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Laberinto el origen de mi...
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Libro electrónico89 páginas1 hora

Laberinto el origen de mi...

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Laberinto ha sido una de las más grandes experiencias de mi vida. Es posible que en un corto tiempo te pueda mostrar todo el camino que recorrí para poder encontrar la felicidad y la plenitud. Los grandes ausentes durante mi infancia y a lo largo de mi adolescencia fueron el amor y el respeto. Amarse a sí mismo o el amor propio, no fue una materia vista. No habiendo tenido un buen ejemplo de hogar, los pasajes de este laberinto me llevaron a descubrirme poco a poco y a amarme por sobre todas las cosas. Contándoles mi vida es posible que se sorprendan, que rían y lloren con mi forma de escribir y hasta me compadezcan, pero trataré en lo posible de que solo tomen de mi historia el mensaje de que ustedes merecen un amor verdadero, el de amarse y respetarse a sí mismos antes que a los demás, el de que entiendan que es una falsedad el de dar sin recibir nada a cambio, y una gran mentira el de darlo todo por amor. Asimismo, verán lo complicado de vivir una vida como la mía, con una familia particular, en la que buscaba respuestas sobre el origen de mi origen, mi opinión sobre sobre la vida y la concepción que tenía de la virginidad. Pasajes muy duros tuve que enfrentar como el del matrimonio y maternidad. Viví reprimida, nunca sentí correspondido el amor que entregaba y jamás experimenté la pasión bajo las sábanas. En una relación disfuncional y agotada, la temida infidelidad siempre aparece y conocí ambos lados de ella. A veces un triángulo amoroso libera y otras veces oxigena. En un divorcio realmente es que llegas a conocer de qué están hechas las personas, solo es cuestión de tiempo para que uno sane sus heridas y otros hagan un balance de sus pérdidas. El despertar de la sexualidad fue crucial para poder darle un nuevo sentido a mi vida. Desde ahí, empiezo a soltar los prejuicios y dejar atrás los tabúes que encerraron a mi propia mente en una cárcel a parte, permitiendo así, mi reconstrucción interna para empezar a volar. Iba dispuesta a comerme el mundo no había otra prioridad más importante que yo y, el amarme a mi misma fue la clave para encontrar el amor.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 oct 2022
ISBN9781005684068
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    Laberinto el origen de mi... - Marby Rios Perez

    Prólogo

    Por mi mente jamás pasó la idea de sentarme a escribir lo que he vivido. He tardado un poco en darme cuenta de la necesidad de decir y contar lo que consciente e inconscientemente he querido callar y olvidar porque considero que algo bueno ha de salir de este relato.

    Aquí no leerán sobre un cuento de hadas, ni una historia de horror, aunque en algunos pasajes podría verse así. Aquí leerán sobre lo que puede ocasionar un cúmulo de decisiones equivocadas en la vida de una persona ingenua, sin malicia, insegura, cursi y enamorada de las historias de amor. Decisiones cruciales, erradas y a destiempo que me hicieron vivir una vida infeliz en muchas ocasiones, con grandes sinsabores y con algunos momentos de alegría.

    Contándoles mi vida es posible que se sorprendan, que rían y lloren con mi forma de escribir y hasta me compadezcan, pero trataré en lo posible de que solo tomen de esta historia el mensaje de que ustedes merecen un amor verdadero, el de amarse y respetarse a sí mismos antes que a los demás, el de que entiendan que es una falsedad el de dar sin recibir nada a cambio, y una gran mentira el de darlo todo por amor.

    Asimismo, verán lo complicado de vivir una vida como la mía en la que buscaba respuestas sobre el origen de mi origen, la vida, la familia, la virginidad, las relaciones, el matrimonio y las claves para vivir una vida feliz.

    Este desahogo obedece a la insoportable idea de pertenecer a dos familias particulares y divididas, llenas de odio, conflictivas, complicadas, viciosas por el dinero y el azar, el de poseer un título universitario que cuelgo en una pared, cuyo oficio no ejerzo ya que en sí, no era mi vocación, y por sobre todo, el choque que produjo en mí el salir de un mundo, con una madre tirana y conservadora, donde el tabú y el pudor a ultranza estaban a la orden del día, para entrar en segundos en otro mundo con un tirano mucho peor, que me anuló como mujer, que convirtió mi vida en una baldosa de alto tráfico, irrespetada desde todo punto de vista, a quién forzó en principio a ser el ama de casa perfecta, imitando al pie de la letra a la madre de aquel hombre que deja mal parado el vocablo y degrada el significado de éste.

    Leyendo este relato sabrán que salí de una burbuja de cristal, que jamás hice nada por mí ni por nadie, hasta que tuve que enfrentarme sola al mundo con mis miedos, mis temores e inseguridades y, hasta con una hija a cuestas, originados por aquellos dos que decidieron traerme a este laberinto llamado Vida…

    Primer Pasaje

    Antecedentes Familiares

    La familia de mi padre, de ascendencia alemana, cosa de la que no hago mucho alarde, es posible que haya heredado algunos rasgos físicos. Esa seguramente es la razón por la cual a veces sentí cierto rechazo inconsciente de mi madre ante su justificado rencor a aquella familia que le hizo la vida imposible, un verdadero infierno y cuyos miembros del clan buscaban a mi padre con el fin de ocasionar conflictos en mi hogar, aupando su irresponsabilidad en el mismo, buscándole amiguitas y forzándonos a nosotras, sus hijas, a rendirles una pleitesía disfrazada de respeto.

    De ellos recuerdo las visitas a mi abuelo paterno en su casa de La Florida, en Caracas, quien sufrió de Alzheimer, que en silencio me acariciaba la cara y tomaba mi mano con sus frágiles manitas frías desde su silla de ruedas o una cama que apestaba a orina; a mi abuela que nos forzaba, con anuencia de mi padre, a llamarla mamá Margot, ya que odiaba le llamáramos abuela.

    Una alma viciosa y desesperada por salir a una casa de juegos, de apuestas, a un hipódromo; a cuatro tíos igual de adictos quienes para mí solo representaron un cero a la izquierda durante mi infancia, ya que nunca nos obsequiaron una palabra de amor y afecto. No recuerdo jamás un regalo de cumpleaños de parte de ellos y menos de navidad.

    Nunca fuimos las sobrinas favoritas, supongo yo, por la mala relación que tenían con mi madre. Por último y no menos importante, a mi tierna bisabuela Ita, su apodo de cariño, de noventa y tantos años, a quien con dolor recuerdo postrada en una cama, producto de una caída que le ocasionó fractura del fémur. Un triste hecho que ocurrió el día que yo cumplía mis quince años. A ella la recuerdo allí en un cuarto de servicio horrible en la planta baja de la casa, cuya hediondez a orina de gato y a rancia humedad solo nos permitían verla por poco tiempo, ya que era insoportable el olor en esa área de la casa. Ita alababa mucho el asado de carne que hacía mi madre y que con mucho amor le preparábamos. Asado que al irnos seguramente se lo comían los demás sin dejarla disfrutar en su totalidad de la deliciosa ofrenda que hacíamos especialmente para ella.

    De la familia materna, quienes descienden de una importante familia de origen francés, heredé la clase, el protocolo, el gusto por lo exquisito y por las buenas cosas de la vida. De ellos recuerdo a mi abuelo materno, que con cariño me llamaba nariz de plastíca, fue un trujillano, que trabajó muy duro como limpiabotas, vendedor de periódicos, cerrajero, vendedor de bicicletas y que luego hizo dinero como comerciante. Un trigueño alto, que asediaba cualquier falda y al que vi con mis propios ojos por el boulevard de Sabana Grande, en Caracas, caminando de forma muy comprometedora, con una rusa altísima, que no era precisamente la bajita de mi abuelita, quién, aun sabiendo de las andanzas de su esposo, callaba amargamente, pagando así sus frustraciones con sus nueve hijos entre ellos mi madre y a quienes reprendían a punta de hebilla de correa, mecates, mordiscos, zapatazos, escobazos y pare de contar.

    Un par de abuelos represivos, que siendo pobres lograron esforzarse para lograr una vida acomodada, con dinero y que, sin pensarlo, al final de sus días, ese mismo cochino dinero y el favoritismo existente entre los hijos terminaron por trastocarles el alma y odiarse de una forma poco fraternal y despiadada. La verdad jamás entenderé como mi adorada y amada abuela materna,

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