EN EL AÑO 313 EL EMPERADOR FLAVIO VALERIO AURELIO CONSTANTINO, MÁS CONOCIDO COMO CONSTANTINO I, PROMULGÓ TEÓRICAMENTE EL LLAMADO EDICTO DE MILÁN EN EL QUE SE RECONOCÍA POR FIN LA LIBER- TAD RELIGIOSA EN EL IMPERIO. Realmente solo era la confirmación del edicto del 311, del emperador Galerio, que decía en referencia a los cristianos: “Ellos habrán de orar a su Dios por nuestra seguridad, por la de la República, y por la propia, porque la República continúe intacta, y para que ellos puedan vivir tranquilamente en sus hogares”.
EL EDICTO DE MILÁN
El edicto de Milán, del que nada sabemos hasta el siglo IX, además lo firmaron al alimón y , que era por entonces el emperador de Oriente, pero todas las medallas se las llevó Constantino, que para algo los historiadores le llamarían "el Grande". Porque él