Los millones de archivos que fueron extraídos de los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en el hackeo del colectivo Guacamaya exhiben desde sus entrañas el poder que el presidente Andrés Manuel López Obrador entregó al Ejército, convirtiéndolo en la supersecretaría de su administración.
En un informe fechado en julio de 2021 la Sedena celebra que el presidente “depositó su confianza en las Fuerzas Armadas para materializar algunos de los proyectos que definirán el rumbo de la nación”, y enumeraba sus facultades para los años siguientes.
En este documento se destaca el control de carreteras y de las aduanas terrestres del país, el despliegue territorial para la seguridad pública -aún no había absorbido la Guardia Nacional-, la mano sobre los sistemas de inteligencia del Estado, la administración de empresas y megaproyectos, la iniciativa en la política migratoria y hasta el cuidado de árboles para el programa Sembrando Vida.