LA VIOLENCIA SEXUAL COMO ARMA DE GUERRA
Conquistar a través del cuerpo: botín de guerra. Someter al enemigo envenenando de humillación sus líneas de retaguardia: vejación. O repoblar el territorio engendrando “hijos del enemigo”. En casi todos los escenarios bélicos, el cuerpo de la mujer se ha utilizado como campo de batalla, como oculto frente donde asestar un golpe oscuro y desmoralizador al bando contrario.
Es lo que la historiadora francesa Maud Joly califica de “violencias sexuadas”. En particular, aquellas “violencias físicas que implican la mutilación, la degradación, la humillación de las identidades sexuadas de los cuerpos femeninos en guerra”. Para esta estudiosa, la Guerra Civil española, como enfrentamiento fratricida, es el laboratorio perfecto para analizar las experiencias femeninas de la violencia de guerra. Se trata, además, de un enfrentamiento en el que se difuminan las fronteras de los frentes o tal vez se multiplican los mismos. ¿Cuántos frentes hubo en la Guerra Civil? ¿Solamente los marcados estrictamente por la geografía? O, en palabras de Joly, “¿puede concernir también al territorio de los cuerpos sexuados en guerra?”.
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Las violencias desencadenadas en la Guerra Civil contra las mujeres tienen un carácter específico, diferenciado de
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