Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Diálogos con un alma vieja.
Diálogos con un alma vieja.
Diálogos con un alma vieja.
Libro electrónico195 páginas1 hora

Diálogos con un alma vieja.

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

¿Qué es vida y dónde encontrarla? ¿Qué pasa cuando muere un idioma? ¿Podemos nosotros los humanos encontrar a Atlas hoy en nuestros días? En este libro se expone al lector a un elemento casi abandonado, la ética del mismo. Este libro no pretende ser más allá de lo que es, y llevará de la mano al lector hasta donde el lector este dispuesto a llevars
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 abr 2020
ISBN9786072921351
Diálogos con un alma vieja.
Autor

Carlos Ricardo Aguilar López

Nací en México, estudiante de arquitectura en la UNAM, he desarrollado interés en el funcionamiento de la ética en la sociedad moderna, a través de la escritura he encontrado una manera de expresión y reflexión que predico con firmeza como una manera efectiva de vivir la vida.

Relacionado con Diálogos con un alma vieja.

Libros electrónicos relacionados

Poesía para jóvenes para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Diálogos con un alma vieja.

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Diálogos con un alma vieja. - Carlos Ricardo Aguilar López

    gramos.]

    Primer tercio

    Ejèrcito de solo un alma.

    ¿Y si todo esto ha sido una mentira que me creí? ¿Y si en realidad yo fui el que tomé la decisión equivocada?

    Paso correcto, concreto en dirección opuesta a la cuál provengo.

    Pasos constantes, consistentes y resistentes a los segundos que enmascaran los paisajes por los que transito, cada uno se convierte en el siamés de los días y gemelo de las noches.

    No tengo Nación, solo una ligera noción de mi meta.

    Es de noche, ahora de día, de nuevo oscurece cuando el sol se arrulla entre las nubes.

    Llueve, y no sabes cuánto adoro estos momentos, me recuerdan cuando golpeaba los sacos, devanando las vendas entre mis dedos al empezar y al terminar, sudando y mojando la suela de madera desgastada mientras los muros teñidos de verde pistache con rastros de moho me vigilaban con quietud, analizando mis movimientos mientras las luces le hacìan el amor a mis sombras. Sientiendo como reconocía mi vaho en el ambiente; un ligero sopor a pimienta y regaliz aderezado con desodorante barato.

    También reconozco mi rostro cuando me observo en el espejo, pero no me reconocí cuando cerré las puertas de ese viejo gimnasio.

    Soy lo que describirías como un monstruo, uno personificado.

    Mi experiencia comienza justo en el momento en que rocé con las yemas de los dedos en mi cama una vieja pluma que había extraviado tiempo atrás, claro que la sangre en mis nudillos manchaba los escritos al convertirme en un novato escritor.

    Conforme he avanzado me ha golpeado la edad, el temporal arreció y acrecentó las dificultades que yacían ocultas entre el gentío, aquellas que se presentaron y olvidaron sus modales con total intención.

    Conforme he avanzado mis puños han dejado de sangrar, aún así encuentras rastros abundantes de sangre entre los renglones que redacto.

    [Ten cuidado, no te vayas a manchar con estas páginas.]

    Hoy escribo sobre lo que no puedo (o debo) dañar físicamente.

    Revivo y muero cada que me trago y escupo las palabras que exhalo e inhalo.

    ¿Qué he de decir? ¿Qué he de decidir?

    ¿Quién no ha leído algo alguna vez en su vida?

    ¿Quién no ha escrito una nota, un apunte?

    ¿Quién no ha tenido la intención manifiesta de componer un manifiesto que cante sin necesidad de sonar?

    ¿Tú lo has hecho? Yo sí.

    Mi voz nunca fué armóniosa, el Dios por el que rezo me dotó con el poder de gritar con palabras silenciosas, pero nunca ha sido escuchada mi voz, ni siquiera por mi.

    He acatado y me han depravado las condiciones que me ha puesto la vida, la mía ha sido una joyita, una que me vende por la mitad y me recompensa con una porción inmunda de lo que valgo, aún así no discuto, no me quejo.

    Antes de dejarte nadando en esta playa déjame presentarme.

    [Mi nombre es Rubén.]

    Atlas.

    Él sostiene al mundo, ¿Qué lo sostiene a él?

    Tu mundo, dibujando un círculo alrededor de la existencia, se encuentra en relativa calma, a pesar de infortunios y ligeros tropezones provocados por factores alternos y externos de tu control.

    Mira tu presente para ver donde pisas, muy bien, ahora voltea al frente, atiende a lo que viene. Pagarás la condena de actos cometidos en tu pasado por errores inocentes. A diario, surgirás de entre la tinieblas, prepararás tu arco y soportarás al mundo. Sí, aunque imperfecto, aunque impoluto, inexplicablemente triunfas y sigues adelante.

    [¡Atlas es indestructible!]

    Una auténtica proeza de hoy y mañana será sostener al mundo, protegerlo e intentar solventar y librar batallas épicas por bienestar propio, tratando de encontrar un balance y estabilidad afrontando valientemente la carga de tu mundo.

    Que la política de la resiliencia sea tu oración preferida, que tus músculos canten al son de guerra cuando el mar y el cielo te intenten electrocutar y ahogar.

    Que tus ojos resistan las miradas que te convierten en lápidas andantes de piedra.

    Que no solo en el reino de los sueños seas capaz de derrotar a los paganos que intenten ensuciar tu porción favorita de cielo en tonos que atraigan oscuridad y maldad.

    Lo que comenzó como condena se ha estado volviendo una verdadera aventura. Tu pasado te ha condenado, tu presente te ha hecho fuerte, tu tronco se ha ido fortaleciendo, tus piernas resisten la pose y tu espalda se ha amoldado a los valles y montañas. ¡Fuerza Atlas! Levántate y pelea.

    Entre los pesados cielos y por las oscuras noches, lucha y vence.

    [¡Levántate!]

    Dragón.

    …Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto - ¿Qué me ha ocurrido? - …

    -extracto de La Metamorfosis de Franz Kafka

    Bienvenidos al reino que algún día prosperaba; al que acabó.

    Por favor, escuchen bien lo que os voy a contar, y tengan cuidado, no se dejen domar por las alucionaciones que aún realizan rondines en estos campos ya no verdes.

    Lo que les contaré no es una historia especial, no ha sido parida por los dioses de la narrativa, es obra de como mortales con la yema de sus dedos han pulido estos objetos llamados eventos.

    Por favor, aquí tienes una bolsa con mi corazón, así te garantizo narrarte lo más objetivo dentro de mis capacidades humanas.

    Comienza con una criatura demasiado hermosa, demasiado miserable a la vez, una princesa bella, imagínala cualquiera, con los rizos que más deleiten tu vista, con la figura y forma que a ti te resulte espectacular, pero no especules demasiado, está proscrito aquí eso.

    La realidad la sobrellevaba de manera que no parecía mostrarle o revelarle sentido alguno, entre tanta repetición en sus actos comenzó a ganarse el desprecio y arrebatos de su propio pueblo, no tenía padres, se habían separado cuando ella era una infante, posterior a ello, se exilió; había sido nombrada Princesa de Nadie, ahora ella era la Princesa de Cualquiera.

    La Reina de la autoflagelación, la Reina de la mentira, la Reina de la sofistería.

    Esperaba un milagro que le ayudara a tornar el manejo de las decisiones y poder rechazar aquellos pensamientos suicidas que la atozigaban sin descanso al dormir.

    Amó tanto ese sentimiento de desesperación y desolo que empeñó el alma, dejó que la violaran manos ajenisimas, dejó de reconocerse poco a poco; gemido a gemido ella era diferente.

    El pueblo desfallecido y embaucado en los hombros de la princesa fueron quienes arrancaron las lágrimas finales, las que restaban ante este halo de fuego bajo el que llueve llanto.

    Pobre criatura hermosa, pobre criatura que, por decisión propia, ha quedado atrapada en el reino conceptual.

    Todos los caballeros creían estar por encima de los desafíos para poder conquistarle, pero ella, tan poderosa como cuán inestable terminaba succionando lo que de ellos brillaba.

    Parecía una diosa entre los mortales, meros mortales al ser tragados por esos ojos, palidecidos al percibir el aroma de sus mejillas, al ser tentados por su contorno curvo y demoníacamente frívolo.

    ¿Cuántos cuentos hay aquí?, ¿Cuántos cadáveres quedan de todo lo que aquí ha muerto en cada tumba? Hay rosas por doquier, pero ya no para ella.

    Un regalo era una halago a sus cualidades, cuando alguien le regalaba unas rimas bonitas aunque baladíes fruslerías fuesen.

    No necesitabas hacer nada para morir por ella, con solo pensarle la veías entre madrugadas detrás de tu almohada.

    Aquellos muy valientes que aceptaron y decidieron ser héroes la gozaron entre sábanas, la sintieron en el pecho mientras el suave y dulce aliento de la princesa se calentaba. Primero era apaciguante el calor, el color rojo de las mejillas combinaba perfecto con su cuerpo desnudo. El sabor; su néctar era un completo agozije placentero.

    Y entonces, solo entonces, la Princesa de Cualquiera comentaba lo adorable y desgraciado que resultaba esa experiencia para ella, pues ahora era momento de conocer la realidad.

    La piel morena se tornaba en piel de serpiente,

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1