El Libro de John: El Magnate Sexual
Por N. Kundalini
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El Magnate Sexual, John, nos trae la historia del guardaespaldas, que además se encargaba de hacer todo. Este libro es la secuela de los dos libros previos, El Magnate Sexual y La Enfermera del Magnate Sexual.
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El Libro de John - N. Kundalini
El Porqué de Este Libro
Como ustedes ya deben saber, yo fui la cuidadora de la Sra. Joanna hasta que ella falleció en el asilo en el que vivía.
La Sra. Joanna me pidió publicar sus memorias y eso hice.
Después de que su libro fue publicado, yo empecé a ser contactada por otras personas que formaron parte de su vida. Ellas también deseaban contarme sus historias.
Entonces yo también me atreví a publicar mis propias memorias. Incluyendo algunas historias de aquellas personas que me permitieron contarlas.
Esta historia me llegó mientras revisaba las cosas personales de la Sra. Joanna. Vino de una fuente no identificada, una caja sencilla que solo tenía un nombre escrito en ella. John. Cuando yo abrí el paquete, me encontré cinco de audio casetes, aquellos que en alguna época del pasado la gente utilizaba y que ahora son artículos de museo, y la caja también contenía una nota que decía:
‘Por favor, convierta esto en un libro. Siéntase libre de corregir los errores’. La caligrafía era bonita. Yo inmediatamente reconocí el estilo de letra de la Sra. Joanna.
Después de pasar trabajo recorriendo varias tiendas de empeño, finalmente encontré un grabador que funcionaba, cabe destacar que fue muy difícil de encontrar, yo empecé a escuchar las grabaciones que contenían la voz de un hombre. Esta narración no tenía mucho sentido, era algo así como cuando usted empieza a ver una película después de que esta ha empezado.
Entonces caí en cuenta de que yo había empezado escuchando el último casete en vez del primero. Reorganizando la secuencia, me encontré una increíble historia. Que me pareció que realmente merecía ser contada.
Quién Soy Yo
Mi nombre es John Jones.
Este no es mi nombre de nacimiento, sino un nombre que se me dio. Un nombre que me fue asignado por el gobierno.
Yo lo explicaré más adelante.
Yo realmente no sé cómo empezar esto, entonces, por favor sea tan amable de disculparme. Las cosas que yo tengo que decir son dolorosas y difíciles de publicar. Yo estoy consciente de que la historia va a parecer un poco confusa mientras la cuento. Esto de narrar historias es algo que yo nunca he hecho. Pero yo he hecho muchas cosas.
Cosas malas.
Buenas cosas, también. Aunque no muchas.
Mayormente cosas malas. De hecho, fueron cosas horribles.
Voy entonces a tratar de empezar a contarles mi historia.
LAZOS FAMILIARES
Fui el hijo del medio de una típica familia disfuncional de clase trabajadora, yo crecí viendo a mi papá borracho golpeando a mi mamá drogada para que le diera más dinero. Ellos tenían trabajos al azar, nunca cementaron una vida, Ella trabajó aquí y allá como una mesonera.
Para la edad de dieciséis yo estaba atrapado entre un hermano mayor, de dieciocho años quien era el acosador del barrio, robando cosas para vender en tiendas de empeño deshonestas y una hermana de catorce años quien ya era la pequeña puta del barrio, que cobraba veinte dólares. Yo no era nada. Ni un chico malo ni un chico bueno. Solo empujando la vida hacia adelante. Solo esperando por el siguiente día por venir.
El siguiente día era como el día anterior y otra vez y otra vez.
Hasta que las cosas empezaron a cambiar. Para mejor y para peor.
Mi hermano empezó a llegar a la casa con buena ropa, relojes y joyas de lujo. Dinero en el bolsillo. En poco tiempo empezó a estacionar por la noche, carros en el frente de nuestra casa. Carros bonitos. Carros realmente finos que él nunca se podría comprar. Cada semana él podía darme dinero, usualmente un billete de cien. Úsalo como quieras,
él me decía.
Mi hermana también empezó a lucir como si ella estaba haciendo más dinero que los veinte que los muchachos del barrio usualmente le pagaban. Usaba mejores ropas y lucía mejor arreglada. Y ella también salía con mi hermano más a menudo.
Mi mamá también lucía más drogada de lo que acostumbraba. Yo no podía adivinar cómo ella estaba haciendo dinero para su droga. Mi padre casi siempre llegaba a la casa temprano en la mañana, sucio. Yo estaba seguro de que él se había caído y quedado dormido a un lado de la calle. Cuando él alcanzaba a llegar. Ese había sido el día a día de mi rutina familiar.
Mi rutina fuera de la familia era la típica de un adolescente. Escuela, deportes, nada fuera de lo común. Tampoco me metía en problemas.
Las noticias corrieron rápido. Mi hermano estaba traficando drogas. Él y mi hermana se habían unido a una peligrosa banda. Mi hermana era su cubierta. Eso explicaba los carros lujosos, las ropas, el dinero y el arma. Él también guardaba bolsas en sitios secretos en el garaje. Eso también explicaba que mi mamá estuviera siempre extremadamente drogada. Mi hermano le mantenía un abastecimiento constante. Ella ni siquiera se preocupaba acerca de nuestra comida. Yo tuve que encargarme personalmente si quería poner algo en mi estómago. Pero yo me aseguré de que hubiera comida para ella, si ella la deseaba.
Los cien dólares semanales que yo podía utilizar como yo deseara no eran gastados en mí. Los supermercados se ganaron ese dinero.
A la edad de dieciocho yo me uní al Servicio Militar. Yo me podía haber unido antes, al concluir el liceo, pero mi papá tendría que haberlo autorizado. Él no lo iba a hacer, yo lo sabía.
De cualquier manera, yo me uní y tuve un rápido progreso. Debido a mi complexión fuerte, las notas escolares y el conocimiento promedio de otros dos idiomas, debido a que mi vecindario tenía un considerable número de inmigrantes, yo ascendí y muy pronto estuve a cargo de tareas de inteligencia, junto con el acostumbrado entrenamiento de combate. Fui muy bueno con todo tipo de armas de fuego, cuchillos, explosivos, yo también me destaqué en este campo de experticia.
Una llamada telefónica casi manda todo por el drenaje. Mi familia había sido asesinada y la casa fue quemada hasta convertirla en cenizas. Si yo hubiera estado ahí, yo también seguramente hubiera sido asesinado.
Aparentemente mi hermano y mi mamá habían desviado unos kilos de drogas del narcotraficante y la vendieron por fuera de la banda. La mano dura de la venganza calló sobre todos ellos y cada cosa que los rodeaba.
Cuando mi capitán me informó de lo ocurrido, del por qué y de lo duro que había sido, él me permitió ir al funeral, pero con la condición de que llevara a cuatro hombres conmigo, por seguridad. En ropas de civil, pero bien armados. Yo le obedecí.
Para ese tiempo, yo había reunido un buen grupo de hermanos en armas. Catorce buenos hombres, que nos apoyábamos uno al otro, confiábamos en nosotros. Nosotros éramos casi una armada independiente dentro del servicio.
Yo les dije a ellos lo que había ocurrido y que me iban a permitir llevar a cuatro de ellos conmigo. Todos ellos levantaron la mano y se ofrecieron a acompañarme y a hacer el trabajo de limpieza.
No habrá ninguna limpieza. Es solo por seguridad.
Lo más difícil fue escoger cuatro de mis muchachos. La solución fue hacer que ellos los decidieran entre ellos mismos. Cuatro palillos fueron cortados y puestos con diez palillos sin cortar. Quienes escogieran los palillos más cortos harían mi fiesta.
EL FUNERAL
El vecindario estaba en silencio cuando nosotros cinco llegamos. Inusualmente callado. Siempre había ese enorme sonido del rap que yo odiaba. Ahora, el silencio reinaba.
Podía ser por respeto, podía ser por miedo, Yo no pude descifrarlo.
El silencio era escandaloso. No se podía predecir lo que iba a ocurrir.
Los servicios funerales se realizaron en el cementerio de la ciudad. Nada lujoso, no había limosinas negras, ni cortejo fúnebre. Solo cuatro ataúdes de bajo precio alineados. El ayuntamiento de la ciudad estaba pagando los gastos. Sin capilla, sin coro cantando, solo un puñado de vecinos. Algunos vinieron a presentarme sus condolencias, algunos solo estuvieron ahí, mirando. Chequeando si la familia realmente se había ido, yo lo sabía.
Algunos hombres que yo nunca había conocido estuvieron en los alrededores.
Mis compañeros se dispersaron en la zona, de la forma en que nosotros fuimos entrenados para mapear qué estaba ocurriendo desde un escenario operacional.
Cuando el entierro terminó y las tumbas fueron llenadas, la gente empezó a retirarse. Una chica se me acercó. Sus ojos estaban bien abiertos, sus pupilas dilatadas. Ella me entregó una nota.
Tu eres libre ahora. Deja la milicia y también te irás.
Yo recibí la señal. Yo seguramente me metería en una guerra. No precisamente una guerra a la que yo estuviera preparado para enfrentar. No una guerra en algún país lejano. Una Guerra subterránea en la ciudad en la que viví. La ciudad que mató a mi familia.
Con una mirada rápida a uno de mis compañeros le alerté de mantener vigilada a la chica. Él reconoció mi señal. Más tarde él reportó. La chica se montó en un carro que tenía a un hombre con una cámara, esas cámaras de largo alcance, tomando fotos. Tan pronto como ella abordó el vehículo, ellos se fueron.
¿Viste el número de la placa?
Yo pregunté.
Lo tengo.
Bien.
¿Qué sigue?
Yo no sé. Quizás el capitán nos pueda ayudar.
De regreso a la base, yo reporté al Capitán Jones lo que había ocurrido
Bien, bien, ¿qué piensas de esto, Soldado?
Que ellos me están haciendo seguimiento.
Correcto. Están preparando tu portafolio, un expediente acerca de ti. Sé inteligente.
Lo seré, Señor.
Mientras tanto, la mejor opción será mantenerte alejado de aquí. Ellos serán informados de tu localización.
¿Algún plan, Señor?
Si. El coronel Benson maneja un campo de entrenamiento especializado para hombres especiales. Cada año yo envío los mejores hombres, para que se sumen a su fiesta. Yo estaba a punto de escoger a los mejores de este año. Tú estás entre mis mejores hombres, entonces te voy a enviar para allá. Tú te unirás a la Fuerza de Tareas Especiales, pocas personas conocen de su existencia. Tú serás entrenado en talentos que ningún soldado regular tiene. Y tú serás asignado a misiones secretas que nadie se atreverá a tomar. Misiones que nadie admitirá que existieron. ¿Tu deseas unirte?
El capitán dejó de hablar y me miró, esperando por reacciones. Ninguna reacción salió de mí.
¿Alguna pregunta, Soldado?
¿Acerca de qué, Señor?
Acerca de esta Fuerza Especial.
¿Qué Fuerza Especial, Señor? Yo nunca he escuchado acerca de eso.
¿Para nada?
Para nada, Señor.
"Tú eres inteligente, Me gusta eso. Yo supe eso desde el momento en que puse mis ojos en usted. Le diré algo.
Un avión saldrá del campo aéreo cerca de aquí en tres días. Usted estará en ese avión. Usted y diecinueve compañeros como usted."
¿Yo los conozco, Señor?
Solo a los de aquí. A los otros seguramente no los conoce. ¿Por qué?
Yo voy a estar más confortable si yo tengo a algunos de mis amigos conmigo. Usted sabe, Señor, la confianza.
Usted verdaderamente confía en ellos, ¿No?
Si, confío en ellos, Señor.
Le diré qué. Benson requiere veinte. Yo tengo treinta para escoger. Yo sé que tú eres el líder entre los muchachos, incluso sin tener una posición formal de liderazgo. Tú eres un líder natural, y es eso lo que nosotros buscamos cuando te unes a estas Tareas Especiales. Tú puedes escoger a los compañeros que se van a ir contigo.
Yo los escojo a todos ellos, Señor.
OK, llévatelos a todos, pero le advierto. El entrenamiento es duro. Algunos de ellos pueden no tener éxito y serán traídos de regreso para acá.
El capitán bajó el tono de su voz.
¿Y qué pasa si ellos no tienen éxito? ¿Qué pasa si ellos regresan aquí? ¿Quién lo sabrá?
Solo ellos, tú, la cadena de mando superior y yo. Nadie más lo sabrá. Si ellos fallan el entrenamiento ellos regresarán a sus carreras aquí con nosotros y la vida continuará. Para todos los propósitos, ustedes serán temporalmente enviados a otras instalaciones.
Si usted me lo permite, Señor, yo acepto la responsabilidad.
Yo se lo permito. Escoja a sus amigos más confiables y repórtese de regreso cuando ustedes estén listos.
Si, Señor, gracias, Señor.
Terminado
Gracias Señor. Con su permiso Señor.
Y yo me fui.
Yo invite a