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Álvar Troz: Una Fábula De Bondad Y Falacias
Álvar Troz: Una Fábula De Bondad Y Falacias
Álvar Troz: Una Fábula De Bondad Y Falacias
Libro electrónico104 páginas1 hora

Álvar Troz: Una Fábula De Bondad Y Falacias

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Nuestro personaje en esta historia es un ave que habita en unas lejanas islas. Un da, volando con los suyos y atendiendo a su curiosidad, se distrae acabando sobre tierras desconocidas, donde sufre un accidente inesperado que lo lleva hasta otros sitios an ms lejanos en el continente.
Es as como al lado de un nuevo amigo, llega a ver de cerca una especie de animales, muy distintos a lo que conoce y ha visto antes, que llaman su atencin y ms que impresionarlo, lo dejan perplejo. Resulta que algo hay en ellos, que viene de generaciones anteriores y de otra especie ya desaparecida, que se arraiga en lo profundo de su ser, que les hace ser muy diferentes a los dems. A pesar de que se consideran superiores y hasta cuentan con la capacidad de someter a otros, desde la perspectiva del personaje y otros que aparecen en su camino, su proceder es destructivo y errneo su pensamiento y actuaciones son extraas y mal encaminadas.
Esta fbula, discurre entre interrogantes, descubrimientos, sorpresas y decepciones en el marco de gestos de entrega, amistad y bondad, mitos, supervivencia y muerte alegra y tristeza.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento25 oct 2014
ISBN9781463387518
Álvar Troz: Una Fábula De Bondad Y Falacias
Autor

José Lizano

José Lizano nació en Costa Rica en 1964. Su formación académica gira en torno de las ciencias sociales y economía. Luego de visitar varios países y conocer diferentes culturas, historias e idiomas, surge su inquietud por indagar sobre la naturaleza humana. Es así como con Álvar Troz, de nuevo intenta explorar ese tema, esta vez, sobre la forma de conducir el pensamiento. A través de esta fábula intenta indagar como el ser humano, o cualquier otra especie semejante, a pesar de poseer la habilidad de razonar y de entender su entorno y el tiempo de una forma más sofisticada, con frecuencia comete errores y sus decisiones no siempre son las más acertadas. En varias situaciones alegóricas ilustra como el pensamiento conduce a apreciaciones y conclusiones contaminadas por falacias, tanto en circunstancias individuales como de interacción colectiva.

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    Vista previa del libro

    Álvar Troz - José Lizano

    Copyright © 2014 por José Lizano.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014911496

    ISBN:   Tapa Dura                978-1-4633-8750-1

                Tapa Blanda            978-1-4633-8752-5

                Libro Electrónico      978-1-4633-8751-8

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 23/10/2014

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    499234

    ÍNDICE

    Llegando al continente

    En busca de ayuda

    Llegando a la costa

    En las islas

    Con Daras

    Ensayando el vuelo

    El regreso

    Un encuentro más con seres extraños

    De regreso con su bandada y en sus islas

    a aquellos que se esmeran en la estructuración del razonamiento y la simbolización de las ideas…

    portada%20alvar%203.jpg

    Álvar Troz

    Una fábula de bondad y falacias

    Junto con los de su colonia solo conocía un mundo de mar e islas hasta aquella ocasión en que decidió alejarse más de lo prudente. Lo que le sucedió y tuvo que vivir fue algo inesperado que le sorprendió hasta creer que aquellos se encontraban cercanos a la locura. No pudo descifrar lo que había en la mente de esos lejanos y extraños seres ni cuáles sus motivaciones o razones para proceder como lo hacían. Actuaban y decidían vivir de forma para él incomprensible. Por supuesto, no quería caer en esa vieja trampa de menospreciar a los que parecen diferentes o se comportan de otra manera. Sabía que cada uno actúa según ve, siente o piensa. Pero, por eso, llegar hasta matar o morir, simplemente no parecía tener sentido.

    Llegando al continente

    Su aventura comenzó un día cualquiera cuando volaba junto a otros de su bandada. Por algún motivo y como buen soñador que era, se distrajo y pronto no pudo ver a ninguno de sus acompañantes. Se halló solo cerca del continente, donde el viento era más fuerte e impredecible. Trató de regresar, sabía que no debía alejarse, pero se contuvo y continuó con aquel rumbo. Sintió que algo estaría esperándole y tendría que verlo, tendría que vivirlo. Siempre había tenido impulso de aventurero, era de esos que siguen su inspiración y palpitaciones más que sus pensamientos.

    Fue una corriente de aire inesperada que lo llevó en dirección hacia el naciente, adonde ninguno de los suyos había ido antes. Aunque en su mente escuchaba no te aproximes, regresa a las islas, con tu compañera Azulia y los otros…, fue el viento con la emoción de la aventura, el deseo de conocer otros sitios más allá de los límites, que le llamó con más fuerza. Tal vez fue esa extraña inquietud que a veces invade, de actuar en contra de lo que se sabe, y se dirigió lejos de sus mares y su mundo. Ya sabemos lo que los curiosos hacen para descubrir algo novedoso.

    Alcanzó una altura mayor donde el aire es enrarecido y de esa forma pudo descansar del esfuerzo en sus alas; en la soledad, el viento helado, era su acompañante y hasta consejero. Con el constante zumbar sobre sus plumas, parecía que hablaba a sus oídos y le sugería qué hacer. Más alto, tenue y silencioso. Cerca del cielo hacia donde nace el sol, lejos de su mar e islas. Entonces, no tardaron en aparecer ante sus ojos paisajes desconocidos.

    Por instantes, sus pensamientos continuaron y supo que no se sentiría seguro en lugares que no fueran los suyos. Como les pasa a casi todos los de su especie, debía agradarle permanecer en los sitios que le eran familiares y en los que estaría más a gusto y protegido. En los pequeños trozos de roca y arena, en las mansas y cálidas aguas, en el mismo aire, mar y tierra que le vieron nacer. Con los sonidos, las voces, los aromas de sus antepasados y donde habrían de nacer sus hijos y luego los hijos de estos.

    Pero continuó escuchando aquel viento y con ese rumbo desconocido.

    Las aguas que bien conocía quedaron lejos y adelante se vio sobre una extensa costa con una hilera de montañas atrás que le acompañaba como si fuera su vigilante. Prosiguió y las tuvo más cercanas, las más altas cubiertas de hielo y decidió sobrevolarlas. Quería observarlas y descubrir qué había más allá; de seguro habría más tierras y otro mar lejano donde conocería algo nuevo, para después regresar con los suyos y compartirlo. Podría encontrar otras islas sin saberlo… aguas abundantes en alimentos y hasta sitios para anidar… ¡quién sabe!

    Pasó encima de esas montañas y luego sobre otras menos altas buscando una llanura de vistoso verdor que logró ver.

    Pero con ese viento, llegando cerca de una ladera empinada y volando a su alrededor, una corriente inesperada, de esas que solo ocurren sobre lo irregular del continente y por encima de las nubes, a la que no estaba habituado, lo llevó hacia arriba y hacia un lado desequilibrando su vuelo. Aunque trató con toda su fuerza y habilidad de recobrar el dominio sobre su trayecto, no lo logró y terminó estrellándose contra una pared rocosa de la cordillera.

    Intentó levantarse y colocar sus alas otra vez en posición de vuelo para retomar su travesía. No podía permitir que una ráfaga inoportuna detuviera su viaje y, después de todo, eventualmente debía regresar junto con su compañera y su colonia. Con todos los demás y con lo que le era conocido. No era su idea permanecer en lugares extraños por mucho tiempo.

    No le fue posible. Según pudo comprobar, su adolorida ala izquierda no lograba la posición para recibir el viento y emprender el vuelo. ¿Luego, qué haría? Bien que estaba en tierra y no sobre el agua con este percance. Sabía que no vendría un tibor o ninguno de esos animales que persiguen a los de su especie y a otros semejantes para llevarlos a lo profundo del mar. Más bien, estaba sobre el continente donde no había esa clase de peligros. Pero tampoco parecía haber nada para comer o beber, así que pronto supo que debía encontrar la forma de salir de ese lugar y regresar a sus islas y de vuelta a su mundo.

    *****

    Mi nombre es Álvar, de la bandada Troz y con esto, ya sabrán cuáles son mis mares, cuáles mis islas, cuál mi ascendencia. Lo nuestro se encuentra en el mar y en las islas hacia el poniente donde anidamos y vivimos. Muy lejos, según dirían algunos, pero muy cerca de todo lo que es nuestro.

    Poseemos el don de volar que nos hace muy afortunados. Podemos ir de nuestras islas

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