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Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo: Tomo I
Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo: Tomo I
Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo: Tomo I
Libro electrónico698 páginas6 horas

Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo: Tomo I

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Todo el equipaje de mi pubertad que me pesaba tanto y que no pude traer conmigo, all se qued para siempre, convirtindose en una bruma espesa que an flota encima de ese pueblo que me viera nacer y que se abalanza sobre mi ser cada vez siente merodear mi presencia... Y l quiere hablarme, lo s, me reclama, quiere decirme que todo eso es mo, que me pertenece, y que est all para m, porque me lo ha guardado por aos, conervndolo todo tal como lo dej.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento22 may 2018
ISBN9781506525020
Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo: Tomo I

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    Un Álbum Familiar En La Historia De Un Pueblo - Félix Ortiz Cantú

    Copyright © 2018 por Félix Cantú Ortiz.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 05/21/2018

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Contents

    Dedicatoria

    Agradecimiento a Mi Madre

    Agradecimiento a Mi Esposa

    Prólogo

    San Nicolás de los Garzas

    Mi Pueblito

    Los Barrios del Pueblo

    San Nicolás de Noche

    Los Tendajos Famosos del Pueblo

    San Nicolás de Fiesta

    Mi Abuelita Fina

    Mi Abuelita Anita

    Papá y Mamá

    Mi Papá y su Negocio de las Vacas

    La Corrida

    En la Escuela Primaria

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    A Mi Difunta Madre

    Hoy he despertado entristecido,

    Viendo que el presente y el pasado,

    De éste, que antes mi mundo fuera,

    Ya tomados de la mano se han ido,

    Ya no es para mí lo que antes era.

    ¿Cómo negar que la nostalgia atrapa?

    ¿Cómo disipar de mi pecho el recuerdo

    De todo eso que dentro de mí vivió?

    ¿La quietud que mi madre me daba,

    Cómo regresarla otra vez a mi corazón?

    Todo aquello para siempre se acabó.

    ¿Es acaso una vieja película filmada?

    Hay cosas que nunca lograré entender,

    ¿Si todo eso que antes, sólo mío fuera,

    Por qué ahora, todo de mí se esfumó?

    Como agua escapada de mis manos,

    Las vivencias y los momentos del pasado,

    Irremediables se fueron sin poderlos detener,

    Pero las imágenes nunca las podré soltar,

    Mi corazón obstinado, no las quiere borrar.

    Los brazos de mi madre me regocijaban,

    Cuando en ellos mi inocencia se sostenía,

    Que en su regazo mil veces me recostaba,

    De su suave mano el vaivén palpaba,

    Mientras en silencio, su oración rezaba.

    Los miedos sentidos en mi infancia,

    Que mis noches llenaban de fantasía,

    Mi madre los disipaba durante el día,

    Con aquella sonrisa que me regalaba,

    Dándome la confianza que me calmaba.

    Igual que en la mañana y al anochecer,

    El sol y la Luna su ruta siguieron,

    Ocultándose tras la acostada montaña,

    Tú, te ocultas de mi vista y de mi alma,

    Mas nunca te ocultarás de mis recuerdos.

    A mi mente traen tu imagen amada,

    Esas flores que aún su aroma emanan,

    Las cultivaste para ti, Madre querida,

    ¡Que sirvan para engalanar tu camino,

    Y perfumen tu presencia ante el Divino!

    u Hijo

    A Rosy….

    Si nacieras de mis fantasías,

    Estarías hecha de mis quimeras,

    Y éstas, nacidas de mis mocedades,

    Las que amasaron mis fantasías.

    Sólo sé que eres sólo mía,

    Seas fantasías o seas realidades;

    Seas pues, de lo ya mencionado,

    Mi vida, en presente y pasado.

    Por lo tanto, a cuestas me llevas,

    Con el pasar de todos mis sueños,

    Con que descubres mis realidades,

    Que son tuyas, como mis fantasías.

    Ya la hora de borrar ha llegado,

    Fantasías y realidades del pasado,

    Y firmar con nueva y viva sangre,

    Realidades para un nuevo amanecer.

    Bajo una perpetua oración de amor,

    Que siempre deberá ser cumplida,

    Por dos almas inmersas en realidades,

    Pero extasiadas en sus fantasías.

    Tu esposo

    Dedicatoria

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    Dedico este libro a las dos personas que han estado más cerca de mi corazón y que por tal motivo merecen mi agradecimiento y mi entrega:

    Una, la que me dio la vida y al cabo del tiempo se convirtiera en la estrella más brillante que al mirar el firmamento encuentro noche a noche y le pido que ilumine mi camino, es mi Madre, la Señora Ofelia Ortiz de Cantú…

    La otra, quien también me diera su vida a cambio de nada, que me ha dado sus ilusiones y me entregó su destino, aquélla que sin pretensiones sólo ambiciona mi mirada, mi cariño, mi compañía, mis caricias y mi protección; ésa que se entregó tan sólo por creer en mí, por su amor y por el mío y que se ha convertido en la compañera necesaria e imprescindible de mis días, es mi Esposa, la Señora Rosalinda Cantú de Cantú.

    Félix Cantú Ortiz

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    Agradecimiento a Mi Madre

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    Primero que nada, quiero decirte que quise hacer este libro en homenaje a la gran persona que eres Tú, y en él se narran algunas escenas donde se menciona tu influencia en mi vida, para que sepas todo lo que significaste para mí, y para nosotros tus hijos… Dondequiera que estés debes saber que este libro había sido pensado desde hace tiempo, antes de que tú te fueras y en mis pensamientos siempre estuvo la idea de que te lo iba a dedicar a ti. No lo pude hacer a tiempo, y por eso no fue posible entregártelo en tus propias manos.

    Tú, Mamá, fuiste lo más hermoso que hayamos podido tener nosotros tus hijos durante el tiempo que estuviste viviendo en este mundo, y nunca podremos quitarte de nuestros corazones. Estás aquí dentro y a donde quiera que vayamos, vas a estar con nosotros. Tu recuerdo y tu presencia van a durarnos por siempre, aunque ya nos estemos muriendo de viejitos estarás siempre en nuestro corazón Mamita, nos diste tanto, que tengo bastantes motivos por los que quiero darte las gracias en mi nombre y en el de mis hermanos…

    Principalmente por tus cuidados. ¿Qué hubiéramos hecho sin tus cuidados, cuando nos enfermábamos, cuando teníamos hambre, cuando teníamos miedo y frío? Nunca nos dejaste y siempre estuviste al tanto de nosotros. Seguramente quisiste hacer otras cosas en tu vida, pero por el amor a tus hijos, preferiste dedicarnos toda tu vida y tu tiempo, inclusive, cuando quedaste viuda, pudiste rehacer tu vida, pero no lo hiciste, nos la dedicaste a nosotros por entero. ¡Cómo no agradecerte todo eso! ¡Y nosotros cómo podríamos olvidarlo! No, no podríamos olvidarlo jamás.

    Nuestra familia siempre fue muy unida gracias a ti Mamá, y así seguiremos siéndolo porque así nos enseñaron Tú y Mi Papá. Además, todos en tu familia nos han querido como a sus propios hijos: mis tíos y tías han sido como padres para nosotros, también. Mi abuelita Fina nos quería mucho y estoy seguro que si estuviera vivo tu padrino Goyo, es seguro que también nos querría mucho, ¿y sabes por qué todos nos han querido mucho?, porque así te querían a ti, porque nos educaste para que fuéramos amables, respetuosos y cariñosos con todos los adultos y principalmente con nuestros tíos, esa es la respuesta…

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    Mamá y sus flores. Mamá a sus 70 años con sus hijos y sus parejas

    En nosotros perpetuaste tus procederes. Y todo gracias a ti. No me acuerdo que por algún motivo nos haya regañado Güelita Fina; por el contrario, siempre fue sonriente y cariñosa con nosotros; tampoco me acuerdo que alguno de nuestros tíos o tías nos hubiesen regañado alguna vez. Pero fue eso, precisamente, la forma de cómo nos enseñaste a ser y nos educaste, creo que nos diste tu carisma y por eso todo el mundo nos trataba bien, inclusive nuestros profesores de la escuela nos trataban con respeto y con cariño, nos querían, y siempre nos levantaban y nos mostraban ante los demás alumnos cuando se trataba de ejemplificar la higiene, el orden y la buena conducta, porque éramos de los más limpios y aplicados, siempre éramos de los primeros en la clase y por eso nos preferían a nosotros. Y todo eso era gracias a ti, Mamacita, gracias a que tú te preocupabas mucho porque fuéramos así. Nos diste mucho, es imposible borrar de nuestros corazones todas las enseñanzas que nos han quedado de parte tuya. Con ello viviremos siempre. El día que yo muera no quiero llevarme a la tumba todo eso que llevo en el corazón y que nos diste y enseñaste, por eso lo escribo en estas páginas para que queden como un testamento para nuestros hijos y nietos, y también para los hijos de ellos y sus nietos, y sus posteriores descendientes…

    Mamá, nunca vamos a olvidarte, y en lo que respecta a mí, siempre estarás en este pobre corazón que te quiso y te amó con toda la fuerza que Dios puede permitir a un niño amar, y que te sigue amando con la fuerza misma que Dios permite a un hombre adulto amar a su madre a pesar de haberla perdido.

    Tu hijo, Félix

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    Recuerdos De Mi Madre

    Desde lejos veía su imagen por allá parada,

    Sería una cuadra, serían dos, o quizá tres

    Puntual y a diario, Mamá allá me esperaba

    Hasta que me veía aparecer en la esquina.

    Anoche no cené. Desde lejos le gritaba,

    Veía cómo ella con el mensaje se sonreía.

    Ella ya sabía que al salir yo de la escuela,

    Era seguro que mucha hambre tendría.

    Se encaminaba hacia mí como media cuadra

    Con sus lindas manos mi mochila cargaba,

    Pues traerla desde la escuela, mucho pesaba,

    Me daba un beso, y luego me abrazaba.

    Cuando con sus dulces ojos me miraba

    Inmediatamente yo me enternecía y sonreía,

    Le tomaba su mano que tanto trabajaba,

    Y a ella hasta llegar a casa me aferraba.

    Me defendía de los perros a los que temía,

    La abrazaba cuando inseguro me sentía,

    Yo creía que sin ella, vivir no se podría.

    Eso pensaba cuando en su regazo me ponía.

    El miedo de perderla de mí se apoderaba,

    Sus retratos de vez en cuando yo desaparecía,

    Así me aseguraba de tenerla en mi libreta.

    Siempre conmigo, si un día me faltara.

    Crecí a su lado y los años pasaron,

    Tan rápido como pasan unas vacaciones,

    Eso de vernos partir, y vernos luego llegar

    Fue costumbre que Mamá no se pudo quitar.

    Sabrá Dios cuántos años Mamá se preocupó,

    Sabrá Dios cuánto tiempo por mí lloró.

    Sabrá Dios qué pensaba cuando yo no llegaba

    Sólo Dios sabe lo que por mí ella sufrió.

    Al borde de la muerte aún se preocupaba,

    Me decía: ¿Qué será de ti sin mi mirada?

    ¿Qué va a ser de ti cuando yo me vaya?

    Con sus manitas frías, las mías apretaba.

    Yo le rogaba que no me abandonara,

    Que si quería, que con ella me llevara,

    Pues yo sabía que ella mucho miedo tenía,

    A pesar de su fe, que siempre la sostenía.

    En su último esfuerzo quiso decirme mucho,

    Pero en realidad ya no pudo decir nada.

    Comprendí que ése sería su último día,

    Mientras su mano a la mía no soltaba.

    Nunca lo olvidé. De esa forma la recuerdo,

    Pues su capacidad de cuidarme nunca cesó,

    Aún en vísperas de muerte sentí su pesar,

    Por lo que a mí me pudiera pasar.

    Cuando la perdí, perdí aquella ternura,

    A la que me tenía tan acostumbrado.

    Entonces puse punto y aparte a mi pasado,

    Porque el cordón que era nuestra atadura,

    Finalmente ya se había desatado,

    Y al filo de la suerte ya me había dejado.

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    Para La Que Se Fue…

    ¿Dónde están los ojos que me miraban?

    ¿Dónde está la voz que me cantaba?

    ¿Dónde, aquélla que consejos me daba?

    Se fue, como un año que pasaba.

    Sí, se fue, y sé que jamás volverá,

    ¿Quién en su regazo me consolará?

    ¿Quién pondrá en paz mis pensamientos?

    Es corto el tiempo, el desorden ya pasará.

    Dónde te escondes, ¿a dónde te has ido?

    Mira que el amor llegó a mi corazón.

    Un nuevo canto mi alma ha cantado,

    El amor llegó, la tristeza me quitó.

    Tú que te fuiste, también me cantabas,

    Susurra a mis oídos con tu hermosa voz,

    Tanto en diciembre como en enero

    Esos consejos y regaños que me dabas.

    Esa triste madrugada, muy temprano,

    El canto de la alondra no escuchaste,

    Tu corazón se hizo de piedra y te fuiste.

    Sin un adiós… En silencio me dejaste.

    Si pudieras saber que te he extrañado,

    Si pudiera enseñarte lo que he logrado,

    Seguramente te sentirías muy feliz,

    Yo estaría más, si estuvieras a mi lado.

    Una corona y un crucifijo de espigas,

    Frente a tu retrato colocaré y me hincaré,

    Un rosario a la Virgen por ti rezaré,

    Y luego que me duerma, contigo soñaré.

    Yo que en balde busco tu semblante,

    Sé que un buen día habré de encontrarte.

    Te dejo unas flores en memoria del amor,

    Que durante tu vida a mí me brindaste.

    No seas malo, Padre Tiempo, sé sereno,

    No lastimes más mi pobre corazón,

    Recordando a la que nació un dieciséis,

    A la que un día, me tuvo en su seno.

    En las noches brumosas de Octubre,

    Salgo y camino descalzo en las penumbras,

    Desnudo te busco entre las veredas,

    Sólo encuentro sombras y tinieblas.

    Escondido detrás de aquella tumba,

    Pretendo esperarte y volver a verte,

    Mi alma se aferra a que un día vendrás,

    La razón, a que un día contigo me llevarás.

    Un día comprendí que debiste haberte ido,

    Al fin entendí que no debía retenerte,

    Perdóname y pide mi perdón. Te dejo libre.

    Ve a la luz que Dios te hubo prometido.

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    Mi Madre y sus cinco hijos: Rosa Nelly, Maricela, Félix, Raúl y Ludivina

    Agradecimiento a Mi Esposa

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    Cuando yo era joven, tuve el mundo en mis manos, viajaba mucho, por eso conocí miles de lugares hermosos que disfrutaba a cada momento. También conocí mucha gente, otras religiones y costumbres extrañas y exóticas que me invitaban a entregarme, a vivir en esos mundos diferentes, que no me pertenecían, donde, si hubiera decidido aceptarlos, me hubiera confundido en el anonimato de millones de personas que no eran de mi sangre ni de mis costumbres.

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    Posiblemente mi vida hubiera transcurrido en un mundo de rarezas, de exuberancias y posesiones múltiples, seguiría viajando para seguir conociendo nuevos placeres y nuevas pasiones, en más países y más lugares extraños y variados; si mi vida hubiera transcurrido en un mundo lejano fuera del alcance de mi familia y del pueblo que me viera nacer, es muy probable que nunca hubiera conocido a la mujer que llenó por completo el alma mía desde el momento en que la conocí; si me hubiera decidido a quedarme en alguno de los lugares que describo, nunca me hubiera percatado de esa joya de gran valor que estaba protegida y escondida acá, en este pueblo que presenció mi niñez y mi adolescencia y que de alguna manera me tenía atado a un destino que no pudo ser cambiado, a pesar de todas aquellas invitaciones sensuales que me ofreciera la vida en aquellos años de mi juventud en que florecieran en mi alma las ilusiones por descubrir nuevos caminos, nuevas formas de pensar y nuevos modos de vivir, y aún con esos ofrecimientos voluptuosos, mi verdadero destino no fue posible cambiarlo, pues estaba marcado por el dedo de Dios y me indicaba que había que regresar al pueblo de mis orígenes, donde se guardada para mí esa joya en alguna parte de mi pueblito y seguramente protegida por no sé qué santos, yo creo que eran sus Papás, y por circunstancias del destino yo fui el elegido para que me fuera entregada a mí.

    A mí se me permitió abrir la concha donde yacía escondida esa perla tan valiosa y que en un momento de mi buena fortuna, haya sido yo mismo quien pudiera tomarla entre mis manos, acariciar su contorno, iluminarme con su brillo, enloquecerme con su textura y pureza, y emparejar mi vida a su especial inocencia y belleza interna.

    Desde que ella empezó a formar parte de mi vida, ésta se empezó a moldear a su lado mágicamente, a la manera de sus especiales encantos que me brindaran sus delicadas cualidades y humilde grandeza.

    No puedo pensar en haber deseado tener más regalos o posesiones en esta vida, más que ese preciosa dádiva que me tocó poseer. Creo que no he podido aún darme cuenta de la grandeza de este regalo y no he podido aún sacarle todo el provecho a tan delicada gema. Gracias a esa joya que encontré en los caminos de mi juventud y que he mantenido cerca de mi corazón durante el resto de mi vida, se han llenado todos y cada uno de los momentos de mi existencia con la ternura cálida que me brinda su brillo constante, y por ello he sido el hombre más pleno y más feliz de cuantos hayan pasado por La Tierra.

    La joya se sigue puliendo a sí misma día a día, adquiriendo más belleza, y me sigue dando lo mejor de sí a cada momento de mi vivir: ella me ilumina, ella me protege, me cuida, me acompaña, ella es la esencia de mi alma, ella es el motivo de mis días, pues gracias a ella nunca he tenido un día oscuro. ¿Qué hubiera sido de mí si no la hubiera encontrado?, ¿de qué me hubiera servido todo si no hubiera conocido esta grata felicidad que colma todos los momentos de mi vida? No quiero pensar en lo que hubiera sido de mí sin Ella, sin mi Esposa, sin mi Joya, sin mi centro de balance y sin su guía y fortaleza.

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    Por eso es preciso que ante todos los lectores de este libro, le dé las gracias a mi esposa Rosalinda Cantú Cantú por su entrega desinteresada, por formar parte especial de mi vida y por llenar cada uno de los días de mi existencia convirtiéndolos uno tras otro en momentos de plena felicidad; por inspirarme siempre; por proporcionarme calma y paz para poder tener los pensamientos claros y poder escribir este libro.

    Finalmente, delante de ti, Esposa Mía, le doy las Gracias a Dios por haberme puesto en el camino de encontrarte.

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    A Rosy…

    El bondadoso y solícito aire que respiro

    Trae tu perfume a mi ufano sentido,

    Demuestra que tu esencia sola asoma

    De tu demandante mocedad su aroma.

    No vengas a mi alma, ya estás en ella,

    Ni a mi corazón, ya tomaste posesión.

    Has sido de mi esencia la dueña

    Desde que nos hechizó aquella pasión.

    Mi mirada en tu belleza se clavó,

    Mi deseo enloquecido se encendió,

    Mi corazón por ti, más latió,

    Y mi alma en tu pecho descansó.

    Ya no vivo sin vivir en ti,

    Ya no pienso sin pensarte,

    No veo más allá sin verte.

    Eres el compás de mis latidos,

    Eres mi poema y mi canción.

    Rosy, eres mi verso de amor.

    Llego a un éxtasis imaginario

    Donde no estás tú…

    Pero siempre lo estás…

    Rosy de mi amor.

    Tu Esposo, Félix.

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    Arriba izquierda: En abril del 2008, durante la boda de Renato y Celeste. Enfrente: Durante la celebración de nuestros 30 Años de Casados, en febrero del 2009. En medio izquierda: 2008, con Ana Laura y Pablo cuando Laury lanzó también su libro escrito por ella, hizo una fiesta de Celebración de sus 35 Años de Casados. Enfrente: Disfrutando con mi esposa de una buena cena y un cafecito aromático en la boda de Dulce, la hermana de Celeste. Abajo: Todas las Nenas cuando cumplimos 30 años de casados: En el cuadro de la izquierda: Rosita, Celeste mi Nuera, Mary mi hermana, Estefanía la hija de Claudia mi sobrina, Mireya la de Raúl y Mireyita su hija; arriba Tere la del Güero, Chayo mi cuñada y Chauis su hija, Ludy mi cuñada, Rosy mi hermana, Paulina, Claudia, Gloria mi Comadre, Ludy mi hermana, Lupita mi cuñada mayor y Rosy mi esposa. En el cuadro de la derecha: 2007, durante la boda de Chanito: Chano y Mary, Javier y Ludy, Rosy, mi hermana, Rosy y Yo y Raúl y Mireya. Pág. siguiente: Rosy embarazada de Renato, junio de 1980. Página 22: Varias fotos de mis hijos en diferentes edades.

    Prólogo

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    ¿ Por qué la etapa de la niñez es el período más breve de nuestra vida? ¿Y por qué siendo tan breve este período es el que nos ha dejado la mayoría de las remembranzas más emotivas y más claras de toda nuestra vida? ¿Por qué deseamos con ahínco regresar a esta etapa una vez que ya somos adolescentes, adultos o ancianos? ¿Por qué nuestros sentimientos están tan ligados a una anécdota de nuestra vida precisamente de la etapa de la niñez? ¿Qué hubo en nuestra niñez que nos dejó marcados para siempre y determinó nuestras emociones, nuestros gustos, nuestros modos de pensar, nuestros temores, nuestras aspiraciones y nuestra forma de vivir…?

    Yo considero que La Infancia y La Niñez son dos etapas del pensamiento; o mejor dicho, dos etapas del alma por las que pasa un ser, y son muy distintas una de otra. Para mí, Infancia es el período que comienza desde el momento de la concepción, desde que Dios provee una alma al nuevo ser vivo que se está formando. El momento preciso en que esto sucede sólo Dios lo sabe, pero el ser en potencia está vivo desde que el óvulo ha sido fecundado. En todo el período de gestación, inclusive después de haber nacido el bebé, el alma de éste, está en pleno contacto con Dios, viviendo lo que se llama interiormente, sin saber de nada ni de nadie, sólo disfrutando la presencia de Dios absolutamente, que es de donde proviene; pero también ha tenido un nuevo contacto, y ese nuevo contacto no es más que el alma o el aura de su madre que es la que lo ha estado envolviendo y lo ha estado protegiendo dándole abrigo y la sensación de amparo desde el momento en que Dios lo envió a su vientre. Cuando nace el bebé no sabe nada del mundo exterior, mucho menos va a saber a lo que viene a este mundo. Es cierto que tiene sus 5 sentidos, pero aún están desadaptados porque para él solamente existe su alma y su contacto con Dios y con el alma de su Mamá. Los 5 sentidos que su cuerpecito posee son el regalo que Dios le diera para que cuando naciera, su alma se pusiera en contacto con el mundo exterior en los momentos adecuados.

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    Desde ese momento en adelante, su Madre se ocupará de que el bebé empiece a descubrir con sus ojitos los colores y los movimientos de los objetos; con su naricita, los olores, y con su boquita los diferentes sabores; su pielecita empezará por diferenciar lo grato del calor y lo abrupto del frío en su cuerpo; sus oídos irán descubriendo también los sonidos que podrá identificar como la voz de su Mamá y la de su Papá, de sus hermanitos, los arrullos, las melodías armónicas, etc. Poco a poco, aunque el bebé no lo sabe, mientras va comenzando a distraerse en éste, su nuevo mundo, su alma va perdiendo contacto con Dios a medida que empieza a llenarse de las cosas que sus sentidos van proveyéndole a su pequeña memoria. Mucha es la insistencia de su Madre para que su hijito recién nacido aprenda a conectarse con el exterior, ella trabaja mucho en ello y busca la manera de que pronto aprenda: le enseña cosas, le muestra colores, objetos diferentes, le empieza a dar comidas cuyos sabores va aceptando o va rechazando, le empieza a decir palabras para que se las aprenda, y posteriormente pueda repetirlas. En esas prácticas se va pasando el tiempo mientras el cuerpo del infante va adquiriendo fuerza, robustez y coordinación. Llega el momento en que adquiere cierto conocimiento de las cosas, muy breve, por cierto, y las facultades necesarias para moverse por sí mismo. Hasta este momento el infante ha recolectado tantas cosas en su memoria que en ella ya no hay recuerdos de Dios. Esto no quiere decir que Dios lo haya abandonado, porque en realidad Dios no se esconde ni cambia de lugar, pues la Religión Católica en el simple Catecismo nos enseña que Dios está en todos lados, y con esta afirmación, es de suponerse que está en todos los lugares y espacios del Universo entero, en el éter, en el espacio vacío, en el aire, en el agua y dentro y fuera de las cosas sólidas, es como un halo o una sustancia invisible que envuelve a todo lo existente o como si fuera una dimensión más allá de las dimensiones conocidas por el cerebro humano y que no se logra ver ni tocar, ni podemos estar en contacto con ella por ninguno de nuestros 5 sentidos. Esta dimensión desconocida contiene a todas las dimensiones por debajo de ella. Esto quiere decir que todo lo existente en el Universo, se mueve dentro de la Esencia Divina, y por ende, tenemos a Dios dentro de nosotros y fuera de nosotros desde que hemos sido concebidos hasta la Eternidad, porque cuando sea tiempo de morirnos, el espacio de nuestro cuerpo desaparecerá, pero nuestra alma que estaba en Contacto con Dios, allí se quedará, sigue en contacto con Dios, porque Dios siempre estuvo dentro y fuera de nosotros mientras teníamos un cuerpo. Así que, con cuerpo o sin él, nos quedamos con Dios. De esta forma, lo haya pensado o no, lo quiera o no, una persona siempre vive con Dios dentro de ella y fuera de ella para siempre. Con esta explicación entendemos que Dios está dentro del infante, y lo que está sucediendo es que su alma está siendo distraída por las bellezas del mundo exterior que él mismo va descubriendo, lo cuál también es un regalo que Dios nos ha dado, y todo el período siguiente de su vida, esta alma, a pesar de ser pura y blanca como la luz, se concentrará en las cosas exteriores, se olvidará por completo de que Dios existe, buscará explicaciones de las cosas, se sorprenderá de lo inexplicable, aprenderá muchas cosas y obtendrá experiencias de sus errores, entenderá las situaciones que le rodean, llorará y reirá por muchos motivos, descubrirá el amor, el cariño y la amistad, así como la maldad de la gente. Pero durante todo el proceso que vivirá, Dios lo estará protegiendo, porque está con Él, aunque Él no lo sepa, y también su Madre estará a su lado siempre.

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    Así es como empieza la nueva etapa para el bebé, la segunda, a la que yo le llamo La Niñez. Esta etapa comienza desde que el alma ha descubierto lo necesario para actuar por sí misma para dedicarse a hacer sus propios experimentos con lo que tiene a la mano, sus 5 sentidos, y va haciendo sus descubrimientos; desea conocer más de las cosas que están afuera de su interior, ahora se enfocará a escudriñar el exterior, acá afuera, en este mundo. Su alma es pura, y la inocencia es su característica principal, pero con una nueva pasión, querer saberlo todo, conocer todo, ver todo… Empieza entonces el niño a formarse un mundo particular, que le pertenece sólo a él. Empieza a adquirir el conocimiento de las cosas por sí mismo, viéndolas con su inocencia y pureza, sin nada de maldad, pues él no conoce aún el pecado, ni las mentiras, ni la ira, ni ninguno de los pecados capitales, él solamente está viviendo un mundo de alegría y gozo con todo lo que está viendo y descubriendo por su propia voluntad; para él no hay conciencia de que el tiempo pasa, simplemente el tiempo para él no existe, ni las horas y los minutos, ni el pasar de las noches y los días. No sabe que cada año se cumple un año de vida, y no sabe que el cuerpo irá creciendo poco a poco y envejeciendo. Su mundo es un lugar mágico, no existe ni el bien ni el mal, él observa que las cosas se mueven y suceden y le da risa, pero también llora cuando descubre el dolor. Todo es agradable en su mundo y su inocencia le permite igualmente tomar de la cola un perro que agarrar del cuello a una serpiente, le da igual meterse a la boca un dulce que un cuchillo afilado, él no siente, ni sabe qué es lo que le puede afectar y qué no, él sólo pretende descubrir nuevas cosas para las cuales él va a tener nuevas reacciones.

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    Su alma sigue blanca y su inocencia le hace ver más allá de lo posible. Para él los adultos son gente inmortal, las paredes de la casa son murallas enormes que lo protegen de todo; el patio de la casa, aunque mide 5 x 10 m, le parece un mundo enorme donde difícilmente terminará de investigar todo lo que tiene; el baño de agua donde lo meten a que se refresque, es para él un maravilloso mar, grandísimo y lleno de emociones; Papá se está convirtiendo en el ser que todo lo puede y todo lo sabe, y Mamá es la persona que le da más felicidad, pues no necesita pedirle de comer, porque ella ya le tiene el alimento, ni necesita decirle que se siente incómodo porque se hizo pipí¹, porque ella ya le está dando alivio a ese malestar. Mamá se convirtió en el ser indispensable en su vida, y además es su protectora, cuando algo no le sale bien, o no lo puede hacer, Mamá le ayuda, pero generalmente él trata de resolver sus propias afrentas.

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    Paulina

    Un niño no sabe de responsabilidades, ni de religiones, ni de políticas que haya que cumplir, no le gusta la cama, ni el baño, ni la hora de la comida, él sólo pretende hacer experimentos y encontrar nuevos objetos para tenerlos en su lista de cosas desconocidas y misteriosas. Si los adultos pensáramos que esto o aquello que los mantiene entretenidos fuera su diversión, entonces deberíamos de meditar en que antes de que le demos al niño regalos extraordinarios y costosísimos, él, igualmente puede divertirse descubriendo cómo camina un gusanito o viendo cuántos granos de maíz tiene una mazorca de elote, o tratando de descubrir cómo están pegados los pétalos de una flor, o sacándole las teclas al teclado de una computadora que le compramos para que vaya aprendiendo a usarla; él no hace preguntas de cuál es la mejor forma de divertirse, ni hace conjeturas de que si algo es mejor que lo otro o más caro, o de mejor marca, sino que él toma todas las cosas por igual y para él todo es importante. Habrá cosas que le llamen más la atención que otras, porque así va a ir él mismo distinguiéndolas, y al mismo tiempo descubriendo cuales son sus cualidades para lo que se va a dedicar cuando sea grande, pero ahora no le importa nada de eso. Sólo sabe vivir sencilla y elementalmente, y su mundo es un mundo extraordinario, mágico, lleno de color, de armonía de sonidos, de cosas nuevas que le van llenando el pensamiento de emociones y sensaciones que para él son primordiales y las guarda en su mente como algo especial que él mismo descubre. Muchas cosas le impresionan, otras le dan miedo, y no sabe el por qué de muchas cosas que observa sin poderles encontrar solución. Solito se va haciendo conjeturas de lo que ve y puede

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