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Una Vida En Papel
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Libro electrónico352 páginas4 horas

Una Vida En Papel

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En esta obra desnudo mi Alma en medio de un ambiente de cario y calidez familiar. Enfatizo en el amor inmenso a mis padres, a mis seis hijos y al resto de mi familia. Menciono todo lo que tenemos y debemos valoras ya que lo hemos recibido gratuitamente de Dios.
Exalto experiencias vividas que me han ayudado a crecer, que han sembrado esa semilla, esa fuerza que est y sigue en m, que me invita a ser cada da mejor. Relato con seguridad que cuando la vida nos presenta mil razones para llorar, yo tengo mil y una razones por las cuales sonreir, en medio de mis poemas al amor, al desamor y a cosas que se dieron en su tiempo.
Soy suave como la seda pero con un interior de diamante, porque con el don de mi fascinacin, consigo mis logros.
Cito tropiezos, pero eso no quiere decir que no sepa caminar, es que all afuera hay muchos obstculos que me parecieron interesantes y quise plasmarlos en Papel.
Mis escritos captan mi esencia, en medio de mis amigos que se quedaron para siempre, como los que ya no estn; ellos que de una forma u otra, influyeron mucho en la universidad de mi Vida.
Soy autentica, directa, vigorosa y sensual, ya que a medida que envejezco pierdo el miedo, presentndoles experiencias que de una manera u otra perturbaron mi momento, pero que a la vez me dej el legado del Saber.
Me enfoco en cosas pequeas, ya que son las que hacen la vida muy especial, comprendiendo que cuando me desespero, recuerdo que a travs de la historia, los caminos de la verdad y del amor, siempre han triunfado,
en medio de todo y de todos, en ese remolino de vivencias que me envolvieron en su momento y que me sirvieron para expresarlas en Papel.
Que este libro te ayude a identificarte con tu familia, a luchar da a da, a crecer en todo aspecto pero sobre todo, a ser un buen ser humano recordando que: Si te ha dolido alguna vez el Alma, es porque Dios te ha agarrado demasiado fuerte para que no caigas.
IdiomaEspañol
EditorialAuthorHouse
Fecha de lanzamiento11 may 2012
ISBN9781468561180
Una Vida En Papel
Autor

PALMIRA MONCADA-WASSERMANN

Nacî un 25 de Mayo de 1957 en la ciudad de Managua, Nicaragua, como   tercera de nueve hermanos. Madre de cuatro hijos, madrastra de dos que la vida me regaló. Abuela de trece nietos de los cuales cuatro están en Costa Rica y nueve en California. Emigro a los Estados Unidos a mis treinta años. En 1991, obtengo mi certificado como Manager en Pequeños Negocios. En 1996 me divorcio, quedando con la custodia de mis cuatro hijos. En el 2002, me gradúo de mi educación general en San Bernardino Valley College. En el 2003, adquiero mi certificado en conocimiento de Procesador de Préstamos. En el 2004, obtengo mi certificado como Sicóloga de Trabajo Social. En el 2005, adquiero mi certificado como Paralegal. En el 2009 como sobreviviente de la Violencia Doméstica, publico mi libro “Yo Mujer”. Actualmente trabajo como Asistente del Administrador, en un centro de diálisis en Yucaipa, California. He donado mi libro a la mayorîa de refugios de mujeres abusadas del Inland Empire, y estoy luchando para que me acepten como voluntaria en el programa del gobierno Alternative Domestic Violence (ADV) de Riverside County.

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    Una Vida En Papel - PALMIRA MONCADA-WASSERMANN

    AuthorHouse™

    1663 Liberty Drive

    Bloomington, IN 47403

    www.authorhouse.com

    Phone: 1-800-839-8640

    © 2012 Palmira Moncada-Wassermann. All rights reserved.

    No part of this book may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted by any means without the written permission of the author.

    Published by AuthorHouse 5/04/2012

    ISBN: 978-1-4685-6119-7 (sc)

    ISBN: 978-1-4685-6118-0 (e)

    Any people depicted in stock imagery provided by Thinkstock are models,

    and such images are being used for illustrative purposes only.

    Certain stock imagery © Thinkstock.

    Because of the dynamic nature of the Internet, any web addresses or links contained in this book may have changed since publication and may no longer be valid. The views expressed in this work are solely those of the author and do not necessarily reflect the views of the publisher, and the publisher hereby disclaims any responsibility for them.

    También por Palmira Moncada-Wassermann

    YO MUJER

    AGRADECIMIENTO

    Agradezco infinitamente la gentileza de permitirme usar el tiempo de mi trabajo a mi jefe y gran ser humano, Jason Colby, Licenciado dos veces en Sociología y Servicio Social, quien se desempeña como Administrador General de esta Unidad de Diálisis en la ciudad de Yucaipa, California.

    Debido a mi trabajo diario como Asistente Administrativa en esta hermosa unidad en la que me he desempeñado como una más de esta inmensa corporación a nivel de esta nación, donde damos la atención necesaria a los enfermos que lo único que necesitan después del lavado de su sangre para que puedan seguir viviendo es amor, comprensión y sobre todo mucho aliento, y en la cual he aprendido día a día a quererlos, a comprenderlos y sobre todo a respetarlos; no tengo el tiempo suficiente en casa para escribir, es por eso que aprovecho los ratitos libres para hacerlo en mi trabajo con el permiso de esa noble persona que es mi jefe.

    Al licenciado Colby lo admiro y respeto y él también me respeta como su asistente y como escritora que soy; él sabe que mantengo mi trabajo al día; lo de mis libros es otra cosa, eso lo hago en mi tiempo de ocio y así el Licenciado Colby se aproxima a mi computadora y al no poder leer el español, sólo me toca el hombro sonriente y me dice: -¡Estás en lo tuyo! No le contesto, simplemente entre él y yo hay una química casi perfecta, es el entendimiento entre dos seres humanos que se respetan y confían mutuamente.

    El aceptarlo como él es, sin siquiera pretender criticarlo por tener a su esposo que lo hace feliz, me ha llevado ante él a ganarme su gracia por la cual oro a Dios todos los días de mi vida.

    A ti, jefe querido, mil gracias; gracias por tu confianza, gracias por tu apoyo moral y sobre todo, gracias por tenerte en mi vida como tal.

    También agradezco la corrección de mi obra a mi hermana del Alma, Licenciada en Mercadotecnia, Licenciada en Administración de Empresa, Notaria Publica y Doctora en Leyes, además de Profesora de cinco Universidades de mi hermoso paîs, la erudita Doctora Mayra Moncada Flores a la cual Amo con Especialidad.

    A ella mi mas sincero respeto y eterna Admiración.

    PRÓLOGO

    Después de años de estar juntando poemas, cartas, escritos para las personas que amo, además de sueños, vivencias, experiencias -diría yo- ha venido a mi mente finalmente el título de este libro. Como es un poquito de todo, no estaba segura cómo titularlo para que mis lectores se sintieran más cómodos con él.

    Después de plasmar mis ideas y poner entre escrito y escrito un pensamiento que nos ayude a crecer, hoy he decidido juntarlo todo. Con él disfrutarán sueños; sueños que de una manera u otra se han hecho realidad, poemas escritos en el tiempo preciso sin obtener nada más que el divino deseo de escribir, eso bello que me embriaga, que me empuja, que me llena de satisfacción, pero esa satisfacción no es de todos los días, es por eso que tengo que aprovechar la embriaguez momentánea que llega a mí en cualquier sitio, en cualquier momento, ya sea al ir conduciendo, al depositar un beso en la mejilla de alguno de mis nietos o simplemente al observar la planta de mi jardín que crece dentro del mimo del agua que le deposito, que la hace vivir, que la hace lucir bella para mí. Podría nombrar a todo este escrito: Episodios, ya que eso es directamente; episodios que he escrito en el momento dado a mis hijos, pensamientos, cartas a mi madre, poemas a amores que han llegado en ciertos momentos de mi vida, gente linda que he conocido y me ha hecho feliz, hermanos buenos, hermanos con defectos, en fin: hermanos. Vivencias para bien o para mal pero solamente eso, vivencias.

    Siéntate, disfruta de estos escritos que he preparado especialmente para ti; eres la persona indicada ya que lo tienes en tus manos y eso es lo único que deseo: ¡Qué lo disfrutes!

    ÍNDICE

    YO MUJER

    AGRADECIMIENTO

    PRÓLOGO

    ÍNDICE

    ARTÍCULOS A MIS HIJOS

    Y FUIMOS DOS

    MI ROSTRO ERES

    MI HIJO, MI GRAN TESORO

    AL FINAL DEL DIA

    MITZY LIDIA

    HARVEYCITO

    LOS HIJOS SE VAN

    MADRE

    MADRE BENDITA

    CARTA A UNA MADRE

    QUERIDA MADRE

    EL ROSTRO DE MI MADRE

    TE PIENSO, MADRE

    PRESIENTO

    ¿ME ESCUCHAS, MADRE?

    TE EXTRAÑO, MADRE

    LA MUERTE DE MI MADRE

    EL TECHO QUE COBIJÓ A MI MADRE

    MI SEGUNDA MADRE

    RESPUESTA DE UNA MADRE

    DAVID

    ME DIVORCIÉ DE TI Y TÚ DE NUESTROS HIJOS

    ¿ACASO SOY CULPABLE?

    ¡SIEMPRE HACE FALTA UN PAPÁ!

    ¿UN DELINCUENTE?

    ¡ANOCHE, HIJO, SOÑÉ CONTIGO!

    NO SUPE IMPULSARTE

    CARTAS DE UNA MADRE DESOLADA

    LA CONVERSIÓN DE MI HIJO

    YA PASÓ LA TORMENTA

    MIS POEMAS

    FRANCESCO

    DIVINO TÚ

    DAISY MÍA

    QUISISTE SER

    EN ÉXTASIS

    SOLEDAD

    SOY AFORTUNADA

    NO LO MEREZCO, DIOS

    HACE CINCO MESES

    MI MÚSICA

    ME FALTA UN AMOR

    TU VOZ

    SERÁ

    TENGO MIEDO

    TE FUISTE

    HOY ES EL PRIMER DÍA DE MI VIDA

    TE EXTRAÑO, PADRE

    DULCE MARIANA

    ¡PERDÓNAME, DIOS!

    TE SIENTO EN MÍ

    MORENO

    Y ES QUE, HACE SEIS AÑOS QUE NO HAGO UN POEMA

    YA NO MÁS

    VIVENCIAS

    TRAVESÍA

    MIS 50 AÑOS

    POR FIN SOY YO

    ZURDA

    MI TÍTULO

    MI MANSIÓN

    ¿HABRÁ UN MAÑANA?

    PERSEVERANCIA

    AUSENTE

    MI AMIGO RICO

    MEDIOCRE

    MIS HERIDAS DE UN PASADO DOLOROSO

    SUCESO DE UN TRABAJO

    ESE DÍA ME DI CUENTA QUE ERA HONESTA

    MI FAMILIA

    PERDÓN

    INCONFORME

    SÓLO DÉJAME

    MIS DOMINGOS

    POR HABERME

    A UN PADRE OLVIDADIZO

    UN REGALO DEL CIELO

    MI LIBERTAD Y MIS CANAS

    ALMA GEMELA

    ¡TENGO QUE DARLES UNA NOTICIA!

    MAMEY

    ¡HASTA DÓNDE HAS CAÍDO!

    EL NACIMIENTO DE MI NIETA

    TODO LO QUE SIEMBRES, ESO COSECHARÁS

    NO LO ACEPTO

    SIN SENTIDO

    PRIMERA ILUSIÓN

    MI CONSEJO

    GÉNERO

    MI HERMANA MENOR

    BABOSADAS

    YA TODO SE HA IDO

    MI MEDIA HERMANA

    EL CLIC DE LA SANGRE

    YO NO SÉ POR QUÉ USTEDES ESTUDIAN TANTO

    MI DESCRIPCIÓN

    AYER TUVE UN SUEÑO

    ALLEN

    ES SUFICIENTE

    TU SILLÓN VERDE

    HEINZ

    HASTA LUEGO

    Sí, pero un Libro queda para Siempre, la Palabra Escrita permanece durante años.

    Uno toma un Libro, lo lee, lo conserva y lo digiere.

    Está ahí para la Posteridad en una forma Sólida y Tangible.

    Autor Desconocido

    ARTÍCULOS

    A

    MIS HIJOS

    A Través de mis Hijos he Entendido

    el Milagro de la Vida

    y mi Amor hacia Ellos

    ha sido Puro, sin Mezclas.

    Autor Desconocido

    Entre mis Hijos todo está ahí,

    Perfecto.

    Juanes

    Y FUIMOS DOS

    Mi amor le derretirá El Corazón al igual que

    los rayos del Sol Entibian la más fría Arcilla.

    Og Mandino

    Te concebí en medio de la dicha más grande cual nunca antes había imaginado. El amor ardía en mí en todo su esplendor. Versos, risas, pasión ardiente, amor incesante en medio de la cama de tus abuelos que servía nuevamente de cuna al deseo infrenable de mis diecinueve años.

    La lumbre ardía y el fuerte olor a ceniza invadía el ambiente de la humilde cocina de aquel rancho que esa mañana tu padre y yo visitábamos al lado de sus amigos. La pregunta de aquella sencilla pero simpática campesina de corta estatura y blanco delantal, que al verme cómo yo arrugaba mi rostro con el olor a cebolla a la hora de freír el arroz en la paila, me regresó a la realidad: -¡Estás embarazada! La verdad no lo sabía, ya que después de un año de matrimonio, esperaba el milagro de estarlo.

    Sí, hija querida, era cierto, mi cuerpo se partía en dos, dándole vida al tuyo.

    Un 20 de febrero, a las dos de la tarde, llegaste a este mundo, convirtiéndome en madre por primera vez.

    El silencio reinaba y la felicidad me embargaba, y tú, ahí, pequeña, frágil.

    Tu cuerpecito aún arrugado, húmedo todavía, olía a la placenta que te cobijó por nueve meses.

    Tu rostro virginal se asemejaba a las princesas más bellas del reino babilónico y entonces te tomé en mis brazos y casi por instinto tu manita tomó mi dedo y te amé, exactamente como cuando estabas en mi vientre, con esa conexión directa de mi sangre y la tuya, te besé tiernamente y juré ante Dios y la vida protegerte y cuidarte hasta el día de mi partida.

    Crecías, y como siempre, muy juntita a mí, solías contarme tus sueños y fantasías con lujos de detalles trasladándonos tú y yo de la mano a ese mundo tuyo de hadas y castillos, donde nos mecíamos en los jardines colgantes del rey Salomón, y entonces platicábamos con el Creador rodeadas del olor a lirios, jazmines y azahares.

    Han pasado treinta y cinco años, eres madre de tres hijos y luces más bella que nunca. El rol de madre-mujer te ha hecho valiente, madura, persistente y admirable. Tu carácter selectivo, intachable, que te hacen calculadora e inteligente, se mezclan con tu caminado garzado y cleopátrico que llena de seguridad tu personalidad, dotándote de una belleza altiva y a la vez natural.

    Ve, hija querida, no desmayes nunca, ya que llevas en tu sangre la fuerza de tus ancestros, el ejemplo de tus bisabuelos, la tenacidad de tus abuelos y sobre todo la perseverancia de esta tu madre que te ama.

    Sigue adelante sin dudar un solo momento que vas guiada de la mano de Dios, pero antes quiero que sepas que por sobre todo y ante todo en mi vida siempre estarás como lo que eres: mi hija mayor. ¡Ama y respeta la vida y no claudiques jamás!

    No te aflijas por el ir y venir diario pues yo siempre te estaré esperando en tus momentos de angustia y confusión, como también en tus momentos de dicha y felicidad.

    Me gusta escuchar la Melodía de las Montañas,

    el Son del Juego de las Hojas con el Viento,

    el Variado Trinar de los Pájaros.

    Autor Desconocido

    MI ROSTRO ERES

    Tú Eres mi Sol, mi único Sol, Tú me Haces Feliz,

    aún cuando el Cielo está Oscuro,

    Déjame Disfrutar mi Sol Ahora.

    Autor Desconocido

    Tu ronco gemido en medio de mi cuerpo adolorido me hizo volver en mí: ¡Habías nacido!

    Eras blanca como la leche. Tu cuerpecito larguirucho y tus grandes ojos negros moviéndose de un lado a otro querían descubrir lo que pasaba en tu nuevo mundo y te hacía moverte insistentemente.

    ¿A quién te parecías? Tu tierna carita tenía otra apariencia respecto a tu hermana mayor.

    Habían pasado dos meses desde tu nacimiento y aún no tenías nombre y fue hasta que mi madre llegó a conocerte, muy impresionada me dijo que eras exacta a mí, entonces decidí ponerte mi nombre: Palmira, nombre compuesto por siete letras en el cual está incluido el número perfecto de Dios: nombre lleno de Sol, Verano y Palmar.

    Crecías al lado de tu hermana en medio de la pobreza más grande cual nunca antes había enfrentado a mis cortos veintidós años; tu vida, en medio de guirnaldas como cualquier niña normal, añorando siempre la presencia de tu padre y tu infaltable sociabilidad para cada uno de nuestros vecinos, quienes además de admirarte por tu viveza natural, te distinguían por tu fiel y eterna sonrisa.

    Por las tardes te sentabas en la cuneta, frente a la puerta de nuestra casa y con voz gangosa, saludabas de un lado a otro a nuestros vecinos, quienes con sus rostros cansados por la larga faena del día, respondían a tu saludo desde largo con un ademán de manos o entregándote un dulce.

    Tu eterno espíritu de protección hacia tu hermana mayor te hizo lucir siempre más fuerte que ella ante los demás y sobre todo ante mí, ya que desde que supe que habías nacido con mi rostro, también estaba segura que portabas en ti el inmenso espíritu de lucha que poseemos por parte de tu abuelo: mi padre.

    A pesar que amabas profundamente a tu padre por tu inclinación hacia él, siempre sentí tu especial amor hacia mí: te acercabas despacito a mi lado, llorosa, a limpiar mis lágrimas, tratando de preguntarme en tu idioma: -¿Qué pasa, mami? Y yo, al darme cuenta de tu tristeza, te sonreía besándote y abrazándote, disimulando mi dolor por las largas horas de espera por ese padre tuyo, que fuera de nuestro hogar en sus años mozos, vivía su vida.

    Al verte a ti me descubro a mí misma: de rostro ovalado e inmensa sonrisa de buenos días a la vida que le dan un realce a tu fuerte personalidad, sintiéndome orgullosa de ti por tantas cosas que has logrado en ella.

    ¿Sabes algo penoso y a la vez divertido? Al embarazarme de ti y al pensar en mi segunda responsabilidad me deprimí mucho, pero hoy, al pasar el tiempo, amada hija, no podría siguiera el imaginar vivir sin ti.

    Cienes de noches, antes de tu descanso diario, te arrullaba en mis brazos, en la enorme mecedora de roble de tu bisabuela, en la cual te mecía y en la que encontrabas el refugio del sueño, haciéndome feliz observar por largo rato tu rostro virginal.

    Y hoy, después que has partido de mi lado, sumida en mi silencio, te dibujo en mi mente con tu paso apresurado de madre preocupada, sumergida en el quehacer diario por las cuentas que llegan y la responsabilidad hacia tus hijos, pero, ¿por qué te preocupas, hija mía, si tienes las cosas más bellas que un ser humano puede desear como son valor, decisión, coraje, carácter, y sobre todo mucho amor que dar además de tu inquebrantable honestidad?

    Han pasado treinta y tres años, has volado de mi nido y eres madre.

    Te veo cargando en tus brazos a tus hijos que tienen tus ojos, que son los míos, y los amo.

    Gracias por preocuparte por mí, por tu llamada precisa en el momento preciso, gracias por tu eterna sonrisa y la hermosa amistad que me brindas que es lo que le da diariamente aliento a mi vivir.

    Los Pájaros, el Viento, el Mar y La Naturaleza toda,

    hablan con la música de La Alabanza

    para Nuestro Creador.

    Og Mandino

    MI HIJO, MI GRAN TESORO

    Sus pechos me Alimentaron cuando

    era un Bebé y fueron Albergue cuando

    tuve miedo o me sentí solo en mi Niñez.

    Autor Desconocido

    Todavía era un embrión en mi vientre y ya lo amaba.

    Existía entre nosotros una comunicación casi perfecta a través del cordón umbilical.

    David, mi anhelado David, ése sería su nombre, como su padre lo había decidido.

    Era yo aún de veintidós años y ya era madre de dos hembras, pero dentro de mí latía un fuerte deseo por mi varón y lo recibí como el mejor regalo del cielo.

    Mi embarazo fue muy distinto al de mis dos hijas. Todo en mí era paz y felicidad, amaba todo lo que me rodeaba, aún la acostumbrada indiferencia de mi esposo en mis embarazos me hacía bien; por eso y muchas cosas más yo estaba segura que sería varón.

    Fue rápido al nacer, tres fuertes dolores y abrió sus ojos a la luz de este mundo, su despreocupado ademán al introducirse inmediatamente su dedo a la boca me hizo verlo aún más curiosillo.

    Era velludo y perezoso, sus grandes ojos negros -cual dos pepitas encendidas- se movían de un lado a otro en medio de sus pausados movimientos, como tratando de desperezarse y entonces me di cuenta que se convertiría en el único hombre al cual yo amaría toda mi vida.

    Al pasar de los años no era directamente el preferido –como mi familia y amistades me lo insinuaban- pero sí sentía una rara especialidad por ese niño que día a día crecía y me llenaba de besos y sutiles caricias y que además me lloraba a la hora de partir al trabajo; y por las noches, de regreso a casa, luego de una larga jornada, solía esperarme con su acostumbrado dedo en la boca detrás de la verja negra de hierro que lo protegía de la calle.

    Llegó el tiempo que tuvo que iniciar sus estudios preescolares y fue un gran dolor de cabeza dejarlo en el salón de clases; es que mi extremada protección le comenzaba a afectar.

    A su profesora, humilde mujer provinciana de fácil sonrisa, pude ganármela con costosos regalos que indirectamente le obsequiaba, los cuales me pagaba cargando a mi hijo en horas de clase.

    En medio de la guerra de mi país, el padre de mis hijos decidió abandonar mi hogar al enamorarse profundamente de otra mujer y fue ahí que mi hijo comenzó a protegerme.

    Cierta noche, en mis ratos de soledad y melancolía, pude sentir sus pequeños dedos que limpiaban suavemente las lágrimas que corrían por mi rostro y en medio de su hablado un poco tartamudo y a la vez aniñado me dijo:

    -¡Ma’, no llore!

    -Si no estoy llorando, amor.

    -A mí no me engaña, ya tengo siete años.

    Disimulé lo más que pude riendo y tratando de cambiar la conversación pero fue en vano ya que él insistió: -Sé que llora por mi pa’, porque se fue y nos dejó, pero quiero que sepa que yo estoy aquí y no la voy a dejar nunca, que desde hoy dormiré con usted en su cama para acompañarla y le doy permiso de echarme la pierna.

    ¿Qué era esto precioso que Dios me había dado? ¿Por qué mi hijo a su corta edad me ofrecía su apoyo y protección? ¿Cómo sabía que yo lo necesitaba tanto?

    Mi cuarta hija había nacido y en medio de la guerra civil que en ese momento se libraba en mi país, yo no ganaba el dinero suficiente para mantener a mis cuatro hijos; entonces tomé la decisión de dejar mi país y emigrar a los Estados Unidos. Estuve sin ellos por espacio de once meses y el día de nuestro reencuentro me hizo sentir nuevamente su mano en mi hombro, sin decir una sola palabra, pero sí pude leer la dicha de su tierno corazón en sus grandes ojos negros.

    Al pasar de los años, mi hijo ha crecido convirtiéndose en todo un hombre de seis pies, de una belleza varonil muy singular, con su siempre sentido de protección y nuestra inquebrantable amistad, disfrutando nuestros ratos de largo esparcimiento como lo estábamos desde que nos unía el cordón umbilical.

    Siguen los rumores de los que nos rodean de que él es mi preferido, a los cuales respondo: Únicamente es mi hijo varón.

    Después de treinta años, sigo sintiendo su mano protectora y me doy cuenta que ha volado de mi nido, pero siempre estaré esperando en casa a ese hijo querido que me sigue amando como al comienzo, al cual lo sigo viendo como lo que es: Mi Gran Tesoro.

    En silencio y en mi fuero interno me dirigiré

    A Él, y le diré que lo Amo! Aunque dichas en Silencio,

    estas Palabras se reflejarán en mis Ojos, serenarán

    mi frente, y harán Eco en Mi Voz.

    Og Mandino

    AL FINAL DEL DIA

    ¿Sabías que la Luz que Emites

    podría Encender hasta Una Estrella?

    Autor Desconocido

    El día se ha ido y ha llegado el silencio nocturnal.

    Es hora de dormir y me desvisto. Te veo apurada haciendo lo mismo que yo, poniéndonos nuestros pijamas.

    Recojo el enorme perraje que adorna nuestra cama de día y apago la luz porque es hora de dormir. Me desperezo, reclino mi cuerpo en medio de nuestras almohadas y me quedo ahí, a tu

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