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El Danzar De Las Libélulas: Cuarta Edición
El Danzar De Las Libélulas: Cuarta Edición
El Danzar De Las Libélulas: Cuarta Edición
Libro electrónico110 páginas1 hora

El Danzar De Las Libélulas: Cuarta Edición

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Información de este libro electrónico

Recomiendo este pequeo libro, a todas las personas que tengan bajo su tutela un nio, sin importar su edad.
A esos padres que se enceguecen ante las obligaciones, la rutina diaria, la confianza en otras personas, o simplemente la indiferencia o la irresponsabilidad.
A esas madres tolerantes y resignadas, que sufren calladas sin notar que tambin con esa actitud no solo se hacen dao, pero tambin lo causan.
A esos hijos que llegado el momento se creen que nacieron merecindolo todo, sin tener que dar nada a cambio.
A todos los seres humanos. Y no olvidemos que ser humano no es lo mismo que ser humano.

Maria Isabel MAthieu
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento8 jul 2013
ISBN9781463357535
El Danzar De Las Libélulas: Cuarta Edición
Autor

Maria Isabel Mathieu

Maria Isabel Mathieu nació en 1953 en Bogotá Colombia. Luego de tres décadas se trasladó a Los Estados Unidos en donde se convirtió en la escritora mayormente de ficción que hoy por hoy, ha publicado con este, 9 libros. Con su forma exquisita de narrar atrapa al lector al punto de hacerle soltar una carcajada como también una furtiva lágrima.

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    El Danzar De Las Libélulas - Maria Isabel Mathieu

    Copyright © 2013 por Maria Isabel Mathieu.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2013910448

    ISBN:   Tapa Blanda            978-1-4633-5754-2

                 Libro Electrónico    978-1-4633-5753-5

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 03/07/2013

    Para realizar pedidos de este libro, contacte con:

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

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    Gratis desde México al 01.800.288.2243

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    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    470677

    ÍNDICE

    Preámbulo

    Cita de la autora

    Bastardo

    Ella es mi prima

    Gris parece dormir

    Mi niño

    Entrevista del periodico Colusa de Miami Florida

    Preámbulo

    Describiéndola diría que es limpia,

    que es buena, inteligente, también

    brillante.

    Podría asegurar que es médium, vidente,

    profeta, y la compararía con una nota

    musical.

    También me atrevo a decir que es

    atrevida, prepotente, mutante, triste y

    feliz; con un genio fuerte, pero a su

    vez encantador; como también fríamente

    vehemente, a quien la vida y la muerte

    apasionan por igual.

    Pareciera la descripción de dos seres

    totalmente opuestos, pero en realidad es

    uno.

    Quien le describe y de ella escribe la llama

    Thaís, en honor a la maravillosa pieza

    clásica Meditations from Thaís de

    Massenet. Misteriosa y conmovedora;

    por lo que podemos decir, que es grande,

    bella y apasionada.

    Thaís la inspira para que escriba, por lo

    que indudablemente es, inteligente.

    Cuando escribe siente como Thaís.

    Llora, ríe y de antemano conoce el sentir

    del lector.

    Algunos juran que trae amor y paz con

    sus palabras. Virtudes de un ángel.

    Otros vociferan que tiene poderes

    diabólicos… y mucho de bruja.

    Es fría y a la vez ardiente; está en esta

    vida… y no le teme a la muerte.

    Ni siquiera se su nombre, pero la llamo

    THAIS.

    Cita de la autora

    En el proceso de parir duele de la cintura hacia abajo.

    Una vez cortado el cordón umbilical, no debería existir

    un nexo diferente al amor que mantenga madre e hijo

    unidos.

    Sin embargo, una vez que ya ha nacido el dolor es de la

    cintura hacia arriba.

    Debe ser sin duda alguna, que hay un cordón invisible

    que en el momento del parto, cambia de dirección

    enroscándose en el corazón, y solamente se rompe

    al perderse la razón.

    Hay dolores de dolores, que así como llegan, se van.

    Otros en cambio parece que no fueran a acabar.

    No obstante con el transcurso del tiempo, pasan por

    nuestra mente como el danzar de las libélulas.

    María Isabel Mathieu

    Bastardo

    Algo dentro de sí le decía acepta y sin pensarlo mucho, aceptó. Total, el hombre parecía bueno.

    Tenía que ser bueno. Un viudo joven, que a diario salía del trabajo, para recoger a su pequeña hija y llevarla al cine; simplemente caminar sin rumbo pero en su compañía, ver la televisión juntos noche a noche y hablarle de su madre muerta de cuando en cuando, para luego ir a dormir; repetir la misma rutina todos los días, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Definitivamente tenía que ser un hombre bueno. ¡Cómo no aceptarlo!

    ¿Y del amor… qué?…Bueno, estaba desilusionada y casi convencida de no volverse a enamorar, mas no descartaba la posibilidad de llegar a quererlo. Ni siquiera había atracción, pero a un hombre así… tan bueno, el tiempo se encargaría de premiarlo, otorgándole su amor; pero mientras tanto, habría de ponerle condiciones. Por esa razón le aclaró:

    —Estoy en capacidad de ser una madre para tu hija; de hecho mis hijos, a quienes ella quiere, le corresponden como hermanos. Soy, y podré seguir siendo, una gran ama de casa; y como tu compañera sabré respetarte siempre, pero… aún no me siento en condiciones… de ser tu mujer; para ello… necesitaré tiempo.

    El enamorado, muy conforme aceptó lo que fue un pacto, prometiendo respetar su forma de pensar, y procedió a colocar el anillo de diamantes, en el dedo de la deliciosamente fría e interesante mujer. Se moría de ganas de besarla, mas la actitud de ella era coqueta, pero despreciativa a la vez.

    Se vivían los días en los cuales se preparaba todo para la boda de esta pareja, que comenzaría con cuatro hijos; no obstante ella analizaba cada palabra y cada movimiento de quien sería su futuro esposo, y cada vez, le interesaba menos. Era un tanto acomplejado, celoso y absorbente especialmente, cuando estaba malgeniado.

    Cierta noche, estando Thaís en compañía de su prometido, y como invitada especial además, pues al rato harían su aparición, Barbrah su futura suegra, en compañía de su esposo Jeoffrey; su novio aprovecha unos instantes para alertarla:

    —Te advierto que mamá no es fácil. Ella es…pedante, y si le das demasiada confianza, te hará la vida imposible.

    —Entonces… ¿para qué esta reunión? Tu eres un hombre hecho y derecho; no necesitas permiso de ella para casarte ¡mucho menos su opinión!

    —Quiero que te conozca porque me gusta presumir. Me siento orgulloso de ti. En cambio ella era una ramera. Ahora cree, que por estar casada con un europeo, eso la hace una dama; y yo quiero enseñarle, lo que es realmente una dama.

    Thaís se preguntaba mentalmente:

    ¿Será que todas las suegras pertenecen a la misma ralea?—

    —No entiendo. Dama, es ser o no ser, no es cosa de competencia, ni de fingir. Con ello se nace; se lleva dentro… ¡Pero me estas hablando de tu madre!

    En ese preciso momento llegaron las personas esperadas, interrumpiendo cualquier cosa que el anfitrión fuese a decir.

    Luego de la presentación formal, estando todos más cómodos, hubo el brindis acompañado con los mejores deseos, para la pareja próxima a casarse. Barbrah, dirigiéndose a Thaís dice: Turn around (da la vuelta) al tiempo que le hacía señas a la joven, para que girara sobre sus propios pies, con el fin de observarla mejor.

    Thaís, no solo la complació, pero les ofreció una sonrisa a los presentes, guiñándole un ojo a su novio, desfigurando su gesto de enojo.

    Fue una velada lo suficiente agradable, pese a las referencias que la novia hubiese obtenido unas horas antes respecto a la señora. Y ésta, a la pareja, les pareció perfecta.

    Llegó el día de la boda civil, la cual se celebró con una fiesta a la que asistieron varios familiares de Thaís, incluyendo lógicamente a sus hijos y muchas de sus amistades. Por parte del novio, su única familia formada por su madre y la nieta, quien a su vez estaba acompañada por la familia de su madre muerta, y algunos conocidos de su padre.

    Comida, licor, música, y de ambos sexos, gente. Había todo lo que se necesitaba para celebrar una boda, excepto amor, aunque José parecía estar muy enamorado de la mujer a quien ese día, constando en unos papeles le concedieron como esposa.

    Thaís lucía preciosa y representaba bien el papel de una mujer contenta, sonriendo casi todo el tiempo; pero lo que causaba aquella expresión, era el ver brillar de alegría los ojos de su hijastra.

    Pasado todo aquello, comenzó la semana con la mudanza y organización de la que parecía, una familia feliz.

    Pasado el primer mes luego de la boda. Barbrah llamó por teléfono a casa de su hijo, que fue contestado por su nuera quien un tanto sorprendida, por decir algo preguntó:

    —¿A qué se debe el milagro de tu llamada?

    —¡Milagro que tú no haces!—respondió la suegra—Yo he llamado otras veces a saludarlos. ¿Mi hijo no te ha contado?

    —Pues…si.—contestó Thais—Lo que pasa es que yo no tengo tu número telefónico…

    La señora interrumpió un tanto brusca:

    —¡Ni te interesa tenerlo! Estoy segura, que si tú le preguntas a mi hijo por mi número, él no tendrá ningún inconveniente en dártelo.

    No gustándole a Thaís, el rumbo, ni el tono en que la conversación se estaba tornando, decidió ser clara:

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