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Rubia y sedienta: Agencia de investigación paranormal Blue Moon
Rubia y sedienta: Agencia de investigación paranormal Blue Moon
Rubia y sedienta: Agencia de investigación paranormal Blue Moon
Libro electrónico36 páginas28 minutos

Rubia y sedienta: Agencia de investigación paranormal Blue Moon

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Información de este libro electrónico

Jane Butterworth no cree en la normalidad. Seguramente eso se deba a que solía ser un vampiro y a que trabaja en una agencia de investigación paranormal. Ah, y a que en realidad es un hombre.

El día en que un nombre de su pasado sale a relucir, la secretaria administrativa Jane sabe que es la única que puede resolver ese caso. Con el resto de detectives de la agencia inmersos en otra misión y una clienta con un ataque de pánico, a Jane no le queda otra que fingir que sabe lo que hace y responder a la llamada de ayuda. Pero ¿es su atuendo apropiado para salir a cazar vampiros?

Su clienta se enfrenta a un caso en el que el tiempo es crucial; un vampiro la mordió la noche anterior y asegura que siente cómo sus colmillos están creciendo. Sin tiempo que perder y un novio en casa preparando la cena, Jane inicia una misión a contrarreloj para salvar a su clienta y detener su transformación, pero ¿sabe siquiera su clienta qué es lo que realmente quiere?

Travestirse no es siempre elegante.

IdiomaEspañol
Editorialsteven higgs
Fecha de lanzamiento2 dic 2019
ISBN9781071513910
Rubia y sedienta: Agencia de investigación paranormal Blue Moon

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    Rubia y sedienta - steven higgs

    Oficina. Lunes 28 de noviembre, 18:00 p.m.

    Ya tendría que estar en casa cuando el teléfono sonó. Había pasado la tarde repasando la obra de un artista poco conocido llamado Baron Heinbacher. Aunque su talento artístico pudiera haber pasado desapercibido, resultaba que era un conocido adorador del diablo. En la América de los años treinta había aterrorizado la ciudad de Boston durante tres años antes de que lo atraparan y lo ejecutaran por haber sacrificado a doce mujeres en rituales de magia negra. Tenía varios autorretratos, uno de los cuales teníamos en la oficina. Tempest había estado trabajando en un caso verdaderamente raro en el que uno de los retratos había sido heredado por una mujer cuyo marido, gato e hija habían muerto en la misma semana en la que se había hecho con la propiedad.

    La mujer creía que el retrato la vigilaba. Decía que la expresión de la pintura cambiaba continuamente. Finalmente, Tempest se lo llevó de aquella casa y termino frente a mi escritorio. Tempest se burlaría si admitía que el cuadro me ponía de los nervios, pero su mirada sobre mí me incomodaba tanto que tuvo que ponerlo de cara a la pared. No sabía lo que Tempest planeaba hacer con él, pero yo pensaba llevarlo al almacén en cuanto acabara con la llamada que estaba atendiendo. Debería haberme ido a casa ya, pero me había concentrado tanto en la investigación que no me di cuenta de la hora hasta que me empezó a rugir el estómago.

    Aunque estuviera haciendo horas extra y habría estado en mi derecho de ignorar la llamada, me lancé a descolgar el teléfono y pulsé con ímpetu el botó de respuesta. —Investigaciones Blue Moon. Al habla James. En mi vestir no era James, pero costaba demasiado tener que explicar por qué una voz profunda iba acompañada de un nombre femenino.

    Quien llamaba parecía en medio de un ataque de pánico.

    —Ayúdeme, por favor — sollozó—. Estoy en peligro.

    Respiré hondo. —¿Qué le ocurre? —pregunté con clama. Mis dedos estaban preparados sobre el teclado, listos para empezar un informe. Recibimos muchas llamadas y era yo quien las atendía la mayoría de veces, pero muy pocas parecían de tanta urgencia como la de esta mujer.

    —Me ha mordido un vampiro —dijo muy rápido—. Se está haciendo de noche y creo de verdad que me

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