Con todo en contra, las FARC buscan la vía electoral
BOGOTÁ.- En su peor momento desde la firma del acuerdo de paz, en noviembre de 2016, el partido político FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia) decidió cambiar de nombre: ahora se llama Comunes.
Lo hizo como parte de un proceso de transición que apunta a convertir a la antigua guerrilla marxista –la más poderosa que ha existido en América Latina– en una organización política conectada con la sociedad colombiana del siglo XXI, electoralmente competitiva y fiel al ideario social que le dio origen.
Y esto debe hacerlo en un escenario particularmente adverso en el que confluyen la resistencia del derechista presidente Iván Duque a implementar el acuerdo de paz, la intención manifiesta del gobernante partido Centro Democrático de hacer “trizas” ese pacto y la matanza sistemática de exguerrilleros (se cuentan siete asesinados este año).
También está el descrédito de las FARC entre amplios segmentos de la sociedad colombiana tras décadas de secuestros y asesinatos de civiles, y las divisiones internas en el partido político creado en 2017, luego de dejar las armas.
El hoy Partido Comunes, que adoptó ese nombre en una asamblea extraordinaria realizada del 22 al 24 de enero en forma semipresencial, tiene un largo camino que recorrer para
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