos del sábado 5, cuando integrantes de las porras “La Resistencia Albiazul”, de los Gallos Blancos de Querétaro, y “La Barra 51”, del Atlas, se enfrentaron en una batalla campal en el estadio La Corregidora, los dueños de los clubes del futbol mexicano decidieron no desaparecer los grupos de animación violentos –también conocidos como barras– que ya están infiltrados por el crimen organizado.
Sin embargo, de haber tomado dicha decisión tampoco podrían llevarla a cabo, pues carecen de poder y fuerza necesarios para eliminar de las gradas a estas personas que, si bien son “parásitos” de los equipos, también han encontrado nuevas fuentes de financiamiento para sobrevivir.
Esta reflexión la hace el doctor Hugo Sánchez Gudiño, investigador y profesor de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, quien desde hace más de dos décadas ha estudiado a los grupos de choque y porras en México.
“No es posible, no se pueden borrar de un plumazo porque son grupos de animación inherentes a esta industria. Son un símbolo de los equipos, tienen una conexión con distintos sectores de la afición que se mueven en función del liderazgo que tiene la barra. Basta con ver en la UNAM: miles de fanáticos son de las escuelas y los campus universitarios; se apasionan y muchos tienen un toque de admiración por los . Claro, cuando hay hechos violentos, todo el mundo los condena; pero la barra es parte del engranaje de la maquinaria (del
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