Dechado De Recuerdos De Una Literata
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Gnero literario es la tcnica expositiva sujeta a ciertas reglas y contenidos de diferentes caracteres, a las que se someten las obras literarias con fondo histrico, narrativo, pico, lirico, potico, teatral etc., pero an y cuando se tengan estos conocimientos es La inspiracin, la substancia primordial aplicado por la autora en sus ejemplares.
Maria Isabel Mathieu
Maria Isabel Mathieu nació en 1953 en Bogotá Colombia. Luego de tres décadas se trasladó a Los Estados Unidos en donde se convirtió en la escritora mayormente de ficción que hoy por hoy, ha publicado con este, 9 libros. Con su forma exquisita de narrar atrapa al lector al punto de hacerle soltar una carcajada como también una furtiva lágrima.
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Dechado De Recuerdos De Una Literata - Maria Isabel Mathieu
Copyright © 2012 por María Isabel Mathieu.
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401866
Contents
Prólogo
Dechado
Cita:
¡Ay hombe!
¡Ah Hombe!
¡Ay Hombe!
Cita:
Música
Cita:
Una corbata para papá
El Silencio de las Campanas
Silence of the Bells
Calambur
Juego de palabras
El despertar de los sábados
Lucerito
Más vale...viejo conocido
Shantall
Inmaculado Corazón de María
¡Que ahí viene un toro!
Wake Forest University
Ayer, Hoy y Mañana.
Desconfianza
Es... Al Final del Arco Iris
Infancia
Chiste de mamá
Por si me olvido
Tal Como Eres
Prólogo
La narración es el material que posee el narrador para contar o informar hechos reales o imaginarios, como pueden ser: un cuento, una historia, un sueño, un suceso, un chiste o hasta un chisme.
Es responsabilidad del narrador, que el relato de alguna forma hiera y deje cicatriz en el corazón del lector, o por el contrario dibuje sonrisas en su rostro; como también puede lograr que se coma las uñas o, haga tronar sus dedos.
Hay casos en que el narrador es un magnifico detallista al punto, de que el oidor o el lector logre viajar al lugar que detalla quien narra, llegando a sentir que es uno de los protagonistas de la historia y en un momento dado quiera por la ansiedad de conocer el desarrollo del relato, hacer lo que muchos apasionados de la lectura, y es devorar de forma desmesurada ejemplar tras ejemplar llenándose de grandes y fieles amigos que son los libros y por ende, de sabiduría.
Dechado
7564.jpgMonólogo Cómico Dramático
La primera vez que escuché la palabra dechado
fue cuando entré a estudiar a un colegio de monjas.
Se trataba de un trozo de tela granité en el que me enseñaron a hacer diferentes clases de puntadas como cordón, cadeneta, punto de cruz y otras; ojales, pegar broches, diferentes clases de botones etc. Los trocitos de tejidos en dos agujas y crochet, se añadirían; en fin, todas las mencionadas formaban un dechado.
Una vez terminado, de allí escogeríamos la puntada con la cual haríamos el trabajo para obsequiar a nuestras respectivas madres el segundo domingo del mes de mayo.
Más de una vez decidí hacer para mi madre un mantel en frutas bordadas a cordón, sobre tela blanca lisa.
Era sencillamente delicioso ir con mamá a comprar los materiales para el que sería su regalo el día de la madre. Escoger los hilos matizados para bordar las uvas y darles la sensación de luz y madurez, la gama de verdes para hojas de las diferentes frutas y colores para éstas; los distintos colores para alguna variedad de flores que salpicarían ese complicado frutero que con anterioridad había adquirido para luego calcarlo en cada una de las esquinas del mantel, era una verdadera delicia que me hacía sentir, una alegría quizá mayor a la que sentía al abrir mis regalos de navidad.
Mis tías me ayudaban a organizar las trenzas de hilo para evitar que estos se enredaran y de esta forma el trabajo sería más fácil.
A mis diez años y ya en el mes de febrero sabiendo lo que iba a hacer, comencé a bordar el mantel para mamá. En el colegio los días lunes, miércoles y viernes. De una a dos de la tarde que era la hora de labores (nombre de esa materia), en la que no se podía conversar a menos que una tuviera que hacerle alguna pregunta a la monja encargada. Mi mantel era tan grande, que me enredaba en el cada vez que tenía que pararme a consultar y como me gustaba conversar, a pesar de hacerlo bajito para no ser escuchada, me ganaba unos gritos de la religiosa que terminaban en castigo, este consistía en salir del salón y pararme como una perfecta idiota en un pasillo, en donde no podía hablar, ni bordar pero si aguantar mucho frío. Por esas cosas del destino, esto se repetía tan seguido que mi mantel no progresaba. En casa, no tenía tiempo para ello. Primero, por que era sorpresa
para mamá (aunque ella compró los materiales) una buena disculpa para que no descubriera que mi trabajo estaba prácticamente congelado y muy inteligentemente al doblarlo para guardarlo, siempre trataba de que la parte que se notaba en la parte de arriba, fuera la que estaba bordada.
Segundo, por que tenía que hacer tareas y estudiar otras materias que casi siempre eran interrumpidas por que tenía que jugar aunque fuera un ratito con mis amigas Elena y Luisa las gemelas y su hermana Cecilia, quienes vivían en la misma cuadra en la que vivían mis abuelos. Y más tarde se complicaba con la comida y la programación en la televisión, pues los lunes a las ocho de la noche presentaban las aventuras de Guillermo Tell. Los martes a la misma hora habría de ver el Show de Jorge Varón. El miércoles Bonanza. El jueves El doctor Casey. El viernes Tele cine Caravana. Ya el sábado y el domingo era para dormir un poco más tarde, ir donde los abuelos, jugar más con Cecilia y las gemelas y hacer cualquier visita que se le ocurriera a mamá, por que en horas de la noche tocaba disfrutar como siempre en familia del Llanero Solitario, Mi Bella Genio, Hechizada y algún otro; pues Animalandia y la programación de música clásica, también lo veíamos en familia pero en la mañana y en pijama.
En la primera semana del mes de mayo, ya la monja de labores nos empezaba a recordar que los trabajos manuales tenían que estar terminados para el viernes de la primera semana del mismo; tendrían que estar lavados, almidonados, colocados sobre un cartón o cartulina y forrados en papel celofán para su perfecta e impecable presentación.
Las actividades propias de mi edad, me impedían a toda costa terminar esa labor tan complicada. ¡La cantidad de cosas que habría de bordar! Uvas, uvitas, hojas y hojitas, manzanas verdes y manzanas rojitas, duraznos y duraznitos, bananos y platanitos, nueces florecitas y papiros; sin contar con el dobladillo que era en ojalillo.
_ ¡No! ¿A que hora se me ocurrió darle ese regalo a mamá?
Pero tenía que callar para no poner a mi madre en jaque
o a correr base
.
La fecha límite para entregar los trabajos en el colegio, había llegado, pero mi disculpa estaba lista.
_ Mi mantel lo lavaron, pero no se ha secado aún reverenda madre.
Por supuesto que me creían y por lo tanto me daban plazo para llevarlo el lunes siguiente.
_ Reverenda. Acuérdese que ese mantel es grande y hemos estado buscando el tal cartón para colocarlo y luego forrarlo con el papel celofán.
Ante el llamado de atención de la religiosa por querer llevar el mantel abierto sobre un cartón y envuelto en papel cristal, me hice la avergonzada, pero se me ordenó llevarlo doblado de tal manera que se vieran las puntas del mantel que era precisamente donde más había que bordar. Colocarlo sobre un pliego de cartulina y su respectivo papel transparente para lucir el trabajo.
Todo esto quería decir que yo tenía que confesarle a mamá lo que estaba ocurriendo en mi vida desde hacía más de tres meses. ¡Ese mismo martes! Pero si hablaba, seguro que no me dejarían ver el Show de Jorge Varón y me mandarían a bordar el bendito mantel. Mejor lo dejaba para el miércoles; claro que le diré pero después de que termine Bonanza o no la podré ver.
El miércoles me salvé pues la profesora de labores estuvo indispuesta y quien la reemplazó no estaba informada sobre mi diligencia tardía, o se le olvido preguntarme. Lo cierto es que me pude relajar esa tarde. Además, pude conversar con las compañeras sin temor a que me sacaran del salón como castigo, pues todas habían terminado y entregado sus trabajos manuales; era una hora para hablar de cualquier tema, en voz baja y bajo la supervisión de la dulce novicia. De manera que en la noche después de ver Bonanza, hable con mamá, le confesé que mi trabajo estaba atrasado y tenía que entregarlo, o hacerlo ese mismo día, pero como el día se había terminado tendría que ser al día siguiente. Saque el mantel a petición de mamá y se lo mostré.
Creo que todavía no se han inventado las palabras para describir la cara de mamá cuando vio aquello. Pero recuerdo que llamó a mis tías Lucila, Clara y Alba. También a Olga Lievano de Castro una amiga suya y hasta Nora Macías, la hermana mayor de las gemelas, como también a Ana de Flores. Las reunió y mostrándoles el mantel les pidió ayuda para acabar de bordarlo a la mayor brevedad posible. Claro tengo en mi mente que Olga se llevó la tela y las trenzas de hilos casi desbaratadas a su casa esa noche, para trabajar en la cama. Al día siguiente comenzaron a rodarse el telar entre ellas. Y por la noche se reunían todas al tiempo a bordar, incluyendo a mamá. De esa manera y gracias a que les conté, que lo más importante de mostrar al doblar el mantel eran las puntas, pudieron terminar las mencionadas que quedaron perfectas. Tal como soñé desde un comienzo. Pero el trabajo no estuvo listo para llevárselo a la monja cuando ella lo exigió, aclarándolo a la alumna que ella no subiría al estrado para entregarle el regalo a su mamá como lo harían sus compañeras, por incumplida. Pero llegado el día del festejo, le entregué a mamá el mantel y ella con una sonrisa preciosa me besó y me lo agradeció. Yo, por mi parte me sentí muy contenta de haber podido cumplir. Claro que las dos sabíamos que el mantel estaba inconcluso, pero ya habría tiempo para terminarlo algún día.
-¿Qué? Transcurrió casi medio siglo desde entonces. Me case, tuve hijos, tuve nietos y cada vez que recuerdo aquel tiempo de mi infancia, recuerdo el colegio, la hora de labores, a la monja "Asunción, sus castigos, las trenzas de colores y ese mantel enorme al cual sin terminar se le dio uso en casa luciendo precioso. Pero me da nostalgia pensar que una prenda como esa en la que tantas manos queridas estuvieron involucradas, desapareció con el tiempo como lo hicieron también Ana, Olga y Nora; pero tanto ese enorme mantel como esas damas, quedaron bordadas en mi recuerdo.
Cita:
Calambur
El ser humano
Que no es lo mismo que ser humano
Nace sin saber nada
Crece creyendo que sabe algo
Se reproduce convencido que aprendió mucho
Y muere ignorando bastante
María Isabel Mathieu
¡Ay hombe!
7602.jpgNarración
Jaime Ballina se convirtió casi en otro miembro de mi familia. Fue el único hijo de Sol la mujer que le dedicara su vida desde el mismo momento en que él fuera engendrado. Gente de Provincia, luchadora y honesta con miras a un futuro magnifico no solo para ese ser que les bendeciría sus vidas, pero para el resto de habitantes del pueblo. Jaime viejo (el padre) se dedicaba a la política con la capacidad de arrastrar grandes multitudes pues era poseedor de un gran carisma y una fortuna heredada de sus progenitores. También le gustaba pintar cuando estaba aburrido, precisamente para desaburrirse y cuando se desaburría, se iba donde su compadre Rafael para enterarse de las últimas composiciones, pues de política al compositor no le gustaba hablar.
Viviendo un tiempo de campañas electorales que más parecía de carnavales, informaba a su esposa sobre los preparativos:
- El pueblo y su gente necesita alegría. ¡Habrá discursos pero también habrá música vallenata!
- ¡Y ron! Me imagino! - susurró ella – ¡Y yo que no acabo de entenderlo! – añadió-.
- Mira mija. – comenzó él a explicarle - El vallenato es música autóctona de la Costa del Caribe. Para que entiendas mejor, el vallenato, es como un temblor cuyo epicentro u origen tuvo lugar en el sur de la Guajira; precisamente en la antigua Provincia de Padilla, pero ha repercutido en el Norte del Cesar y en el Oriente del Magdalena, en el departamento de Bolívar, Sucre y Córdoba. Y bueno te digo más. Según Barrameda Morán, el término ballenato
paso a determinar a todas las personas que padecieron la contaminación sanguínea producida por el jején, fueran nacidos o no en Valledupar y dice que la tendencia popular de confundir al pronunciar la V con la B, es lo que generó el vocablo: Vallenato. Pero lo más importante de todo esto y tu lo sabes es: que te quiero con toda mi alma.
- ¡Mira! – exclamó ella – ¡La barriga me está brincando!